Salmo 102
El Salmo del Holocausto
La reinstauración del estado de Israel es una señal profetizada en la Escritura, que tuvo lugar después del Holocausto judío.
En Deuteronomio 32 encontramos una alusión al Holocausto y al espanto de las cámaras de gas.
«Por fuera desolará la espada,
Y dentro de las cámaras el espanto;
Así al joven como a la doncella,
Al niño de pecho como al hombre cano.»
Deuteronomio 32:25 RVR1960
«»Dos tercios del pueblo de Israel serán exterminados,
pero un tercio quedará a salvo sobre la tierra.
A este tercio restante lo someteré a una dura prueba,
será como hacerlo pasar por el fuego para purificarlo,
así como se hace con el oro y la plata para refinarlos.
Entonces se dirigirán a mí con oraciones fervientes
y yo les pondré atención. Diré: “¡Este es mi pueblo!”,
y ellos dirán: “El SEÑOR es nuestro Dios”.»
Zacarías 13:8-9 NBD
«Y meteré en el fuego a la tercera parte,
y los fundiré como se funde la plata,
y los probaré como se prueba el oro.
Él invocará mi nombre, y yo le oiré,
y diré: Pueblo mío;
y él dirá: Jehová es mi Dios.»
Zacarías 13:9 RVR1960
El pueblo Judío eran 18 millones murieron 6 millones en los campos de exterminio.
Pero vamos a centrarnos en el Salmo 102.
En el Salmo 102 se predice el Holocausto y la restauración final de Jerusalén y que la generación que vivió estos hechos será la generación que verá el regreso del Señor para reinar en su Ciudad Santa.
«Dios mío, escucha mi oración;
atiende a mis ruegos.
No tardes en responderme cuando te llame;
no me des la espalda
cuando me encuentre angustiado.
La vida es como el humo y se me escapa.
Los huesos me arden de dolor;
parecen carbones encendidos.»
Salmos 102:1-3 TLA
El versículo 3 nos recuerda los horrores del Holocausto y los campos de concentración, donde fueron asesinados sistemáticamente seis millones de judíos en las cámaras de gas y sus cuerpos quemados en los hornos crematorios.atiende a mis ruegos.
No tardes en responderme cuando te llame;
no me des la espalda
cuando me encuentre angustiado.
La vida es como el humo y se me escapa.
Los huesos me arden de dolor;
parecen carbones encendidos.»
Salmos 102:1-3 TLA
«Mi corazón está herido,
y seco como la hierba,
Por lo cual me olvido de comer mi pan.
Por la voz de mi gemido
Mis huesos se han pegado a mi carne.»
Salmos 102:4-5 RVR1960
«Cada día me afrentan mis enemigos;
Los que contra mí se enfurecen,
se han conjurado contra mí.
Por lo cual yo como ceniza a manera de pan,
Y mi bebida mezclo con lágrimas,»
Salmos 102:8-9 RVR1960
“8 Cada día me afrentan mis enemigos; Los que contra mí se enfurecen, se han conjurado contra mí.” La estrella amarilla que los judíos estaban obligados a llevar tenía inscrito el nombre judío a modo de maldición. Los que contra mí se enfurecen,
se han conjurado contra mí.
Por lo cual yo como ceniza a manera de pan,
Y mi bebida mezclo con lágrimas,»
Salmos 102:8-9 RVR1960
“9 Por lo cual yo como ceniza a manera de pan,
Y mi bebida mezclo con lágrimas.”
Las cenizas de los cuerpos incinerados salían a través de las chimeneas de los campos, cayendo la ceniza al suelo cuando era revocadas por el viento. A veces se obligaba a los presos a que respiraran, e incluso saborearan, los restos calcinados de sus compañeros.
El Salmo 102 está lleno de tristeza y desolación hasta el versículo 11.
«A causa de tu enojo y de tu ira;
Pues me alzaste, y me has arrojado.
Mis días son como sombra que se va,
Y me he secado como la hierba.»
Salmos 102:10-11 RVR1960
Pero cambia repentinamente de cariz en el versículo 13 donde habla de la restauración de Sión:
«Pero tú, oh SEÑOR,
te sentarás en tu trono para siempre;
tu fama durará por todas las generaciones.
Te levantarás y tendrás misericordia de Jerusalén;
ya es tiempo de tener compasión de ella,
ahora es el momento en que prometiste ayudar.
Pues tu pueblo ama cada piedra de sus murallas
y atesora hasta el polvo de sus calles.»
Salmos 102:12-14 NTV
Existe una ley en Jerusalén que obliga a que el exterior de los edificios que se construyan este hecho de piedra para dar un aspecto antiguo a la ciudad.
«Entonces las naciones temblarán ante el SEÑOR;
los reyes de la tierra temblarán ante su gloria.
Pues el SEÑOR reconstruirá Jerusalén;
él aparecerá en su gloria.
Escuchará las oraciones de los desposeídos;
no rechazará sus ruegos.
Que esto quede registrado
para las generaciones futuras,
para que un pueblo aún no nacido alabe al SEÑOR.»
Salmos 102:15-18 NTV
«El SEÑOR le dio otro mensaje a Jeremías. Le dijo:
«Esto dice el SEÑOR, Dios de Israel:
Jeremías, anota en un registro cada cosa que te he dicho.
Pues se acerca la hora cuando restableceré
el bienestar de mi pueblo, Israel y Judá.
Los traeré a casa,
a esta tierra que di a sus antepasados,
y volverán a poseerla. ¡Yo, el SEÑOR, he hablado!».
Este es el mensaje que dio el SEÑOR
con relación a Israel y Judá.
Esto dice el SEÑOR:
«Oigo gritos de temor;
hay terror y no hay paz.
Déjenme hacerles una pregunta:
¿Acaso los varones dan a luz?
¿Entonces por qué están parados allí
con sus caras pálidas
y con las manos apoyadas sobre
el vientre como una mujer en parto?
[

En toda la historia nunca ha habido
un tiempo de terror como este.
Será un tiempo de angustia para mi pueblo Israel.
¡Pero al final será salvo! Pues en ese día,
—dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales—,
quebraré el yugo de sus cuellos
y romperé sus cadenas.
Los extranjeros no serán más sus amos.»
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Jeremías 30:1-8 NTV