Re: CASOS CRÓNICOS
Re: CASOS CRÓNICOS
Natanael:
No fue la ley la responsable de que muchos isarelitas se perdieran, sino que
ellos dejaron... lo más importante de LA LEY: la justicia, la misericordia y la FE.
Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello. Mateo 23:23.
Las dos cosas son necearias; por lo tanto nosotros que somos de FE,
No tenemos porque desentendernos de los mandamientos de Dios expresados en SU ley.
De manera que LA LEY a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno. Romanos 7:12.
En el aporte que genera esta respuesta, afirmé que el pueblo judío por más sacrificios que hicieran y por más voluntad en guardar la ley seguían estando perdidos, y lo hice al considerar el Sacrificio de Cristo destinado desde antes de la fundación del mundo como el único medio para la salvación de nuestras almas. No hay más, no existe otro medio como veremos a continuación.
A LOS FORISTAS QUE PIENSAN COMO MARCELINOC
Es obvio que cualquier lector percibe la defensa y vigencia del viejo código Mosaico en la respuesta de Marcelinoc.
¿Por qué en su corazón el sacrificio de Cristo ocupa un lugar secundario?
por lo tanto nosotros que somos de FE,
No tenemos porque desentendernos de los mandamientos de Dios expresados en SU ley.
¿Sí? ¿Y en dónde me deja la Gracia de Dios?
La Justicia de Dios (2Cor 5:21) es por medio de la fe en Su Hijo sea judío o gentil por cuanto TODOS hemos pecado.
Pero esta justificación por la fe es es tan sólo una verdad secundaria, subsidiaria de otra verdad de alcance más amplio y de una importancia más trascendental. «Por tanto, es por fe, para que sea por GRACIA La GRACIA es la verdad característica del cristianismo. Según el gran tratado doctrinal del Nuevo Testamento, somos «justificados por la gracia», «justificados por la fe», «justificados por la sangre» —esto es, por la muerte de Cristo en su aplicación a nosotros, porque tal es el significado de la figura sacrificial de la que la palabra «sangre» es la expresión en el Nuevo Testamento. La gracia es el principio por el que Dios justifica al pecador; la fe es el principio por el que se recibe el beneficio; y la muerte de Cristo es la única base sobre la que todo esto es posible: somos «justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús»
Y los que estamos así justificados NO PODEMOS pretender este beneficio ni sobre una base de mérito (APELANDO AL CUMPLIMIENTO DE LA LEY) ni de promesa. Porque si pudiéramos ganarnos un derecho a ello, no habría necesidad de redención; y si Dios se hubiese comprometido a Sí mismo por un pacto a concederla, no habría lugar para la gracia. La gracia es soberana, pero es libre.
Existen solamente dos principios alternativos por los que la justificación es teóricamente posible en la actualidad. Uno es que el hombre la merezca; el otro es mediante el favor inmerecido de Dios. Que un hombre, desde la cuna hasta la tumba, sea todo lo que deba ser, y que haga todo lo que deba hacer; que, como está escrito, ame a Dios con todo su corazón, y a su prójimo como a sí mismo, andando «en pureza, humildad, y haciendo el bien, mientras esté en la tierra», y una persona así
«heredará la vida eterna». Pero todas estas pretensiones son un síntoma de ignorancia y de degradación moral y espiritual. Todos los hombres somos
pecadores; y, siendo pecadores, nos hallamos totalmente dependientes de la gracia.
De manera que todos los foristas que defienden la vigencia de la ley en esta época de gracia, están engañados. Todavía Cristo no es Autosuficiente en sus vidas, es un "cristo" débil, insuficiente, necesita que sus seguidores se apoyen en la ley y en su sangre para ser justificados.
Estan en la misma condición espiritual perdida del fariseo que subió al templo a orar:
Luc 18:11 El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano;
Luc 18:12 ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano.
En contraste:
Luc 18:13 Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé
propicio a mí, pecador.
El propiciatorio del Arca del Pacto rociado con la sangre de una víctima inocente que había pagado con su vida las transgresiones del ofrendante, estaba en su corazón...mientras en el corazón del fariseo lo que había era pura ley.
Ojalá los lectores entendidos puedan discernir la diferencia entre la ley la gracia.
A la Obra de la Redención efectuada por Cristo como el Cordero de Dios en el altar de la cruz, no hay que añadirle nada. Es Perfecta y Eterna, como está escrito:
Heb 9:11 Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación,
Heb 9:12 y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención.