Querido Israel:
Observa como arremete Ireneo, santo de la Iglesia Católica contra los herejes:
“Ellos(los herejes) se oponen a esta tradición afirmando que ellos saben más, no sólo que los presbíteros sino aún que los mismos apóstoles, pues ellos han encontrado la verdad pura...han llegado a conocer el misterio escondido".
¡Cuánto sabía el tal Ireneo! ¡Cuanta lógica y cuanta razón empleada torpemente en desenmascarar a los que conocían de primera mano! ¡Cuanta estulticia para no reconocer que él no sabía de lo que estas pobres gentes le estaban hablando!
“En cambio, el camino de los que están en la iglesia da la vuelta al mundo entero y tiene la tradición segura que procede de los apóstoles: en ella se puede ver que todos tienen una única e idéntica fe, que todos admiten un mismo y único Dios Padre, todos creen en la misma economía de la encarnación del Hijo de Dios, todos tienen la misma conciencia de que les ha sido dado el Espíritu Santo, todos practican los mismos mandamientos y guardan de la misma manera las ordenaciones eclesiásticas, todos esperan la misma venida del señor y esperan la misma salvación de todo el hombre, es decir, del alma y del cuerpo ...”
Al tal Ireneo le gusta el orden, el pensamiento único, la tradición, la uniformidad y la igualdad. Impone el escalafón jerárquico de los que están encumbrados en la cima del poder eclesial.
Le parece extraño que un simple cristiano de a pié llegue a conocer las cosas de Dios más y mejor que un obispo o un papa. Y no solo le parece extraño, sino que le parece imposible, le parece sospechoso, le parece un escándalo. Y no sólo eso sino que espera la salvación también del cuerpo. ¡Esto es estúpido! ¿Cómo se puede pretender renacer con el mismo cuerpo, sabiendo que es tan imperfecto?
No entiendo como la Iglesia Católica actual sigue considerando santo a ese tal Ireneo, al que se le ve el plumero del que no sabe nada a ciencia cierta, sino lo que le han transmitido de boquilla y por la tradición. Lo que él quiere creer de las escrituras, lo él cree creer de lo que dicen los apóstoles. No puedo ser miembro de una iglesia que no repudie a un tipo como este. De esta manera se asesinó y expulsó de la Iglesia a los que de verdad merecían la pena, a los que de verdad sabían, a los elegidos de Dios, dejando a la iglesia de la época en una situación malsana y siguiendo unas sendas que no les llevó a ninguna parte, y la Iglesia Católica actual es el resultado de esta falta de visión, de esta contumacia, de esta obscenidad.
“Los herejes ... van siguiendo su camino cada uno distinto y a su manera y a ciegas cambiando de opinión sobre unas mismas cosas... Siempre andan inquiriendo pero jamás encuentran la verdad"
Sí, nosotros, (no me considero hereje), andamos a ciegas, seguimos el camino que a cada uno nos marca Dios mismo, cambiamos de opinión una y mil veces, porque reconocemos que el pensamiento es algo variable: “sed como transeúntes”. Y que hay más transeúnte que el propio pensamiento. Siempre andamos preguntando, siempre meditando y siempre buscando, porque seguimos el mandato de “Busca, y hallarás”. Porque sabemos que no sabemos. Porque queremos saber. Y, a veces, encontramos la Verdad.
Observa como arremete Ireneo, santo de la Iglesia Católica contra los herejes:
“Ellos(los herejes) se oponen a esta tradición afirmando que ellos saben más, no sólo que los presbíteros sino aún que los mismos apóstoles, pues ellos han encontrado la verdad pura...han llegado a conocer el misterio escondido".
¡Cuánto sabía el tal Ireneo! ¡Cuanta lógica y cuanta razón empleada torpemente en desenmascarar a los que conocían de primera mano! ¡Cuanta estulticia para no reconocer que él no sabía de lo que estas pobres gentes le estaban hablando!
“En cambio, el camino de los que están en la iglesia da la vuelta al mundo entero y tiene la tradición segura que procede de los apóstoles: en ella se puede ver que todos tienen una única e idéntica fe, que todos admiten un mismo y único Dios Padre, todos creen en la misma economía de la encarnación del Hijo de Dios, todos tienen la misma conciencia de que les ha sido dado el Espíritu Santo, todos practican los mismos mandamientos y guardan de la misma manera las ordenaciones eclesiásticas, todos esperan la misma venida del señor y esperan la misma salvación de todo el hombre, es decir, del alma y del cuerpo ...”
Al tal Ireneo le gusta el orden, el pensamiento único, la tradición, la uniformidad y la igualdad. Impone el escalafón jerárquico de los que están encumbrados en la cima del poder eclesial.
Le parece extraño que un simple cristiano de a pié llegue a conocer las cosas de Dios más y mejor que un obispo o un papa. Y no solo le parece extraño, sino que le parece imposible, le parece sospechoso, le parece un escándalo. Y no sólo eso sino que espera la salvación también del cuerpo. ¡Esto es estúpido! ¿Cómo se puede pretender renacer con el mismo cuerpo, sabiendo que es tan imperfecto?
No entiendo como la Iglesia Católica actual sigue considerando santo a ese tal Ireneo, al que se le ve el plumero del que no sabe nada a ciencia cierta, sino lo que le han transmitido de boquilla y por la tradición. Lo que él quiere creer de las escrituras, lo él cree creer de lo que dicen los apóstoles. No puedo ser miembro de una iglesia que no repudie a un tipo como este. De esta manera se asesinó y expulsó de la Iglesia a los que de verdad merecían la pena, a los que de verdad sabían, a los elegidos de Dios, dejando a la iglesia de la época en una situación malsana y siguiendo unas sendas que no les llevó a ninguna parte, y la Iglesia Católica actual es el resultado de esta falta de visión, de esta contumacia, de esta obscenidad.
“Los herejes ... van siguiendo su camino cada uno distinto y a su manera y a ciegas cambiando de opinión sobre unas mismas cosas... Siempre andan inquiriendo pero jamás encuentran la verdad"
Sí, nosotros, (no me considero hereje), andamos a ciegas, seguimos el camino que a cada uno nos marca Dios mismo, cambiamos de opinión una y mil veces, porque reconocemos que el pensamiento es algo variable: “sed como transeúntes”. Y que hay más transeúnte que el propio pensamiento. Siempre andamos preguntando, siempre meditando y siempre buscando, porque seguimos el mandato de “Busca, y hallarás”. Porque sabemos que no sabemos. Porque queremos saber. Y, a veces, encontramos la Verdad.