En la biblia encontramos seres espirituales manifestándose en formas humanas, como la Trinidad de Génesis 18, leemos:
Gén 18:1 Después le apareció Jehová en el encinar de Mamre, estando él sentado a la puerta de su tienda en el calor del día.
Gén 18:2 Y alzó sus ojos y miró, y he aquí tres varones que estaban junto a él; y cuando los vio, salió corriendo de la puerta de su tienda a recibirlos, y se postró en tierra,
De hecho, las huestes celestiales, en sus distintos órdenes, son extraterrestres en el sentido de que su habitat es fuera de la tierra.
Y cuando se habla de principados, como aquí:
Efe_3:10 para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales,
Entendemos civilizaciones compuestas por serafines, ángeles, y arcángeles, habitando lugares en el Cosmos.
Obviamente, el necio abre su boca sin conocer de qué está hablando, para posar de entendido.
Un necio de la talla de Valen, cuando el apóstol habla del tercer cielo, y que estuvo allí, inmediatamente piensa que también se tragó el cuento de Orson Welles, por cuanto en su mente superficial, solo tiene acceso a dos dimensiones, el largo y el ancho, en tales condiciones, el círculo para Valen, no existe, pues solo ve una esfera.