Una generación que repite “Santo, Santo, Santo” mientras el corazón susurra “Yo, Yo, Yo”. ¿Estamos fabricando culto, pero extraviando la PRESENCIA? 

Y la advertencia de Laodicea resuena con fuerza:
Jesús lo denunció con Isaías:
DEL ECO AL RUGIDO, DE LA SOMBRA A LA GLORIA
Dios no busca que aumentemos el ruido, sino la autenticidad. Su llamado no es “hacer más”, sino “arrepentirse y volver al primer amor”.
Ven, Espíritu Santo. Prende tu fuego. Purifica y despierta. ¡Haz real lo que solo ha sido repetido!



LA CATEDRAL DEL RUIDO Y EL SILENCIO DEL ALMA
Imagina una catedral monumental, vestida de luz y oro, pero hoy solo queda polvo y penumbra. El órgano majestuoso, antes trono de melodías celestiales, ahora solo vibra con el eco vacío del paso de turistas. Se presiona una tecla, el sonido es perfecto… pero el Espíritu ha partido. Lo que queda es aire, rito, nostalgia. ¿Cuántos templos hoy lucen llenos de movimiento, pero ausentes de vida? ¿Cuántas almas llenan horarios religiosos, pero vacían de comunión genuina?ENTRE EL FUEGO VIVO, EL FUEGO PRESTADO Y LA TIBIEZA QUE APAGA Candelabros
La historia es antigua pero actual:El “fuego extraño” es servicio no respaldado por la Presencia, activismo sin Espíritu, apariencia sin sustancia.“Nadab y Abiú… ofrecieron fuego extraño delante de Jehová… y cayeron muertos por el Fuego verdadero.” (Levítico 10:1-2)
Y la advertencia de Laodicea resuena con fuerza:
La “tibieza” es cómoda, asequible, presentable, pero Dios la rechaza. Es decorativa, pero no transforma.“Por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré…” (Apocalipsis 3:15-16)
Jesús lo denunció con Isaías:
Pablo lo gritó a los corintios:“Este pueblo de labios me honra, pero su corazón está lejos…" (Mateo 15:8-9)
El amor, la humildad y la presencia auténtica no se imitan con ruido. Los árboles de seda están condenados a revelar ramas secas ante la primera tormenta.“Si no tengo amor… vengo a ser como metal que resuena…” (1 Corintios 13:1)
EL ÁRBOL DE SEDA, EL ROBO DEL VIENTO Y LA RAÍZ ESCONDIDA
Un hombre pegó hojas de seda para que su roble luciera siempre verde. Cuando llegó la tormenta, una ráfaga arrancó todas las hojas artificiales y las ramas muertas quedaron al descubierto. Solo el roble verdadero, enraizado y genuino, superó la prueba. Dios busca raíces, no ornamentos; fruto, no exhibición. DEL ECO AL RUGIDO, DE LA SOMBRA A LA GLORIA 
Dios no busca que aumentemos el ruido, sino la autenticidad. Su llamado no es “hacer más”, sino “arrepentirse y volver al primer amor”.“Pero si desde allí buscas a Jehová tu Dios, lo hallarás si lo buscas de todo tu corazón y con toda tu alma.” (Deuteronomio 4:29)
Basta de ser espectadores, deja las excusas, apaga lo artificial. Ponte de rodillas. Clama, llora, gime, entrega hoy tu orgullo y tu tibieza. No te levantes hasta que caiga el fuego celestial sobre el altar de tu corazón. ¡No más eco! Que suene en tu vida el rugido del León de Judá: “¡He sido crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí!” (Gálatas 2:20)“Recuerda… arrepiéntete y haz las primeras obras…” (Apocalipsis 2:5)
Ven, Espíritu Santo. Prende tu fuego. Purifica y despierta. ¡Haz real lo que solo ha sido repetido!


TRES DESAFÍOS RADICALES
- ¿Oras para cumplir una rutina o para abrazar al Padre? (Salmo 139:23-24)
- ¿Tu iglesia notaría la ausencia del Espíritu Santo si Él se fuera esta semana? O todo seguiría igual…
- ¿Qué “fuego extraño” te calienta más que el fuego santo? ¿Buscas aprobación, éxito, emociones; o esperas, quebrantado, hasta que Dios sea tu TODO?