Re: "el Cielo existe" neurocirujano Dr. Eben Alexander , Universidad de Harvard
Re: "el Cielo existe" neurocirujano Dr. Eben Alexander , Universidad de Harvard
Me explico. Cuando, por ejemplo, la ley de la gravitación dice que dos masas sufrirán una atracción gravitatoria proporcional al producto de sus masas e inversamente proporcional al cuadrado de la distancia entre ellas no está describiendo la única fuerza que van a sufrir esas dos masas. De hecho, en cualquier situación real, las dos masas experimentarán incontables otras fuerzas, procedentes de la atracción de las demás masas existentes a su alrededor y, en principio, en cualquier otro lugar del universo. Los experimentos físicos y las leyes que provienen de ellos hacen abstracción de todos los fenómenos que no sean aquel que están considerando en este momento. Esto es una ficción necesaria, pero no hay que olvidar que es una ficción. Por lo tanto, en cualquier situación real, además de la ley física en particular que estemos considerando, influirán multitud de otros factores.
Estas influencias externas pueden ser de todo tipo. Pueden ser simplemente otras leyes físicas totalmente impersonales o el efecto de la libertad humana. Por ejemplo, las leyes físicas de la dinámica y la cinemática predicen la trayectoria de una bola en una mesa de billar… a no ser que alguien interrumpa esa trayectoria. Si esto sucede, no se trata de una invención, ni de que la bola sea absurda o la mesa sea anti-fisica, sino simplemente que las leyes de la cinemática y de la dinámica se refieren a un fenómeno aislado de cualquier influencia externa que no se contemple en dichas leyes y aquí, otro fenómeno causado por la libertad humana, ha modificado el resultado.
Al igual que la libertad humana puede actuar en nuestro mundo, no hay nada que, en principio, impida que también lo haga la libertad divina. Desde luego, las leyes de la Física no son un obstáculo para ello. El hecho de que Dios actúe en el mundo no destruye las leyes de la Física, sino que, simplemente, es otro de los muchos factores que no tienen en cuenta dichas leyes, pero que contribuyen a dar forma a la realidad. Ninguna ley física, bien entendida, pretende ser la única descripción de algo que exista realmente, ni mucho menos pretende “prohibir” que otros factores influyan.
Como cada ser actúa según su naturaleza, Dios, al tratarse de un Ser especialísimo, tendrá vías de actuación propias que estén fuera de nuestro alcance, ya sea mediante un cambio en el ser mismo de las cosas, mediante la formación directa de fuerzas o por cualquier otro medio que yo no pueda imaginar. Es lo de menos. Él es la causa primera, dice la teología clásica, infinitamente diferente de las causas segundas.
Los milagros, como todas las acciones de Dios, no son más que una mano tendida al ser humano. Dios no incumple las leyes de la naturaleza o de la Física al realizar un milagro, lo que hace es implicarse en nuestro mundo, actuando en él. De forma semejante, el Profesor Physicsfan no habría actuado contra la ley de la gravedad si hubiera dejado que sus alumnos le ayudasen para no caer por el barranco.
Como es lógico, cada uno es muy libre de creer o no en Dios y de pensar que los milagros existen o no. Lo que ya no es lógico es esgrimir como objeción contra los milagros un supuesto incumplimiento de las leyes físicas que no está más que en la cabeza de quien plantea esa objeción. Terminaré este artículo con la memorable frase del mismo Olliver Physicsfan: “Pocas cosas producen en mí tanta emoción como el cielo estrellado sobre mi cabeza o las estrellas que veo al golpearme la cabeza contra la pared de mi habitación”. Así que, ya saben, no conviene estrellar la cabeza contra falsos dilemas, cuando hay puertas que nos permiten solucionarlos sin problemas.