TESTIMONIO DE DON ALCÍMIDEZ VELAZCO, SIERVO DE CRISTO CON MAS DE 40 AÑOS A SU SERVICIO AQUÍ EN VENEZUELA
Cada uno de nosotros, tiene un donde, un cuando y un cómo, recibió a Cristo como su Salvador personal. Es una experiencia que conduce a la salvación del alma.
Nací en un hogar religioso, mi madre era una religiosa católica. Y ella nos instruyó. Yo era de una familia de 8 hermanos, y ella era una mujer devota, ella nos impartió valores desde niños. Después entendí, leyendo la Biblia, ese pasaje:
Pro_22:6 Instruye al niño en su camino,
Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.
Ella nos inculcó valores y yo quedé agarrado de esa doctrina católica romana.
PERO YO NO ERA SALVO. LA RELIGIÓN NO SALVA.
La mayoría de nosotros aquí en Venezuela provenimos de hogares católicos romanos, hijos de madres religiosas que nos inculcaron aquellas cosas en el catecismo que yo me sabía de memoria como el 80% .
De manera que estuve siendo católico desde muy pequeño desde que tuve uso de razón hasta la edad de unos 17 años.
Ya había ingresado al Liceo y trabajaba con mi mamá en un establecimiento donde se vendían licores, ya tenía 17 años.
Y una noche ocurrió un incidente que me hizo abandonar el catolicismo romano.
No lo que pasó esa noche, sino lo que yo mismo investigué después.
Esa noche el tiempo de servir a los clientes había terminado y estaba sacando la gente, y la puerta de salida tenía dos alas, cerré una ala y yo estaba sacando los otros clientes; y cuando ya habían salido casi todos. Yo descubrí a un hombre muy instruido que trabajaba en una compañía petrolera, en la península de Paraguaná. Don Erasmo.
Ese hombre, estaba poniéndole unos cuernos, unos cachitos, a un ídolo grande, que tenía mi mamá detrás de la puerta para que le cuidara el establecimiento, el ídolo era la figura de un monje que se llamaba SAN IGNACIO DE LOYOLA.
El había sido primeramente canonizado y después beatificado.
Y yo me molesté mucho con don Erasmo y lo enfrenté diciéndole:
"¿Por qué usted le está poniendo cara de diablo a San Ignacio de Loyola?"
Y el me dijo:
- "Porque este no es ningún santo, este es un diablo, y si hay infierno y las pailas están enumeradas por orden de castigo, para él no habría una paila dónde el pudiera pagar los crímenes que cometió, habría que mandarla hacer" -
Y yo me molesté con él, pero me retó diciendo:
- "investíguelo y después hablamos" -
El me dejó ese clavo incado, así dice la biblia:
Ecl_12:11 Las palabras de los sabios son como aguijones; y como clavos hincados son las de los maestros de las congregaciones, dadas por un Pastor.
Yo no perdí tiempo y al día siguiente fui a la biblioteca del Liceo y busque un tomo dónde hablaba de San Ignacio de Loyola. Y aquel día leyendo la historia de San Ignacio de Loyola, me di cuenta que el fue el padre de lo que llaman "LA CONTRA-REFORMA" del siglo XVI como respuesta del romanismo católica al movimiento de la Reforma que inicio Martín Lutero.
Roma necesitaba un hombre que tuviera la capacidad de detener ese movimiento.
Ignacio de Loyola había sido un militar de mucho empuje y en una guerra, había quedado inútil de un brazo y ya no podía ejercer su cargo como un capitán de tropa y fue suspendido.
El fue muy religioso asumiendo el catolicismo romano y se hizo monje.
El perseguía a los católicos que se convertían al movimiento de la Reforma, y mediante el método de las torturas forzaba a las personas para que abandonara su fe en Cristo, y cometió muchos crímenes y atropellos.
Entonces, al leer estos crímenes, dije.
"HASTA HOY YO SOY CATÓLICO".