LA ASAMBLEA LOCAL Y EL TEMPLO DE LOS IDOLOS
A los católicos romanistas del tema:
Vamos a proseguir abriendo las Escrituras para vuestro provecho, si no aprovechan el mensaje, mi responsabilidad queda exenta.
El tema que tengo por delante, tiene que ver con el apóstol Pablo y su predicación, la cual fue rechazada por muchos, incluyendo su propio pueblo.
El escenario es la ciudad de Corinto, favor abrir vuestras biblias en la siguiente porción:
Pablo en Corinto
Hch 18:1 Después de estas cosas, Pablo salió de Atenas y fue a Corinto.
Hch 18:2 Y halló a un judío llamado Aquila, natural del Ponto, recién venido de Italia con Priscila su mujer, por cuanto Claudio había mandado que todos los judíos saliesen de Roma. Fue a ellos,
Hch 18:3 y como era del mismo oficio, se quedó con ellos, y trabajaban juntos, pues el oficio de ellos era hacer tiendas.
Hch 18:4 Y discutía en la sinagoga todos los días de reposo,[a] y persuadía a judíos y a griegos.
Hch 18:5 Y cuando Silas y Timoteo vinieron de Macedonia, Pablo estaba entregado por entero a la predicación de la palabra, testificando a los judíos que Jesús era el Cristo.
Hch 18:6 Pero oponiéndose y blasfemando éstos, les dijo, sacudiéndose los vestidos: Vuestra sangre sea sobre vuestra propia cabeza; yo, limpio; desde ahora me iré a los gentiles.
Hch 18:7 Y saliendo de allí, se fue a la casa de uno llamado Justo, temeroso de Dios, la cual estaba junto a la sinagoga.
Hch 18:8 Y Crispo, el principal de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su casa; y muchos de los corintios, oyendo, creían y eran bautizados.
Hemos leído algunos detalles después de su experiencia en Atenas, donde podemos contemplar una ciudad llena de ídolos:
Hch 17:16 Mientras Pablo los esperaba en Atenas, su espíritu se enardecía viendo la ciudad entregada a la idolatría.
Estamos seguros, que sí el apóstol visitase hoy en día, un templo católico, experimentaría el mismo sentimiento observando los ídolos de la reina del cielo, y los altares a los santos, con sus velas y cirios y su cajita de metal para echar limosnas,.
Y que decir, cuando se encontrase con un hombre ensotanado, el cura de la parroquia, detrás de un confesionario, y un católico arrodillado confesando sus pecados, mientras al otro lado de la mampara, el cura bien tranquilo y sentadito, escuchando las confesiones del engañado y bruto católico.
"¿Usted por qué está haciendo esto?
Y el ensotanado cura responde:
- "Bueno, yo pertenezco a la santa madre iglesia y ella me faculta para ministrar confesiones a sus feligreses"
- "Además, tenemos la horca, la hoguera y distintas máquinas de tortura para los que no estén de acuerdo con nuestras prácticas."
Pero volviendo a la porción, el apóstol llega solo a la ciudad de Corinto. Y allí se encuentra con un matrimonio santo, con Priscila y Aquila, una pareja que donde se encontraran siempre fueron una gran ayuda dentro del pueblo del Señor.
Un matrimonio ejemplar. Pablo se hospedó con ellos, y luego, andando por la ciudad halló una sinagoga donde los judíos se reunían, procurando Pablo hablar con ellos.
De manera que cuando Silas y Timoteo llegaron, Pablo esta por completo entregado a la predicación del evangelio, y es bueno que los católicos del foro entiendan que era lo que predicaba el apóstol, leemos:
1Co 2:1 Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría.
1Co 2:2 Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado.
1Co 2:3 Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor;
1Co 2:4 y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder,
1Co 2:5 para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.
Hasta ahora, no he leído a ningún católico del foro predicando a Cristo y a éste crucificado.
Tanta paja que hablan y a la hora de la verdad, ni saben que predicaban los apóstoles.
Y otra cosa, cuando el apóstol señala que su predicación fue con demostración del Espíritu y de poder, los frutos de esta evangelización los vemos más adelante, leemos:
1Co 6:9 ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones,
1Co 6:10 ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios.
1Co 6:11 Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.
Nótese que los idólatras fueron transformados en creyentes en Cristo por el evangelio, que es poder de Dios para salvación, a todo aquel que cree, no son las enseñanzas del magisterio del catolicismo romano, tales enseñanzas no provienen de Dios y más bien hunden al católico en tinieblas tan espesas, que se pueden palpar con las manos.
Bueno, allí en Corinto, en la sinagoga, Pablo se encontró con la oposición de los de su nación a la predicación del evangelio. Y Pablo dice: "Ahora me iré a los gentiles".
Los gentiles estaban reuniéndose en templos de idolatría practicando el paganismo, hasta el satanismo, ofreciendo sacrificios a los demonios.
Que grande confusión, amigos católicos, por un lado sus propios conciudadanos en la sinagoga, aferrados al judaísmo, y por otro lado el paganismo, pero fue en aquel lugar de Corinto, que el apóstol predicó el evangelio, y fue en aquel lugar que hubo una asamblea congregada en el nombre del Señor.
Y después de 18 meses, el apóstol salió de Corinto. Cuando entró había judíos y gentiles en sus templos paganos, pero ahora hay una asamblea.
Dios, usando el evangelio de la gracia revelado a Pablo (Hch.20:24) había salvado a judíos, a gentiles y los llamó a reunirse como su Iglesia.
Por tal motivo es que leemos al principio de la carta: "A la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús"
No es la "santa madre iglesia" como los han engañado a ustedes los católicos del foro, son los santificados en Cristo Jesús, no son los santificados por medio de la reina del cielo, o de las oraciones a los santos.
Son los santificados en Cristo Jesús, tal como enseña el Señor:
Jua_17:19 Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad.
Es una santificación posicional que adquiere todo creyente en Cristo y que forma parte, no del catolicismo romano, sino de su asamblea donde el centro de adoración es Cristo:
Mat 18:20 Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.
Somos de Cristo, le pertenecemos, y tenemos la garantía de su Presencia a la Diestra de Dios Padre.
Aquí en la tierra, el hizo la Obra de la Redención nuestra, y en su Resurrección, la Justicia de Dios ha quedado plenamente satisfecha (2Cor.5:21), de manera que Cristo es nuestra paz, ya Dios no trata con nosotros en Juicio, porque el Hijo, en sus manos, su costado y pies, muestra las huellas del precio pagado al dar su vida en rescate nuestro, como está escrito:
Rom_8:1 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
Bueno, amigos católicos, tengo que suspender porque ya son las siete de la mañana, y esta vez no voy a salir a caminar, sino que me dirijo hacia el hermano país Colombia, y tengo que atravesar una trocha porque como saben, la frontera está cerrada.
Después, sí el Señor no viene hoy mismo, continuaremos con este interesante relato de las experiencias del apóstol en Corinto... interesante para los que somos de Cristo.
Ojala que puedan discernir la preeminencia de Cristo en todo, leemos:
Col 1:16 Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.
Col 1:17 Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten;
Col 1:18 y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia; (No es María ni Bergoglio)
Col 1:19 por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud,
Hasta más tarde. D. M.