Re: EL ATAVÍO DE LA MUJER CRISTIANA
Para reflexionar:
En algunas ocasiones, hemos oído decir a algunos que a Dios no le importa lo de afuera, sino lo de adentro, lo del corazón; ¿qué dice la Escritura acerca de esto?
Sí, muchas veces también hemos oído esta y otras expresiones parecidas. Creemos que, básicamente, las causas por las cuales algunos(as) así se expresan son dos.
Una procede de un corazón que se ha rebelado contra Dios y lo establecido por Él en su Palabra. En este caso, por ejemplo, se trata de “creyentes” tipo “Candela”, “Cátara”, “Paula Venezolana”, “MartaMaría” y otras semejantes a ellas, que aman más el mundo y sus vanidades que a sus propias almas y al Señor, del cual “dicen” que es su Salvador y Señor.
Realmente, usando joyas, pintura en su maquillaje y vestidos reñidos con la estampa y condición de una mujer que profesa piedad, les es muy cómodo decir que al Señor no le importa lo de afuera. Así que, nadie se confunda con esta clase de “creyentes”, aunque se muevan entre el pueblo del Señor con apariencia de personas sabias y muy modernas. La misma Escritura, por estas personas quebrantada, da el diagnóstico sobre las tales, y en tal sentido, encontramos que: “Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él” (1 Jn. 2:15). Y, “cualquiera, pues que quiera ser amigo del mundo se constituye enemigo de Dios” (Stg. 4:4).
La otra causa de pensar y expresarse de esa forma, es una ignorancia, como en el caso demostrado de “Candela”, no sabemos si voluntaria en algunas personas aparte de ella, acerca de porciones de la Biblia, tales como: “Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón” (1 Sam. 16:7).
Pedro llama “indoctos e inconstantes” a quienes tuercen las Escrituras y, agrega, que quienes la tuercen lo hacen “para su propia perdición” (2 Ped. 3:16).
¡Cuán solemnes son estas palabras!
Volviendo a la porción de 1 Samuel, ¿cuál es el sentido de ese pasaje?
Para que podamos tener el sentido de la porción, debemos entenderla en su contexto inmediato. Notemos que Samuel, viendo desfilar a los hijos de Isaí, se estaba fijando en la estatura y en la apariencia física y teniendo sólo esto como los criterios válidos para ungirles.
Es en relación a este equívoco del profeta que Dios declara estas palabras, las cuales, lo único que significan es que Dios no trae responsabilidades y privilegios a las personas en base a su color de piel, su estatura o, más sencillamente, en base a su aspecto físico.
En este caso, sin duda, siendo David aún muchacho y el menor de sus hermanos, aunque era “rubio, hermoso de ojos, y de buen parecer”, estaba en desventaja, humanamente hablando, en relación a sus hermanos. Pero Dios le escogió a él y no uno de sus fornidos y grandulones hermanos.
Sin discusión alguna, para notar que Dios sí toma en cuenta lo de afuera, será suficiente ir a algunas porciones claras y sencillas de la Biblia, como, por ejemplo, en 1 Pedro 3:3,4, encontramos que él está recomendando que el adorno de la mujer cristiana no debe ser el externo tal como “peinados ostentosos” (y esto es de afuera); “adornos de oro” (de afuera también) y “vestidos lujosos” (aquí también, de afuera). A la vez, presentando el lado positivo, recomienda que el ornato “de grande estima delante de Dios” que una creyente puede y debe llevar es “el interno, el del corazón (lo cual Dios ve) y lo que se manifiesta por fuera (lo cual, aparte de que Dios lo ve y sí le importa, también lo ve el hombre y, de acuerdo como sea, se convierte en un buen testimonio para la gloria de Dios o en una afrenta para el Evangelio). Si el lector (o lectora) quiere tener otro ejemplo demostrativo que Dios sí toma en cuenta lo de afuera, por favor, lea en 1 Tim. 2:9,10.
CONCLUSIÓN:
Así que, hermano@ si eres un@ genuino@ redimido@ por la sangre del Cordero, permite que Él llene cada rincón de tu corazón, no te reserves nada para ti ni para el mundo. Pero, a su vez, dale la oportunidad al mundo que te rodea para que VEA (por tu porte cristiano), que hay poder redentor y transformador en el evangelio.