En cierta ocasión fui a visitar a un hermano al que lo habían intervenido quirúrgicamente extrayéndole un cálculo que tenía en el riñón. La operación fue un éxito y el paciente estaba descansando en una habitación donde había otro recién operado de lo mismo.
Al comentar con él los detalles de su recuperación noté cierto nerviosismo que no se me pasó por alto.
En la conversación me comentó de que se trataba. Hacía unos instantes antes, había tenido la visita de otro hermano que después de preguntarle como se encontraba se dirigió al compañero de habitación con algunas frases como las que a continuación detallo:
Ha creído Ud. En el Cordero.?
Ya está preparado para cuando Él venga en la nubes.?
La trompeta sonará y si Ud. no está preparado no podrá acudir a su llamada.
Que piensa hacer cuando el arrebatamiento.?
Nosotros no somos de este mundo, estamos aquí de paso.¡¡
Tiene que escribir su nombre en el libro de la vida.¡¡
De lo contrario será lanzado al lago de fuego.¡¡
Y allí será el lloro y el crujir de dientes.¡¡
El hermano me comentaba que su vecino de habitación se fue escondiendo poco a poco debajo de la sábana hasta desaparecer por completo. En lugar de un enfermo parecía una momia egipcia.
De vez en cuando se asomaban los dos dedos índices de las manos en forma de cruz y se oía algo parecido a un rezo.
No controló el tiempo que estuvo escondido, pero no apareció hasta que el visitante se marchó y no sin dejarle una clara sentencia:
No, no se me esconda, tengo que decirle algo: Ha llegado la hora que abandone toda impostación dialéctica que le dificulta el acceso al kerigma. No se deje arredrar por la problemática del círculo hermenéutico; Ud. puede tener al Paráclito como don escatológico, y él puede guiarle hacía una exégesis verdadera donde encontrar respuesta a sus preguntas vitales. A partir de las aportaciones que le he hecho anteriormente y teniendo en cuenta la contribución de la sicología y la teología moderna tiene que dar solución al porqué de su existencia en este mundo.
Cuando se quedaron solos, el compañero de habitación llamó urgentemente a la enfermera pidiéndole, por favor, que le cambiasen de piso, aunque fuese con los niños recién nacidos. No quería estar al lado de un extraterrestre.¡¡
Con lo fácil que es decir: De tal manera amó Dios al mundo...... Juan 3,16

Al comentar con él los detalles de su recuperación noté cierto nerviosismo que no se me pasó por alto.
En la conversación me comentó de que se trataba. Hacía unos instantes antes, había tenido la visita de otro hermano que después de preguntarle como se encontraba se dirigió al compañero de habitación con algunas frases como las que a continuación detallo:
Ha creído Ud. En el Cordero.?
Ya está preparado para cuando Él venga en la nubes.?
La trompeta sonará y si Ud. no está preparado no podrá acudir a su llamada.
Que piensa hacer cuando el arrebatamiento.?
Nosotros no somos de este mundo, estamos aquí de paso.¡¡
Tiene que escribir su nombre en el libro de la vida.¡¡
De lo contrario será lanzado al lago de fuego.¡¡
Y allí será el lloro y el crujir de dientes.¡¡
El hermano me comentaba que su vecino de habitación se fue escondiendo poco a poco debajo de la sábana hasta desaparecer por completo. En lugar de un enfermo parecía una momia egipcia.
De vez en cuando se asomaban los dos dedos índices de las manos en forma de cruz y se oía algo parecido a un rezo.
No controló el tiempo que estuvo escondido, pero no apareció hasta que el visitante se marchó y no sin dejarle una clara sentencia:
No, no se me esconda, tengo que decirle algo: Ha llegado la hora que abandone toda impostación dialéctica que le dificulta el acceso al kerigma. No se deje arredrar por la problemática del círculo hermenéutico; Ud. puede tener al Paráclito como don escatológico, y él puede guiarle hacía una exégesis verdadera donde encontrar respuesta a sus preguntas vitales. A partir de las aportaciones que le he hecho anteriormente y teniendo en cuenta la contribución de la sicología y la teología moderna tiene que dar solución al porqué de su existencia en este mundo.
Cuando se quedaron solos, el compañero de habitación llamó urgentemente a la enfermera pidiéndole, por favor, que le cambiasen de piso, aunque fuese con los niños recién nacidos. No quería estar al lado de un extraterrestre.¡¡
Con lo fácil que es decir: De tal manera amó Dios al mundo...... Juan 3,16