La Navidad
La Navidad
Me gustaría hacer un llamamiento a la sensatez de este asunto. Vayamos por partes.
Primero.- El imperio romano no puso nunca el 25 de diciembre para celebrar nada cristiano. El imperio romano era pagano y celebraba sus festividades de acuerdo con sus costumbres. Los cristianos de los tres primeros siglos, que no pintaban nada en la política del imperio, sino que salvo escasas excepciones pertenecían a las clases más humildes, se juntaban cuando podían para hacer sus cultos y celebraciones, y esto era posible en las festividades públicas de los romanos.
Segundo.- La única festividad que se guardó como tal en los siglos II y III, era la Pascua, y cuya fecha fue objeto de muchas polémicas y debates, y como consecuencia de esta, la de Pentecostés.
Tercero.- La primera referencia histórica a otra fiesta que no sea la Pascua y Pentecostés, proviene de Alejandría, donde Clemente con sus fieles celebraban el bautismo de Jesús el 6 de Enero, porque aquel día había una festividad. Entre los romanos en honor a Dionisio y entre los egipcios al nacimiento de Eon, y a Osiris. Esta celebración festiva cristiana que empezó siendo local fue imitada por otras iglesias de oriente, a las que le pareció una buena idea.
Cuarto.- Del bautismo al nacimiento. Si el bautismo enfatizaba la manifestación del inicio del ministerio de Jesús, su nacimiento lo manifestaba más ampliamente por cuanto representaba su encarnación. Así, la fiesta pasó a este plano más general. Sin suprimir la celebración del bautismo, se le añadió la connotación de su nacimiento.
Efrén, en el siglo IV define a la fiesta del 6 de enero como la más sublime de todas las fiestas cristianas y describe la gran alegría que en aquel día sentían todos los cristianos. En la noche se conmemoraba el Nacimiento, la adoración de los pastores y la aparición de la estrella, y al día siguiente la adoración de los magos y el bautismo de Jesús en el Jordán. Existen otros relatos de la magnitud de estas celebraciones cristianas en otros lugares.
Quinto.- Las primeras referencias a la fiesta de la Navidad el 25 de Diciembre pertenecen al siglo IV (334). Probablemente un acuerdo no escrito que surge entre muchos obispos tras el concilio de Nicea, en el pleno fragor del debate cristológico, que enfrenta a teólogos, obispos y a comunidades enteras. Este clima de división hace que las iglesias occidentales trasladen la fiesta a otro día festivo en medio de su sociedad. La fiesta tradicional del solsticio de Invierno, y de Saturno, el dios sol del 25 de Diciembre. De esta forma pretenden oponer a los paganos una alternativa cristiana, sin alterar la fecha, para presentar a Cristo, el sol de justicia, que nace para redimir a la humanidad.
Aun siendo buena la idea, como todas, es siempre discutible, porque la coexistencia de ambas celebraciones causó también una mezcla de tradiciones, que por otra parte no fue diferente en todas las otras relaciones entre los cristianos emergentes y la sociedad pagana constituida.
Desde entonces, por la influencia de las iglesias occidentales, intentaron conseguir que todas las orientales cambiasen la fecha del 6 de enero para el 25 de Diciembre, lo cual no lograron, a pesar de que Crisóstomo en su celo por conseguirlo defendiese por primera vez que el 25 de Diciembre era la fecha real del nacimiento de Jesús. Durante doscientos años estuvieron los occidentales presionando a los de Egipto, Palestina y Oriente para cambiar la fecha, y lo consiguieron en algunos sitios y no en otros.
Pero tanto la fecha del 6 de enero, como la del 25 de diciembre fueron escogidas porque se trataba de días festivos tradicionales, en los que los cristianos no trabajaban y podían reunirse, siendo tan buenos como cualesquiera otros. Una vez alcanzado el poder político tampoco se trataba de suprimir las fechas festivas de los no cristianos y hacerles sentirse agraviados u ofendidos.
Aun hoy las palabras de Pablo conservan su vigencia: Rom 14:5-10 Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté asegurado en su ánimo. El que hace caso del día, hace lo para el Señor: y el que no hace caso del día, no lo hace para el Señor. El que come, come para el Señor, porque da gracias á Dios; y el que no come, no come para el Señor, y da gracias á Dios. Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. Que si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así que, ó que vivamos, ó que muramos, del Señor somos. Porque Cristo para esto murió, y resucitó, y volvió á vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven. Mas tú ¿por qué juzgas á tu hermano? ó tú también, ¿por qué menosprecias á tu hermano? porque todos hemos de estar ante el tribunal de Cristo.
En mi iglesia celebraremos mañana día 14 la fiesta de la navidad, porque es domingo y no trabajamos, para enseñar a los niños de una forma especial que Cristo nació, vivió y murió para salvarles. Haremos regalos para enseñarles que Dios nos dio su Regalo en Cristo, y que de la forma en que ellos se alegran al recibirlos, el hombre que recibe a Cristo encuentra el gozo de la salvación. Con ese motivo también invitamos a amigos y personas que no vendrían a escuchar el evangelio sin ese pretexto. De semejante manera preparamos otras actividades en las fiestas nacionales, ya sean de origen civil ó religioso, porque nuestro deseo es doble: reunirnos para alabar a Dios cuando podemos (y podemos en los días festivos) y extender su evangelio.
Sexto.- En la actualidad, por ejemplo en Belén, la Navidad se celebra en tres fechas diferentes por grupos que se consideran cristianos: Los latinos y de influencia latina, siguen el calendario gregoriano y la celebran el 25 de Diciembre (realmente la noche del 24); Los ortodoxos, siguiendo el calendario juliano, el 6 de Enero, y los armenios, que poseen una tradición diferente, allá por el 19 de enero, según creo.
Septimo.- El número de los magos. La cuestión del número 3, se atribuye a León Magno, obispo de Roma, que lo dedujo a partir de los presentes que fueron ofrecidos al Niño, suponiendo que cada uno de ellos trajo un regalo. No tenemos ninguna capacidad documental para afirmar que fuesen tres, ni para decir que no lo fuesen. En cuanto a la profecía de Isaías 60:6, tampoco afirma ni niega esto, porque los astrónomos eran personajes influyentes tanto en las culturas persa como babilónica, y muchos ostentaban rangos de gobernadores ó ministros, que sin duda para un viaje largo y de destino incierto viajarían acompañados de un buen numero de esclavos y siervos.
Octavo.- El árbol de Navidad. Es cierto que el empleo de ramas y árboles para adornar las viviendas en las festividades procede de las celebraciones paganas. Pero el símbolo que pretendían destacar no era la adoración en si del árbol ó de la rama, sino una forma de engalanar ó adornar un entorno para darle un tono festivo. Yo creo que nadie sensato adora al árbol de la navidad, y si ha llegado a ser un símbolo de esa fiesta adornando un entorno, sin que nadie con sana conciencia relacione su presencia con nada esotérico ó idolátrico, pues será simplemente eso, una forma de anunciar que se celebra una fiesta. En otras fiestas se ponen banderitas, guirnaldas ó flores.
Si nos pusiésemos a ver todos los orígenes de costumbres inocuas que se practican en la actualidad buscándole sus orígenes y relación con las culturas paganas ó profanas, nos sorprendería ver la cantidad de cosas que forman parte de nuestra cultura y que todos hacemos ó usamos frecuentemente. Tendríamos que cuestionar el luto, vistiéndonos de negro, las arras y los anillos de los exponsales, las uvas de fin de año (un servidor no las toma), las banderas nacionales en muchas iglesias, el empleo de corbatas, los tintes de las mujeres, muchos de los peinados, redecillas y trenzas, el uso de maquillajes, afeitarse los varones y hasta cortarse el cabello. Así que yo pienso que tenemos que ser sensatos y sencillamente al que le haga daño que no lo practique, que cuide de si mismo y que sea consecuente en honestidad, porque ya he puesto en mi anterior artículo las palabras de Pablo: Yo sé, y confío en el Señor Jesús, que de suyo nada hay inmundo: mas á aquel que piensa alguna cosa ser inmunda, para él es inmunda. Así al que para él sea inmunda que no lo haga ni practique.
Creo también que nuestro escándalo tiene que provenir de otras cuestiones más serias, esas que vemos cada día y no nos escandalizamos normalmente, como son: que haya niños que mueren de hambre mientras a nosotros nos sobra de todo. Que mueran en las pateras cientos de personas al año escapando de la miseria. La violencia de genero. La corrupción moral y económica. Las estructuras de muchas denominaciones protestantes. La explotación económica de la ignorancia de muchos hermanos en la fe. Esos si que son motivos para escandalizarse y no el adorno de un árbol de navidad.
Saludos cordiales,
Pabloblanco