Re: El adventismo y su falsa "ley dominical"
Estimado Patricio. Saludos cordiales.
Tú dices:
Respondo: ¿Sobre quiénes recae la maldición de la ley?
"Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas."
Abraham fue el padre de todos los fieles creyentes en Cristo. El apóstol escribió:
"Sabed, por tanto, que los que tienen fe, estos son hijos de Abraham. Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: ‘En ti serán benditas todas las naciones’. De modo que los que tienen fe son bendecidos con el creyente Abraham" (Gál. 3:7-9).
"Habiendo mostrado cómo Abraham no había sido justificado ante Dios por sus propias obras, Pablo señala que la promesa se dirige exclusivamente a los hijos de Abraham; y puesto que solamente son hijos de Abraham los que poseen la misma fe que él tuvo, sólo los que son de la fe reciben la promesa"
El apóstol Pablo se refirió a la maldición de la ley: "Cristo nos redimió de la maldición de la ley, haciéndose maldición por nosotros (pues está escrito: ‘Maldito todo el que es colgado en un madero’), para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzara a los gentiles, a fin de que por la fe recibiéramos la promesa del Espíritu" (Gál. 3:13 y 14). La maldición de la ley caía sobre el pecado y la desobediencia, resultando en la muerte. Cristo fue hecho pecado por nosotros, de forma que pudiéramos recibir por la fe la bendición de Abraham.
"Para empezar, las ordenanzas (ley ceremonial) nunca condenaban a nadie. Enseñaban el evangelio en la ‘época judía’. En segundo lugar, ni de nosotros hoy, ni de los gentiles de Galacia se puede decir que hayamos sido redimidos de la ley ceremonial. Por el contrario, nosotros, los gentiles, estamos bajo la condenación de la ley moral y encerrados bajo ella. [Esa ley] revela a todo hombre que es un pecador"
El apóstol Pablo explicó la relación entre la ley y la promesa: "Esto, pues, digo: El pacto previamente ratificado por Dios en Cristo no puede ser anulado por la ley, la cual vino cuatrocientos treinta años después; eso habría invalidado la promesa" (Gál. 3:17).
La ley "era la base" o "fundamento de la promesa", "uno de los términos del pacto".
"De igual forma en que los mandamientos eran la condición del pacto Abrahámico, lo son también de lo que se conoce por ‘segundo pacto’, que es en todo respecto el mismo que se hizo con Abraham. Ver Jer. 31:33; Heb. 8:10".
El nuevo pacto fue ratificado por la sangre de Cristo. Pero "el pacto fue confirmado a Abraham en Cristo... anticipadamente"
Los Mandamientos eran la condición del pacto Abrahámico. Cristo enseñó la obediencia a la ley (Mat. 5:17-19; 19:17; Luc. 16:17).
Gálatas 3:15: "...un pacto, aunque sea hecho por un hombre, una vez ratificado, nadie lo invalida, ni le añade".
"Se acepta, hasta por los antinomianistas, que la ley de Dios estaba en plena vigencia hasta la muerte de Cristo; por lo tanto, Gál. 3:15 debiera convencerlos de que hoy sigue estando en plena vigencia"
"¿Cuál fue el pacto que fue ‘previamente ratificado por Dios en Cristo’?
La promesa hecha a Abraham consistía en que ‘sería heredero del mundo’ (Rom. 4:13), y que en su simiente serían benditas todas las naciones. La condición era que debía andar delante de Dios y ser perfecto (Gén. 17:1-8). Pero no fue ese el pacto que se estableció con los israelitas en Horeb. Este último pacto no contenía referencia alguna a Cristo, ni provisión alguna para el perdón de los pecados; pero el pacto hecho con Abraham fue confirmado ‘en Cristo’ (Gál. 3:17), y no fue establecido bajo la condición de que habían de ser rectos por sus propios esfuerzos, sino de que poseyeran la justicia de la fe. Compárese Romanos 4:11 con 3:22 al 25. Eso incluía, desde luego, el perdón de los pecados; y vemos así que el pacto hecho con Abraham (pacto al que hace referencia este capítulo) era exactamente el mismo que "el segundo pacto" hecho con nosotros. El pacto establecido en Horeb, llamado "primer pacto", si bien fue hecho con posterioridad al establecido con Abraham, tuvo por objeto, tal como ya hemos visto, mostrar al pueblo la necesidad del auxilio prometido en el pacto Abrahámico, o segundo pacto"
La condición del nuevo pacto dado a Abraham era la obediencia a la ley de Dios. Fue Cristo quien cumplió esa condición, permitiendo así "que por la fe recibiéramos la promesa del Espíritu" (Gál. 3:14). Había una sola condición para la salvación.
"La fe en Cristo es la única condición para la salvación"
"Si somos salvos por la gracia, ¿qué necesidad tenemos de la ley?". El apóstol Pablo responde: "Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniera la descendencia a quien fue hecha la promesa; y fue dada por medio de ángeles en manos de un mediador" Gál. 3:19).
"...la ley existía ya previamente, y era conocida por el hombre, si bien solamente por tradición; pero ahora el Señor la añadió en forma escrita"
Romanos 5:20 es un pasaje paralelo: "La ley, pues, se introdujo para que el pecado abundara".
"La ley se ‘introdujo’ en el Sinaí. ¿Con qué finalidad? Para que abundara el pecado u ofensa que existía previamente"
Fue ese el primer uso que hizo Lutero de la ley. La ley fue engrandecida en Sinaí, de forma que fueron obligados a reconocer la rematada pecaminosidad de ellos. "...era necesario que los hombres vieran la naturaleza real del pecado, a fin de que pudieran buscar la gracia que hay en Cristo, único que puede quitar el pecado"
"...hasta que viniera la descendencia a quien fue hecha la promesa" (Gál. 3:19). ¿En qué consiste la venida de la descendencia? Ciertamente, no en la primera venida de Cristo
Dios había prometido a Abraham: "Tu descendencia se adueñará de las puertas de tus enemigos" (Gén. 22:17). Los enemigos de Cristo y el propio Satanás no han de ser quitados hasta la segunda venida (Apoc. 19:11-21).
El apóstol inspirado continuó así: "Pero antes que viniera la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada" (Gál. 3:23).
"La idea de la confinación o encierro siempre está relacionada con el pecado. El pecado es un amo cruel"
La ley encierra a quien la transgrede. Hace que quede "detenido" de forma preventiva. La única forma de escapar es "la fe" de Jesús, que trae la gozosa liberación de una muerte segura.
La ley no se refería aquí a las ceremonias, pues estas nunca precedían a la fe en Cristo. El pecador creía en Cristo primeramente, y después se servía de los sacrificios. Por contra, era posible resultar encerrado por la ley moral, y ser luego llevado a la fe de Cristo.
"De manera que la ley ha sido nuestro guía para llevarnos a Cristo, a fin de que fuéramos justificados por la fe" (Gál. 3:24).
La ley funcionaba como el oficial de la prisión correccional. Encerraba al que la había violado. Además, la ley, bajo la convicción del Espíritu Santo, llevaba al pecador literalmente a Cristo. La ley confinaba al pecador mediante la culpabilidad personal, sin proveer recurso alguno para lograr la libertad. El pecador aprendía de Cristo -perfecta encarnación de la ley- cómo caminar en justicia y en la correspondiente libertad.
El apóstol Pablo habló sobre la venida de la "fe". "Pero ahora que ha venido la fe, ya no estamos bajo un guía" (Gál. 3:25). Cristo era la perfecta ley de la libertad. En Cristo, el pecador perdonado caminaba en libertad. Por lo tanto, el creyente no estaba más bajo la ley, sino bajo la gracia. Gracias a Cristo, caminaba en perfecta armonía con la ley.
"El tiempo verbal pasado puede ser empleado aquí solamente en referencia a los que han venido a Cristo y han sido justificados por la fe, tal como muestra Pablo en el versículo siguiente. Puesto que la ley fue nuestro guía para llevarnos a Cristo, tiene que seguir siendo una guía (pedagogo) para los que no están en Cristo, y ha de retener esa función hasta que haya sido llevado a él todo aquel que vaya a aceptar a Cristo. Por lo tanto, la ley [moral] será una guía para llevar a los hombres a Cristo mientras dure el tiempo de gracia. La ley levítica, en contraste, perdió su vigencia hace cientos de años; por lo tanto, no puede ser la ley a la que se refiere el texto"
Gálatas 3:24 no es un texto dispensacionalista, y no dice que la ley fuera abolida en la cruz. Se refiere al cristiano: la función de la ley como agente corrector termina cuando el creyente queda libre mediante Cristo, el Salvador del pecado. Así, nuestro "guía" ha tenido un papel en la vida de cada pecador, sea que haya vivido en tiempo del Antiguo o del Nuevo Testamento.
"Este mismo pacto le fue renovado a Abraham en la promesa: ‘En tu simiente serán benditas todas las gentes de la tierra’ (Gén. 22:18). Esta promesa dirigía los pensamientos hacia Cristo. Así la entendió Abraham (Véase Gál. 3:8, 16), y confió en Cristo para obtener el perdón de sus pecados. Fue esa fe la que se le contó como justicia. El pacto con Abraham también mantuvo la autoridad de la ley de Dios...
La ley de Dios fue la base de ese pacto, que era sencillamente un arreglo para restituir al hombre a la armonía con la voluntad divina, colocándolo en situación de poder obedecer la ley de Dios.
Otro pacto, llamado en la Escritura el pacto ‘antiguo’, se estableció entre Dios e Israel en el Sinaí, y en aquel entonces fue ratificado mediante la sangre de un sacrificio. El pacto hecho con Abrahán fue ratificado mediante la sangre de Cristo..."
"Es evidente que el nuevo pacto estaba en vigor en los días de Abrahán, puesto que entonces fue confirmado, tanto por la promesa como por el juramento de Dios, ‘dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta’ (Heb. 6:18)"
"Pero si el pacto confirmado a Abrahán contenía la promesa de la redención, ¿por qué se hizo otro pacto en el Sinaí? Durante su servidumbre, el pueblo había perdido en alto grado el conocimiento de Dios y de los principios del pacto de Abrahán. Al libertarlos de Egipto, Dios trató de revelarles su poder y su misericordia para inducirlos a amarle y a confiar en él. Los llevó al mar Rojo, donde, perseguidos por los egipcios, parecía imposible que escaparan, para que pudieran ver su total desamparo y necesidad de ayuda divina; y entonces los libró. Así se llenaron de amor y gratitud hacia él, y confiaron en su poder para ayudarles. Los ligó a sí mismo como su libertador de la esclavitud temporal.
Pero había una verdad aún mayor que debía grabarse en sus mentes. Como habían vivido en un ambiente de idolatría y corrupción, no tenían un concepto verdadero de la santidad de Dios, de la extrema pecaminosidad de su propio corazón, de su total incapacidad para obedecer la ley de Dios, y de la necesidad de un Salvador. Todo esto se les debía enseñar...
Los israelitas no percibían la pecaminosidad de su propio corazón, y no comprendían que sin Cristo les era imposible guardar la ley de Dios; y con excesiva premura concertaron su pacto con Dios. Creyéndose capaces de ser justos por sí mismos, declararon: ‘Haremos todas las cosas que Jehová ha dicho, y obedeceremos’ (Éx. 24:7)... apenas unas pocas semanas después, quebrantaron su pacto con Dios al postrarse a adorar una imagen fundida. No podían esperar el favor de Dios por medio de un pacto que ya habían roto; y entonces viendo su pecaminosidad y su necesidad de perdón, llegaron a sentir la necesidad del Salvador revelado en el pacto de Abrahán y simbolizado en los sacrificios. De manera que mediante la fe y el amor se vincularon con Dios como su libertador de la esclavitud del pecado. Ya estaban capacitados para apreciar las bendiciones del nuevo pacto.
Los términos del pacto antiguo eran: Obedece y vivirás... El nuevo pacto se estableció sobre ‘mejores promesas’, la promesa del perdón de los pecados, y de la gracia de Dios para renovar el corazón y ponerlo en armonía con los principios de la ley de Dios"
"...la ‘dispensación cristiana’ comenzó para el hombre al menos tan tempranamente como se produjo la caída. Hay ciertamente dos dispensaciones: una dispensación de pecado y muerte, y otra de justicia y vida; pero esas dos dispensaciones han venido discurriendo de forma paralela desde la caída. Dios trata a los seres humanos como personas y no como naciones; no las trata de forma distinta según el siglo en el que hayan vivido. No importa en qué período de la historia del mundo, uno puede pasar en cualquier momento de la antigua a la nueva dispensación"
"’De manera que la Ley ha sido nuestro guía para llevarnos a Cristo, a fin de que fuéramos justificados por la fe’. En esa escritura, el Espíritu Santo, mediante el apóstol, está hablando especialmente de la ley moral. La ley nos revela el pecado, y hace que sintamos nuestra necesidad de Cristo, y que corramos hacia él para el perdón y la paz al ejercer el arrepentimiento hacia Dios, y fe hacia nuestro Señor Jesucristo.
"...el libro de Gálatas se escribió para colocar la ley ceremonial, la ley moral y el evangelio en sus verdaderas y correspondientes posiciones, y para aniquilar por siempre el ceremonialismo"
La promesa que Dios hizo a Abraham contenía todo lo necesario para preparar a una generación pecaminosa para la traslación, en la segunda venida de Cristo.
En relación con los dos pactos, se han destacado estos puntos:
· La salvación viene sólo mediante la promesa de Cristo, según el nuevo pacto.
· Jamás se salvó nadie mediante las promesas hechas por el hombre, según el antiguo pacto.
· Los dos pactos no son dispensacionales en el tiempo; es decir, no son secuenciales, no se suceden en el tiempo el uno al otro, ni están ligados a ninguna época en la historia.
· Los dos pactos describen dos condiciones opuestas del corazón, son dos opciones que han discurrido paralelas a lo largo de la historia de la humanidad.
· El pacto eterno es el mensaje del tercer ángel.
El antiguo pacto son las promesas del hombre de obedecer y vivir. Es un pacto de obras que produce "esclavitud". Jamás se debe confundir el antiguo pacto con el pacto eterno [nuevo pacto, o segundo pacto].
¿Por qué es la historia del antiguo y del nuevo pacto una historia tan desconocida? Porque una mayoría de cristianos ha aceptado irreflexiva y gratuitamente la suposición de que el antiguo pacto fue la forma en la que Dios salvó a las personas en el Antiguo Testamento, mientras que el nuevo sería la forma de salvarlas en el Nuevo Testamento. Ese error de concepto ha llevado a un dispensacionalismo en la comprensión de los pactos.
Pacto eterno es lo mismo que nuevo pacto. Son las buenas nuevas del evangelio. Cristo crucificado es el sustituto y garante del pecador. El pecador es incapaz de cumplir sus obligaciones con respecto a la ley. Cristo, el Fiador del pacto, cumple la justicia de la ley en beneficio del pecador.
Bendiciones.
Luego todo Israel será salvo.
Estimado Patricio. Saludos cordiales.
Tú dices:
GABRIEL, un Adventista del Septimo Dia, HA ESQUIVADO 2 VECES contestar la siguiente pregunta:
Cuando el apostol Pablo, en 1 Corintios 9:21, dijo que el estaba "BAJO LA LEY DE CRISTO", significa acaso esto que Pablo queria decir que el estaba BAJO LA MALDICION DE LA LEY DE CRISTO, O BAJO LA CONDENACION DE LA LEY DE CRISTO ?
Hago esta pregunta, porque los Adventistas del Septimo Dia dicen que cada vez que en la Biblia aparecen las palabras "BAJO LA LEY", esto significa estar BAJO LA MALDICION DE LA LEY, O BAJO LA CONDENACION DE LA LEY.
GABRIEL, espero tu pronta respuesta. Dime SI, o dime NO. No necesitas escribirme mil palabras.
Respondo: ¿Sobre quiénes recae la maldición de la ley?
"Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas."
Abraham fue el padre de todos los fieles creyentes en Cristo. El apóstol escribió:
"Sabed, por tanto, que los que tienen fe, estos son hijos de Abraham. Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: ‘En ti serán benditas todas las naciones’. De modo que los que tienen fe son bendecidos con el creyente Abraham" (Gál. 3:7-9).
"Habiendo mostrado cómo Abraham no había sido justificado ante Dios por sus propias obras, Pablo señala que la promesa se dirige exclusivamente a los hijos de Abraham; y puesto que solamente son hijos de Abraham los que poseen la misma fe que él tuvo, sólo los que son de la fe reciben la promesa"
El apóstol Pablo se refirió a la maldición de la ley: "Cristo nos redimió de la maldición de la ley, haciéndose maldición por nosotros (pues está escrito: ‘Maldito todo el que es colgado en un madero’), para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzara a los gentiles, a fin de que por la fe recibiéramos la promesa del Espíritu" (Gál. 3:13 y 14). La maldición de la ley caía sobre el pecado y la desobediencia, resultando en la muerte. Cristo fue hecho pecado por nosotros, de forma que pudiéramos recibir por la fe la bendición de Abraham.
"Para empezar, las ordenanzas (ley ceremonial) nunca condenaban a nadie. Enseñaban el evangelio en la ‘época judía’. En segundo lugar, ni de nosotros hoy, ni de los gentiles de Galacia se puede decir que hayamos sido redimidos de la ley ceremonial. Por el contrario, nosotros, los gentiles, estamos bajo la condenación de la ley moral y encerrados bajo ella. [Esa ley] revela a todo hombre que es un pecador"
El apóstol Pablo explicó la relación entre la ley y la promesa: "Esto, pues, digo: El pacto previamente ratificado por Dios en Cristo no puede ser anulado por la ley, la cual vino cuatrocientos treinta años después; eso habría invalidado la promesa" (Gál. 3:17).
La ley "era la base" o "fundamento de la promesa", "uno de los términos del pacto".
"De igual forma en que los mandamientos eran la condición del pacto Abrahámico, lo son también de lo que se conoce por ‘segundo pacto’, que es en todo respecto el mismo que se hizo con Abraham. Ver Jer. 31:33; Heb. 8:10".
El nuevo pacto fue ratificado por la sangre de Cristo. Pero "el pacto fue confirmado a Abraham en Cristo... anticipadamente"
Los Mandamientos eran la condición del pacto Abrahámico. Cristo enseñó la obediencia a la ley (Mat. 5:17-19; 19:17; Luc. 16:17).
Gálatas 3:15: "...un pacto, aunque sea hecho por un hombre, una vez ratificado, nadie lo invalida, ni le añade".
"Se acepta, hasta por los antinomianistas, que la ley de Dios estaba en plena vigencia hasta la muerte de Cristo; por lo tanto, Gál. 3:15 debiera convencerlos de que hoy sigue estando en plena vigencia"
"¿Cuál fue el pacto que fue ‘previamente ratificado por Dios en Cristo’?
La promesa hecha a Abraham consistía en que ‘sería heredero del mundo’ (Rom. 4:13), y que en su simiente serían benditas todas las naciones. La condición era que debía andar delante de Dios y ser perfecto (Gén. 17:1-8). Pero no fue ese el pacto que se estableció con los israelitas en Horeb. Este último pacto no contenía referencia alguna a Cristo, ni provisión alguna para el perdón de los pecados; pero el pacto hecho con Abraham fue confirmado ‘en Cristo’ (Gál. 3:17), y no fue establecido bajo la condición de que habían de ser rectos por sus propios esfuerzos, sino de que poseyeran la justicia de la fe. Compárese Romanos 4:11 con 3:22 al 25. Eso incluía, desde luego, el perdón de los pecados; y vemos así que el pacto hecho con Abraham (pacto al que hace referencia este capítulo) era exactamente el mismo que "el segundo pacto" hecho con nosotros. El pacto establecido en Horeb, llamado "primer pacto", si bien fue hecho con posterioridad al establecido con Abraham, tuvo por objeto, tal como ya hemos visto, mostrar al pueblo la necesidad del auxilio prometido en el pacto Abrahámico, o segundo pacto"
La condición del nuevo pacto dado a Abraham era la obediencia a la ley de Dios. Fue Cristo quien cumplió esa condición, permitiendo así "que por la fe recibiéramos la promesa del Espíritu" (Gál. 3:14). Había una sola condición para la salvación.
"La fe en Cristo es la única condición para la salvación"
"Si somos salvos por la gracia, ¿qué necesidad tenemos de la ley?". El apóstol Pablo responde: "Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniera la descendencia a quien fue hecha la promesa; y fue dada por medio de ángeles en manos de un mediador" Gál. 3:19).
"...la ley existía ya previamente, y era conocida por el hombre, si bien solamente por tradición; pero ahora el Señor la añadió en forma escrita"
Romanos 5:20 es un pasaje paralelo: "La ley, pues, se introdujo para que el pecado abundara".
"La ley se ‘introdujo’ en el Sinaí. ¿Con qué finalidad? Para que abundara el pecado u ofensa que existía previamente"
Fue ese el primer uso que hizo Lutero de la ley. La ley fue engrandecida en Sinaí, de forma que fueron obligados a reconocer la rematada pecaminosidad de ellos. "...era necesario que los hombres vieran la naturaleza real del pecado, a fin de que pudieran buscar la gracia que hay en Cristo, único que puede quitar el pecado"
"...hasta que viniera la descendencia a quien fue hecha la promesa" (Gál. 3:19). ¿En qué consiste la venida de la descendencia? Ciertamente, no en la primera venida de Cristo
Dios había prometido a Abraham: "Tu descendencia se adueñará de las puertas de tus enemigos" (Gén. 22:17). Los enemigos de Cristo y el propio Satanás no han de ser quitados hasta la segunda venida (Apoc. 19:11-21).
El apóstol inspirado continuó así: "Pero antes que viniera la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada" (Gál. 3:23).
"La idea de la confinación o encierro siempre está relacionada con el pecado. El pecado es un amo cruel"
La ley encierra a quien la transgrede. Hace que quede "detenido" de forma preventiva. La única forma de escapar es "la fe" de Jesús, que trae la gozosa liberación de una muerte segura.
La ley no se refería aquí a las ceremonias, pues estas nunca precedían a la fe en Cristo. El pecador creía en Cristo primeramente, y después se servía de los sacrificios. Por contra, era posible resultar encerrado por la ley moral, y ser luego llevado a la fe de Cristo.
"De manera que la ley ha sido nuestro guía para llevarnos a Cristo, a fin de que fuéramos justificados por la fe" (Gál. 3:24).
La ley funcionaba como el oficial de la prisión correccional. Encerraba al que la había violado. Además, la ley, bajo la convicción del Espíritu Santo, llevaba al pecador literalmente a Cristo. La ley confinaba al pecador mediante la culpabilidad personal, sin proveer recurso alguno para lograr la libertad. El pecador aprendía de Cristo -perfecta encarnación de la ley- cómo caminar en justicia y en la correspondiente libertad.
El apóstol Pablo habló sobre la venida de la "fe". "Pero ahora que ha venido la fe, ya no estamos bajo un guía" (Gál. 3:25). Cristo era la perfecta ley de la libertad. En Cristo, el pecador perdonado caminaba en libertad. Por lo tanto, el creyente no estaba más bajo la ley, sino bajo la gracia. Gracias a Cristo, caminaba en perfecta armonía con la ley.
"El tiempo verbal pasado puede ser empleado aquí solamente en referencia a los que han venido a Cristo y han sido justificados por la fe, tal como muestra Pablo en el versículo siguiente. Puesto que la ley fue nuestro guía para llevarnos a Cristo, tiene que seguir siendo una guía (pedagogo) para los que no están en Cristo, y ha de retener esa función hasta que haya sido llevado a él todo aquel que vaya a aceptar a Cristo. Por lo tanto, la ley [moral] será una guía para llevar a los hombres a Cristo mientras dure el tiempo de gracia. La ley levítica, en contraste, perdió su vigencia hace cientos de años; por lo tanto, no puede ser la ley a la que se refiere el texto"
Gálatas 3:24 no es un texto dispensacionalista, y no dice que la ley fuera abolida en la cruz. Se refiere al cristiano: la función de la ley como agente corrector termina cuando el creyente queda libre mediante Cristo, el Salvador del pecado. Así, nuestro "guía" ha tenido un papel en la vida de cada pecador, sea que haya vivido en tiempo del Antiguo o del Nuevo Testamento.
"Este mismo pacto le fue renovado a Abraham en la promesa: ‘En tu simiente serán benditas todas las gentes de la tierra’ (Gén. 22:18). Esta promesa dirigía los pensamientos hacia Cristo. Así la entendió Abraham (Véase Gál. 3:8, 16), y confió en Cristo para obtener el perdón de sus pecados. Fue esa fe la que se le contó como justicia. El pacto con Abraham también mantuvo la autoridad de la ley de Dios...
La ley de Dios fue la base de ese pacto, que era sencillamente un arreglo para restituir al hombre a la armonía con la voluntad divina, colocándolo en situación de poder obedecer la ley de Dios.
Otro pacto, llamado en la Escritura el pacto ‘antiguo’, se estableció entre Dios e Israel en el Sinaí, y en aquel entonces fue ratificado mediante la sangre de un sacrificio. El pacto hecho con Abrahán fue ratificado mediante la sangre de Cristo..."
"Es evidente que el nuevo pacto estaba en vigor en los días de Abrahán, puesto que entonces fue confirmado, tanto por la promesa como por el juramento de Dios, ‘dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta’ (Heb. 6:18)"
"Pero si el pacto confirmado a Abrahán contenía la promesa de la redención, ¿por qué se hizo otro pacto en el Sinaí? Durante su servidumbre, el pueblo había perdido en alto grado el conocimiento de Dios y de los principios del pacto de Abrahán. Al libertarlos de Egipto, Dios trató de revelarles su poder y su misericordia para inducirlos a amarle y a confiar en él. Los llevó al mar Rojo, donde, perseguidos por los egipcios, parecía imposible que escaparan, para que pudieran ver su total desamparo y necesidad de ayuda divina; y entonces los libró. Así se llenaron de amor y gratitud hacia él, y confiaron en su poder para ayudarles. Los ligó a sí mismo como su libertador de la esclavitud temporal.
Pero había una verdad aún mayor que debía grabarse en sus mentes. Como habían vivido en un ambiente de idolatría y corrupción, no tenían un concepto verdadero de la santidad de Dios, de la extrema pecaminosidad de su propio corazón, de su total incapacidad para obedecer la ley de Dios, y de la necesidad de un Salvador. Todo esto se les debía enseñar...
Los israelitas no percibían la pecaminosidad de su propio corazón, y no comprendían que sin Cristo les era imposible guardar la ley de Dios; y con excesiva premura concertaron su pacto con Dios. Creyéndose capaces de ser justos por sí mismos, declararon: ‘Haremos todas las cosas que Jehová ha dicho, y obedeceremos’ (Éx. 24:7)... apenas unas pocas semanas después, quebrantaron su pacto con Dios al postrarse a adorar una imagen fundida. No podían esperar el favor de Dios por medio de un pacto que ya habían roto; y entonces viendo su pecaminosidad y su necesidad de perdón, llegaron a sentir la necesidad del Salvador revelado en el pacto de Abrahán y simbolizado en los sacrificios. De manera que mediante la fe y el amor se vincularon con Dios como su libertador de la esclavitud del pecado. Ya estaban capacitados para apreciar las bendiciones del nuevo pacto.
Los términos del pacto antiguo eran: Obedece y vivirás... El nuevo pacto se estableció sobre ‘mejores promesas’, la promesa del perdón de los pecados, y de la gracia de Dios para renovar el corazón y ponerlo en armonía con los principios de la ley de Dios"
"...la ‘dispensación cristiana’ comenzó para el hombre al menos tan tempranamente como se produjo la caída. Hay ciertamente dos dispensaciones: una dispensación de pecado y muerte, y otra de justicia y vida; pero esas dos dispensaciones han venido discurriendo de forma paralela desde la caída. Dios trata a los seres humanos como personas y no como naciones; no las trata de forma distinta según el siglo en el que hayan vivido. No importa en qué período de la historia del mundo, uno puede pasar en cualquier momento de la antigua a la nueva dispensación"
"’De manera que la Ley ha sido nuestro guía para llevarnos a Cristo, a fin de que fuéramos justificados por la fe’. En esa escritura, el Espíritu Santo, mediante el apóstol, está hablando especialmente de la ley moral. La ley nos revela el pecado, y hace que sintamos nuestra necesidad de Cristo, y que corramos hacia él para el perdón y la paz al ejercer el arrepentimiento hacia Dios, y fe hacia nuestro Señor Jesucristo.
"...el libro de Gálatas se escribió para colocar la ley ceremonial, la ley moral y el evangelio en sus verdaderas y correspondientes posiciones, y para aniquilar por siempre el ceremonialismo"
La promesa que Dios hizo a Abraham contenía todo lo necesario para preparar a una generación pecaminosa para la traslación, en la segunda venida de Cristo.
En relación con los dos pactos, se han destacado estos puntos:
· La salvación viene sólo mediante la promesa de Cristo, según el nuevo pacto.
· Jamás se salvó nadie mediante las promesas hechas por el hombre, según el antiguo pacto.
· Los dos pactos no son dispensacionales en el tiempo; es decir, no son secuenciales, no se suceden en el tiempo el uno al otro, ni están ligados a ninguna época en la historia.
· Los dos pactos describen dos condiciones opuestas del corazón, son dos opciones que han discurrido paralelas a lo largo de la historia de la humanidad.
· El pacto eterno es el mensaje del tercer ángel.
El antiguo pacto son las promesas del hombre de obedecer y vivir. Es un pacto de obras que produce "esclavitud". Jamás se debe confundir el antiguo pacto con el pacto eterno [nuevo pacto, o segundo pacto].
¿Por qué es la historia del antiguo y del nuevo pacto una historia tan desconocida? Porque una mayoría de cristianos ha aceptado irreflexiva y gratuitamente la suposición de que el antiguo pacto fue la forma en la que Dios salvó a las personas en el Antiguo Testamento, mientras que el nuevo sería la forma de salvarlas en el Nuevo Testamento. Ese error de concepto ha llevado a un dispensacionalismo en la comprensión de los pactos.
Pacto eterno es lo mismo que nuevo pacto. Son las buenas nuevas del evangelio. Cristo crucificado es el sustituto y garante del pecador. El pecador es incapaz de cumplir sus obligaciones con respecto a la ley. Cristo, el Fiador del pacto, cumple la justicia de la ley en beneficio del pecador.
Bendiciones.
Luego todo Israel será salvo.