Re: ¿DONDE ESTA PERFECTO?
w1c2m dijo:
Amado hno. Armando, en Rm.7:13-25 Pablo compara la espiritualidad de la ley de Moisés a su propia carnalidad, relativamente hablando (14, 15). Destaca algo de la psicología espiritual de cada adulto que lucha con el problema de la tentación y el pecado. Dice en los versículos 15, 16: "Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago. Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena."
Pablo ahí señala que todos sentian la tendencia de seguir los impulsos de la carne al mismo tiempo que anhelaban cumplir los deberes de la ley. Por esa lucha, indica que la ley es buena y santa y que la falta radica en uno mismo.
El apóstol sigue comentando acerca de este fenómeno hasta que llegar a los versículos 24 al 25, donde escribe: "¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado." Esta idea de servir con la carne se repetirá en el siguiente capítulo, Romanos 8. Pero, el punto ahora es que Cristo es el único remedio para el dilema del pecado. Una vez que uno peca, está condenado. Cada vez que trata de servir a Dios por su propia cuenta y de acuerdo con sus propias obras, hallas que fallas en algunos puntos, o a veces, en muchos puntos. Es un ciclo de intentar, y fallar, y de intentar, y de ser condenado.
La única solución es la sangre derramada de Cristo—su muerte. En su muerte, Cristo pagó la deuda del pecado, de mi pecado. Por eso, si acudo a él como el perdón por mis pecados ya hechos, hallo la esperanza por fin de poder agradar a Dios. Ahora, en Cristo, puedo ser justificado de mis pecados, lo cual no podía ser antes de entrar en Cristo donde existe el sacrificio por el pecado.
En Cristo,
w1c2m
Ro. cap. #7
¿Acaso ignoráis, hermanos (pues
hablo con los que conocen la ley),
que la ley se enseñorea del hombre entre tanto que éste vive? 2Porque la mujer casada está sujeta por la ley al marido mientras éste vive; pero si el marido muere, ella queda libre de la ley del marido. 3Así que, si en vida del marido se uniere a otro varón, será llamada adúltera; pero si su marido muriere, es libre de esa ley, de tal manera que si se uniere a otro marido, no será adúltera.
4
Así también vosotros, hermanos míos,
habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo,
para que seáis de otro,
del que resucitó de los muertos,
a fin de que llevemos fruto para Dios. 5Porque
mientras estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas que eran por la ley obraban en nuestros miembros llevando fruto para muerte. 6
Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos,
de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra.
El pecado que mora en mí
7
¿Qué diremos, pues? ¿La ley es pecado? En ninguna manera. Pero yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás. 8Mas el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, produjo en mí toda codicia; porque
sin la ley el pecado está muerto. 9
Y yo sin la ley vivía en un tiempo;
pero venido el mandamiento, el pecado revivió y yo morí. 10
Y hallé que el mismo mandamiento que era para vida, a mí
me resultó para muerte; 11
porque el pecado, tomando ocasión por el mandamiento,
me engañó, y por él me mató. 12De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno.
13
¿Luego lo que es bueno, vino a ser muerte para mí? En ninguna manera; sino que el pecado, para mostrarse pecado, produjo en mí la muerte por medio de lo que es bueno, a fin de que por el mandamiento el pecado llegase a ser sobremanera pecaminoso. 14Porque sabemos que
la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado. 15
Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago. 16
Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena. 17De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí. 18Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. 19Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. 20Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino
el pecado que mora en mí.
21
Así que, queriendo yo hacer el bien,
hallo esta ley: que el mal está en mí. 22Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; 23pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. 24¡
Miserable de mí!
¿quién me librará de este cuerpo de muerte? 25Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado.
Reina Valera Revisada (1960), (Estados Unidos de América: Sociedades Bíblicas Unidas) 1998.
Andaba Pablo en los deseos de la carne? Ciertamente no! Moraba el pecado en Pablo? Ciertamente no!. Como ya dije antes, esto no es mas que una conjetura que Pablo hace acerca de los que viven "en la ley" y de los que viven "en el Espiritu" Y la respuesta esta en el cap. #9!
Cap. 8:1-9
1
Ahora, pues,
ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús,
los que no andan conforme a la carne,
sino conforme al Espíritu. 2Porque
la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. 3Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; 4para que la justicia de la ley se cumpliese en
nosotros, que
no andamos conforme a la carne,
sino conforme al Espíritu. 5Porque
los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero
los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. 6Porque
el ocuparse de la carne es muerte, pero
el ocuparse del Espíritu es vida y paz. 7Por cuanto
los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; 8y
los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.
9Mas
vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu,
si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y
si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.
Reina Valera Revisada (1960), (Estados Unidos de América: Sociedades Bíblicas Unidas) 1998.
Medita en esto y mi anterior post. Dios te bendiga!