Re: << Don de lenguas >> "Manifestacion de Espiritu o Invenciones Personales"
Re: << Don de lenguas >> "Manifestacion de Espiritu o Invenciones Personales"
“Lo perfecto"
de 1 Corintios 13:10”
Por Hugo McCord,
evangelista y profesor emerítus.
Inolvidables son las palabras: “cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará” (1 Corintios 13:10). Es sorprendente leer el comentario de Thayer quien dice que el versículo se refiere al “estado perfecto de todas las cosas a establecerse cuando Cristo retorne del cielo” (Léxico griego-inglés del Nuevo Testamento, página 618).
Sin embargo, no hay texto bíblico que coloque a Jesús de nuevo en la tierra. Él “descenderá del cielo” y los salvos “seremos arrebatados... en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor” (1 Tesalonicenses 4:16-17). Estaría en peligro Jesús, no teniendo dónde pararse, si intentara regresar a este mundo, porque “la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas” (2 Pedro 3:10). En la actualidad, Jesús está preparando “muchas moradas” (Juan 14:2) “en la casa de” su “Padre” , y no en este mundo, “para que donde yo estoy, vosotros también estéis” (Juan 14:3). Algunas personas, conocedoras de que este mundo será consumido en fuego, piensan que el vocablo “perfecto” en 1 Corintios 10:13 se refiere a la “casa” del Padre, o sea, al cielo “perfecto”. Efectivamente, el cielo será un lugar “perfecto”: “Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron. Y no habrá más maldición... No habrá allí más noche” (Apocalipsis 21:4 ; 22:3, 5).
Pero, si “lo perfecto” de 1 Corintios 13:10 es el cielo, entonces ¿qué es “lo que es en parte”, lo cual “se acabará”? ¿Se acabará la tierra “en parte” o en su totalidad cuando aparece el cielo (2 Pedro 3:10)? Juan dice que el cielo es “un cielo nuevo y una tierra nueva”, habiendo desaparecidos “el primer cielo y la primera tierra”, y no “en parte” (Apocalipsis 21:1).
A decir la verdad, no hay nada en 1 Corintios 13:10 que sea una referencia al cielo. Los capítulos doce, trece y catorce de 1 Corintios constituyen una exposición sobre los “dones sobrenaturales” (12:1), o sea, los dones milagrosos conferidos a través de “la imposición de las manos de los apóstoles” (Hechos 8:18; Romanos 1:11 ; 2 Timoteo 1:6), los cuales capacitaron a algunos para ser “los que hacen milagros... los que sanan... los que tienen don de lenguas” o los que profetizan (1 Corintios 12:28 – 13:2).
Con todo, los profetas inspirados del Nuevo Testamento no pudieron dar la plena revelación de Dios: solo podían profetizar “en parte” (13:9). En cambio, cuando finalmente llegó “lo perfecto” (13:10. Del griego “teleión,” que significa “entero, completo” ), al ser guiados los apóstoles “a toda la verdad” (Juan 16:13), entonces se acabó lo que era “en parte,” a saber, las profecías dadas poco a poco.
No ha habido más profecías desde que muriera la última persona a quien los apóstoles le impusieran manos, impartiéndole el don de profecía. Al terminar Juan el libro número veintisiete del Nuevo Testamento en el año 96 después de Cristo, se había dado completamente, enteramente, perfectamente, “toda la verdad” (Juan 16:13) que Jesús prometió a los apóstoles
Re: << Don de lenguas >> "Manifestacion de Espiritu o Invenciones Personales"
“Lo perfecto"
de 1 Corintios 13:10”
Por Hugo McCord,
evangelista y profesor emerítus.
Inolvidables son las palabras: “cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará” (1 Corintios 13:10). Es sorprendente leer el comentario de Thayer quien dice que el versículo se refiere al “estado perfecto de todas las cosas a establecerse cuando Cristo retorne del cielo” (Léxico griego-inglés del Nuevo Testamento, página 618).
Sin embargo, no hay texto bíblico que coloque a Jesús de nuevo en la tierra. Él “descenderá del cielo” y los salvos “seremos arrebatados... en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor” (1 Tesalonicenses 4:16-17). Estaría en peligro Jesús, no teniendo dónde pararse, si intentara regresar a este mundo, porque “la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas” (2 Pedro 3:10). En la actualidad, Jesús está preparando “muchas moradas” (Juan 14:2) “en la casa de” su “Padre” , y no en este mundo, “para que donde yo estoy, vosotros también estéis” (Juan 14:3). Algunas personas, conocedoras de que este mundo será consumido en fuego, piensan que el vocablo “perfecto” en 1 Corintios 10:13 se refiere a la “casa” del Padre, o sea, al cielo “perfecto”. Efectivamente, el cielo será un lugar “perfecto”: “Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron. Y no habrá más maldición... No habrá allí más noche” (Apocalipsis 21:4 ; 22:3, 5).
Pero, si “lo perfecto” de 1 Corintios 13:10 es el cielo, entonces ¿qué es “lo que es en parte”, lo cual “se acabará”? ¿Se acabará la tierra “en parte” o en su totalidad cuando aparece el cielo (2 Pedro 3:10)? Juan dice que el cielo es “un cielo nuevo y una tierra nueva”, habiendo desaparecidos “el primer cielo y la primera tierra”, y no “en parte” (Apocalipsis 21:1).
A decir la verdad, no hay nada en 1 Corintios 13:10 que sea una referencia al cielo. Los capítulos doce, trece y catorce de 1 Corintios constituyen una exposición sobre los “dones sobrenaturales” (12:1), o sea, los dones milagrosos conferidos a través de “la imposición de las manos de los apóstoles” (Hechos 8:18; Romanos 1:11 ; 2 Timoteo 1:6), los cuales capacitaron a algunos para ser “los que hacen milagros... los que sanan... los que tienen don de lenguas” o los que profetizan (1 Corintios 12:28 – 13:2).
Con todo, los profetas inspirados del Nuevo Testamento no pudieron dar la plena revelación de Dios: solo podían profetizar “en parte” (13:9). En cambio, cuando finalmente llegó “lo perfecto” (13:10. Del griego “teleión,” que significa “entero, completo” ), al ser guiados los apóstoles “a toda la verdad” (Juan 16:13), entonces se acabó lo que era “en parte,” a saber, las profecías dadas poco a poco.
No ha habido más profecías desde que muriera la última persona a quien los apóstoles le impusieran manos, impartiéndole el don de profecía. Al terminar Juan el libro número veintisiete del Nuevo Testamento en el año 96 después de Cristo, se había dado completamente, enteramente, perfectamente, “toda la verdad” (Juan 16:13) que Jesús prometió a los apóstoles