Re: DISPARATES
Macabeo:
Ya existe a finales del siglo XII en Catalunya un sentimiento de identidad nacional con capacidad para proyectar una construcción política unificadora. Pero Catalunya, como tal, no existe todavía. Sus estrechas afinidades feudales, matrimoniales, lingüísticas con los principados de Languedoc, Carcason, Beziers, pronto Provença y luego Montpelier diseñan un futuro en ese espacio godo donde constituyen un bastión frente la amenaza islámica.
Esta realidad política independiente, expresión de una nación homogénea, la consigue Catalunya tras los decisivos acontecimientos que se desarrollan entre 110 y 1150
Con la invasión almorávide el Islam se torna conquistador e intolerante. De nuevo los catalanes se quedan solos ante el peligro. Conjurada la amenaza, afrontan los catalanes la reconquista. Los catalanes se consagran a un proyecto de expansión territorial que conduce a la conquista del Delta del Ebro y la Nueva Catalunya 1147-1149.
En adelante, Ramón Berenguer IV, lejos de adornar su autoridad con pomposos títulos, prefiere describirla en términos territoriales. De Salses a Tortosa, de Lérida a Tremp. Son los límites de Catalunya, no los del condado de Barcelona ampliado.
La unión dinástica con el reino de Aragón exige al conde catalán deslindar el nuevo espacio territorial que ya posee. Esta unión se concibe como estrictamente personal para preservar en lo posible a su joven nación de los riesgos de una fusión con otra extranjera.
Los mismos condes de Barcelona no parecen considerar la posesión de una corona como un prestigio suplementario. Ramón Berenguer IV será solo príncipe de Aragón y en la titulación de los conde-reyes, la dignidad condal prevalecerá sobre la regia.
Macabeo:
Ya existe a finales del siglo XII en Catalunya un sentimiento de identidad nacional con capacidad para proyectar una construcción política unificadora. Pero Catalunya, como tal, no existe todavía. Sus estrechas afinidades feudales, matrimoniales, lingüísticas con los principados de Languedoc, Carcason, Beziers, pronto Provença y luego Montpelier diseñan un futuro en ese espacio godo donde constituyen un bastión frente la amenaza islámica.
Esta realidad política independiente, expresión de una nación homogénea, la consigue Catalunya tras los decisivos acontecimientos que se desarrollan entre 110 y 1150
Con la invasión almorávide el Islam se torna conquistador e intolerante. De nuevo los catalanes se quedan solos ante el peligro. Conjurada la amenaza, afrontan los catalanes la reconquista. Los catalanes se consagran a un proyecto de expansión territorial que conduce a la conquista del Delta del Ebro y la Nueva Catalunya 1147-1149.
En adelante, Ramón Berenguer IV, lejos de adornar su autoridad con pomposos títulos, prefiere describirla en términos territoriales. De Salses a Tortosa, de Lérida a Tremp. Son los límites de Catalunya, no los del condado de Barcelona ampliado.
La unión dinástica con el reino de Aragón exige al conde catalán deslindar el nuevo espacio territorial que ya posee. Esta unión se concibe como estrictamente personal para preservar en lo posible a su joven nación de los riesgos de una fusión con otra extranjera.
Los mismos condes de Barcelona no parecen considerar la posesión de una corona como un prestigio suplementario. Ramón Berenguer IV será solo príncipe de Aragón y en la titulación de los conde-reyes, la dignidad condal prevalecerá sobre la regia.