Mucha gente me dice: ” Si Dios existe, ¿por qué el mundo está dado vuelta como está?”
Hambre, pestes, guerras, inseguridad.
Los temas de siempre que el hombre creyó poder solucionar mediante su razón, creyendo que por el sólo hecho de estar cerca un nuevo siglo, (el XXI) las cosas se arreglarían como por arte de magia.
Muchos pensaban que con el 2000 todos nos volveríamos automáticamente gentiles, buenos y justos. Algo realmente necio.
Aún cuando la mayoría de la gente de este mundo pretenda darle la espalda, el problema básico de todos nuestros males persiste.
Hay quienes creen que nuestra vida comenzó en el agua (como promueven los grandes Acuarios).
En definitiva (según ellos): Del agua, por una serie de casualidades que no conviene estudiar mucho porque se nos viene abajo la teoría evolucionista, apareció un ser ¿molusco?, que luego mutó en un pez, que luego se convirtió en un reptil que pudo salir del agua y andar por la tierra, que luego se convirtió en un mamífero que luego se transformó en un mono y que por último apareció el hombre (el último orejón del tarro) que en realidad es el fin de la cadena (al menos por ahora, ¡aguante X-Men2!)
Hemos sido creados por Dios como seres perfectos.
¿Locura?
Creo ser más cuerdo (al menos) que quienes sostienen la teoría antes mencionada.
Dios no crea imperfecciones.
Entonces, ¿por qué no continuamos en el camino de perfección y desembocamos en esto?
Porque Dios es un desubicado.
Cuando nos hizo perfectos, nos hizo también totalmente libres. Y para demostrar que lo éramos, nos dio la posibilidad de contar con un único elemento de su creación (un árbol) que nos estaba prohibido.
Si no hubiera existido este árbol, no habríamos tenido la libertad para escoger plenamente nuestro destino, y por lo tanto, una libertad del 99,99% se convierte en una libertad falsa, porque existiría una opción escondida a mi poder de elección.
¿Qué sucedió entonces?
Muchos conocen la historia…
El árbol, por estar prohibido, parecía hacer señas a nuestra conciencia, aparentaba tener un “atractivo” que ningún otro árbol tenía.
Teníamos la posibilidad de elegir cualquier cosa durante las 24 horas, menos de ESE ARBOL.
Ah! Pero ese sí que era un buen árbol.
Los demás eran todos accesibles, no tenía mucha gracia saborear los frutos permitiros, pero ESE árbol reunía todas las condiciones para saciar nuestra creciente curiosidad y deseos de conquista.
Lo cierto es que, haciendo un mal uso de nuestro razonar, encontramos más elevado nuestro nivel de excusas que de alertas rojas, y abrazamos el árbol prohibido con gran avidez.
Allí fue que Dios quedó desubicado.
Explico.
Dios quedó desubicado, no por sí mismo, sino porque el hombre lo quitó de la ubicación que tenía antes de la desobediencia.
La ubicación de Dios era la de un creador ocupado en el bienestar de su creación.
El hombre creyó posible un distanciamiento de Dios a tal punto de independizarse, aún de aquello que lo mantenía con vida.
Este fue el comienzo del caos, paulatinamente comenzó a deteriorarse todo con el correr de las horas, días, meses, años, mileños… hasta que llegamos a hoy.
Esto es lo que vemos y lo que hemos (han) hecho siglos y siglos de descomposición moral y espiritual.
¿Que si hay solución? ¡Seguro! Y siempre estuvo y está al alcance de nuestras manos.
Consiste en volver a ubicar a Dios en el lugar que corresponde…
¿De qué estoy hablando?
Dios hizo al hombre con un espacio en su corazón, (en lo más profundo del alma, donde se aloja el espíritu) para habitar allí.
Imaginemos un huevo.
La cáscara es el cuerpo, la clara es el alma, pero el espíritu, es la yema.
Aquello que contiene verdadera vida se encuentra muerto en muchos, y Dios quiere restaurarlo HOY !!!
Ese lugar en muchos está vacío…
Pero lo importante es que Dios mismo tomó cartas en el asunto y dejó prevista una solución.
Para revertir la opción de la desobediencia, Dios tuvo que poner otra opción en nuestro camino.
Recordemos que si somos 100% libres (libre albedrío) deberíamos tener también acceso a alguna forma de estar a cuentas con Dios por un error que no cometimos personalmente pero que acarreamos de nuestro ancestro Adán.
Esta desobediencia de Adán, ha permitido que desde nuestro nacimiento, poseamos esa semilla latente y activa que muchas veces nos lleva a actuar de modos que luego odiamos o por lo menos nos avergüenzan.
Entonces, y como según los escritos antiguos, la desobediencia sólo se podía borrar con sangre inocente, Dios mismo, hecho hombre en la persona de Jesús, siendo perfectamente inocente, participando de un 100% de divinidad y a la vez un 100% de Dios, eligió morir para “saldar la cuenta” que teníamos pendiente.
Ahora bien, ¿por qué el mundo sigue estando así si Jesús ya pagó la deuda?
Sucede que la deuda está paga, pero aún no nos hemos acercado a la ventanilla correcta a recibir el certificado correspondiente.
Muchos ya lo tenemos. ¿Cómo hemos hecho?
Acercándonos a Jesús.
Dios no va a venir a molestarte.
Así como día a día tenemos la oportunidad de darle la espalda, burlarnos de Él, reírnos de quienes creen en Él, escaparnos de todo lo que se relaciona con Dios (porque, no lo olvidemos, somos perfectamente libres de hacerlo), también tenemos una oportunidad para acercarnos a Él y conocerlo de un modo personal.
No es algo que algún hombre haya podido "encontrar" como un tesoro o algo así. Sino que Dios mismo dejó claramente descripto cuál era el modo de acercarse a Él y de qué forma le gusta que los hombres se acerquen para hablarle: con arrepentimiento, pero como quien se acerca a su padre biológico para rogarle que le perdone por una travesura que sabe que no fue tan leve como había considerado.
Él espera a que te le acerques, y hagas lo siguiente:
Que cierres los ojos, y hables con Él.
Sólo eso.
¿Qué le puedo decir a Dios?, quizá te estés preguntando...
Bueno, si para ese momento lograste vencer el orgullo de decirte “esas son pavadas para débiles”, entonces quizá puedas llamarle “Señor”, pedirle perdón por tus desórdenes e invitarle a que vuelva a ocupar el lugar que había quedado vacío.
No vas a escuchar voces, ni explosiones de fuegos artificiales, pero en ese mismo momento vas a comprender lo que significa nacer de nuevo.
Lo vas a ir conociendo a Dios de una manera personal, porque así Él quiere que sea.
Hablá con Él cuando puedas y en el lugar que vos quieras.
Él no tiene “centros de atención” con horarios, Él está esperando que tus labios comiencen a moverse… Y ¡ vas a notar increíbles cambios !
Te preguntarás ¿tan sencillo? Sí, tan sencillo como abrazar un árbol.
Dios no complica las cosas. El razonamiento humano sí.
Este texto he decidido terminarlo acá.
Si creés que terminó demasiado rápido, es porque algo muy dentro tuyo está dando señales de estar despertando de un largo sueño… ¡no dejes que vuelva a dormirse!
Releé este mensaje y decidite, algo que las palabras no pueden describir está por comenzar en tu vida.
Y sólo es el principio…
Leelo cuantas veces quieras y pasalo…
Si querés conversar conmigo con lo que te está sucediendo, o si tenés alguna experiencia con Dios y querés comentármela, hacelo por medio de un comentario.
Espero buenas nuevas…
Hambre, pestes, guerras, inseguridad.
Los temas de siempre que el hombre creyó poder solucionar mediante su razón, creyendo que por el sólo hecho de estar cerca un nuevo siglo, (el XXI) las cosas se arreglarían como por arte de magia.
Muchos pensaban que con el 2000 todos nos volveríamos automáticamente gentiles, buenos y justos. Algo realmente necio.
Aún cuando la mayoría de la gente de este mundo pretenda darle la espalda, el problema básico de todos nuestros males persiste.
Hay quienes creen que nuestra vida comenzó en el agua (como promueven los grandes Acuarios).
En definitiva (según ellos): Del agua, por una serie de casualidades que no conviene estudiar mucho porque se nos viene abajo la teoría evolucionista, apareció un ser ¿molusco?, que luego mutó en un pez, que luego se convirtió en un reptil que pudo salir del agua y andar por la tierra, que luego se convirtió en un mamífero que luego se transformó en un mono y que por último apareció el hombre (el último orejón del tarro) que en realidad es el fin de la cadena (al menos por ahora, ¡aguante X-Men2!)
Hemos sido creados por Dios como seres perfectos.
¿Locura?
Creo ser más cuerdo (al menos) que quienes sostienen la teoría antes mencionada.
Dios no crea imperfecciones.
Entonces, ¿por qué no continuamos en el camino de perfección y desembocamos en esto?
Porque Dios es un desubicado.
Cuando nos hizo perfectos, nos hizo también totalmente libres. Y para demostrar que lo éramos, nos dio la posibilidad de contar con un único elemento de su creación (un árbol) que nos estaba prohibido.
Si no hubiera existido este árbol, no habríamos tenido la libertad para escoger plenamente nuestro destino, y por lo tanto, una libertad del 99,99% se convierte en una libertad falsa, porque existiría una opción escondida a mi poder de elección.
¿Qué sucedió entonces?
Muchos conocen la historia…
El árbol, por estar prohibido, parecía hacer señas a nuestra conciencia, aparentaba tener un “atractivo” que ningún otro árbol tenía.
Teníamos la posibilidad de elegir cualquier cosa durante las 24 horas, menos de ESE ARBOL.
Ah! Pero ese sí que era un buen árbol.
Los demás eran todos accesibles, no tenía mucha gracia saborear los frutos permitiros, pero ESE árbol reunía todas las condiciones para saciar nuestra creciente curiosidad y deseos de conquista.
Lo cierto es que, haciendo un mal uso de nuestro razonar, encontramos más elevado nuestro nivel de excusas que de alertas rojas, y abrazamos el árbol prohibido con gran avidez.
Allí fue que Dios quedó desubicado.
Explico.
Dios quedó desubicado, no por sí mismo, sino porque el hombre lo quitó de la ubicación que tenía antes de la desobediencia.
La ubicación de Dios era la de un creador ocupado en el bienestar de su creación.
El hombre creyó posible un distanciamiento de Dios a tal punto de independizarse, aún de aquello que lo mantenía con vida.
Este fue el comienzo del caos, paulatinamente comenzó a deteriorarse todo con el correr de las horas, días, meses, años, mileños… hasta que llegamos a hoy.
Esto es lo que vemos y lo que hemos (han) hecho siglos y siglos de descomposición moral y espiritual.
¿Que si hay solución? ¡Seguro! Y siempre estuvo y está al alcance de nuestras manos.
Consiste en volver a ubicar a Dios en el lugar que corresponde…
¿De qué estoy hablando?
Dios hizo al hombre con un espacio en su corazón, (en lo más profundo del alma, donde se aloja el espíritu) para habitar allí.
Imaginemos un huevo.
La cáscara es el cuerpo, la clara es el alma, pero el espíritu, es la yema.
Aquello que contiene verdadera vida se encuentra muerto en muchos, y Dios quiere restaurarlo HOY !!!
Ese lugar en muchos está vacío…
Pero lo importante es que Dios mismo tomó cartas en el asunto y dejó prevista una solución.
Para revertir la opción de la desobediencia, Dios tuvo que poner otra opción en nuestro camino.
Recordemos que si somos 100% libres (libre albedrío) deberíamos tener también acceso a alguna forma de estar a cuentas con Dios por un error que no cometimos personalmente pero que acarreamos de nuestro ancestro Adán.
Esta desobediencia de Adán, ha permitido que desde nuestro nacimiento, poseamos esa semilla latente y activa que muchas veces nos lleva a actuar de modos que luego odiamos o por lo menos nos avergüenzan.
Entonces, y como según los escritos antiguos, la desobediencia sólo se podía borrar con sangre inocente, Dios mismo, hecho hombre en la persona de Jesús, siendo perfectamente inocente, participando de un 100% de divinidad y a la vez un 100% de Dios, eligió morir para “saldar la cuenta” que teníamos pendiente.
Ahora bien, ¿por qué el mundo sigue estando así si Jesús ya pagó la deuda?
Sucede que la deuda está paga, pero aún no nos hemos acercado a la ventanilla correcta a recibir el certificado correspondiente.
Muchos ya lo tenemos. ¿Cómo hemos hecho?
Acercándonos a Jesús.
Dios no va a venir a molestarte.
Así como día a día tenemos la oportunidad de darle la espalda, burlarnos de Él, reírnos de quienes creen en Él, escaparnos de todo lo que se relaciona con Dios (porque, no lo olvidemos, somos perfectamente libres de hacerlo), también tenemos una oportunidad para acercarnos a Él y conocerlo de un modo personal.
No es algo que algún hombre haya podido "encontrar" como un tesoro o algo así. Sino que Dios mismo dejó claramente descripto cuál era el modo de acercarse a Él y de qué forma le gusta que los hombres se acerquen para hablarle: con arrepentimiento, pero como quien se acerca a su padre biológico para rogarle que le perdone por una travesura que sabe que no fue tan leve como había considerado.
Él espera a que te le acerques, y hagas lo siguiente:
Que cierres los ojos, y hables con Él.
Sólo eso.
¿Qué le puedo decir a Dios?, quizá te estés preguntando...
Bueno, si para ese momento lograste vencer el orgullo de decirte “esas son pavadas para débiles”, entonces quizá puedas llamarle “Señor”, pedirle perdón por tus desórdenes e invitarle a que vuelva a ocupar el lugar que había quedado vacío.
No vas a escuchar voces, ni explosiones de fuegos artificiales, pero en ese mismo momento vas a comprender lo que significa nacer de nuevo.
Lo vas a ir conociendo a Dios de una manera personal, porque así Él quiere que sea.
Hablá con Él cuando puedas y en el lugar que vos quieras.
Él no tiene “centros de atención” con horarios, Él está esperando que tus labios comiencen a moverse… Y ¡ vas a notar increíbles cambios !
Te preguntarás ¿tan sencillo? Sí, tan sencillo como abrazar un árbol.
Dios no complica las cosas. El razonamiento humano sí.
Este texto he decidido terminarlo acá.
Si creés que terminó demasiado rápido, es porque algo muy dentro tuyo está dando señales de estar despertando de un largo sueño… ¡no dejes que vuelva a dormirse!
Releé este mensaje y decidite, algo que las palabras no pueden describir está por comenzar en tu vida.
Y sólo es el principio…
Leelo cuantas veces quieras y pasalo…
Si querés conversar conmigo con lo que te está sucediendo, o si tenés alguna experiencia con Dios y querés comentármela, hacelo por medio de un comentario.
Espero buenas nuevas…