Según mi punto de vista, la religión y la legislación han de ser dos cosas totalmente separadas.
Las ideas Cristianas se han de cumplir por sentirlas en el corazón, no porque la ley del país nos obligue.
Un País libre, ha de aceptar la legalidad del divorcio, del aborto, o de la unión de dos personas sin discriminación de sexos, así como la libertad de culto religioso, o de opiniones políticas.
El libre albedrío, hay que utilizarlo, un Cristiano no se divorciará, un Cristiano no abortará, un Cristiano no tendrá relaciones homosexuales, incluso si las leyes del país lo permiten.
Sin embargo alguien que no se divorcie, aborte, o tenga relaciones homosexuales, por que la ley de su país no lo permite, eso no le convierte en Cristiano, ni tan siquiera en buena persona, pues posiblemente vivirá amargado por no poder realizar su deseo.
En la libertad, es donde los Cristianos pueden ser un ejemplo para los demás.
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Josep M. Casalta alias "Catalá"
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