"En su trabajo, Bonino dice que la ejecución de estos micromachismos brinda “ventajas”, algunas a corto, otras a largo plazo para los varones, pero ejercen efectos dañinos en las mujeres, las relaciones familiares y en ellos mismos, en tanto quedan atrapados en modos de relación que convierten a la mujer en adversaria, impiden el vinculo con una compañera y no aseguran el afecto (ya que el dominio y el control exitoso sólo garantizan obediencia y generan resentimientos).
Para mejor evidenciar estas prácticas, el especialista español los clasifica en tres categorías: los micromachismos coercitivos (o directos), los encubiertos (de control oculto o indirecto) y los de crisis, las que describe de la siguiente manera:
En los “coercitivos”, el varón usa la fuerza moral, psíquica, económica o de la propia personalidad, para intentar doblegar y/o anular a la mujer, quitándole toda razón. Como ejemplos, la intimidación, toma repentina del mando, apelación al argumento “lógico” de su poder, agobio a la víctima, insistencia abusiva, control del dinero, uso expansivo del espacio físico, entre otros.
En los micromachismos “encubiertos”, el varón oculta su objetivo de dominio y a partir de maniobras sutiles que pasan desapercibidas, impiden el pensamiento y la acción eficaz de la mujer, llevándola a hacer lo que no quiere y conduciéndola en la dirección elegida por el varón; tienen todas las características de lo que el psicoanálisis llama “mecanismos psicopáticos”. Como ejemplos, los requerimientos abusivos solapados; maniobras de explotación emocional; culpabilización del placer que la mujer siente; enfurruñamiento; acusación culposa y maniobras de desautorización, entre otras.
"Los micromachismos de “crisis”, suelen utilizarse en momentos de desequilibrio en el estable desbalance de poder en las relaciones, tales como aumento del poder personal de la mujer por cambios en su vida o pérdida del poder del varón por razones físicas o laborales. El varón, al sentirse perjudicado, puede utilizar estas maniobras o utilizar las definidas anteriormente, aumentando su cantidad o su intensidad con el fin de restablecer el status quo.
Finalmente, el doctor Bonino M. dice estar convencido de que el abordaje de la violencia masculina no puede centrarse sólo en sus formas extremas, sino que debe incluir los micromachismos, de lo contrario, la masculinidad se mantendrá peligrosamente violenta. "
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Como pueden ver, este experto español está muy actualizado.