DIÁLOGO ECUMÉNICO PROPUESTO POR UN CATÓLICO

Estado
Cerrado para nuevas respuestas
Aportación al diálogo Haaz-Miguel

Me permito deciros que hace dos años el Papa
ya abandonó la expresión de "hermanos separados" y que actualmente se usa otra terminología en la Iglesia Católica. He aquí el texto del n.42 de la Encíclica Ut unum sint:
"Sucede por ejemplo que -en el mismo espíritu del Sermón de la Montaña- los cristianos pertenecientes a una confesión ya no consideran a los demás cristianos como enemigos o extranjeros, sino que ven en ellos a hermanos y hermanas. Por otra parte, hoy se tiende a sustituir incluso el uso de la expresión hermanos separados por términos más adecuados para evocar la profundidad de la comunión -ligada al carácter bautismal- que el Espíritu alimenta a pesar de las roturas históricas y canónicas. Se habla de «otros cristianos», de «otros bautizados», de «cristianos de otras Comunidades». El Directorio para la aplicación de los principios y de las normas acerca del ecumenismo llama a las Comunidades a las que pertenecen estos cristianos como «Iglesias o Comunidades eclesiales que no están en plena comunión con la Iglesia católica». Esta ampliación de la terminología traduce una notable evolución de la mentalidad. La conciencia de la común pertenencia a Cristo se profundiza. Lo he podido constatar personalmente muchas veces, durante las celebraciones ecuménicas que constituyen uno de los eventos importantes de mis viajes apostólicos por las diversas partes del mundo, o en los encuentros y celebraciones ecuménicas realizados en Roma. La «fraternidad universal» de los cristianos se ha convertido en una firme convicción ecuménica. Relegando al olvido las excomuniones del pasado, las Comunidades que en un tiempo fueron rivales hoy en muchos casos se ayudan mutuamente; a veces se prestan los edificios de culto, se ofrecen becas de estudio para la formación de los ministros de las Comunidades carentes de medios, se interviene ante las autoridades civiles para defender a otros cristianos injustamente acusados, se demuestra la falta de fundamento de las calumnias que padecen ciertos grupos".
Perdón por haber intervenido
Vuestro hermano
Laurisilvo
 
Hermano Haaz, parece que ahora les toca el turno a los "tiernos y humildes", han venido después del 2000 que era un toro encabritado que nos quería meter los cuernos por entre las piernas.

Ahora les toca a los que pueden hablar tan lindo y dulcemente. Pero sabemos que ambas clases de romanistas son iguales.

Mira lo que te dice Miguelín:

"Es decir: Hoy los cristianos forman parte de varias Iglesias, Denominaciones, Comunidades y etcétera. Cuando se habla de unidad, no se habla de una organización estructural con una única jerarquía o algo así. Se habla de una unidad en la Verdad y en el Amor."

¡Qué dulzura, verdad! Pero pídeles que te muestren la carta que traen en el sobaco. Esa carta maligna ambiciosa de poder, de mariolatría, de supersticiones, de afirmaciones como que "la Biblia contiene la palabra de Dios" pero "no es la Palabra de Dios", en esa carta está la nigromancia encubierta en espiritualidad cristiana para hablar con los muertos. Esa es la carta que trae el Vaticano. Este Vaticano que está trabajando duro para conquistar China, Rusia y otros países de historia protestante pero que se han alejado de la PALABRA DE DIOS tanto como ellos.

A mí me gusta, y me encanta que JETONIUS y RICARDO les hablen en el tono amable y académico; pero el Señor nos ha dado diferentes dones. Yo uso los dones que el Señor me ha dado para desenmascarar a la Roma de todos los tiempos hundida en el pecado y tratando de hundir al resto del mundo con ella.
 
<BLOCKQUOTE><font size="1" face="Helvetica, Verdana, Arial">Comentario:</font><HR>Originalmente enviado por Laurisilvo:
Aportación al diálogo Haaz-Miguel

Me permito deciros que hace dos años el Papa
ya abandonó la expresión de "hermanos separados" y que actualmente se usa otra terminología en la Iglesia Católica. He aquí el texto del n.42 de la Encíclica Ut unum sint:
"Sucede por ejemplo que -en el mismo espíritu del Sermón de la Montaña- los cristianos pertenecientes a una confesión ya no consideran a los demás cristianos como enemigos o extranjeros, sino que ven en ellos a hermanos y hermanas. Por otra parte, hoy se tiende a sustituir incluso el uso de la expresión hermanos separados por términos más adecuados para evocar la profundidad de la comunión -ligada al carácter bautismal- que el Espíritu alimenta a pesar de las roturas históricas y canónicas. Se habla de «otros cristianos», de «otros bautizados», de «cristianos de otras Comunidades». El Directorio para la aplicación de los principios y de las normas acerca del ecumenismo llama a las Comunidades a las que pertenecen estos cristianos como «Iglesias o Comunidades eclesiales que no están en plena comunión con la Iglesia católica». Esta ampliación de la terminología traduce una notable evolución de la mentalidad. La conciencia de la común pertenencia a Cristo se profundiza. Lo he podido constatar personalmente muchas veces, durante las celebraciones ecuménicas que constituyen uno de los eventos importantes de mis viajes apostólicos por las diversas partes del mundo, o en los encuentros y celebraciones ecuménicas realizados en Roma. La «fraternidad universal» de los cristianos se ha convertido en una firme convicción ecuménica. Relegando al olvido las excomuniones del pasado, las Comunidades que en un tiempo fueron rivales hoy en muchos casos se ayudan mutuamente; a veces se prestan los edificios de culto, se ofrecen becas de estudio para la formación de los ministros de las Comunidades carentes de medios, se interviene ante las autoridades civiles para defender a otros cristianos injustamente acusados, se demuestra la falta de fundamento de las calumnias que padecen ciertos grupos".
Perdón por haber intervenido
Vuestro hermano
Laurisilvo
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Amigo Laurisilvo:
Primero que todo, no debes de pedir perdón por "intervenir" en un diálogo, en el foro uno pone que algo va dirigido a alguien porque con esa persona ha estado "conversando", no porque es algo exclusivo.
Te quiero mencionar que esos cambios de "nombres" no significan nada, la verdad no cambia, las excomuniones "olvidadas" todavía están vigentes, me llames hermano separado, hermano, amigo, pandereta, etc. no cambias en nada la situación mía ni la tuya. Qué implicaciones tienen los cambios de nombre??? Ahora entonces Jesús fundó varias iglesias??? O lo que antes eran "sectas" ahora son "iglesias" porque Roma así lo decidió???? Los que antes "se fueron al infierno" por pertenecer a una "secta hereje", ahora son trasladados al cielo porque resulta que ahora son una "iglesia"??? Roma no es consistente con lo que dice, y me vas a perdonar si te suena duro, pero al igual que las otras sectas que hoy dicen una cosa y mañana otra (y que tanto criticamos), Roma hoy nos dice una cosa y mañana otra; "hoy" sostiene una barbaridad (como negar la Biblia al pueblo y perseguir a los que la traducían) y "mañana" pide perdón!!!!! Pregunto otra vez: ¿de cuántas cosas de las que hoy defienden como ciertas, mañana estarán pidiendo perdón o estarán "cambiando"?
 
Amigo Haaz:
No soy el único cristiano que considera un deber el esfuerzo por llegar a una unidad de los cristianos. He bajado de la red una opinión interesante expuesta por un cristiano que goza de gran prestigio ante millones de creyentes. El no cree en el primado de Pedro y sus sucesores, pero dice:
(comienzo de cita)
"Pues en la práctica, todo grupo de hombres reunido, para servir eficazmente una causa común es habitualmente dirigido por una sola persona. Parece que la organización exterior de la Iglesia se ha desarrollado en ese sentido. Sus núcleos primordiales - los obispados - pequeños, por cierto, sin embargo plenamente independientes en el principio, se unieron poco a poco en diócesis, metrópolis, exarcados, etc. y constituyeron finalmente los cinco patriarcados al lado de los cuales se crearon otras organizaciones: las iglesias nacionales. A la cabeza de cada grupo de iglesias se halla obligatoriamente un obispo que los otros obispos del grupo "deben honrar como su jefe" y están obligados a no traer nada sin consultarle en todo lo que va más allá que su competencia (R. Ap.34). A lo que parece, no habría pues nada de inadmisible y nada de contrario a esta evolución histórica de la Iglesia en el hecho de que una sola persona presidiría algún día los destinos de la Iglesia ecuménica terrenal en calidad, supongámoslo, de Presidente del Concilio Ecuménico, de jefe de la jerarquía eclesiástica y no por supuesto, de vicario de Cristo. Ese Jefe podría ser eventualmente el obispo de una capital mundial.

No sabemos si la evolución de la Iglesia concluirá por el establecimiento de una dirección personal. No insistiremos, tampoco, sobre el peligro que habría en concentrar el poder universal entre las manos de un solo hombre expuesto a toda suerte de tentaciones. Admitamos incluso que una dirección personal sea útil pare la Iglesia desde el punto de vista administrativo, pero no olvidemos las palabras divinas ya citadas: "Los pensamientos míos no son vuestros pensamientos, " etc. Dios conduce la Iglesia en una vía conocida y querida por El solo y esta vía no concuerda siempre con los razonamientos de la sabiduría humana"
(fin de la cita)
El autor es el Patriarca de la Iglesia ortodoxa Rusa, Alexis.
Si te interesa te digo la Web donde aparece
 
Amigo Laurisilvo:
Comprendo que los ortodoxos y los romanos traten de unirse (por lo menos creo comprender). Pero cómo responde eso mis preguntas????
Además, cómo andarán dos juntos si no están de acuerdo???

DTB
 
para Haaz, Miguel, Ezequiel y otros que polemizan conmigo:
He estado leyendo en este Foro Cristiano que se niega a la Trinidad de Personas en Dios y me quedo perplejo. Ese es el núcleo de la fe cristiana. Y, aunque estaba algo desanimado, ante un rechazo por parte de evangálicos de la misma idea del ecumenismo, AHORA he decidido seguir adelante porque si somos cristianos tenemos que empezar por dar gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo porque hemos sido bautizados en el nombre de las tres divinas Personas.
 
Laurisilvio

En cuanto al propósito ecuménico de su mensaje, antes de referirme a el, permítame dos preguntas:


1- ¿Considerando la enseñanza del Evangelio de Jesucristo, cree usted que lo siguiente es agradable a Dios Todopoderoso y en lo cual puede darse unidad?

Su iglesia afirma:

"...Por tanto, la palabra de Dios NO ESTÁ contenida únicamente en la Escritura. Vive también en la Iglesia en forma de cultos y costumbres (pensemos sobre todo en los sacramentos). Tal es la primera conclusión.

La segunda no es menos importante: ESCRITURAS y tradiciones apostólicas han de ser JUZGADAS a la luz de la TRADICIÓN VIVIENTE, de la comunión viviente y consiente que une la Iglesia a Cristo."[/b] (El imprimátur de esto y que lo hace enseñanza oficial de Roma se encuentra al pie del mensaje)

2- ¿Cree usted que su mensaje es compartido al interior de Roma, tanto por los liberales como por los conservadores, independientemente de si pertenecen o no a la mesonería?

Reciba un saludo desde Chile


En Cristo
Rogelio
 
Mis disculpas, aquí está el imprimátur:


Cita tomada de:
Initiation Théoligique I y II del P.A.M. Henry, O.P., Les Éditions du Cerf,. Paris
1952
Versión española por los PP. Dominicos del Estudio General de Filosofía de
Caldas de Besaya (Santander), de la obra "Initiation Théoligique I y II. Pag 27, del P.A.M. Henry, O.P., y un grupo de teólogos, publicada por Éditions du Cerf,
Paris.

Nihil obstat. Los censores: RR.PP Teófilo Urdánoz y Cándido Aniz, O.P.,
Doct. S. Teolog.
Imprimi Potestt. Fr. Aniceto Fernández, O.P., Prior Provincial.

Nihil Obstat, Antonius Solano, T.O.P., censor
Imprimatur. Santanderii, 5 maio 1956
Josephus, Episcoupus Santanderensis
 
Este mensaje lo repito, y lo repetiré las veces que sean necesarias, si la institución romanista o sus afiliados, de verdad buscan el ecumenismo, propongo lo siguiente busquen una iglesia reformada, (la que sea, con que sea evangélica, ya están del otro lado, es decir del lado correcto) acepten las Escrituras como base y regla de fe, acepten el perdón de Dios por medio únicamente Jesús (esto es básico) y ustedes estarán dentro del ecumenismo que tanto se esfuerzan en buscar, entonces serán UNO en el Señor Jesús ¿Vienen? Dios y nosotros los estamos esperando, aun a Juan Pablo II lo recibiríamos con amor, si en verdad se arrepiente y pide perdón a Dios, por todas las herejías y blasfemias que ha promovido, los esperamos, no lo olviden...!!!!!

Mizpa
Daniel Ortega
 
Estimados amigos recordemos que ya no debemos darle mas vueltas al rizo con argumentos circulares, y me refiero especificamente a las intervenciones de los amigos catolicos que unicamente citan a sus autores, es por demas obvio que siendo asi jamas van a dar a dar pie a otras opiniones; y como ya dije en otro espacio de este foro, les recomiendo que estudien obras neutrales con respecto a este tema, para que vean cual es el origen de la organizacion religiosa establecida en Roma, que ese es otro punto a tratar, si es que les dan permiso de asomarse al mundo.


Por otro lado, quiero hacer la aclaracion de que de ninguna manera somos hermanos separados, por que jamas hemos estado en ella(¡!), si bien algunos hemos pisado sus edicifios, en cuanto hemos podido nos hemos decidido por otros caminos que hemos escogido voluntariamente y con pleno conocimiento de causa.
 
Se empieza a poner un cierto orden en este debate.Por lo pronto ya veo que hay evengélicos, que aunque tienen una cierta fijación contra un cliché de Iglesia Católica muy anterior al Concilio Vaticano II. Eso es normal. Además probablemente procedan todos de la Iglesia Católica y son los nuevos "protestantes" que protestan contra un propio pasado que no les gustó. LO NOVEDOSO es que veo mezclados entre esos evangélicos a otros "usadores" de la Biblia que niegan la Santísima Trinidad. Eso son palabras mayores. Eso es salirse del cristianismo y no tiene sentido un diálogo ecuménico con ellos. Cabe, quiero decir, un diálogo de religiones como podemos dialogar con un judio o un musulmán, pero ese es un nivel que no es "entre cristianos".

Algo quiero aportar a la presencia de la Trinidad en el Nuevo Testamento.

1.Sólo el que se nos ha querido dar a conocer y que «habitando en una luz inaccesible» (1 Tim 6, 16) es en Sí mismo, por encima de todo nombre, de todas las cosas y de toda inteligencia creada, puede darnos el conocimiento justo y pleno de Sí mismo, revelándose como Padre, Hijo y Espíritu Santo, a cuya eterna vida nosotros estamos llamados, por su gracia, a participar, aquí abajo en la oscuridad de la fe y, después de la muerte, en la luz perpetua.

2. Dios, que para nosotros es incomprensible, ha querido revelarse a Sí mismo no sólo como único creador y Padre omnipotente, sino también como Padre, Hijo y Espíritu Santo. En esta revelación la verdad sobre Dios, que es amor, se desvela en su fuente esencial: Dios es amor en la vida interior misma de una única Divinidad.

Este amor se revela como una inefable comunión de Personas.

3. Este misterio -el más profundo: el misterio de la vida íntima de Dios mismo- nos lo ha revelado Jesucristo: «El que está en el seno del Padre, se le ha dado a conocer» (Jn 1, 18). Según el Evangelio de San Mateo, las últimas palabras, con las que Jesucristo concluye su misión terrena después de la resurrección, fueron dirigidas a los Apóstoles: «Id. y enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo»(Mt 28, 18). Estas palabras inauguraban la misión de la Iglesia, indicándole su compromiso fundamental y constitutivo. La primera tarea de la Iglesia es enseñar y bautizar -y bautizar quiere decir «sumergir» (por eso, se bautiza con agua)- en la vida trinitaria de Dios.

Jesucristo encierra en estas últimas palabras todo lo que precedentemente había enseñado sobre Dios: sobre el Padre, sobre el Hijo y sobre el Espíritu Santo. Efectivamente, había anunciado desde el principio la verdad sobre el Dios único, en conformidad con la tradición de Israel. A la pregunta: «¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?», Jesús había respondido: «El primero es: Escucha Israel: el Señor, nuestro Dios, es el único Señor» (Mc 12, 29). Y al mismo tiempo Jesús se había dirigido constantemente a Dios como a «su Padre», hasta asegurar: «Yo y el Padre somos una sola cosa» (Jn 10, 30). Del mismo modo había revelado también al «Espíritu de verdad, que procede del Padre» y que -aseguró- «yo os enviaré de parte del Padre» (Jn 15, 26).

4. Las palabras sobre el bautismo «en nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo», confiadas por Jesús a los Apóstoles al concluir su misión terrena, tienen un significado particular, porque han consolidado la verdad sobre la Santísima Trinidad, poniéndola en la base de la vida sacramental de la Iglesia. La vida de fe de todos los cristianos comienza en el bautismo, con la inmersión en el misterio del Dios vivo. Lo prueban las Cartas apostólicas, ante todo las de San Pablo. Entre las fórmulas trinitarias que contienen, la más conocida y constantemente usada en la liturgia, es la que se halla en la segunda Carta a los Corintios: «La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios (Padre) y la comunión del Espíritu Santo est con todos vosotros» (2 Cor 13,13). Encontramos otras en la primera Carta a los Corintios; en la de los Efesios y también en la primera Carta de San Pedro, al comienzo del primer capítulo.

Como un reflejo, todo el desarrollo de la vida de oración de la Iglesia ha asumido una conciencia y un aliento trinitario: en el Espíritu, por Cristo, al Padre.

5. De este modo, la fe en el Dios uno y trino entró desde el principio en la Tradición de la vida de la Iglesia y de los cristianos. En consecuencia, toda la liturgia ha sido -y es- por su esencia, trinitaria, en cuanto es la expresión de la divina economía. Hay que poner de relieve que a la comprensión de este supremo misterio de la Santísima Trinidad ha contribuido la fe en la redención, es decir, la fe en la obra salvífica de Cristo. Ella manifiesta la misión del Hijo y del Espíritu Santo que en el seno de la Trinidad eterna proceden «del Padre», revelando la «economía trinitaria» presente en la redención y en la santificación. La Santa Trinidad se anuncia ante todo mediante la sotereología, es decir, mediante el conocimiento de la «economía de la salvación», que Cristo anuncia y realiza en su misión mesiánica. De este conocimiento arranca el camino para el conocimiento de la Trinidad «inmanente», del misterio de la vida íntima de Dios.

6. En este sentido el Nuevo Testamento contiene la plenitud de la revelación trinitaria. Dios, al revelarse en Jesucristo, por una parte desvela quién es Dios para el hombre y, por otra, descubre quién n es Dios en Sí mismo, es decir, en su vida íntima. La verdad «Dios es amor» (1 Jn 4, 16), expresada en la primera Carta de Juan, posee aquí el valor de clave de bóveda. Si por medio de ella se descubre quién n es Dios para el hombre, entonces se desvela también (en cuanto es posible que la mente humana lo capte y nuestras palabras lo expresen), quién es Él en Sí mismo. Él es Unidad, es decir, Comunión del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Ya seguiré en otro momento
 
Continúo con la fundamentación de la fe en la Trinidad en la Iglesia (en toda la Iglesia puesto que las grandes divisiones vinieron después)
El Antiguo Testamento no reveló esta verdad de modo explícito, pero la preparó, mostrando la Paternidad de Dios en la Alianza con el Pueblo, manifestando su acción en el mundo con la Sabiduría, la Palabra y el Espíritu (Cfr., p.e., Sab. 7, 22-30; 12, 1: Prov 8, 22-30; Sal 32, 4-6; 147, 15; Is 55, 11;11, 2; Sir 48, 12). El Antiguo Testamento principalmente consolidó ante todo en Israel y luego fuera de él la verdad sobre el Dios único, el quicio de la religión monoteísta. Se debe concluir, pues, que el Nuevo Testamento trajo la plenitud de la revelación sobre la Santa Trinidad y que la verdad trinitaria ha estado desde el principio en la raíz de la fe viva de la comunidad cristiana, por medio del bautismo y de la liturgia. Simultáneamente iban las reglas de la fe, con las que nos encontramos abundantemente tanto en las Cartas apostólicas, como en el testimonio del kerigma, de la catequesis y de la oración de la Iglesia.

Un tema aparte es la formación del dogma trinitario en el contexto de la defensa contra las herejías de los primeros siglos. La verdad sobre Dios uno y trino es el más profundo misterio de la fe y también el más difícil de Comprender: se presentaba, pues, la posibilidad de interpretaciones equivocadas, especialmente cuando el cristianismo se puso en contacto con la cultura y la filosofía griega. Se trataba de «inscribir» correctamente el misterio del Dios trino y uno «en la terminología del será», es decir, de expresar de manera precisa en el lenguaje filosófico de la poca los conceptos que definían inequívocamente tanto la unidad como la trinidad del Dios de nuestra Revelación.

Esto sucedió ante todo en los dos grandes Concilios Ecuménicos de Nicea (325) y de Constantinopla (381). El fruto del magisterio de estos Concilios es el «Credo» niceno-constantinopolitano, con el que, desde aquellos tiempos, la Iglesia expresa su fe en el Dios uno y trino: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Recordando la obra de los Concilios, hay que nombrar a algunos teólogos especialmente beneméritos, sobre todo entre los Padres de la Iglesia
 
<BLOCKQUOTE><font size="1" face="Helvetica, Verdana, Arial">Comentario:</font><HR>Originalmente enviado por Laurisilvo:
para Haaz, Miguel, Ezequiel y otros que polemizan conmigo:
He estado leyendo en este Foro Cristiano que se niega a la Trinidad de Personas en Dios y me quedo perplejo. Ese es el núcleo de la fe cristiana. Y, aunque estaba algo desanimado, ante un rechazo por parte de evangálicos de la misma idea del ecumenismo, AHORA he decidido seguir adelante porque si somos cristianos tenemos que empezar por dar gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo porque hemos sido bautizados en el nombre de las tres divinas Personas.
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Es claro y entendible que te quedes perplejo porque haya algunos que niegan la Trinidad, pero no me parece correcto que te desanimes por "el rechazo" del ecumenismo, son dos cosas que no tienen comparación. De todos modos espero respuestas claras a mis preguntas para entender la razón del ecumenismo.
 
haaz:

El Ecumenismo NO tiene una "razón".

El Ecumenismo SI tiene una "fuerza":

Es la
"fuerza incontenible" del Espíritu de Dios,
el Espíritu de Cristo, que
QUIERE que todos seamos UNO,
como el Padre y el Hijo son UNO,
en la Comunión de ese mismo Espíritu.


El Ecumenismo NO viene "de abajo".

El Ecumenismo es una "fuerza de lo Alto".

Dios nos de su Fuerza.

Juan Manuel
 
Laurisilvo

Veo que usted tiene algo de educación romana, en cuanto a su habilidad para evitar las preguntas directas y que niegan lo que usted trajo a este foro. Por otra parte, en manera alguna será usted el que le de clases a los Evangélicos sobre la Trinidad, en eso yerra usted fuertemente. Ahora bien, si efectivamente es usted piadoso y está interesado en que los unitarios lean acerca de la Trinidad diríjase directamente a ellos, abriendo un epígrafe que separe ambos temas.

Pareciera que usted es culto para entender que la mezcla de ecumenismo con doctrina, por causa de la piedad que pudiera haber en esta última, no validará la intención de su mensaje inicial, si así lo ha pensado, también en esto yerra.


Usted dice:
"Se empieza a poner un cierto orden en este debate. Por lo pronto ya veo que hay evengélicos, que aunque tienen una cierta fijación contra un cliché de Iglesia Católica muy anterior al Concilio Vaticano II. Eso es normal. Además probablemente procedan todos de la Iglesia Católica y son los nuevos "protestantes" que protestan contra un propio pasado que no les gustó.


Respondo:
Viendo en este párrafo una clara alusión a la enseñanza oficial romana, sobre la que se le ha preguntado directamente y que usted no ha querido responder, me permito decirle que este asunto no es ningún cliché romano y que el concilio vaticano II no lo niega. Es decir, esto no ha sido abrogado en el concilio mencionado y sigue siendo enseñanza oficial romana, específicamente dominica, utilizada en la formación de sus sacerdotes.

De acuerdo a lo anterior y con la finalidad de saber si es usted un católico que se sujeta a roma y no de algún tipo de secta satélite a ella, como algunos que ha visto este foro, es necesario que los lectores vean que usted no miente, no es ignorante, ni opina livianamente sobre la enseñanza oficial de la que llama su iglesia, por ello lo invito a que muestre a este foro, como el catolicismo a cambiado o eliminado esta enseñanza al punto que usted la llama cliché, evidentemente es serio y responsable que usted presente el imprimátur que valide la información.


Usted tiene la palabra.

En Cristo
Rogelio
 
Juan Manuel

Usted blasfema, porque lo que viene de arriba se fundamenta en la Verdad y no en la codicia ni arrogancia de castas sacerdotales, lo que viene de Dios es Puro, sin mancha y no se complace en la mentira, tampoco aparenta ser piadoso, porque en si mismo es Santo.

Por otra parte, no tiene sentido que roma o los que pululan en torno a roma, citen El Evangelio de Jesucristo, simplemente porque no se sujetan a El y tampoco pueden.

En innumerables ocasiones se ha demostrado, una y otra vez, en este foro y en otros, que roma, si bien a si misma se dice cristiana, sus frutos y el testimonio de La Palabra de Dios es fuerte e inamovible al dejarles desnudos y sin excusa.

Con aparentar piedad nunca lograrán ser cristianos, para ello deben convertirse a Dios y a Su Cristo nuestro Señor.


En Cristo
Rogelio
 
A Lauirisilvo, repetición del mensaje que edité en el epígrafe "La inexistencia de la Trinidad" en relación con el uso del filioque en el credo occidental:

Laurisilvo, yo no tengo problemas en aceptar las explicaciones que da el catecismo sobre este tema. De hecho, cuando pasé por la Iglesia Ortodoxa no acababa de entender del todo el porqué de su oposición al uso del Filioque.
Lo que sí puedo decirle es que las iglesias uniatas (que para información al resto de foro comento que son las iglesias orientales o de rito bizantino en comunión con Roma) recitan el Credo sin el filioque.
El asunto es, ¿cómo conseguir que ese "motivo de no convergencia" deje de serlo?
Quizás esta sea una pregunta para trasladarla al epígrafe sobre ecumenismo

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Dice Rogelio:
Por otra parte, en manera alguna será usted el que le de clases a los Evangélicos sobre la Trinidad, en eso yerra usted fuertemente.

Yo pregunto:
¿Hay alguna regla que prohiba que un católico dé clases sobre la Trinidad a cualquier persona?
A ver si ahora va a resultar que lo que importa no es el "contenido teológico de la clase sobre la Trinidad" sino la persona que da dicha clase. Por ejemplo, hace año y medio yo tuve que defender la doctrina de la Trinidad siendo protestante. Difícilmente hoy podría defenderla con muchos más argumentos que los que utilicé entonces. ¿Cambia en algo la fuerza de dichos argumentos el hecho de que yo sea católico actualmente?

Dice Rogelio:
Ahora bien, si efectivamente es usted piadoso y está interesado en que los unitarios lean acerca de la Trinidad diríjase directamente a ellos, abriendo un epígrafe que separe ambos temas.

Y yo digo:
De momento Laurisilvo ya ha utilizado el epígrafe abierto por un unitario para mostrar la doctrina católico-ortodoxa sobre la Trinidad
 
Amigo Haaz:: Me hiciste el otro día tantas preguntas seguidas que he preferido esperar a ordenar unas cuantas ideas e intentar responderte. En negrilla pongo mi pensamiento y en cursiva textos muy recientes de Juan Pablo II para que se vea que procuro sintonizar con mi Iglesia.

La Iglesia Católica nunca ha dicho quiénes están o no en el infierno

“La condenación sigue siendo una posibilidad real, pero no nos es dado conocer, sin especial revelación divina, si los seres humanos, y cuáles, han quedado implicados efectivamente en ella” ( Juan Pablo II: audiencia general, verano, 1999)

El compromiso ecuménico asumido de un modo irreversible por la Iglesia Católica no quiere decir que dude de sí misma. Al contrario lo asume con confianza en el Señor porque sabe que en ella SUBSISTE la Iglesia querida por Cristo. Fuera de ella no hay un vacio eclesial sino que también hay elementos vivos de la Iglesia querida por Cristo pero sin la plenitud que en ella se de, aunque en aspectos parciales los católicos podemos aprender de todos nuestros hermanos cristianos.


En la Encíclica Ut unum sint he confirmado solemnemente el propósito de la Iglesia Católica por el «restablecimiento de la unidad», en la línea de la gran causa del ecumenismo que el Concilio Vaticano II tuvo tan presente. Ustedes han contribuido, junto con el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, a hacer posible el acuerdo sobre verdades fundamentales de la doctrina sobre la justificación, firmado el 31 de octubre del año pasado en Augsburg. Con confianza en el auxilio de la gracia divina vamos adelante en este camino, aun si no faltan las dificultades. Nuestro ardiente deseo de llegar un día a la plena comunión con las otras iglesias y comunidades eclesiales no debe, sin embargo, oscurecer la verdad de que la Iglesia de Cristo no es una utopía, que se debe recomponer, con nuestras fuerzas humanas, a base de fragmentos actualmente existentes. El decreto Unitatis redintegratio ha hablado explícitamente de la unidad «que creemos subsiste, indefectiblemente, en la Iglesia Católica y que esperamos que crecerá cada día más hasta el fin de los tiempos» (n. 4) (Juan Pablo II: Discurso a miembros de la S.C.D.F., 2000)

Los elementos de esta Iglesia ya dada existen, juntos en su plenitud, en la Iglesia católica y, sin esta plenitud, en las otras Comunidades, donde ciertos aspectos del misterio cristiano han estado a veces más eficazmente puestos de relieve. El ecumenismo trata precisamente de hacer crecer la comunión parcial existente entre los cristianos hacia la comunión plena en la verdad y en la caridad. (ibidem)

La Iglesia es un instrumento; no tiene un fin en sí misma. Su fin es servir instrumento a Cristo y a su Espíritu para que los hombres alcancen la íntima unión con Dios y con los demás hombres; éste es el designio salvífico de Dios.
Por eso hay elementos de la vida eclesiástica que pertenecen al orden de lo que “pasará”. Así se expresó el Concilio Vaticano II:

La plenitud de los tiempos ha llegado, pues, hasta nosotros (cf. 1 Cor. 10,11), y la renovación del mundo está irrevocablemente decretada y empieza a realizarse en cierto modo en el siglo presente, ya que la Iglesia, aun en la tierra, se reviste de una verdadera, si bien imperfecta, santidad. Y mientras no haya nuevos cielos y nueva tierra, en los que tenga su morada la santidad (cf. 2 Pe. 3,13), la Iglesia peregrinante, en sus sacramentos e instituciones, que pertenecen a este tiempo, lleva consigo la imagen de este mundo que pasa, y Ella misma vive entre las criaturas que gimen entre dolores de parto hasta el presente, en espera de la manifestación de los hijos de Dios (cf. Rom. 8,19-22). (Const. Lumen gentium,48)

El siglo XX ha sido testigo de una muchedumbre de mártires de la fe y de la caridad cristianas como ninguna otra época de la historia. Ha habido mártires católicos, ortodoxos, anglicanos, evangélicos. En algunos casos han afrontado el martirio agarrados fuertemente por las manos. Esos ya están en el cielo, gozando de la Comunión con la Santísima Trinidad y son el activo más poderoso de la causa ecuménica.

En nuestro siglo han vuelto los mártires, con frecuencia desconocidos, casi «militi ignoti» de la gran causa de Dios. En la medida de lo posible no debe perderse en la Iglesia su testimonio. Como se ha sugerido en el consistorio, es preciso que las Iglesias locales hagan todo lo posible por no perder el recuerdo de quienes han sufrido el martirio, recogiendo para ello la documentación necesaria. Esto ha de tener un sentido y una elocuencia ecuménicos. El ecumenismo de los santos, de los mártires, es tal vez el más convincente. La communio sanctorum habla con una voz más fuerte que los elementos de división. El martyrologium de los primeros siglos constituyó la base del culto de los santos. Proclamando y venerando la santidad de sus hijos e hijas, la Iglesia rendía máximo honor a Dios mismo; en los mártires veneraba a Cristo, que estaba en el origen de su martirio y de su santidad. Se ha desarrollado posteriormente la praxis de la canonización, que todavía perdura en la Iglesia católica y en las ortodoxas. En estos años se han multiplicado las canonizaciones y beatificaciones, que manifiestan la vitalidad de las Iglesias locales, mucho más numerosas hoy que en los primeros siglos y en el primer milenio. El mayor homenaje que todas las Iglesias tributarán a Cristo en el umbral del tercer milenio, será la demostración de la omnipotente presencia del Redentor mediante frutos de fe, esperanza y caridad en hombres y mujeres de tantas lenguas y razas, que han seguido a Cristo en las distintas formas de la vocación cristiana. (Exh. Ap, Tertio milenio adveniente 37).

Seguiremos hablando
 
Haaz, Rogelio, Juan Manuel...
Perdonen amigos que mi anterior mensaje saliera tan mal, sin cursivas ni negrillas. Ya aprenderé a hacerlo mejor.
Desde luego no tengan la menor duda de que estoy en plena comunión con las enseñanzas
del Obispo de Roma y de todos los Obispos de la Iglesia Católica.
 
Se pregunta:
¿Hay alguna regla que prohiba que un católico dé clases sobre la Trinidad a cualquier persona?

Respondo:
De reglas ninguna, por el contrario que busquen a quién enseñarle y que esté dispuesto a leerles, sin intentar llevar gloria a roma con ello.

Se dijo:
A ver si ahora va a resultar que lo que importa no es el "contenido teológico de la clase sobre la Trinidad" sino la persona que da dicha clase.

Respondo:
Si el contenido teológico es cien por cien correspondiente a La Palabra de Dios y no se intenta hacer un proselitismo velado, con el fin de llevar gloria a roma, el que predica carece de importancia.

Se dijo y se pregunta:
Por ejemplo, hace año y medio yo tuve que defender la doctrina de la Trinidad siendo protestante. Difícilmente hoy podría defenderla con muchos más argumentos que los que utilicé entonces. ¿Cambia en algo la fuerza de dichos argumentos el hecho de que yo sea católico actualmente?

Respondo y contesto.
Nunca ha sido probado suficientemente que usted fue realmente, un protestante evangélico, porque si bien engañó a algunos con otros no lo logró, por causa de la inconsistencia y volatilidad de su testimonio. Sobre sus múltiples conversiones este foro ha gastado mucho tiempo y por esa causa mucha gente que realmente edificaba al conocimiento de Cristo se retiró de el.

Respecto de lo que defendió, que los unitarios den testimonio de ello.

La pregunta:

Si defendió doctrina fundamentada en la Palabra de Dios, esta tiene fuerza y poder en si misma, y es una arrogancia atribuirle un sello personal, independientemente de que usted se confiese ahora como Testigo de Jehová, Are Krisna o se incline ante Sai Baba.

Se dijo:
De momento Laurisilvo ya ha utilizado el epígrafe abierto por un unitario para mostrar la doctrina católico-ortodoxa sobre la Trinidad


Respondo:
La Trinidad es Doctrina Cristiana, fundamentada en El Evangelio de Jesucristo y El Antiguo Testamento preservado por la Tradición Judía.

Me alegro que se esté mostrando la Doctrina de la Trinidad, a los unitarios espero que no intente glorificar lo católico - ortodoxo con ella, ni mezclarlo con ecumenismo como lo hizo en este epígrafe.


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