Desentrañando el Logos: Una perspectiva hebrea sobre Juan 1:1

Probablemente no. Hay quienes opinan que El 4º evangelio es el primer texto gnóstico de la historia.

No lo digo yo. Es algo conocido. Otra cosa es que algunos lo ignoren.

Como es de costumbre aquí tenemos las lindezas del forista julio que suele dejar caer en cada uno de sus mensajes.

[el tal es una serpiente perversa]

[son diablos conocidos]

[enemigos de la fe cristiana]

De momento es suficiente señalar estas cagarrutas (entiéndase como metafora de palabras denigrantes, etc.)

prepárate julio..., te voy educar y a convertir en un caballero.

El forista @YEHOSHUA se escandaliza.

La peor cosa que tu haces es desacreditar la PALABRA de DIOS ( llamando al evangelio de Juan doctrina gnóstica de demonios )
Tu lo haces en forma sistemática ... eso todos ya lo conocemos ..asi que todas tus correcciones hacia mi persona aplicalas a tu ateísmo bíblico , YO solo reacciono ante tus infames escritos contra
la
Escritura

El gnosticismo nace con las primeras comunidades cristianas y judías. Esto no lo sabe julio.

Señalo las expresiones cagarrúticas que el forista expulsa:

Primera respuesta al forista julio @YEHOSHUA para que se baje de la burra:


Si lo ve insuficiente puede acudir a Wikipedia, que aunque no es de referencia científica al menos sirve para un primer contacto:
Ver literatura Juanina y el gnosticismo. Tanto Juan como Pablo, presentan ideas dualistas: el bien y el mal, la luz y las tinieblas, el espíritu y la materia, etc. Estas ideas sincréticas del helenismo del siglo I serán tomadas (desviadas y heréticas) por los gnósticos del siglo II al IV.

Ahora, estimado @YEHOSHUA le invito a responder a este mensaje con cordura y diálogo entre caballeros.

Buen día.
 
Hitler estaba vencido y a horas de ser detenido por sus aberrantes hechos y seguía creyendo que tenía razón.
A veces creemos, porque tenemos un corazón cambiado y de carne, que el mal no existe.
O que la gente en el fondo va a entender y ser salvos o sumarse a la verdad.
Pero no es así.
Y cada vez el discurso de los hijos del diablo es mas pulido y con apariencia de equilibrado y respetuoso.
Qué bueno que mencionás a Hitler, por que ante sus amenazas y crímenes, todos los cristianos debían haber ofrecido un frente común. Las desconfianzas entre católicos y protestantes, y de estos con los judíos, resultantes de diferencias teológicas, no tenían sentido ante el mal. Ya ves, que cientos o miles de Testigos de Jehová fueron también ejecutados.
El enemigo sigue suelto, y no es el interlocutor en turno que tenés en el foro.
El enemigo es el materialismo, el hedonismo, el egoísmo.
 
Estimado Ari, tengo muchísimas cosas por decir:

1- Agradecerte por tan valiosa información, que más que una información, es la transmisión misma de la palabra eterna que se encarna en nosotros cuando la leemos y nos transmite esa energía y ese espíritu Santo divino mediante el mashiaj, palabra eterna que además tu lo endulzas con un lenguaje apropiado para tratar un tema de tanta relevancia y reverencia. Esta lectura me ha tomado un par de horas para leerlo con calma y digerir tanta información.

2- Es muy grato que te hayas abierto a difundir las enseñanzas de sabios judíos y mucho más grato todavía, que lo cotejes con el NT, pues soy de los que creo que el tanaj y el NT están estrechamente relacionados, y por ende, no debería existir ninguna división entre el judaísmo y el cristianismo (verdadero), dicha división fueron causadas por mil razones de parte y parte en el transcurso de más de 2 mil años, y que gracias al Eterno, tengo la impresión que en estos tiempos parece haber un nuevo acercamiento entre judíos y cristianos para hacer brotar nuevamente el debate teológico.
La invitación está hecha: sumérjase en la profunda sabiduría del texto y redescubra la insondable riqueza de la cultura hebrea plasmada en cada letra y frase del Evangelio de Juan.
Sin duda, una gran daath.

La cuarteta oculta y la huella hebrea en Juan 1:1-2

Adentrémonos en el análisis de Juan 1:1-2 y descubramos un detalle sorprendente y revelador que ha sido, por largo tiempo, invisibilizado por la versificación tradicional: la presencia de una cuarteta. Este conjunto de versos, estructurado de la siguiente manera:
  1. Ἐν ἀρχῇ ἦν ὁ λόγος
  2. καὶ ὁ λόγος ἦν πρὸς τὸν θεόν
  3. καὶ θεὸς ἦν ὁ λόγος
  4. οὗτος ἦν ἐν ἀρχῇ πρὸς τὸν θεόν
Esta disposición poética, lejos de ser un mero ornamento estilístico, deja entrever la indiscutible identidad hebrea del autor, quien plasma en cada verso la esencia de su rica tradición cultural y espiritual.

Métrica y rima

La cuarteta en Juan 1:1-2 posee una métrica y rima particulares, características de la poesía hebrea. Cada verso contiene un número específico de palabras, y su disposición sigue un patrón rítmico y sonoro:
  1. Cinco palabras.
  2. Siete palabras.
  3. Cinco palabras.
  4. Siete palabras.
En cuanto al uso del término griego “kai” (καὶ) al inicio de cada frase, este elemento refleja fielmente la estructura y el pensamiento hebreo del escritor. La palabra griega “kai” es, en realidad, la materialización de la “vav” (וְ) hebrea en el texto. A modo de ilustración, podemos encontrar ejemplos de cómo la “vav” se utiliza en hebreo, de manera similar a cómo se emplea el “kai” en Juan 1:1-2.

Texto Griego de Juan 1
Ver el archivo adjunto 3325013

Texto hebreo de Génesis 1
Ver el archivo adjunto 3325014



Revelando la musicalidad hebrea en la cuarteta de Juan 1:1-2

El hallazgo de esta cuarteta nos invita a repensar la manera en que abordamos el estudio de Juan 1:1-2, permitiéndonos descubrir su rica musicalidad y la esencia hebrea que subyace en cada palabra y estructura. Al desentrañar estos secretos, nos sumergimos en un océano de sabiduría y poesía que trasciende el mero análisis lingüístico y nos conecta con la profundidad espiritual del autor y su mensaje.
Excelente enfoque cabalistico.

¿Se podría afirmar entonces con mayor seguridad, que los escritos del NT son auténticas obras judías? (Obviando toda la parte manipulada de las traducciones)

En base a todo este artículo, veo que entonces existe legitimidad hebrea en los textos cristianos.
El eco del Génesis en Juan 1:1
La introducción del evangelio atribuido a Juan alude inequívocamente al Génesis, desvelando una conexión profunda y deliberada con las raíces hebreas de su autor. Para comprender la magnitud de este vínculo, es menester examinar las palabras en su forma original: en griego, “ἀρχή” (arjé), y en hebreo, “בְּרֵאשִׁית” (bereshit).

Bereshit y Arjé: la esencia de un principio

La palabra hebrea “bereshit” es única en el Tanaj, puesto que solo se emplea para evocar comienzos trascendentales. Sin embargo, al ser traducida al griego como “arjé”, esta palabra pierde su singularidad y exclusividad en el texto, dando lugar a una introducción que, aunque poderosa e impactante, no refleja cabalmente la visión original del autor.

La visión original: un Tabernáculo de palabras
Siguiendo con el símil bíblico, Moisés construyó el Tabernáculo conforme a lo que se le mostró, de igual manera, el texto griego de Juan 1:1-2 es solo una representación de lo que el autor percibió en su mente. Es indudable que esta visión primigenia fue concebida en hebreo, el idioma y la cosmovisión que impregnaba cada fibra de su ser. Al igual que el Tabernáculo, el evangelio de Juan es una estructura literaria edificada a partir de un diseño celestial: el mensaje original en hebreo.

La exclusividad y versatilidad de בְּרֵאשִׁית (bereshit)

Efectivamente, la palabra hebrea בְּרֵאשִׁית (bereshit) aparece en cinco ocasiones en la Biblia hebrea. Aunque su aparición más célebre es en el primer versículo de la Torá, las otras cuatro ocurrencias se hallan en el libro del profeta Jeremías. Sin embargo, es importante recalcar que cada aparición de “bereshit” es única en su contexto, lo que le confiere un significado especial y exclusivo en cada caso.

El contexto de בְּרֵאשִׁית en el Tanaj

  • Génesis 1:1 – En el principio, Dios creó los cielos y la tierra.
  • Jeremías 26:1 – En el principio del reinado de Joacim, hijo de Josías, rey de Judá, sucedió esto.
  • Jeremías 27:1 – En el principio del reinado de Sedequías, hijo de Josías, rey de Judá, sucedió esto.
  • Jeremías 28:1 – En el principio del reinado de Sedequías, hijo de Josías, rey de Judá, sucedió esto.
  • Jeremías 49:34 – En el principio del reinado de Sedequías, hijo de Josías, rey de Judá, sucedió esto.
Cada aparición de “bereshit” en el Tanaj sirve como punto de partida para un relato o evento específico. En el caso de Juan 1:1, la alusión a בְּרֵאשִׁית refuerza la idea de un comienzo trascendental, que se relaciona con la creación y la inauguración de una nueva era, aludiendo al papel del Mesías como agente de cambio y luz en el mundo.

El número seis y su vínculo con el Mashiaj

El hecho de que בְּרֵאשִׁית aparezca seis veces, contando su alusión en Juan 1:1, es relevante en la tradición judía, ya que el número seis posee un simbolismo especial. El número seis representa la creación del mundo en seis días, así como la culminación de la obra divina antes del Shabat, el séptimo día.

En la tradición mística judía, el seis también se asocia con la sefirá Tiféret, un atributo divino que simboliza la armonía, la belleza y la compasión. Mashiaj, como encarnación de la redención y la restauración del mundo, puede ser asociado con este atributo divino, ya que su llegada traerá equilibrio y paz al mundo.

De esta forma, el uso de בְּרֵאשִׁית en Juan 1:1, además de sus cinco apariciones en el Tanaj, establece un vínculo poderoso entre la creación, la historia de Israel y la promesa mesiánica, subrayando la importancia de comprender el evangelio de Juan desde una perspectiva hebrea.
Muy edificante enseñanza, gematría divina.

La preexistencia en el pensamiento hebreo y el verbo “ἦν”

El concepto de preexistencia en la cosmovisión hebrea se distancia de las interpretaciones doctrinales que han oscurecido y distorsionado su significado. La preexistencia, en la mente del autor del Evangelio de Juan, no se refiere a una forma de vida anterior, sino a una previsión divina de la solución al problema. En el pensamiento hebreo, Dios concibe y establece sus planes desde antes de que ocurran los acontecimientos, como se evidencia en la figura mesiánica.

El verbo ἦν, presente en Juan 1:1, es crucial para entender el alcance de la declaración en el versículo. Al compararlo con el verbo הָיָה en hebreo, se puede apreciar la diferencia en la percepción y enfoque de la preexistencia en la tradición hebrea. La ventaja de הָיָה sobre ἦν radica en su capacidad para transmitir un sentido más profundo de continuidad y existencia, más acorde con la visión hebrea.


Bereshit Rabbah 1:4: el Mesías en el pensamiento hebreo

El Midrash de Bereshit Rabbah 1:4 ofrece una perspectiva valiosa sobre la idea de Mashíaj (Mesías) en la tradición hebrea. La porción citada establece:

Seis cosas precedieron a la creación del mundo; algunas de ellas fueron creadas y otras se decidió crearlas. La Torá y el Trono de Gloria fueron creados. Los Patriarcas, Israel, el Templo y el nombre del Mesías fueron decididos para ser creados. ¿Cómo sabemos sobre el nombre del Mesías? Como dice (Salmos 72:17): “Que su nombre exista para siempre”.

Esta declaración refuerza la noción de que la figura mesiánica fue concebida por Dios antes de la creación, en consonancia con la idea de preexistencia desde la perspectiva hebrea.

Este enfoque ilumina nuestra comprensión de Juan 1:1, al revelar que el verbo ἦν no necesariamente implica una existencia pre-mundana literal del Mesías. Más bien, resalta cómo Dios, en su infinita sabiduría, ideó y estableció el plan mesiánico desde antes de la creación, siendo el Mesías la piedra angular de la historia de la redención.
Entiendo que la pre-existencia que se refiere Juan 1:1 es al Ma'amar que siempre ha estado con Dios.

Revelando la verdad en el Logos: una perspectiva hebrea

El enigma del Logos

Uno de los desafíos más intrigantes en el análisis del Evangelio de Juan es la interpretación del concepto “Logos” en su primer versículo. Lamentablemente, la búsqueda de su significado en la filosofía griega ha ocasionado confusiones y malentendidos. Este estudio pretende arrojar luz sobre el Logos desde la perspectiva hebrea, adentrándose en las profundidades de la cosmovisión y tradición judías.

El error de buscar en las profundidades equivocadas

Es crucial reconocer el yerro de aquellos que se han sumergido en el océano de la filosofía griega, extraviados en pos de un significado que no corresponde con la intención del autor. La palabra “Logos” fue utilizada por el autor debido a las limitaciones del idioma griego, pero su visión era eminentemente hebrea y centrada en la figura del מָשִׁיחַ (Mashíaj).

El dilema de los movimientos mesiánicos

Por otro lado, los movimientos mesiánicos, que en esencia perpetúan dogmas cristianos bajo una apariencia pseudo hebrea, incurren en el error de sustituir la palabra griega λόγος por דָּבָר (davar). Esta práctica evidencia una comprensión superficial del judaísmo y una adopción de un mero disfraz, alejado de la esencia y profundidad de la tradición hebrea.

El tesoro escondido en el פִּרְקֵי אָבוֹת (Pirkei Avot)

Para comprender el verdadero significado del Logos, debemos adentrarnos en el tesoro del פִּרְקֵי אָבוֹת (Pirkei Avot), una obra que forma parte de la מִשְׁנָה (Mishná) y expone la sabiduría de los maestros judíos. En particular, la Mishná 5:1 ilumina la cosmovisión hebrea sobre la creación del mundo a través de diez מַאֲמָרוֹת (ma’amarot), en contraposición a la noción de diez דְּבָרִים (devarim):

Con diez ma’amarot se creó el mundo. ¿Y qué enseña esto, ya que seguramente podría haber sido creado con un solo ma’amar? Pero esto fue así para castigar a los malvados que destruyen el mundo que fue creado con diez ma’amarot, y para dar una buena recompensa a los justos que mantienen el mundo que fue creado con diez ma’amarot.

La manipulación en la traducción de Logos como “Verbo”

El término griego λόγος (Logos) se encuentra disperso a lo largo del Nuevo Testamento, pero curiosamente, su traducción como “Verbo” se limita principalmente a los pasajes de Juan y el Apocalipsis. La elección de la palabra “Verbo” como equivalente de Logos, en lugar de aportar claridad, genera confusión y oscurece el concepto original. Este hecho sugiere una manipulación en la traducción, cuya intención podría estar lejos de ofrecer una interpretación precisa del texto.

Anacronismo y surgimiento del concepto gramatical de “verbo”

La traducción de Logos como “Verbo” resulta anacrónica, puesto que el concepto gramatical de “verbo” como lo conocemos en la actualidad, no existía en la época en que se redactó el Nuevo Testamento. La gramática y terminología modernas han evolucionado a lo largo de los siglos, y en ese proceso, el significado de ciertos términos ha cambiado o se ha adaptado a nuevas realidades.

El concepto de “verbo” como una categoría gramatical que designa una acción, estado o proceso, tiene sus raíces en la tradición grecolatina. Sin embargo, no fue hasta la obra del gramático romano Prisciano en el siglo VI d. C. que se consolidó la noción de “verbo” como la conocemos hoy. Antes de Prisciano, el término latino “verbum” se usaba para referirse a una palabra en general, sin la connotación específica de acción, estado o proceso que actualmente le atribuimos.

La aplicación anacrónica del término “Verbo” para traducir Logos de Juan 1 y el Apocalipsis genera una discrepancia con la intención original del autor. Al hacerlo, se introduce un elemento ajeno al contexto en el que se escribió el texto, lo cual distorsiona y oscurece su mensaje.

La traducción de Logos como “Verbo” en Juan y el Apocalipsis representa una manipulación y un anacronismo que tergiversa el significado original del término. La adopción de esta traducción parece obedecer a motivaciones ajenas a una interpretación fiel y precisa del texto, lo cual ha contribuido a oscurecer y distorsionar el mensaje de estas escrituras desde una perspectiva hebrea.

Logos, Davar y Ma’amar: Diferencias esenciales en el estudio de Juan 1:1

La intrascendencia del λόγος (Logos) en el Nuevo Testamento

Para adentrarnos en la comprensión profunda del versículo en cuestión, es imprescindible definir y contrastar tres conceptos clave: λόγος (Logos), דָּבָר (Davar) y מַאֲמָר (Ma’amar).

La palabra λόγος (Logos), empleada en el griego, ha sido objeto de numerosas interpretaciones. Sin embargo, es importante señalar que su relevancia en el Nuevo Testamento es circunstancial, pues el autor del Evangelio de Juan se veía constreñido por el léxico griego para plasmar su visión hebrea del מָשִׁיחַ (Mashíaj). Por tanto, buscar profundidad en el λόγος (Logos) resulta inapropiado y desorientador.

La esencia del דָּבָר (Davar) en la cosmovisión hebrea

Por otro lado, la palabra hebrea דָּבָר (Davar) se refiere, en esencia, a una palabra o mensaje, y es utilizada frecuentemente en el contexto de las Escrituras hebreas. Sin embargo, es erróneo asumir que el λόγος (Logos) alude al דָּבָר (Davar) en el Evangelio de Juan. Al atribuirle ese significado, se estaría desvirtuando la perspectiva hebrea del autor y oscureciendo la verdadera intención del mensaje.

El papel de la מַאֲמָר (Ma’amar) en la creación

En contraposición, el término מַאֲמָר (Ma’amar) se relaciona directamente con la cosmovisión hebrea de la creación del mundo. De acuerdo con la Mishná 5:1 del פִּרְקֵי אָבוֹת (Pirkei Avot), el mundo fue creado mediante diez מַאֲמָרוֹת (ma’amarot), término que alude a expresiones divinas. La distinción entre דָּבָר (Davar) y מַאֲמָר (Ma’amar) es esencial para evitar confusiones y aproximarnos a la visión hebrea del autor en Juan 1:1.

En busca de la verdad sobre el Logos

El propósito de este estudio es descubrir la verdad en el Logos desde la perspectiva hebrea, evitando los errores de atribuirle significados ajenos a la intención del autor. Al diferenciar de manera clara y comprensible los conceptos de λόγος (Logos), דָּבָר (Davar) y מַאֲמָר (Ma’amar), y al analizarlos en el marco de la cosmovisión hebrea, se busca revelar la profundidad y autenticidad del mensaje original en Juan 1:1, desentrañando el sentido último del texto y permitiendo al lector adentrarse en la riqueza de la tradición hebrea que subyace en el Evangelio de Juan.

El enigma de Éxodo 13:1: La revelación de Dios a través del verbo (ma’amar)

En un análisis profundo de la comunicación divina, el relato de Éxodo 13:1 es de particular interés. El versículo nos presenta a Dios comunicándose con Moisés mediante el verbo וַיְדַבֵּר (Vaiedaver), seguido por לֵאמֹר (Lemor). La obra exegética de Rabbeinu Bahia, un erudito hebreo de renombre, desentraña las sutilezas detrás de esta elección de palabras.

Éxodo 13:1
וַיְדַבֵּר יְהוָה אֶל-מֹשֶׁה לֵּאמֹר
Vaidaber Hashem el-Moshé lemor
Y habló el Señor a Moisés, diciendo

Rabbeinu Bahia revela que el דָּבָר (Davar) de Dios contenido en וַיְדַבֵּר (Vaiedaver) representa un flujo de luz divina incomprensible para la mente humana. Este flujo de información celestial, en su forma más pura, escapa a la capacidad de asimilación del hombre. En contraste, el מַאֲמָר (Ma’amar) es la adaptación de esa luz inefable a una percepción humana más accesible. La Torá utiliza el verbo וַיְדַבֵּר (Vaiedaver) al narrar la comunicación de Dios con Moisés en Éxodo 13:1, mientras que el verbo לֵאמֹר (Lemor) se emplea cuando se refiere a la transmisión del mensaje divino al pueblo.

La transición del Davar al Ma’amar: El Mesías como mensaje directo de Dios

La figura de Jesús como Mesías se ajusta de manera sorprendentemente natural a este marco conceptual judío. Anteriormente, el pueblo de Israel requería de un intermediario, como Moisés, para transformar el Davar incomprensible en un Ma’amar accesible. Sin embargo, desde la perspectiva hebrea del autor de Juan 1, Jesús representa la encarnación misma del Ma’amar. En otras palabras, el Mesías ya no es un mero intermediario; él es el mensaje de Dios, directamente transmitido, hecho “carne”.
Entendí mal... ¿realmente estás afirmando que el Ma'amar se hizo carne en Jesús? Me parece contradictorio que un judío ortodoxo lo afirme, no estoy seguro de entenderte, pues el judaísmo ve a Jesús cómo un estafador sin relevancia teológica. (Disculpa si mi percepción es errada)
Esta interpretación desafía la tendencia generalizada de concebir a Jesús como el λόγος (Logos) en el sentido de la filosofía griega o incluso como el Davar hebreo. En lugar de ello, sitúa a Jesús en el centro de la comunicación divina y la experiencia espiritual, como el Ma’amar que Dios ha enviado directamente a la humanidad.

Al desentrañar estas complejidades lingüísticas y conceptuales, se ilumina la verdadera naturaleza del mensaje en Juan 1:1. El autor, imbuido de una cosmovisión hebrea, no pretende establecer una conexión entre Jesús y el Logos o el Davar; más bien, busca revelar al Mesías como la manifestación tangible y accesible del Ma’amar divino, la comunicación perfecta de Dios con la humanidad.
Es interesante que se pueda comprender de esta manera esa mediación de Jesús entre Dios y la humanidad, excelente.

Desentrañando las tensiones en Juan 1:1 desde la perspectiva hebrea

“Todas las cosas por “él” fueron hechas”

El conflicto en la interpretación tradicional

Asignar los artículos “αὐτοῦ” (autou) al Logos en Juan 1:3-4 genera un intrincado laberinto de tensiones y conflictos. Al igual que en un complejo mecanismo de relojería, donde una pieza mal colocada puede alterar el funcionamiento de todo el sistema, la atribución errónea de “αὐτοῦ” al Logos desencadena una sucesión de incoherencias irresolubles.

Si consideramos que en Juan 1:3 “αὐτοῦ” se refiere al Logos, entonces afirmamos que “todas las cosas fueron hechas por el Logos”. Este enfoque choca frontalmente con pasajes del Nuevo Testamento como Colosenses 1:16, donde se lee que “todo fue creado por medio de él”. El Nuevo Testamento sostiene que todo fue hecho por medio de él, no por él mismo. La asignación de “αὐτοῦ” al Logos parece obedecer a una agenda dogmática en favor de una doctrina que, sin intervención moderna, no encontraría sustento en el texto original.

En 1 Corintios 8:16 se afirma que “solo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas”. Esto deja en claro que no existe un Dios-Logos ni un Dios-Hijo; hay un único Dios, el Padre, del cual emanan todas las cosas. Asignar el artículo “él” de Juan 1:3-4 al Logos entra en conflicto con este versículo, pues estaríamos diciendo que del Logos proceden todas las cosas, cuando está expresamente señalado que solamente del Padre, que es el único Dios, proceden todas las cosas.
Efectivamente, esto lo confirma la versión aramea:

«3- Por medio de Él fueron hechas todas las cosas»
En plena concordancia con Colosenses 1:16 como bien dices.​

Reevaluando la atribución de αὐτοῦ

Al analizar minuciosamente el texto y liberarnos de las ataduras dogmáticas y doctrinales, podemos encontrar una interpretación más ajustada al pensamiento del autor hebreo.

La solución radica en atribuir el artículo “αὐτοῦ” a Dios y no al Logos. De este modo, no solo nos alineamos con la visión original del autor, sino que también logramos que todo encaje de manera natural, sin tensiones ni contradicciones. Como resultado, las doctrinas impuestas durante siglos se desmoronan, dejando al descubierto la verdad subyacente.

Reformulemos los versículos con este nuevo enfoque:


3 Todas las cosas por Dios fueron hechas, y sin Dios nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.
4 En Dios estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
9 Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.

Esta interpretación revela un texto armonioso y coherente, libre de tensiones y sobrecargas doctrinales.
En tu análisis anterior quedó muy bien explicado que el verso 3 sostiene «por medio de Él» es decir, de Dios por medio del Ma'amar. ¿Porqué no lo agregaste en tu nuevo enfoque? Y en cambio, estas agregando la palabra Dios.

La omisión de la palabra «por medio de» que estás haciendo afecta el sentido de los versículos posteriores, dando a entender que es Dios, y no el Ma'amar.

Me parece que te estás contradiciendo, alegando primero que el verso 3 debe decir «por medio de» y apenas unas líneas más abajo eliminas tu mismo esa palabra del verso 3.

Continuo en un siguiente post...
 
Última edición:

La luz que viene al mundo

La luz mencionada en el versículo no es algo que se encuentre dentro del Logos; más bien, el Logos es esa luz misma. Al comprender el texto de esta manera, logramos conectar coherentemente Juan 1 con Isaías 42:5-6:

“Así ha dicho Dios el Eterno, El que creó los cielos y los extendió, El que extendió la tierra y lo que de ella sale, El que da aliento a los pueblos que están sobre ella, Y espíritu a los que andan por ella: Yo el Eterno te he llamado en justicia, Y he asido tu mano, Y te he guardado, Y te he puesto por pacto de los pueblos, por luz de las naciones”.

Además, esta interpretación concuerda con la visión hebrea del Mashíaj que tenía el autor.

Tratado talmúdico de Berajot 39a:

“Haz que los descarriados sean juzgados según tu voluntad, y agita tu mano sobre los impíos. Que los justos se regocijen en la reconstrucción de Tu ciudad y en el establecimiento de Tu Templo, y en el florecimiento del cuerno de David, Tu siervo, y en la luz resplandeciente del hijo de Isaí, Tu Mashíaj. Incluso antes de que te llamemos, respóndenos”.

El Midrash Bereshit Rabbah 1:6 también ofrece valiosos indicios:


El rabino Abba Srungia dijo: “La luz mora con Él”: esto es el Mesías, como dice (Isaías 60:1): “Levántate, resplandece, que ha llegado tu luz”.

Otro ejemplo se encuentra en el Midrash Tanjumá, Terumá 7:1:

“El Santo, bendito sea, dijo: Aunque hayas sufrido a causa de los cuatro reinos arrogantes que te atacaron, te traeré la salvación de en medio de la servidumbre. Como está escrito: El aceite para la luz, (Éxodo 25:6). Esto se refiere al Mesías, como está dicho: Allí haré que brote un cuerno para David, allí he ordenado una lámpara para Mi Mashíaj (Sal. 132:17)”.

Cada vez más cerca de la verdad

Estas referencias y conexiones nos permiten entender el texto de Juan 1:1 desde la perspectiva hebrea, revelando una interpretación más coherente y en consonancia con las enseñanzas originales. Al liberarnos de las interpretaciones dogmáticas y tradicionales, nos adentramos en un fascinante redescubrimiento y entendimiento que nos acerca a la verdad.

En este análisis, hemos desentrañado las tensiones en la interpretación tradicional de Juan 1:1 y explorado la perspectiva hebrea original del autor. Al adoptar esta aproximación, hemos revelado una visión más coherente y profunda del texto, que permite una comprensión más rica y precisa de su significado.

Con un fervor intelectual que nos embarga, nos adentramos en el fascinante y enigmático tercer verso de Juan 1:1, en el que se lee: «καὶ θεὸς ἦν ὁ λόγος». Sumérjase con nosotros en las profundidades de este enlace simbólico entre lenguas y culturas, en una odisea del pensamiento que desentraña la verdad oculta tras la amalgama de letras y significados.
¡Excelente!
Adentrémonos en la cautivadora maraña de letras griegas, donde aguarda el misterio que ha mantenido en vilo a los teólogos durante siglos. Contemplemos nuevamente la cuarteta griega que encierra este enigma:

Ἐν ἀρχῇ ἦν ὁ λόγος
καὶ ὁ λόγος ἦν πρὸς τὸν θεόν
καὶ θεὸς ἦν ὁ λόγος
οὗτος ἦν ἐν ἀρχῇ πρὸς
τὸν θεόν

El artículo ausente

Permítanos esclarecer cómo los nombres Logos y Theos, en su caligrafía griega y pronunciación fonética, portan el artículo definido: ὁ λόγος y τὸν θεόν. La función de es la de dotar de especificidad al sustantivo, mientras que τὸν brinda la dimensión gramatical de objeto directo. En pocas palabras, estos artículos definidos permiten atribuir un sentido preciso y contextual a los términos mencionados.

Sin embargo, en el tercer verso de esta cuarteta, καὶ
θεὸς ἦν ὁ λόγος, se esconde el enigma que ha generado insomnio en mentes brillantes y fervorosas. La palabra Logos conserva su artículo definido, pero Theos parece haberlo extraviado en el camino, dejando a teólogos y eruditos en un laberinto de interpretaciones.


Los intentos fallidos de solución

En su afán por no contrariar el dogma, se han formulado extravagantes y disímiles versiones que buscan explicar esta aparente incongruencia. Entre ellas encontramos:
  • Y Dios era el Verbo
  • Y lo que Dios era, lo era también el Verbo
Y por último, la versión más literalista, pero igualmente dogmática, de la organización que se autodenomina Testigos de Jehová:
  • Y el verbo era un dios
La búsqueda de la verdad en estas líneas, trasciende las fronteras de lo meramente lingüístico. Nos invita a indagar en la esencia misma de los conceptos y las palabras, a desentrañar el enigma que se encuentra oculto tras siglos de interpretaciones erróneas y dogmas impuestos. Sigamos en este apasionante viaje hacia la revelación del misterio en Juan 1:1, desde la perspectiva hebrea.

Elohim: El Poder Oculto en Juan 1:1 y la Interpretación Hebraica

La Inadecuación de la palabra griega “Theos”

La palabra griega Theos, que a menudo se traduce como “Dios”, se queda corta en la ardua tarea de transmitir la multiplicidad de información contenida en la palabra hebrea אֱלֹהִים (Elohim).

En su desconocimiento, muchos creen erróneamente que la palabra hebrea Elohim se traduce simplemente como “Dios”. Sin embargo, la realidad es más compleja y se ve obnubilada por la carga dogmática, doctrinal y multicultural que rodea a la palabra “Dios”.

La verdadera esencia de la palabra “elohim”

Elohim, en su esencia, es una expresión cuyo significado es más simple: alguien que posee poder. La palabra hebrea Elohim se encuentra en plural, y es la gramática hebrea la que definirá la función que desempeña Elohim, y el sentido connotado en el que interactúa con los otros componentes de los versículos.

Las múltiples facetas de la palabra “elohim” en la gramática hebrea

El contexto y la estructura gramatical determinan si la palabra hebrea Elohim representa:
  • Un plural numérico
  • Un plural intensivo
  • Un sustantivo-nombre
  • Un sustantivo-adjetivo
Cuando “elohim” se emplea como plural intensivo, significa “uno que tiene mucho poder”, mientras que en su forma numérica, representa a “muchos que tienen poder”.

“Elohim” como Sustantivo-Adjetivo en el Tanaj

Para comprender la naturaleza de la palabra “elohim” como sustantivo-adjetivo, es necesario analizar su función en una oración. En el Tanaj o Antiguo Testamento, “elohim” a veces se utiliza como adjetivo, añadiendo una cualidad divina a otro sustantivo.
En estos casos, “elohim” no funciona como un sustantivo puro, sino como un sustantivo-adjetivo que otorga cualidades divinas a un objeto o entidad. Es crucial entender la diferencia entre poseer una cualidad divina y ser Dios mismo. Tener cualidades divinas no es sinónimo de ser idéntico a Dios, ni de ser lo mismo que Dios.

Con esta perspectiva hebraica, se abre un nuevo horizonte en la interpretación de Juan 1:1. Sumérjase con nosotros en la profundidad de este enigma lingüístico y descubra el verdadero significado de “elohim” en su contexto bíblico original.

El enigma divino: desentrañando la esencia de Juan 1:1 desde la cosmovisión hebrea

El significado de “elohim” en el Salmo 82:6

En el vasto firmamento de la exégesis bíblica, existen ciertos versículos que pueden resultar enigmáticos y controversiales, en especial cuando son analizados a través del lente de la tradición hebrea. Uno de tales ejemplos es el Salmo 82:6, en el que el Altísimo se dirige a los jueces de la tierra con la siguiente sentencia: “אֲֽנִי־אָ֭מַרְתִּי אֱלֹהִ֣ים אַתֶּ֑ם” (Ani-amarti elohim atem), que traducido al español sería: “Yo dije, ustedes son divinos”.

Este versículo ha sido objeto de innumerables exégesis, interpretaciones y disquisiciones, pues la palabra “elohim” (אֱלֹהִים), en este contexto, es un sustantivo-adjetivo que designa una cualidad divina, pero no implica una identificación con Dios en sí. Aquí, “elohim” adquiere un matiz semántico que se ajusta a la figura del juez como instrumento de la justicia divina, sin atribuirles, no obstante, la condición de seres divinos en esencia.

La exaltación regia en el Salmo 45:6

Similarmente, el Salmo 45:6 presenta un fascinante ejemplo de la riqueza lingüística y simbólica del texto sagrado, en el que la expresión “כִּסְאֲךָ֣ אֱ֭לֹהִים” (Kisaja elohim) es traducida como “Tu trono es divino”. En este caso, el salmo se refiere a la majestuosidad del trono del rey de Israel, ensalzándolo como un símbolo de la divinidad.

Este versículo resalta el carácter sagrado de la monarquía hebrea, al conferir al trono un atributo divino que refuerza la relación estrecha entre la autoridad terrenal y el poder celestial. No obstante, es crucial comprender que, en este caso, “elohim” no se refiere directamente a Dios, sino a la cualidad divina que el trono representa.


La importancia del análisis de estos versículos

En conclusión, el análisis de los Salmos 82:6 y 45:6 desde la perspectiva hebrea nos permite apreciar la riqueza y complejidad de la tradición bíblica, en la que términos como “elohim” adquieren matices semánticos y simbólicos que no siempre implican una identificación directa con Dios.

El Logos en Juan 1:1 – La cosmovisión hebrea vs. la influencia helénica

La encrucijada teológica: cuando el Logos viste ropajes griegos

En el fascinante estudio de Juan 1:1 desde la perspectiva hebrea, nos encontramos con un fenómeno en el que el pensamiento teológico tradicional, agotado tras años de infructuosos intentos, se ve tentado a recalar en las aguas de la filosofía helénica, buscando respuestas y refugio en sus esquemas conceptuales. Sin embargo, al abrazar la cosmovisión griega, el Logos hebreo (Ma’amar) es revestido con atuendos propios de un semidiós de la mitología clásica, desdibujando su naturaleza original y descontextualizando su significado primigenio.

La gramática hebrea y el artículo definido en Juan 1:1

Uno de los versos más emblemáticos y debatidos en Juan 1:1 es el siguiente: “καὶ θεὸς ἦν ὁ λόγος”. En esta línea de la cuarteta, el artículo definido no aparece, no por omisión, sino porque resulta innecesario. La gramática hebrea nos enseña que, en este caso, estamos en presencia de un sustantivo-adjetivo, revelando una conexión profunda y enraizada con el pensamiento semítico.

La esencia semítica y la mente hebrea en el Evangelio de Juan

Es imperativo recordar que el Evangelio de Juan fue concebido en el crisol de la cultura hebrea, moldeado por su estructura y expresiones propias de dicha tradición. Aunque el texto fue eventualmente plasmado en letras griegas, su esencia semítica se mantiene intacta, evidenciando la intención comunicativa de su autor hebreo.

La tradición dogmática y la interpretación del Logos como “el Verbo”

La historia del pensamiento cristiano ha perpetuado una interpretación del Logos como “el Verbo”, equiparándolo directamente a Dios. Esta concepción, sin embargo, es análoga a introducir un cerdo horneado en la mesa festiva de un Bar Mitzvá: una incongruencia y aberración que denota un desconocimiento de la riqueza y sutileza del pensamiento hebreo.

Juan 1:1 – El Logos como manifestación divina y no como Dios en sí mismo

Ma’amar: cualidad divina

Es menester recalcar que el Logos (λόγος) o, en términos más precisos y acordes a nuestra reflexión, el Ma’amar (מַאֲמַר, pronunciado como ma’amar), es una manifestación de cualidad divina, pero no es Dios en sí mismo. El mensaje es categórico y excluyente al afirmar que “todas las cosas por él (Dios) fueron hechas” (Juan 1:3) y que “de un solo Dios proceden todas las cosas” (1 Corintios 8:6). El Ma’amar se encuentra entre las cosas que emanan de Dios, y al ser el mensaje directo de la divinidad, posee una naturaleza divina, pero no es Dios per se.

La preeminencia del Logos entre las cosas que proceden de Dios

Una pregunta crucial que surge es por qué el Logos goza de tal preponderancia entre todas las cosas que proceden de Dios. La respuesta no radica en que el Logos sea Dios, ya que no lo es, sino en que fue concebido como respuesta, desde antes de la creación del mundo, conforme a la literatura rabínica y su concepto del Mashíaj que ya hemos expuesto.
En ese sentido, el Logos se convierte en la primera manifestación de la voluntad divina, un ente que encarna y transmite el mensaje de Dios al universo creado.
Un Ma'amar que es una manifestación divina que se origina en Dios ¿Pero no es Dios? Es cómo si yo le habló a mi vecino y le digo que las palabras que salen de mi boca no son mías.

Entonces, ¿mis palabras soy yo o no soy yo?

Creo que tratar de crear un concepto que defina la identidad de las palabras que salen de la boca, es absurda.

«las palabras son de quién las emite»

Si la palabra sale de Dios, es de Dios esa palabra, y esa palabra actúa, se mueve y ejerce poder en quienes la reciben.
Una traducción de Juan 1:1-4 ajustada a nuestro enfoque
Teniendo en cuenta las reflexiones expuestas hasta ahora, es posible presentar una traducción de Juan 1:1-4 que se ajuste plenamente a nuestra interpretación:

En el principio era la expresión
Y la expresión estaba con Dios
Y divina era la expresión
Esta estaba en el principio con Dios
Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.
En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.


Esta traducción nos invita a reconsiderar la figura del Logos en el contexto del pensamiento hebreo, destacando su cualidad divina sin atribuirle la condición de Dios. De esta manera, abrimos las puertas a una comprensión más profunda y enriquecedora de la relación entre la divinidad y sus manifestaciones en la cosmogonía bíblica, un diálogo apasionante que nos lleva a explorar las raíces mismas de nuestra fe y nuestra herencia espiritual.
Para aceptar esta traducción, tienes que agregar la palabra «por medio de»

Y luego vemos cómo se definen los personajes en el texto.

El Ma’amar en la Tradición Judía: Reflexiones Sobre el Salmo 119

La Riqueza Semántica de la Raíz Hebrea אמר (amar)

Al examinar el Salmo 119, encontramos una serie de versículos en los que la raíz hebrea אמר (amar) es traducida como “promesa”. Este término, intrínsecamente relacionado con la palabra hebrea מַאֲמַר (ma’amar), proporciona una perspectiva única sobre la comprensión y el enfoque de la tradición judía en el significado de la promesa divina.

A continuación, se presenta una selección de versículos del Salmo 119 en los que se emplea la raíz hebrea אמר con el sentido de “promesa”:

  • Versículo 11: “En mi corazón atesoro Tu promesa, por eso no peco contra Ti”.
  • Versículo 38: “Cumple Tu promesa a Tu siervo, que es para los que Te adoran”.
  • Versículo 41: “Que me alcance Tu amor inquebrantable, oh Eterno, Tu liberación, como lo has prometido”.
  • Versículo 50: “Este es mi consuelo en mi aflicción, que tu promesa me ha preservado”.
  • Versículo 58: “Te lo he implorado de todo corazón; ten piedad de mí, conforme a Tu promesa”.
  • Versículo 76: “Que Tu amor inquebrantable me consuele de acuerdo con Tu promesa a Tu siervo”.
  • Versículo 82: “Mis ojos suspiran por Tu promesa; digo: ‘¿Cuándo me consolarás?’“

Ma’amar: el vínculo entre Dios y su pueblo

La profusión de versículos en los que se utiliza la raíz אמר como “promesa” demuestra la importancia que la tradición judía otorga a la palabra de Dios y a Su compromiso con Su pueblo. Esta interpretación resalta el vínculo inquebrantable entre Dios y Su pueblo y la confianza que este último deposita en la palabra divina.

En resumen, la raíz hebrea אמר y su relación con la palabra מַאֲמַר (ma’amar) ofrecen una perspectiva valiosa sobre la comprensión de la promesa divina en la tradición judía. Al analizar los versículos del Salmo 119 en los que se emplea esta raíz, podemos apreciar la importancia de la palabra de Dios y el compromiso que establece con Su pueblo, así como la confianza y la devoción que este último deposita en la promesa divina.

La Promesa Divina: Ma’amar y Mashíaj en el Contexto de Juan 1

La conexión entre el concepto de “promesa” contenido en la palabra hebrea מַאֲמַר (ma’amar) y la figura del Mashíaj (Mesías) en el marco del estudio de Juan 1 brinda una perspectiva enriquecedora para comprender la dimensión trascendental de la promesa divina en la cosmovisión hebrea.

El Ma’amar como Promesa Divina

La noción de “promesa” implícita en el ma’amar resalta el compromiso inquebrantable de Dios hacia Su pueblo y la revelación gradual de Su voluntad y propósito. A lo largo de las Escrituras, encontramos múltiples ejemplos de ma’amar como expresión de la palabra divina, que encarna tanto la autoridad como la fidelidad de Dios en el cumplimiento de Sus promesas.

El Mashíaj como manifestación de la promesa Divina

La figura del Mashíaj (Mesías) se erige en la culminación de la promesa divina y el cumplimiento de la esperanza redentora de Israel. El Mashíaj es concebido como el ungido de Dios, que restaurará la justicia y la paz en el mundo y establecerá un reino eterno en el que prevalecerá la verdad y la rectitud. Por tanto, el Mashíaj encarna la plenitud de la promesa de Dios, siendo Su manifestación más excelsa y definitiva.

La intersección entre Ma’amar y Mashíaj en Juan 1

En el contexto de Juan 1, la relación entre el ma’amar y el Mashíaj adquiere una relevancia particular. El Logos, o Ma’amar de Dios, es presentado como la causa primera de la creación y el principio comunicativo por medio del cual Dios manifiesta Su voluntad y propósito en el mundo. Este Ma’amar divino, en última instancia, se encarna en la figura de Jesús, el Mashíaj, que inaugura una nueva era en la relación entre Dios y la humanidad.

El evangelio de Juan describe cómo el Logos, el Ma’amar divino, se hace carne, estableciendo un vínculo inextricable entre la promesa divina y la figura mesiánica. En este sentido, Jesús personifica la consumación de la promesa de Dios y Su compromiso eterno con Su pueblo.

En síntesis, el estudio de la relación entre el ma’amar como “promesa” y el Mashíaj en el marco de Juan 1 brinda una visión enriquecedora de la dimensión trascendental de la promesa divina en la cosmovisión hebrea. El Logos, o Ma’amar de Dios, se entrelaza con la figura del Mashíaj, Jesús, ilustrando el cumplimiento de la promesa divina y la manifestación definitiva de la voluntad y propósito de Dios en la historia de la redención.
¡Excelente!

Quisiera saber si tu explicación asume una encarnación literal de la Ma'amar en la persona de Jesús.

Muy buen artículo, aún tengo otras inquietudes pero las comentaré más adelante en cuanto conozca tu respuesta.

Bendiciones del Eterno
 
Este tema promete ponerse muy bueno, les sugiero no perderlo de vista.
 
El enemigo sigue suelto, y no es el interlocutor en turno que tenés en el foro.
El enemigo es el materialismo, el hedonismo, el egoísmo.
No.
El enemigo es el mal.
 
Qué bueno que mencionás a Hitler, por que ante sus amenazas y crímenes, todos los cristianos debían haber ofrecido un frente común. Las desconfianzas entre católicos y protestantes, y de estos con los judíos, resultantes de diferencias teológicas, no tenían sentido ante el mal. Ya ves, que cientos o miles de Testigos de Jehová fueron también ejecutados.
El enemigo sigue suelto, y no es el interlocutor en turno que tenés en el foro.
El enemigo es el materialismo, el hedonismo, el egoísmo.
Ya ves estimado, no entiende, como tampoco me entendió, por eso me bloqueó luego de despotricarme.
 
Si consideramos que en Juan 1:3 “αὐτοῦ” se refiere al Logos, entonces afirmamos que “todas las cosas fueron hechas por el Logos”. Este enfoque choca frontalmente con pasajes del Nuevo Testamento como Colosenses 1:16, donde se lee que “todo fue creado por medio de él”. El Nuevo Testamento sostiene que todo fue hecho por medio de él, no por él mismo. La asignación de “αὐτοῦ” al Logos parece obedecer a una agenda dogmática en favor de una doctrina que, sin intervención moderna, no encontraría sustento en el texto original.
Es imperativo entonces que cualquier traducción coloque «por medio de» (δι’) previo a (αὐτοῦ) tal cómo aparece en el griego.

Porque tal cómo bien explicas, no fue hecho por el Logos, sino mediante el Logos.

En el principio era la expresión
Y la expresión estaba con Dios
Y divina era la expresión
Esta estaba en el principio con Dios
Todas las cosas
por medio de él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.
En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
Si leemos el texto con la palabra agregada «medio de» cabe preguntarse:

¿Fue por medio de Dios que fueron hechas todas las cosas?

¡Evidentemente que no!

Tal cómo el autor del epígrafe afirma, es mediante el Logos que se hace todo.

Y si deducimos que el verso 3 hace referencia al Logos y no a Dios, evidentemente que los versos posteriores se refieren al Logos.


Es mi humilde opinión, esperando que el autor del epígrafe que maneja un gran conocimiento nos pueda aclarar este asunto.

 Bendiciones del Eterno.
 
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