¿Fue real la represión de los protestantes?
¿Fue real la represión de los protestantes?
- ¿Cientos de miles de muertos en la Inquisicion?
-En la Santa Inquisición en España fueron miles los asesinados, pero no cientos de miles. El propósito de la Santa Inquisición no era la exterminación masiva del enemigo (como en el comunismo o en el nazismo), sino la instauración de un sistema de terror capaz de lograr que en este país la libertad de conciencia y de pensamiento no hayan aparecido hasta la Constitución de 1978.
-¿Documentos históricos? Ahí va uno bien reciente.
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¿Fue real la represión de los protestantes?
Algunos han puesto en tela de juicio la existencia de la represión. Otros han creído en las bondades permisivas de Franco, que se veía rehén del clero y había pontificado su mandato. Quienes no lo han vivido y contemplando, y ven el absoluto silencio de la masa social, intelectual y religiosa, creen que nunca ocurrió. Sin embargo fue algo más que real en la zona franquista. Dice Juan Bautista Vilar: "El rechazo de toda disidencia religiosa en la España nacional, infortunadamente no se circunscribió a la drástica variación del "status" jurídico de las minorías. Se dio a su vez una autentica persecución en sus secuelas de asaltos, detenciones, violencias, torturas y asesinatos".
En la guerra civil española -escribe Hugh Thomas- posiblemente como en ninguna época de la historia de Europa, se ha manifestado un odio tan apasionado contra la religión y cuanto con ella se halla relacionado. Sin embargo algún sacerdote ya había escrito. "Los rojos han destruido nuestras iglesias, pero nosotros destruimos primero la Iglesia". Los evangélicos maltratados y vejados por los dos bandos enfrentados, nunca dejamos de proteger a unos y a otros, sin distinción de ideologías, como labor humanitaria hacia el perseguido. Sin embargo la represión fue un hecho prolongado que regó de víctimas el territorio español, ya por la guerra en sí o por la hostilidad antiprotestante del clero. Los medios de comunicación, por su parte, mentían como bellacos e ignoraban cualquier represión o persecución. Solo cuando algún acto de vejación o quema de iglesias, como en el caso citado de la de Sevilla y el pastor Santos Molina, y que salían a la luz en los medios internaciones, algunos medios reaccionaban. El diario "Levante" de Valencia decía: "Hablan en general de intolerancia y fanatismo, pero no podían citar un ejemplo demostrativo, puesto que tal ejemplo no existía. Ahora gracias a unos insensatos, ya tienen lo que no había sucedido en España desde tiempos de la Reforma." ¿Por qué mentían tan descaradamente? Pues porque estaba en juego el Plan Marshall y esto era la gota que rebosaba el baso de la paciencia de Truman, que no quería intolerancia religiosa como condición para ayudar a España. El corresponsal Royo les declara enemigos de la Patria a los jóvenes asaltantes Sevillanos. Tanto Griffts como Zablocki tenían bien informado al Presidente Truman sobre la falta de libertad en España y la dura intolerancia. Una cosa era evidente: la intolerancia no era un caso aislado sino una práctica habitual.
El pastor Atilano Coco fue fusilado en Salamanca, en los primeros días del Alzamiento. El pastor de Pradejón (Zaragoza) Simón Vicente, detenido al final de la guerra, fue fusilado en 1946 tras varios juicios y apelaciones. Dice Pablo Rubio: "Al estallar la guerra Civil española, y como en el resto de España, la persecución y los atropellos e incluso la muerte hacen presa en la iglesia de Pradejón. Las nuevas autoridades franquistas ordenan el cierre de los colegios; la capilla es clausurada e incluso allanada: el pastor Simón Vicente asesinado y varios miembros de la iglesia son encarcelados y todos los demás amenazados con seguir el mismo camino. La familia del pastor tuvo que marchar de Pradejón; la maestra Casimira Rivas se refugió en el sur de Francia y sus dos hijas fueron recogidas por el Gobierno ruso, junto a otros niños expatriados a aquel país. Otras familias tuvieron también que marcharse de Pradejón a Logroño, Zaragoza u otras localidades; muchos estuvieron escondidos durante algún tiempo y otros no se atrevían ni a salir fuera de sus casas, y eran continuamente vejados e insultados por los clericales del pueblo." Y sigue diciendo: "... después de la ocupación de Bilbao por las tropas nacionales, la persecución y el acoso se hacen sentir. El pastor Mangado y su familia tienen que huir a Francia, pues le buscaban para encarcelarlo. Muchas familias huyeron hacia Santander y Asturias, otras se escondieron o permanecieron ocultas en sus casas, y la vida congregacional quedó rota y dispersa. La capilla fue clausurada por las autoridades.... En el año 1936, con la guerra civil, y tras la toma de San Sebastián por las tropas al mando del general Mola, la familia Marqués tiene que huir de San Sebastián, debido a que había orden de apresar a Marqués. Los dos hijos del matrimonio quedaron en España, ya que la guerra los cogió fuera de San Sebastián. Las hijas huyen con sus padres y se refugian en Inglaterra, de donde el pastor Marqués ya no pudo regresar. Varias familias protestantes donostiarras tienen que huir a Francia o a otros lugares; algunos murieron y otros quedaron dispersos.
El pastor López que había sido condenado a muerte y luego conmutada la pena por la de prisión, fue asesinado por un grupo de fanáticos, que sacándolo de la cárcel lo asesinaron por la espalda.
La maestra nacional de Jerez de la Frontera, Josefina Hombre fue fusilada en estado de gestación. El catedrático de Albacete don Demetrio Nalda había sido depuesto de su cátedra y fue metido en la cárcel, así como el catedrático del Instituto de Alcázar de San Juan don Carlos Araujo García y el de la Universidad de Zaragoza don Moisés Calvo, con don Samuel de los Santos jefe del museo de Córdoba. Fusilados también Germán Araujo, en Puebla de Valverde, Miguel Blanco, pastor de la Iglesia de San Fernando (Cádiz). Gabriel Font murió en la prisión de Manacor. El hermano de Germán y de Carlos, Ernesto Araujo - hijos de don Adolfo Araujo García, gerente en España de la Sociedad Bíblica - murió "cumpliendo sus deberes militares, sirviendo una pieza de artillería".
En Castrogonzalo (Zamora) Elías García y Antonio Rodríguez, concejal y Alcalde en la República, fueron vilmente torturados. Esther Rozada sobrina de Elías decía: "He visto a Antonio; casi no lo conocía. Le han arrancado la barba y los ojos".
Don Audelino González Villa, uno de los evangélicos más emblemáticos de Zamora y León, tuvo que sufrir prisión. En Benavente un grupo de conocidos falangistas de Acción Católica le hicieron tomar medio litro de aceite de ricino y le dijeron que si le volvían a ver por allí le matarían. También en Benavente torturaron y raparon, haciendo una cruz en la cabeza, a Florentino Dueñas. El no quiso quitarla y la exhibía ante los vecinos, testificando de Cristo que murió en una cruz. Luis Moreno de El escorial, fue condenado a muerte y ejecutado el 25-9-1939.
En la década de los 50-después del Concordato de 1953 más concretamente-, se vive otro periodo de represión. Se clausuran muchas capillas, como la de Chiclana de Segura y la de Usera de Madrid. La primera fue asaltada y desvalijada, llevándose todo, hasta el armonio que apareció en una parroquia católica.
En 1956 el Seminario Teológico Protestante y el Porvenir fue clausurado. La Sociedad Bíblica y las actividades que realizaba fueron declaradas ilegales. Las iglesias empiezan a ser multadas por reunirse en locales no autorizados, aunque fuesen menos de veinte personas; se encarcela por testificar de la fe, entendido esto como proselitismo; se les hacen consejos de guerra a soldados por no asistir a las ceremonias religiosas, etc. Aunque parezca que recalcamos este aspecto de la represión externa, hay otras represiones que son más sutiles y refinadas, que han hecho mucho daño al protestantismo: el miedo a la verdad, el insulto diario, el desprecio al hijo, el mendigar un trabajo del marido, el no poder enterrar al padre o los seres queridos o el simple gesto de desaprobación de una sociedad manipulada en su ignorancia y dirigida por el afecto religioso. En uno de los párrafos de Juan B. Vilar de la Universidad de Murcia, sobre la represión dice: "El movimiento evangélico en España durante la guerra civil continua siendo un tema en considerable medida ignoto. Baste decir que hasta el momento (1985) no existe otro estudio que este... Desaparecidos la mayor parte de los archivos de las confesiones disidentes asentadas en la España nacional y siendo escasa la restante documentación disponible, tan solo resulta posible intentar una aproximación al tema a través de fuentes fragmentarias o indirectas. Ni siquiera las revistas protestantes de la España republicana aportan un elenco apreciable de información, limitándose a recoger de forma esporádica noticias, sobre dificultades sufridas por los evangélicos en la zona adversa.
Esta observación de Vilar es cierta, aunque hayan ido apareciendo libros sobre el protestantismo, como los comentados, con enfoques muy reales y contrastados. El tema de la no inclusión de noticias de represión en las revistas evangélicas, creo que varios pueden ser los motivos: uno, la de no perjudicar a los evangélicos geográficamente en el otro bando, y por otro lado, de hacer ver que la fe mueve montañas y vence imperios, por lo que las dificultades eran pasajeras. Tampoco querrían irritar las autoridades, temiendo la clausura de la revista. De cualquier manera, es cierta la observación sobre las pocas noticias suministradas por las revistas evangélicas. Así y todo Vilar cita unos cuantos casos más de dura represión, diciendo. "El reverendo Miguel Blanco joven pastor de Sevilla, fue fusilado, como también don Salvador Iñiguez, pastor de Granada. Igual suerte corrieron el ex-sacerdote García Fernández y su esposa, quienes venían trabajando en la obra evangélica granadina. Una quinta víctima de que se tiene noticia fue cierta joven de Jerez de la Frontera, también ejecutada, porque - además de ser maestra- y por tanto roja por definición, era protestante. Había tenido la osadía de defender públicamente sus convicciones religiosas. Mejor suerte tuvo el reverendo Antonio García, pastor de Córdoba - y ex-fraile - cuya capilla y domicilio fueron asaltados, si bien logró escapar a Gibraltar. Los restantes ministros evangélicos andaluces tuvieron que ocultarse o fueron encarcelados. Cita Vilar algunos evangélicos más, ya mencionados, y otros como un hombre de Navaluenga provincia de Ávila cuyo delito fue el haber auxiliado en las tareas evangelísticas a don Thomas Rhodes, titular de la misión de las Asambleas de Hermanos en la calle Trafalgar de Madrid. Los colportores que tan buena labor de distribución de Biblias habían llevado a cabo en los años anteriores, fueron también perseguidos y requisadas todas sus pertenencias de Biblias. Entre ellos sobresalen las calamidades sufridas por Cignoni y Carreras en Sevilla, Alfonso Gómez en Palencia, Sotero Basterra en Zaragoza, Luis Martínez en Badajoz, Federico Gray en Valladolid, y otros muchos, que fueron considerados como agentes comunistas y a quienes una dura prisión.
Dale G. Vought en Protestants in Modern Spain (Soud Pasadena C.A. Willian Carey Library 1973) describe el retraso evangelístico en España, por el desmembramiento de las familias e iglesias a raíz de la Guerra Civil, diciendo: "Para todos los propósitos prácticos, la guerra civil española detuvo el progreso de la iglesia protestante, y le causó grandes daños. Aun cuando no existía la severa persecución de los siglos anteriores, hubo menos libertad que en ningún otro tiempo desde 1868. En muchos lugares las iglesias fueron completamente cerradas. Muchos de los pastores fueron asesinados o vivían en el exilio o en prisión. Mucha gente se reunía secretamente en casas, pero siempre en peligro de ser arrestadas por las autoridades. En efecto, muchos fueron arrestados, se les impusieron multas y fueron puestos en prisión por reunirse; pero continuaron a pesar del peligro. Es mayormente debido a la determinación de este puñado de fieles, que los protestantes tienen hoy completa libertad en España."
Es necesario hacer una referencia final que destaca Pablo Rubio en su libro citado. Dice: "Tanto JUAN FLIEDNER BROWN como CARLOS ARAUJO GARCÍA lucharon por mantener vivo el testimonio evangélico en una España destrozada por la guerra civil, con todas las consecuencias que todo esto trajo para los evangélicos y sus respectivas iglesias. Podemos decir, que gracias a Dios y al esfuerzo de estos hombres y de los que le secundaron, perviven en España las iglesias evangélicas."
Aunque hubo, sin lugar a dudas, otros hombres más en otras denominaciones (Audelino González, Samuel Vila, José Cardona, etc. por citar otros), cierto es que ellos son representativos de un espíritu de valentía, estímulo y ejemplo para el resto de los evangélicos.
Fuente: Asturias Evangélica