Estoy de acuerdo contigo también en esto. Yo no quise decir que las funciones eran la única diferencia, pero sí influyeron mucho en las circunstancias por las que Jesús nació como humano en la Tierra. Sin embargo, si notas algo muy importante en cuanto a las dos naturalezas, la de Adán y la de Jesús, ambas, eran humanas; fueron “hombres verdaderos” sin ninguna diferencia por cuanto la Ley de Dios de “igual por igual” y “vida por vida” tenía que cumplirse en este caso también. Cristo era el equivalente de Adán y fue Cristo quien llegó a ser llamado “el último Adán” por cuanto el rescate y el sacrificio por lo que aquél hizo a la humanidad, con el sacrificio del Señor era suficiente: dos hombres perfectos en total equivalencia de valores. Cristo no podía ser mejor que Adán en nada por cuanto el sacrificio hubiera variado la balanza de la justicia divina. Ambos, Cristo y Adán eran Hijos de Dios, claro, de distinta naturaleza, el primero era un Hijo espiritual de Dios con una conformación “molecular” (digámoslo así para entenderlo) diferente a la conformación molecular de Adán. Ambos, Cristo y Adán fueron hechos a imagen y semejanza de Dios y ambos, Cristo y Adán, tenían los mismos atributos de Jehová, como la “justicia”, el “amor”, la “sabiduría” y el “poder” de llevar a efecto, dentro de su entorno respectivo, la misión para la cual vinieron a la existencia. Es por esta razón que nadie, sino un auténtico y verdadero “Hijo” de Dios podía darse en perfecta equivalencia por lo que otro “Hijo” de Dios, Adán, había condenado a la humanidad aún no nacida de sus lomos. Ambos, Cristo y Adán, tenían mucho en común. Eran Hijos de un mismo Dios, uno del Cielo y el otro de la Tierra como lo afirma Pablo, pero esta notable diferencia de “naturalezas” no influyó para nada, en hacer que el “hombre Jesucristo” fuera mejor en algún aspecto que el “hombre Adán”. Pablo lo aclara aún mejor aquí: “Así también está escrito: “El primer hombre, Adán, llegó a ser alma viviente”. (según Génesis 2:7) El último Adán (Jesús) llegó a ser un espíritu dador de vida (Pablo lo revela a Timoteo (1 Tim. 3:16). No obstante, no es primero lo que es espiritual, sino lo que es físico, después lo que es espiritual. El primer hombre procede de la tierra y es hecho de polvo; el segundo hombre procede del cielo. Tal como el que fue hecho de polvo [es], así aquellos hechos de polvo [son] también; y tal como el celestial [es], así los que son celestiales [son] también. Y así como hemos llevado la imagen de aquel hecho de polvo, llevaremos también la imagen del celestial.”
Razonas correctamente cuando aseveras, en base a lo que dice la Escritura, que Jesús, en todo momento, dejó clara su posición delante de Dios como “Hijo” del Padre, no como “igual al Padre”. Recordemos que Cristo fue enviado a una misión a la Tierra como “Hijo”, cuando existía como “La Palabra” o el “Verbo” de Dios, en la “forma de Dios” (espiritual). Cuando estuvo con nosotros expresó claramente un principio irrefutable y para nada se estaba refiriendo a su condición humana, como para justificar sus propias palabras cuando era un simple “hombre”; hecho un poco “inferior a los ángeles”. Dijo: “El enviado no es mayor que aquél que lo envió, así como el “esclavo no es mayor que su amo”. Principio universal y una de las más grandes verdades de la filosofía práctica que nos enseñó como enseñanza que venía “de Dios”, no de su propia fuente. Esto no aplicó como única opción cuando fue hombre y, como tal, era “obvio” que era inferior a Dios en todo sentido. No, cuando fue enviado y fue “comisionado” (digámoslo así) el principio del "enviado" que luego confirmó comienza en su “forma de Dios”, cuando, al ser enviado por el Padre, aceptó en sujeción, sumisión e inferioridad de poder con respecto a su Dador de Vida y su misión la acata sin discusión no siendo un “hombre”, sino, un poderoso ser espiritual al lado de Dios y disfrutando de inimaginables privilegios al lado de su Padre.
La Palabra de Dios contiene las leyes, los principios y los ejemplos que el pastor necesita para ser enteramente competente y estar completamente equipado para toda buena obra. Por mucha cultura o educación que tenga un cristiano, lo que hará de él un pastor eficaz es su conocimiento de las Escrituras y la forma en que lo emplee. Pensemos en Jesús, el pastor espiritual de mayor conocimiento, discernimiento y sabiduría en la historia de la humanidad. Sin embargo, él no se apoyó en sus propias ideas cuando instruyó a las ovejas de Jehová, pues dijo: “Lo que yo enseño no es mío, sino que pertenece al que me ha enviado”. ¿Por qué atribuyó el mérito a su Padre celestial? Él mismo responde: “El que habla por sí mismo busca su propia gloria” (Juan 7:16, 18).
Si semejante declaración no convence a los que creen que él era Dios, pues en realidad no hay por dónde convencer a quien no quiere ser convencido de la propia enseñanza de quien, por derecho propio, le correspondía aclarar su identidad con respecto a Dios.
Yo diría, más que “con su propio poder”, sería por su “propia voluntad” para saber lo que más le convenía por razones obvias. En Juan 8:29 Jesús aclara algo muy importante de su relación con el Padre, dice: “Y el que me ha enviado está conmigo; no me ha dejado solo, porque yo siempre hago las cosas que le agradan”. ¿Captas el punto? Jesús hace las cosas “que le agradan a Dios” sometiéndose a su voluntad a pesar de estar en la condición de hombre por cuanto Él vino por servir a su Padre, no a ser servido. Si Él tenía “poderes” inhatos o no, eso no está claro en la Biblia, ya que todas las obras que hizo y lo que dijo siempre puso a Dios en primer lugar; nunca dijo que era por su propio “poder”, porque todavía no había heredado “un nombre más admirable que el de los ángeles” por cuanto tenía que “pasar la prueba” que estaba destinado a sufrir por el bien de la humanidad. La glorificación y el otorgarle todo el PODER sobre toda la creación de Dios, la adquirió una vez que fue obediente hasta la muerte, cuando, sin ninguna duda, recibe LA GLORIA y el NOMBRE QUE ESTÁ POR ENCIMA DE TODO OTRO NOMBRE, para que, por este NOMBRE, se “doble toda rodilla de los que están en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra y reconozca toda lengua que JESÚS ES SEÑOR ¿Para qué? ¡Pues para la Gloria de Dios el Padre!
Además, Pedro confirma lo mismo que cité arriba con respecto a que Jesús siempre hacía las cosas que le agradaban a su Dios y Padre, dijo él: “Ustedes conocen el tema acerca del cual se habló por toda Judea, comenzando desde Galilea después del bautismo que Juan predicó, a saber, Jesús que era de Nazaret, cómo Dios lo ungió con espíritu santo y poder, y fue por la tierra haciendo bien y sanando a todos los [que eran] oprimidos por el Diablo; porque Dios estaba con él.” (Hechos 10:37-38) Aquí dos cosas se pueden deducir: que Dios le dio “poder propio” o que el que hizo las obras poderosas fue Jehová por petición de Jesús. Sin embargo, aceptando cualquiera de las dos posibilidades, un común denominador siempre está claro: DIOS es la FUENTE DE ESPIRITU SANTO Y PODER y, a quien Él quiere, se lo da sin contemplaciones ni imposibilidades.
Bueno, aquí como que tampoco está muy claro el sentido que le das al “poder” que dices Jesús tenía. Recuerda que aún no había sido glorificado ni había llegado la hora. Jesús, aunque suene “raro” para ustedes, estaba “a prueba”, porque a eso había venido; a servir de sacrificio propiciatorio por los pecados de la humanidad como el “Cordero” de Dios que “quita el pecado del mundo”. Su premio final se confirmó cuando murió en fidelidad a su Dios Padre y resucita a vida inmortal. Además, recuerda su equivalencia con Adán. Si Jesús tenía “poderes” o “habilidades” propias a diferencia de Adán, esta equivalencia hubiera sido falsa. Todo hubiera sido un fraude; un montaje que se hizo para engañar a la humanidad haciéndole creer que fue un HIJO DE DIOS quien se dio en sacrificio como el equivalente del primer hombre, cuando en “verdad”, según ustedes, fue DIOS MISMO quien dejó su MAGNIFICENCIA Y GLORIOSA POSICIÓN COMO DEIDAD SUPREMA DEL UNIVERSO, para venir y dejarse “trasquilar y violentar” como si Adán (un hombre y criatura) mereciera que su CREADOR muriera por él. Definitivamente, la balanza de la justicia divina hubiera sido adulterada y el peso hubiera sido demasiado como para “balancear” la justicia en todos sus extremos.
Por el contrario mi estimado forista. El poder de Dios es tal y tan inmenso, que Él puede hacer hasta que las “piedras hablen” si fuera el caso. El es tan Poderoso que puede lograr y puede hacer, si se lo propusiera, que cualquier criatura tomara el lugar que se le asignara según su voluntad. Claro, decir que Dios TODO LO PUEDE HACER no significa que PUDIERA ENTONCES MENTIR ni HACER incongruencias ni tonteras solo para demostrar todo lo TODOPODEROSO que es. Si Dios no “puede delegar a nadie creado por él” para llevar con éxito alguna comisión eso sería como decirle que su “creación es defectuosa por naturaleza” sin distinguir el punto medular que siempre estuvo en juego cuando de criaturas se trataba, la prueba o la misión que se le daba. Dios dotó a sus criaturas, a ángeles y humanos, de “albedrío”; la capacidad maravillosa y extraña a la vez, que nos hace ser lo que somos; seres independientes con nuestra propia orientación o capacidad para decidir si hacemos esto o aquello. No fuimos creados para nunca pecar. ¡Esa es la mayor obra de Dios! Crea criaturas con capacidad para apreciar y decidir, por sí mismas, qué es lo que más conviene y la mejor forma de expresar el amor y el agradecimiento a quien nos ha dado la VIDA; ese don maravilloso que disfrutamos todos los días. Aquí no se trata de “naturalezas”; se trata de “decisiones” que tenemos que tomar para que nos mantengamos con vida si escogemos obedecer a quien nos dio la oportunidad de vivir y Cristo no fue la excepción. El hizo todo lo que hizo y sufrió todo lo que sufrió (sin ser culpable de nada) por amor y por obediencia a quien le dio la vida: JEHOVA DIOS, su Padre.
Mira, ya esto es otro tema que sería para otro epígrafe. En esto hay mucha “tela que cortar”. En primer lugar, nadie sabe, a ciencia cierta, qué papel jugó Cristo en la Creación del Universo. La Biblia se limita a decir que por su MEDIO, todo fue creado, porque todo fue PARA ÉL y por MEDIO DE ÉL. ¿Qué significa esto? Muchas cosas pudieran deducirse:
1. Que él participó por el poder del Padre quien lo compartió en el momento, para crear el universo.
2. Que él simplemente fue el “motivo” o la “motivación” de un Padre para hacer partícipe al Hijo Unigénito y Primogénito (al Hijo de su Amor) como regalo por haber nacido de Dios.
3. Que simplemente fue espectador y vivió y fue testigo (el Testigo Fiel y Verdadero) de la obra creativa de Dios y, junto a los ángeles de Dios, “aplaudieron y gritaron a una” al ser testigos oculares del Poder de Jehová.
4. En todos los evangelios y en las epístolas de los apóstoles, nunca se dijo que Cristo fue el Creador del Universo como si FUERA EL DIOS PADRE O JEHOVA o, como dicen ustedes, integrante de alguna TRINIDAD DE DIOSES (clasificados como personas para no caer en el politeísmo) que forman una ÚNICA DEIDAD QUE SE LLAMA JEHOVÁ DE LOS EJÉRCITOS.
El Padre nunca necesitó del Hijo. De hecho, fue creador del Hijo y de él “emanó” el Hijo y así lo confirma Jesús claramente en la carta a los Hebreos. Cristo vez tras vez dijo que él se alimentaba de Dios, no Dios de Él. Él necesitaba del Padre, no el Padre de él. Ahora bien, una vez que creó al Hijo (Unigénito en el sentido de ser creación directa de Dios) el Padre se encariñó de una manera especial de su Hijo y sabía, de antemano, que el único que podía (de acuerdo a su propia justicia que espero no la pongas en duda) darse como sacrificio por lo que Adán hizo a la humanidad, era su propio Hijo por la similitud y características similares que tenían ambos, a pesar de ser de “dimensiones” o “naturalezas” diferentes. Esta característica importantísima para devolver la paz y la armonía al Universo estaba ahora en manos del “Hijo” de Dios y sólo él podía ser el “equivalente” de aquél por cuya causa heredamos la muerte.
Además, porque David era profeta y sabía que Dios le había jurado con juramento que sentaría a uno del fruto de sus lomos sobre su trono, dijo Pedro, “vio de antemano y habló respecto a la resurrección del Cristo, que ni fue abandonado en el Hades ni su carne vio corrupción. A este Jesús lo resucitó Dios, del cual hecho todos nosotros somos testigos. Por eso, debido a que fue ensalzado a la diestra de Dios y recibió del Padre el espíritu santo prometido, él ha derramado esto que ustedes ven y oyen. De hecho, David no ascendió a los cielos, sino que él mismo dice: ‘Jehová dijo a mi Señor: “Siéntate a mi diestra, hasta que coloque a tus enemigos como banquillo para tus pies”’. Por lo tanto, sepa con certeza toda la casa de Israel que Dios lo hizo Señor y también Cristo, a este Jesús a quien ustedes fijaron en un madero”.
Disculpa pero “Señor” no es ninguna alternativa para “Dios”. Además, fue Dios quien hizo “Señor” a Cristo y lo nombró sobre la “obra de sus manos” (las de Dios). Cristo fue glorificado al grado de hacerlo el “segundo con mayor poder de toda la creación” con la excepción, claro, del Padre (espero que estés de acuerdo con esto) quien es el que ESTÁ POR ENCIMA DE TODO Y TODOS, incluyendo a Cristo, quien a su vez, una vez terminada su “misión” al final de los 1000 años, “entregará el Reino a su Dios Padre para que Dios vuelva a ser de nuevo, TODO EN TODOS”.
Celebro esto que aceptas.
Recibe todo mi respeto y consideración.