Pablo dijo en Efesios 6:12: Nuestra batalla no es contra carne y sangre, sino contra los poderes y las fuerzas de las tinieblas que gobiernan la tierra, contra el ejército de espíritus en el mundo invisible que están detrás de todo mal.
Esto significa que la mayor lucha que un cristiano puede enfrentar no es contra sus propias debilidades y perversiones humanas, sino contra los poderes espirituales del mal inducidos por los demonios (ángeles caídos).
No estoy diciendo con esto que los seres humanos no tienen su parte de culpa, porque Dios ha permitido a todos con libre albedrío, es decir, la libertad de decidir entre el bien y el mal a lo largo de su vida.
Lo que estoy diciendo es que los demonios potencian las tendencias equivocadas de los seres humanos, que se convierten en víctimas de los principados y potestades del reino de las tinieblas.
Esto significa que la mayor lucha que un cristiano puede enfrentar no es contra sus propias debilidades y perversiones humanas, sino contra los poderes espirituales del mal inducidos por los demonios (ángeles caídos).
No estoy diciendo con esto que los seres humanos no tienen su parte de culpa, porque Dios ha permitido a todos con libre albedrío, es decir, la libertad de decidir entre el bien y el mal a lo largo de su vida.
Lo que estoy diciendo es que los demonios potencian las tendencias equivocadas de los seres humanos, que se convierten en víctimas de los principados y potestades del reino de las tinieblas.