Re: ¿Debe el hombre perdonar a Dios?
Hola a todos. He estado leyendo con atención los comentarios acerca del tema que se discute (o que se ha discutido) y estos me han resultado muy interesantes. Me he detenido especialmente en algunos, por ejemplo en el enriquecedor comentario de CreyenteX.
No sé si actualmente alguien sigue esta discusión o si la misma está de hecho cerrada, pero de ser ese el caso estoy seguro que el debate también se podría reabrir en algún momento.
La pregunta "¿debe el hombre perdonar a Dios?" me parece de gran importancia desde el momento en que el creyente acepta que "Dios ha creado al hombre a su imagen y semejanza". Pero, por otra parte, el perdonar no siempre al hombre le parece posible por lo que me permito sugerir también otra pregunta que sería la siguiente: "¿debe el hombre intentar perdonar a Dios?" pues si bien el creyente no debería dudar del perdón de Dios en su infinita misericordia la capacidad de perdón del hombre hacia los demás (incluído el propio Dios) no parece ser siempre "infinita en su misericordia".
Volviendo a la pregunta inicial, si la afirmación es cierta y aceptamos que el hombre, creado a imagen y semejanza de Dios, se equivoca y es susceptible de ser perdonado tanto por Dios como por los demás hombres ¿porqué entonces no deberíamos contemplar también la posibilidad de que Dios pueda equivocarse? (visto desde el plano de la innegable subjetividad del hombre).
En efecto, el hombre no puede saber a ciencia cierta si existe en Dios algún tipo o forma de subjetividad o de expresión de la misma. Pero sí puede imaginar que esta "subjetividad de Dios" pueda existir o ser posible. Y, si aceptamos la posible subjetividad de Dios en algún aspecto también podemos aceptar que pueda equivocarse o "equivocarse" (visto siempre desde la subjetividad del hombre).
Obviamente, aceptada esta premisa nos encontraríamos con un problema aparentemente evidente ya que el hecho de entender a Dios como "un ser perfecto" entraría en contradicción con la posibilidad de que pudiera equivocarse. Pero mas allá de esta aparente contradicción quitar a Dios la posibilidad de (dentro de su perfección) ser subjetivo nos brindaría de Él una imagen empobrecida. Y no parece descabellado imaginar también que Dios pueda ser tanto un Ser objetivo en su perfección como subjetivo en su relación con el hombre al que, recordemos, ha creado "a su imagen y semejanza" por alguna razón.
En otras palabras, si el hombre creado por Dios tiene la posibilidad de actuar tanto de manera subjetiva como objetiva (sin negar la imperfección de su objetividad) deberíamos buscar la perfección de Dios en su objetividad pero sin negarle como hombres y en su comprensión la posibilidad de ser también subjetivo en su relación con su creación. Y es en esta subjetividad, que contempla el libre albedrío otorgado por Dios al hombre en donde se podría suponer que Dios pueda aceptar por parte del hombre el "perdón" de su propia subjetividad.
Por otra parte, muchos hijos de Dios se alejan de su padre el Creador simplemente porque no pueden "perdonarle" ni entender que en él pueda existir ningún tipo de subjetividad. Y así nos encontramos muchas veces con que el hombre enfadado, defraudado, decepcionado con el Dios que cree merecer (en el que aun sin saberlo muchas veces cree, y nos referimos concretamente a muchos tipos de ateos que no lo son sino que podríamos definir como "desengañados" de Dios) y que no puede plantearse la posibilidad de reconciliación mediante el "perdón a Dios" al no existir esta posibilidad se ve fuera del pensamiento religioso, se ve desligado de su Dios con quien no encuentra manera de reconciliarse terminando en ocasiones por negarle absolutamente.
Como analogía, quizás podríamos hablar de unos hijos peleados completamente con su padre (o con su madre, o con ambos progenitores, etc.), queriendo quizás perdonarles (existiendo o no causa objetiva que exigiese este perdón) pero no pudiendo hacerlo no por incapacidad propia de perdón hacia ellos sino por ser ellos, los progenitores, quienes no están dispuestos a aceptar el perdón de sus hijos al no contemplar siquiera esta posibilidad. Y de esta forma, esta aparente inflexibilidad de los padres para aceptar ser perdonados por los hijos, puede conducir a la ruptura definitiva de la familia haciendo imposible el necesario reencuentro.
Saludos cordiales.
Hola a todos. He estado leyendo con atención los comentarios acerca del tema que se discute (o que se ha discutido) y estos me han resultado muy interesantes. Me he detenido especialmente en algunos, por ejemplo en el enriquecedor comentario de CreyenteX.
No sé si actualmente alguien sigue esta discusión o si la misma está de hecho cerrada, pero de ser ese el caso estoy seguro que el debate también se podría reabrir en algún momento.
La pregunta "¿debe el hombre perdonar a Dios?" me parece de gran importancia desde el momento en que el creyente acepta que "Dios ha creado al hombre a su imagen y semejanza". Pero, por otra parte, el perdonar no siempre al hombre le parece posible por lo que me permito sugerir también otra pregunta que sería la siguiente: "¿debe el hombre intentar perdonar a Dios?" pues si bien el creyente no debería dudar del perdón de Dios en su infinita misericordia la capacidad de perdón del hombre hacia los demás (incluído el propio Dios) no parece ser siempre "infinita en su misericordia".
Volviendo a la pregunta inicial, si la afirmación es cierta y aceptamos que el hombre, creado a imagen y semejanza de Dios, se equivoca y es susceptible de ser perdonado tanto por Dios como por los demás hombres ¿porqué entonces no deberíamos contemplar también la posibilidad de que Dios pueda equivocarse? (visto desde el plano de la innegable subjetividad del hombre).
En efecto, el hombre no puede saber a ciencia cierta si existe en Dios algún tipo o forma de subjetividad o de expresión de la misma. Pero sí puede imaginar que esta "subjetividad de Dios" pueda existir o ser posible. Y, si aceptamos la posible subjetividad de Dios en algún aspecto también podemos aceptar que pueda equivocarse o "equivocarse" (visto siempre desde la subjetividad del hombre).
Obviamente, aceptada esta premisa nos encontraríamos con un problema aparentemente evidente ya que el hecho de entender a Dios como "un ser perfecto" entraría en contradicción con la posibilidad de que pudiera equivocarse. Pero mas allá de esta aparente contradicción quitar a Dios la posibilidad de (dentro de su perfección) ser subjetivo nos brindaría de Él una imagen empobrecida. Y no parece descabellado imaginar también que Dios pueda ser tanto un Ser objetivo en su perfección como subjetivo en su relación con el hombre al que, recordemos, ha creado "a su imagen y semejanza" por alguna razón.
En otras palabras, si el hombre creado por Dios tiene la posibilidad de actuar tanto de manera subjetiva como objetiva (sin negar la imperfección de su objetividad) deberíamos buscar la perfección de Dios en su objetividad pero sin negarle como hombres y en su comprensión la posibilidad de ser también subjetivo en su relación con su creación. Y es en esta subjetividad, que contempla el libre albedrío otorgado por Dios al hombre en donde se podría suponer que Dios pueda aceptar por parte del hombre el "perdón" de su propia subjetividad.
Por otra parte, muchos hijos de Dios se alejan de su padre el Creador simplemente porque no pueden "perdonarle" ni entender que en él pueda existir ningún tipo de subjetividad. Y así nos encontramos muchas veces con que el hombre enfadado, defraudado, decepcionado con el Dios que cree merecer (en el que aun sin saberlo muchas veces cree, y nos referimos concretamente a muchos tipos de ateos que no lo son sino que podríamos definir como "desengañados" de Dios) y que no puede plantearse la posibilidad de reconciliación mediante el "perdón a Dios" al no existir esta posibilidad se ve fuera del pensamiento religioso, se ve desligado de su Dios con quien no encuentra manera de reconciliarse terminando en ocasiones por negarle absolutamente.
Como analogía, quizás podríamos hablar de unos hijos peleados completamente con su padre (o con su madre, o con ambos progenitores, etc.), queriendo quizás perdonarles (existiendo o no causa objetiva que exigiese este perdón) pero no pudiendo hacerlo no por incapacidad propia de perdón hacia ellos sino por ser ellos, los progenitores, quienes no están dispuestos a aceptar el perdón de sus hijos al no contemplar siquiera esta posibilidad. Y de esta forma, esta aparente inflexibilidad de los padres para aceptar ser perdonados por los hijos, puede conducir a la ruptura definitiva de la familia haciendo imposible el necesario reencuentro.
Saludos cordiales.