Hola hermanos.
Como reza el título de este tema la pregunta es... ¿De donde surge la creencia de que nuestra alma es eterna?
O... ¿por qué se cree que la muerte que entró por el pecado es una separación del pecador con Dios?
La Biblia no dice nada sobre la preexistencia de las almas porque se trata de una idea inventada por el hombre y sin base en la verdad. La Biblia deja claro que cada ser humano es una creación única de Dios (Génesis 2:7; Zacarías 12:1; Jeremías 1:5). Cada alma humana única comienza en la concepción (Salmo 139:13-16; Isaías 44:24) y continuará para siempre porque somos creados como seres eternos (Génesis 9:6; Isaías 40:28; Mateo 25:46).
El concepto de preexistencia o eternidad pre-terrenal no se puede seguir hasta su conclusión lógica. Preexistencia significa una de tres cosas: (1) el alma siempre ha existido, (2) el alma fue creada en un momento anterior y esperó, incorpórea, hasta que pudiera habitar un cuerpo en la tierra, o (3) el alma habitó otro cuerpo en el pasado y transmigró a su cuerpo actual. Si (1) es verdad y las almas siempre han existido, entonces los seres humanos también son parte de Dios, no creados y autodeterminados. Este concepto es claramente contrario a las afirmaciones de la Biblia de que no hay otro Dios sino Yahvé (Génesis 5:1; 1 Timoteo 2:5; 1 Juan 4:12; Malaquías 2:10; 1 Corintios 8:5-6). Si (2) es verdad y un alma esperó en una guardería celestial antes de nacer en la tierra, entonces Génesis 2:7 es incorrecto:
“Entonces el Señor Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y el hombre se convirtió en un ser viviente”. Las palabras “el hombre se convirtió” indican un comienzo definido en el que el alma y el cuerpo de Adán cobraron vida al mismo tiempo. Si (3) es verdad, y un alma habitó otro cuerpo en una era pasada, entonces ¿en qué momento fue creada el alma y con qué propósito? La Biblia es clara en que cada persona responderá por su propia vida (Apocalipsis 20:13; Romanos 2:6; Jeremías 32:19). Cuando murió el cuerpo anterior, ¿a dónde fue el alma? Hebreos 9:27 dice: “Está establecido que los hombres mueran una sola vez, y después de esto el juicio”. Esto se aplica a todos.
La Biblia se refiere a la muerte como un momento en el que una persona era
“reunida con su pueblo” (Deuteronomio 32:50; Números 20:24). Esto indica que, al morir, el alma de una persona deja su cuerpo y se une a los que se han ido antes que ella. En la parábola de Jesús del hombre rico y Lázaro (Lucas 16:19-31), el alma de Lázaro partió al
“seno de Abraham” (versículo 22). El alma del hombre rico estaba en tormento (versículo 23). Ninguna de esas almas volvió a habitar otro cuerpo, ni hay ninguna indicación de que sus almas hubieran existido antes. Cada uno de ellos recibió las consecuencias de las decisiones que tomó en su vida (versículo 25). En la resurrección, nos reuniremos con nuestros cuerpos originales en forma glorificada (1 Corintios 15:42; Filipenses 3:21). Si fuera posible la preexistencia en otro cuerpo, ¿en qué cuerpo habitaría el alma?
Jesús es el único bebé que nació en este mundo que existía antes de su nacimiento (Juan 1:1; 17:5; Colosenses 1:17). Cuando Juan el Bautista vio a Jesús, declaró:
“A éste me refería cuando dije: “El que viene después de mí me ha superado, porque era primero que yo” (Juan 1:30). Juan fue concebido seis meses antes que Jesús (Lucas 1:26, 36), pero indicó que Jesús existía antes que él. Si Juan hubiera preexistido, no podría haber hecho esa afirmación. Jesús, como Dios, existía como uno con el Padre desde el principio. Él les dijo a las autoridades judías:
“Antes de que Abraham naciera, ¡yo soy!”. (Juan 8:57-58). Su nacimiento humano fue un acontecimiento único que jamás se ha repetido en ningún nivel. Dios sí conocía nuestros nombres antes de que fuéramos creados, porque Él es omnisciente y habita fuera del tiempo (Efesios 1:4; Apocalipsis 13:8). Pero cada uno de nosotros es un individuo; somos almas únicas colocadas en cuerpos únicos, y todos compareceremos ante Dios para dar cuenta de la vida terrenal única que nos fue dada (Romanos 14:10; Apocalipsis 22:12).
Saludos.