Re: ¿de cuántas sectas se habla en este foro?
Y acláranos otro tema, la white dijo:
“En la conferencia de Battle Creek en Mayo, 1856, se me dio una visión muy solemne. Yo vi que algunos de los allí presentes serían comida para las los gusanos, algunos serían expuestos a las 7 últimas plagas, y otros serían trasladados al cielo en la segunda Venida de Cristo, sin gustar la muerte” (Spiritual Gifts, Vol. 2 , p. 292)
¿Quién de los que estaban en esa reunión aún no han gustado la muerte?
¡Tienen que ser ya bastante viejos!
Estimado Aitorgoico, Ahora tenemos la version adventista inventada, de que aquellos que serían trasladados al cielo en la segunda Venida de Cristo sin gustar la muerte, pues realmente la farsante white se referia a que dichas personas moririan pero serian resucitados en forma especial un poco antes de la segunda venida y por lo tanto no gustarian la muerte !“del decreto de muerte“!!!!!!!....
PERO, el problema de este nuevo invento, es que el cuentecito relatado por la propia farsante white, en el libelo: El conflicto de los siglos, coloca la resurreccion ESPECIAL de esas personas !DESPUES DEL DECRETO DE MUERTE!, TAL COMO SE PUEDE LEER AQUI:
CAP�TULO 41. La Liberaci�n del Pueblo de Dios
CUANDO los que honran la ley de Dios hayan sido privados de la protecci�n de las leyes humanas, empezar� en varios pa�ses un movimiento simult�neo para destruirlos. Conforme vaya acerc�ndose el tiempo se�alado en el decreto, el pueblo conspirar� para extirpar la secta aborrecida. Se convendr� en dar una noche el golpe decisivo, que reducir� completamente al silencio la voz disidente y reprensora.
El pueblo de Dios -algunos en las celdas de las c�rceles, otros escondidos en ignorados escondrijos de bosques y monta�as- invocan a�n la protecci�n divina, mientras que por todas partes compa��as de hombres armados, instigados por legiones de �ngeles malos, se disponen a emprender la obra de muerte. Entonces, en la hora de supremo apuro, es cuando el Dios de Israel intervendr� para librar a sus escogidos. El Se�or dice: "Vosotros tendr�is canci�n, como en noche en que se celebra pascua; y alegr�a de coraz�n, como el que va . . . al monte de Jehov�, al Fuerte de Israel. Y Jehov� har� o�r su voz potente, y har� ver el descender de su brazo, con furor de rostro, y llama de fuego consumidor; con dispersi�n, con avenida, y piedra de granizo." (Isa�as 30: 29, 30.)
Multitudes de hombres perversos, profiriendo gritos de triunfo, burlas e imprecaciones, est�n a punto de arrojarse sobre su presa, cuando de pronto densas tinieblas, m�s sombr�as que la obscuridad de la noche caen sobre la tierra. Luego un arco iris, que refleja la gloria del trono de Dios, se extiende de un lado a otro del cielo, y parece envolver a todos los grupos en oraci�n. Las multitudes encolerizadas se sienten contenidas en el acto. Sus gritos de burla expiran en sus labios. Olvidan el objeto de su ira sanguinaria. Con terribles presentimientos contemplan el s�mbolo de la alianza divina, y ans�an ser amparadas de su deslumbradora claridad.�
Es a medianoche cuando Dios manifiesta su poder para librar a su pueblo. Sale el sol en todo su esplendor. Suc�dense se�ales y prodigios con rapidez. Los malos miran la escena con terror y asombro, mientras los justos contemplan con gozo las se�ales de su liberaci�n. La naturaleza entera parece trastornada. Los r�os dejan de correr. Nubes negras y pesadas se levantan y chocan unas con otras. En medio de los cielos conmovidos hay un claro de gloria indescriptible, de donde baja la voz de Dios semejante al ruido de muchas aguas, diciendo: "Hecho es." (Apocalipsis 16: 17.)
Esa misma voz sacude los cielos y la tierra. S�guese un gran terremoto, "cual no fue jam�s desde que los hombres han estado sobre la tierra." (Vers. 18.) El firmamento parece abrirse y cerrarse. La gloria del trono de Dios parece cruzar la atm�sfera. Los montes son movidos como una ca�a al soplo del viento, y las rocas quebrantadas se esparcen por todos lados. Se oye un estruendo como de cercana tempestad. El mar es azotado con furor. Se oye el silbido del hurac�n, como voz de demonios en misi�n de destrucci�n. Toda la tierra se alborota e hincha como las olas del mar. Su superficie se raja. Sus mismos fundamentos parecen ceder. Se hunden cordilleras. Desaparecen islas habitadas. Los puertos mar�timos que se volvieron como Sodoma por su corrupci�n, son tragados por las enfurecidas olas. "La grande Babilonia vino en memoria delante de Dios, para darle el c�liz del vino del furor de su ira." (Vers. 19.) Pedrisco grande, cada piedra, "como del peso de un talento" (vers. 21), hace su obra de destrucci�n. Las m�s soberbias ciudades de la tierra son arrasadas. Los palacios suntuosos en que los magnates han malgastado sus riquezas en provecho de su gloria personal, caen en ruinas ante su vista. Los muros de las c�rceles se parten de arriba abajo, y son libertados los hijos de Dios que hab�an sido apresados por su fe.
Los sepulcros se abren y "muchos de los que duermen en el polvo de la tierra ser�n despertados, unos para vida eterna, y otros para verg�enza y confusi�n perpetua." (Daniel 12: 2.) Todos los que murieron en la fe del mensaje del tercer �ngel, salen glorificados de la tumba, para o�r el pacto de paz que Dios hace con los que guardaron su ley. "Los que le traspasa ron" (Apocalipsis 1: 7), los que se mofaron y se rieron de la agon�a de Cristo y los enemigos m�s ac�rrimos de su verdad y de su pueblo, son resucitados para mirarle en su gloria y para ver el honor con que ser�n recompensados los fieles y obedientes.
BILLY VICENTE
EX-ADVENTISTA