De Calvino y "La Institución Cristiana"

25 Enero 2000
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En algún momento Luis Fernando llamó a Calvino "el asesino". Yo le respondí que él y yo éramos también "asesinos". No recuerdo qué contestó Luis Fernando, pero sí recuerdo que ningún otro forista se alarmó por este intercambio de idea entre nosotros dos.

Ya que se levanta otra vez el tema de Calvino, especialmente en lo referente a su relación histórica con el hereje Servet, antecesor de Julio7 y Mónico, negadores de lo que el Espíritu Santo es en la Deidad, creo yo que tenemos que afirmar que nadie defiende a Calvino queriéndolo elevar a la categoría de santo. Calvino no se encuentra en el altar de los protestantes, ni mucho menos en el altar de los cristianos calvinistas. Calvino es un pecador más que nunca pudo cumplir con la Ley de Dios y por eso es culpable de toda la Ley de Dios, como yo, tú y cualquier ser humano, con la excepción del Hombre Perfecto: Jesucristo, el Eterno Hijo de Dios, de la misma sustancia de Dios, Dios mismo. Fuera de este Jesús a quien adoramos no hay ningún hombre que no haya transgredido todos los mandamientos inclusive el de "No Matarás", todos somos asesinos, dice la Palabra de Dios. Los que quieren hablar de la persona de Calvino tienen que mirarse a sí mismos y auto-evaluarse. Yo ya lo hice, y el Señor me encontró falto.

Aquí tengo que decirles, mis queridos contertulios, que como cristianos debemos conocer las raíces históricas de nuestra Fe. La historia debe ser conocida por toda cristiano que se considera maduro. Yo propongo un estudio serio y profundo del legado del Espíritu Santo a través de su siervo Juan Calvino. Hasta que tuve la oportunidad de encontrarme con La Institución Cristiana y sus Comentarios Bíblicos, lo único que aprendí en la Escuela Secundaria, y la Universidad es que Calvino enseñaba la Predestinación (¡qué palabra tan fea para católicos y muchos protestantes y evangélicos, y que había hecho matar a Servet, descubridor de la circulación de la sangre). Esto es todo lo que dicen los diccionarios y enciclopedias humanistas o semi-humanistas. ¡Claro! ¿Cómo van a decir algo diferente? Eso sería hacer lo que hizo Calvino, declarar abiertamente y sin tapujos que Dios es Dios, que Dios es Soberano, y que el hombre (incluido Calvino) no es digno de estar en la presencia de Dios. Esto no lo pueden afirmar religiosos que quieren seguir dominando a las multitudes con religiones humanas y humanistas y humanistoides.

Después de saber esto, hablemos de Calvino y descuarticémoslo a nuestro antojo. Podremos desprestigiar al hombre Calvino, pero la obra de Calvino nunca caerá en el desprestigio porque es una obra que proclama, con mucha inteligencia y denuedo, la necesidad de conocer a Dios y de conocernos a nosotros mismos. Esta es su tesis con la que abre su monumental obra “La Institución Cristiana”. Calvino no fue un místico (no estoy en contra de los místicos), Calvino fue un hombre que usó la razón ya que proclamó a Dios, el inventor de la razón humana.

Buieno, señores, esta noche es una noche célebra para mí porque es necesario poner esto en el ciberespacio para que todos comencemos a conocer la verdadera historia del pueblo de Dios.

Gracias,

Ezequiel Romero
 
D.Ezequiel...

como concuerdo con usted;!cuanta dispersión se hubiera evitado si en las congregaciones
actuales evangélicas se analizase la Institución de Juan Calvino.!

Reciba mi reconocimiento.
 
Aunque me identifico, con calvino,y con servet al mismo tiempo creo que uno de los errores fue no dejar que servet defendiera su postura antitrinitaria, que lastima que un hombre tan ilustre como calvino y los reformadores tubieron que actuar tan bajamente,al asesinar a otro hombre de la reforma como servet,Que ironia no créen?
que Dios los bendiga.
 
De repente te has vuelto sensato, Julio7. Me alegro mucho que ya empieza a brillar la luz en ese cerebro que te ha regalado Dios. Adelante, Julito.
 
Hno. MANUEL MORA:

Usted dice: "como concuerdo con usted;!cuanta dispersión se hubiera evitado si en las congregaciones actuales evangélicas se analizase la Institución de Juan Calvino.!
Reciba mi reconocimiento."

Yo le contesto y le agradezco,

Quiero compartircon usted y con los demás foristas algunos pensamientos claves del hermano Juan Calvino en su Institución Cristiana":

Manuel Mora

Calvino habla del Conocimiento de Dios el Creador y del conocimiento de nosotros mismos. El afirma que si no nos conocemos a nosotros mismos no podemos conocer a Dios. Y, al contrario, si no conocemos a Dios no podemos conocernos a nosotros mismos. De esta manera el hombre se enfrenta con la majestad de Dios.

¿Cómo comprendemos esta afirmación?

Esperando sus opiniones,

Ezequiel Romero
 
Hermano Mora,

Ahí está el quid del asunto que sólo cuando lleguemos al Cielo lo sabremos si el Señor nos lo permite saber.

¿Cuán llega a ser uno un creyente fidedigno? ¿Cuádo llegamos a saber de nuestra depravación? En otras palabras, ¿qué viene primero, el conocimiento de uno mismo o el conocimiento de Dios? Dice don Juan, que estos dos conocimientos están tan intrincadamente unidos que es imposible saber el orden de ellos.

No sé si se acuerda, cuando el marxismo entró en vigor en muchos países, especialmente en la Rusia, los gobernantes de ese país aplicaron lo que llamaron el auto-examen. (Perdón, una disgresión personal, me eduqué en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima Perú en una época cuando teníamos que saber marxismo, los marxistas y los no marxistas como su servidor). Bueno, el auto-examen de los marxistas lo veo, si no meequivoco, como el auto-conocimiento que propone Calvino, y que el gran Sócrates lo resumió en esa popular frase “Conócete a ti mismo”. Hay otra enseñanza muy antigua, la de la conciencia. Verdaderamente, el ser humano se conoce a sí mismo. Adolfo Hitler conocía quién era Adolfo Hitler, Pinochet sabe quién es Pinochet. Nadie en realidad necesita que se le diga quién es ella, o él. El problema es que viene un proceso de auto-negación de lo que uno verdaderamente es. Uno comienza a justificarse y verse como una persona digna, y, como el autor de “El Príncipe”, Maquiavello, nos decimos, “Bueno, el fin justifica los medios.”.

Lo que el hermano Juan nos quiere enseñar es que nos debemos conocer y confesar lo que somos. La Escritura indica que si confesamos que Jesús es el Hijo de Dios, Dios viene a morar en nosotros (I Juan 4). Ahora, ¿cómo puedo conocer a Dios? Leyendo su Palabra, escuchando su Palabra (todavía hay analfabetos). En la Biblia encontramos nuestra historia, la historia de todo el género humano. Todos los seres humanos pertenecemos a una única raza, la raza caída. Al mismo tiempo, en la Biblia aprendemos quién y cómo es Dios. En ese encuientro de conocimientos, sucede el fenómeno más importante en la vida de cada individuo: Descubrimos la magnificencia, la majestad de Dios. Otro medio que Dios usa para que lo conozcamos es su creación y la creación que el hombre desarrolla cada día. Yo estoy maravillado de la grandeza y omnipotencia de Dios al escribir esta nota y saber que dentro de pocos minutos va a ser leída en Méjico, España, Perú, Holanda.

Al descubrir la grandísima majestad de Dios, necesariamente tengo que descubrir mi pequeñez, una pequeñez que se ha agravado por la rebelión de la raza humana contra su Creador. La Biblia nos habla que el Engañador le dijo a los ingenuos Adán y Eva, “No morirán”. Sabemos todos que su desobediencia la pagaron con su muerte espiritual. Pasaron a ser cadaveres espirituales. Se rompió la relación con el Creador. Hoy seguimos haciendo la misma cosa, llenos de orgullo ponemos a Dios en segundo, tercero, y aveces, en último lugar. Algunos hasta ya no tiene lugar en la vida. Esta la historia nuestra. La Biblia es nuestra historia.

Dios ha provisto un Vivificador , un Reconciliador, un Salvador en el Jesucristo Encarnado en el vientre de María. En esa Encarnación maravillosa del Hijo Eterno de Dios, se cumple el deseo de Dios de rescatar a su pueblo dentro de la raza humana.

Esto es lo que sucede cuando al conocernos-y-conocer-a-Dios o al conocer-a-Dios-y-conocernos: descubrimos la MAJESTAD DE DIOS.

Sigamos hablando, preguntando, dudando y creyendo,

Ezequiel Romero
 
Ezequiel...

Desde el momento que el creyente fidedigno
sabe como cosa muy cierta de la depravación humana;no se enfrenta a El Señor Dios,sino todo lo contrario;le es enseñado por la sola Escriptura su verdadero estado desde la caida.Veamos,es distinto.Y...entiendo que esa fué la enseñanza del hermano que usted manciona.

Atentamente.
 
Ezequiel...

Quizas pueda ayudar la máxima de la Reforma ,donde se decía(y se dice):

UNA VEZ SALVO,SIEMPRE SALVO.

La certeza de salvación es contenido casi indispensable para proseguir el camino.

La depravación humana es algo que afecta muchísimo al orgullo humano y es muy contrario a la vanidad del hombre rebelado.

Ambas operaciones las trabaja de forma real el E.S.en la Palabra,solamente.

Reciba un respetuoso saludo en la intención de que sabiendo que todo ha sido cosumado,El nos permita difrutarlo en Su Unión.
 
Luis Fernando,

Saludos desde el otro lado del océano.

Hay una alusión al calvinismo en otro tema. Tomás de Aquino y otros entendidos que ha producido la denominacin cristiana liderada por el obispo de Roma, son dignos de ser leídos sin ser aborrecidos.

Sinceramente, no me causa ninguna sorpresa tu 'aborrecimiento' a la manera de comprender a Dios y la cosmoisión de los calvinistas ya que Roma decidió, tristemente, seguir el camino arminiano, o sea el de la auto-salvación. Tratar este tema entre amigos debe ser nuestra meta. El propósito es que los creyentes en el Señor Jesucristo se enteren qué es lo que ha pasado con la Fe Cristiana en estos 2000 años.

Tengo una sola pregunta para ti, mi buen madrileño, ¿cómo puedes aborrecer lo que no conoces? Tú me dijiste, mi caro amigo, que no habías leído a profundidad La Institución de Calvino. ¿Cómo puedo decir que no megusta las carnes de mono o de cocodrilo si nunca las he saboreado? ¿Solamente porque alguien me dijo? o ¿Solamente porque me repugna su aspecto físico?

Ten un buen domingo, el día del Señor, como son todos los días.

Ezequiel Romero
 
Respecto al mensaje en el que se dice en boca de Calvino que el hombre no puede conocer a Dios antes de conocerse a sí mismo[...], habremops de suponer dentro de esta alegoría que es Dios el que se acerca al hombre, con lo que ya queda el ser humano fuera de ese juego de palabras, cuando el mismo Dios decide acercarse a una persona en concreto.
Webemaús
 
Originalmente enviado por: webemaús:
Respecto al mensaje en el que se dice en boca de Calvino que el hombre no puede conocer a Dios antes de conocerse a sí mismo[...], habremops de suponer dentro de esta alegoría que es Dios el que se acerca al hombre, con lo que ya queda el ser humano fuera de ese juego de palabras, cuando el mismo Dios decide acercarse a una persona en concreto.
Webemaús
Esto es parte de lo que dice Juan Calvino en el Libro I, Capítulo I, de la Institución de la Religión Cristiana (traducida y publicada por Cipriano de Valera en 1597, reeditada por Luis de Usoz y Río en 1858; nueva edición revisada en 1967. Rijswijk: Fundación Editorial de Literatura Reformada, 1968):
"El conocimiento de Dios y el de nosotros se relacionan entre sí. Maneras en que convienen mutuamente.
1. Relación de estos dos conocimientos
Casi toda la suma de nuestra sabiduría, que de veras se deba tener por verdadera y sólida sabiduría, consiste en dos puntos: a saber, en el conocimiento que el hombre debe tener de Dios, y en el conocimiento que debe tener de sí mismo.
Mas como estos dos conocimientos están muy unidos y enlazados entre sí, no es cosa fácil distinguir cuál precede y origina al otro, pues en primer lugar, nadie se puede contemplar a sí mismo sin que al momento se sienta impulsado a la consideración de Dios, en el cual vive y se mueve; porque no hay quien dude que los dones, en los que toda nuestra dignidad consiste, no sean en manera alguna nuestros. Y aún más: el mismo ser que tenemos y lo que somos no consiste en otra cosa sino en subsistir y estar apoyados en Dios. Además, estos bienes, que como gota a gota descienden sobre nosotros del cielo, nos encaminan como de arroyuelos a la fuente. Así mismo, por nuestra pobreza se muestra todavía mejor aquella inmensidad de bienes que en Dios reside; y principalmente esta miserable caída, en que por la transgresión del hombre caímos, nos obliga a levantar los ojos arriba, no sólo para que, ayunos y hambrientos, pidamos de allí lo que nos haga falta, sino también para que, despertados por el miedo, aprendamos humildad. Porque como en el hombre se halla todo un mundo de miserias, después de haber sido despojados de los dones del cielo, nuestra desnudez, para grande vergüenza nuestra, descubre una infinidad de oprobios; y por otra parte no puede por menos que ser tocado cada cual de la conciencia de su propia desventura, para poder, por lo menos, alcanzar algún conocimiento de Dios.
Así, por el sentimiento de nuestra propia ignorancia, vanidad, pobreza, enfermedad, y finalmente perversidad y corrupción propia, reconocemos que en ninguna parte, sino en Dios, hay verdadera sabiduría, firme virtud, perfecta abundancia de todos los bienes y pureza de justicia; por lo cual, ciertamente nos vemos impulsados por nuestra miseria a considerar los tesoros que hay en Dios. Y no podemos de veras tender a Él, antes de comenzar a sentir descontento de nosotros. Porque, ¿qué hombre hay que no se sienta contento descansando en sí mismo? ¿Y quién no descansa en sí mientras no se conoce a sí mismo, es decir, cuando está contento con los dones que ve en sí, ignorando su miseria y olvidándola? Por lo cual el conocimiento de nosotros mismos, no solamente nos aguijonea para que busquemos a Dios, sino que nos lleva como de la mano para que lo hallemos."

Que Dios te bendiga,
Jetonius