Como Mirna no me conoce y me juzga equivocadamente, deseo transcribir algo sobre mi conversión:
Soy cristiano evangélico pentecostal y me congrego en una Iglesia con esas características.
Acepté al Señor Jesucristo hace años en una campaña EVANGELISTICA en el Coliseo Cubierto de mi ciudad, en la cual ministraba la Palabra de Dios un predicador evangélico pentecostal de Argentina cuyo nombre no recuerdo.
En esa campaña no se habló de religión, de vígenes o rosarios, sino solo de Jesucristo.
Tanto así que, como desconocía las Escrituras, salvo la idea superficial y mezclada que uno recibe a traves de los curas católicos, pretendí despues de eso llevar la misma vida religiosa de antes, solo que me dió una sed tremenda de leer la Palabra de Dios cada día.
Hasta que sucedió lo necesario, el Señor a través del conocimiento de las Escrituras me dió una gran inconformidad y malestar con las incongruencias y errores de la religión que conocía y practicaba.
Y un día, leyendo el Nuevo Testamento bíblico, comprendí sorpresivamente, como si me quitaran un velo, que no debía quejarme ni luchar internamente contra las herejías, sino que debía SALIR de allí.
En ese momento, confieso, me dió temor salir de la religión heredada de mis padres y donde me había apoyado toda la vida.
Pero, allí en el interior de un carro estacionado en la orilla de una calle, leyendo la Palabra mientras esperaba a alguien, me llené de valor y le dije al Señor que comprendía y le obedecía, que dejaría esa falsa seguridad religiosa para seguirlo a El sin saber a donde me llevaría, a donde me congregaría, etc., solo aceptaba seguirlo a El obedientemente.
En la priemera vez, en la Campaña, levanté mi mano aceptando a Jesucristo como mi Salvador y entregándole mi vida, pero sin saber plenamente lo que eso demandaría de mí.
Aunque desde ese día Jesus se hizo cargo de mi vida y comenzó a dirigirme y trasformarme gradualmente.
En la segunda oportunidad, El me hizo una demanda concreta y necesaria con el conocimiento de las Escrituras, la cual entendí y acepté.
Debía salir de esa falsa religión con tantas cosas contrarias al Evangelio.
Si usted dió aquel primer paso, tiene que confirmarlo y llevarlo a la práctica en la obediencia del segundo paso, haciendo la voluntad del Señor.
Andrés Felipe.