Cuando en la iglesia ya no se aprende nada

28 Febrero 1999
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Al describir el carácter de los hombres en los postreros días, Pablo incluye también a las mujeres, y entre muchas cosas señala una peculiaridad que ya había empezado a mostrarse en su tiempo: “…siempre están aprendiendo, pero nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad” (2Ti 3:7).
Del contexto surge que en aquella lejana época la dificultad radicaba tanto en la propia condición de los receptores de la enseñanza como en los que la impartían.
Casi dos milenios después, el problema persiste, y continúa llamándonos la atención, pues no es lógico y natural que la enseñanza no genere el aprendizaje.
En todos los institutos dedicados a la instrucción, los alumnos progresan en sus estudios, asimilando gradualmente las lecciones impartidas por sus maestros.
No me hubiera yo ahora percatado de esta situación que afecta a las iglesias de cualquier denominación, si una señora, con pocos meses de convertida, no me hubiera manifestado su decepción tras asistir a algunas clases y predicaciones en la iglesia.
En su primer amor al Señor, se había entregado a la lectura de la Biblia y unos pocos libros cristianos de contenido elemental. Discipulada por una vecina espiritualmente madura, asimiló y absorbió con avidez la instrucción que diariamente recibía.
Al comenzar a asistir a la clase de señoras en la Escuela Dominical y escuchar los primeros sermones en la iglesia, tenía una gran expectativa en cuanto a su oportunidad de aprender más del Señor y su Palabra.
Para su sorpresa, clase tras clase, sermón tras sermón, comprobó que los expositores parecían no conocer más de lo que ella había acabado de aprender. Tras leer los pasajes bíblicos, no exponían el texto sino que repetían los trillados y consabidos conceptos de siempre. Fuese cual fuese el texto bíblico de apoyo, lo que decían siempre resultaba ser lo mismo. Aunque nada hay de malo sino todo de bueno en los “rudimentos de la doctrina de Cristo”, de entre todos ellos los maestros y predicadores se limitaban a un pobre repertorio de los “primeros rudimentos de las palabras de Dios” (He 6:1; 5:12).
No puedo negar que al menos como oyente, yo mismo me había adaptado al sistema, de modo que quedaba satisfecho con que al menos no aflorase algún error reprensible.
Ante los reclamos de una neófita, fui llevado a examinar la situación.
Recordé entonces, como desde muy joven me llamaba la atención los movimientos de cabeza de los hermanos, de arriba abajo, asintiendo a lo que los predicadores decían. Hice memoria también, que lo que ellos aprobaban no eran nuevos desafíos o aplicaciones oportunas de la Palabra de Dios a nuestra presente situación, sino declaraciones sencillas bien conocidas de todos.
Luego reparé, que se admitía algo distinto oyendo a un ministro extranjero de paso entre nosotros; en cambio, si un predicador local presentaba una exposición original, que se salía de lo que se estaba habituado, se ponía en entredicho su mensaje, arriesgando a que no volviera más a hablar. Y esto, no porque hubiese estado mal, sino porque no se sabía si había estado bien.
Es así que ministros no idóneos e incompetentes, pero revestidos de autoridad oficial, resguardaban su limitado conocimiento promoviendo a otros tan incapaces como ellos, al tiempo que marginaban a cuantos evidenciaban dones como expositores de las Escrituras.
Era como un tácito acuerdo de recitar siempre el alfabeto de la A a la Zeta o de la Zeta a la A, pero a nunca unir las letras de modo que pudieran expresarse pensamientos extraños o ideas peligrosas: una censura jamás declarada como tal, pero impuesta siempre que alguno se salió de la raya.
Es extraño: nos resultaría inconcebible que un profesor universitario creyera estar enseñando efectivamente a sus alumnos repitiéndoles las lecciones básicas de la gramática y aritmética aprendidas al comienzo de la primaria.
Pero no nos da vergüenza exposiciones de maestros y predicadores sobre Jn 3:16 y Salmo 23 hechas a sus congregaciones de creyentes, sin aportar nada a la explanación del texto. Anécdotas, ilustraciones y testimonios personales pueden llegar a entretener al auditorio, pero es evidente que con ello no se está instruyendo en la Palabra.
No sé si a este respecto estaremos o no bajo un juicio de Dios, pero se me hace patente no solamente la carencia de maestros que puedan enseñar lo que van aprendiendo, sino que tampoco existen ya auditorios capaces de aprender una enseñanza efectiva que se les pudiera dar.
Acepto que la iglesia del amable forista que lee estas líneas constituya una excepción a lo que en mi país parece ser la regla, pero cualquier experiencia u opinión al respecto podrá contribuir a esclarecer esta situación.
Mis anticipadas gracias.
Ricardo.
 
Re: Cuando en la iglesia ya no se aprende nada

Estimado Ricardo

Seguramente este problema, que comienza a proyectarse desde los inicios de la iglesia primitiva, especialmente en relación a aquellos falsos maestros con apariencia de piedad, pero con fines bastante carnales; ...alcanza tambièn a algunos creyentes, y obviamente se va agudizando y seguirá la misma línea a medida que pasan los tiempos.

El diablo, quien nos hace la guerra a muerte; cosa que algunos todavía no entienden y se ríen de éste personaje; más que atacarnos abiertamente, viene desde hace poco tiempo ha;... tomando una apariencia distinta y está usando la técnica de unirse a su enemigo, para, cual caballo de Troya, comenzar a minar al pueblo de Dios desde adentro mismo. Por supuesto los primeros que están en la mira, son los ministros.

La pérdida de los valores espirituales, es una de las tantas victorias de nuestro enemigo; hoy por hoy, en muchas iglesias, se han perdido estos valores, se han trastocado y vemos allí el mundo triunfando sobre la iglesia "de Cristo". ¡Si hasta iglesias de homosexuales cristianos tenemos hoy!!

Amén de varias falencias de la iglesia de hoy, la gran mayoría de los ministros de hoy, se han embelezado, cual bebés entretenidos por un "cascabel"; en enseñanzas enlatadas, los canales cristianos de televisiòn, tiene su lugar preferente; el dinero hace de las suyas y reina entre los "super ministros " de hoy; y... el gran bagaje de libros cristianos, de predicaciones en cds. es decir mensajes enlatados; han reemplazado definitivamente la función que solo le corresponde al Espíritu Santo de Dios; y lamentablemente, han limitado a lo sumo, a los nuevos predicadores, que como muy bien señalas; están totalmente vacíos de palabra de Dios, aunque no de "letra"; por cuanto falta la gracia, la sazón, la inspiración que solo el Espíritu de Dios puede imprimir a los creyentes.

Aquí en el foro, un par de días atras, en un tema, una "ministra", se mostraba sorprendida, porque yo le señalaba que jamás he usado libros para mi "instrucción cristiana" y porque jamás he preparado un sermòn con anticipación, escribiendo mis mensajes basado en libros y demases.

Si los cristianos de antaño, resucitaran, ¡volverían a morirse de espanto!
Aquellos hombres de Dios que pasaron el mayor tiempo de sus vidas cristianas a los pies de Cristo, bebiendo de la fuente misma de inspiración, de sabiduría, que no transaron la gracia de Dios por nada; que eran usado por el mismo Dios, bajo una unción poderosa del Espíritu Santo, ... son personajes extinguidos....

Hoy, a falta de genuina y ungida Palabra de Dios, las congregaciones (no todas) se entretienen con saltos y gritos, con chatarrería estruendosa (instrumentos musicales), y con los más refinados ritmos "cristianos" "del momento".... gritos y saltos y "pisotéos a satanás" (irrisorio para los verdaderos cristianos) son la tónica, mientras tanto las congregaciones permanecen muertas, sin vida de Dios, tan frios como la misma muerte... Ya no hay valores espirituales y la estructura espiritual de la iglesia de Cristo... se pierde... y encuentra éco en unos pocos ministros y pequeñas iglesias, que son mirados como bichos raros por estos super apóstoles de hoy.

Hermosos mensajes, adornados, como muy bien señalas, con "extraordinarios" testimonios, con variados "chascarros" e impresionantes fábulas... intentado llenar el vacio de la Palabra viva de Dios, de la inspiración del Espíritu Santo, ... pero... son vueltas y más vueltas en las mismas enseñanzas sin vida, predicaciones que no hacen latir la vida de Dios en los que escuchan... congregaciones y ministros que no pueden llenar el vacío de aquellos que acuden a Cristo con hambre y sed de justicia y de Palabra de Dios.

Y esto seguirá adelante y la verdad de Cristo encontrará solo a unos pocos ministros y pocas iglesias, sirviendo de columna y apoyo de ésta verdad.

Dios te bendiga.
 
Re: Cuando en la iglesia ya no se aprende nada

Al describir el carácter de los hombres en los postreros días, Pablo incluye también a las mujeres, y entre muchas cosas señala una peculiaridad que ya había empezado a mostrarse en su tiempo: “…siempre están aprendiendo, pero nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad” (2Ti 3:7).
Del contexto surge que en aquella lejana época la dificultad radicaba tanto en la propia condición de los receptores de la enseñanza como en los que la impartían.
Casi dos milenios después, el problema persiste, y continúa llamándonos la atención, pues no es lógico y natural que la enseñanza no genere el aprendizaje.
En todos los institutos dedicados a la instrucción, los alumnos progresan en sus estudios, asimilando gradualmente las lecciones impartidas por sus maestros.
No me hubiera yo ahora percatado de esta situación que afecta a las iglesias de cualquier denominación, si una señora, con pocos meses de convertida, no me hubiera manifestado su decepción tras asistir a algunas clases y predicaciones en la iglesia.
En su primer amor al Señor, se había entregado a la lectura de la Biblia y unos pocos libros cristianos de contenido elemental. Discipulada por una vecina espiritualmente madura, asimiló y absorbió con avidez la instrucción que diariamente recibía.
Al comenzar a asistir a la clase de señoras en la Escuela Dominical y escuchar los primeros sermones en la iglesia, tenía una gran expectativa en cuanto a su oportunidad de aprender más del Señor y su Palabra.
Para su sorpresa, clase tras clase, sermón tras sermón, comprobó que los expositores parecían no conocer más de lo que ella había acabado de aprender. Tras leer los pasajes bíblicos, no exponían el texto sino que repetían los trillados y consabidos conceptos de siempre. Fuese cual fuese el texto bíblico de apoyo, lo que decían siempre resultaba ser lo mismo. Aunque nada hay de malo sino todo de bueno en los “rudimentos de la doctrina de Cristo”, de entre todos ellos los maestros y predicadores se limitaban a un pobre repertorio de los “primeros rudimentos de las palabras de Dios” (He 6:1; 5:12).
No puedo negar que al menos como oyente, yo mismo me había adaptado al sistema, de modo que quedaba satisfecho con que al menos no aflorase algún error reprensible.
Ante los reclamos de una neófita, fui llevado a examinar la situación.
Recordé entonces, como desde muy joven me llamaba la atención los movimientos de cabeza de los hermanos, de arriba abajo, asintiendo a lo que los predicadores decían. Hice memoria también, que lo que ellos aprobaban no eran nuevos desafíos o aplicaciones oportunas de la Palabra de Dios a nuestra presente situación, sino declaraciones sencillas bien conocidas de todos.
Luego reparé, que se admitía algo distinto oyendo a un ministro extranjero de paso entre nosotros; en cambio, si un predicador local presentaba una exposición original, que se salía de lo que se estaba habituado, se ponía en entredicho su mensaje, arriesgando a que no volviera más a hablar. Y esto, no porque hubiese estado mal, sino porque no se sabía si había estado bien.
Es así que ministros no idóneos e incompetentes, pero revestidos de autoridad oficial, resguardaban su limitado conocimiento promoviendo a otros tan incapaces como ellos, al tiempo que marginaban a cuantos evidenciaban dones como expositores de las Escrituras.
Era como un tácito acuerdo de recitar siempre el alfabeto de la A a la Zeta o de la Zeta a la A, pero a nunca unir las letras de modo que pudieran expresarse pensamientos extraños o ideas peligrosas: una censura jamás declarada como tal, pero impuesta siempre que alguno se salió de la raya.
Es extraño: nos resultaría inconcebible que un profesor universitario creyera estar enseñando efectivamente a sus alumnos repitiéndoles las lecciones básicas de la gramática y aritmética aprendidas al comienzo de la primaria.
Pero no nos da vergüenza exposiciones de maestros y predicadores sobre Jn 3:16 y Salmo 23 hechas a sus congregaciones de creyentes, sin aportar nada a la explanación del texto. Anécdotas, ilustraciones y testimonios personales pueden llegar a entretener al auditorio, pero es evidente que con ello no se está instruyendo en la Palabra.
No sé si a este respecto estaremos o no bajo un juicio de Dios, pero se me hace patente no solamente la carencia de maestros que puedan enseñar lo que van aprendiendo, sino que tampoco existen ya auditorios capaces de aprender una enseñanza efectiva que se les pudiera dar.
Acepto que la iglesia del amable forista que lee estas líneas constituya una excepción a lo que en mi país parece ser la regla, pero cualquier experiencia u opinión al respecto podrá contribuir a esclarecer esta situación.
Mis anticipadas gracias.
Ricardo.



Yo diría sin temor a equivocarme, que has descrito la regla en la llamada iglesia visible de Jesucristo. De lo superficial han hecho carrera, y cuando se salen de las enseñanzas elementales del cristianismo, entran en lo extra bíblico, que es peor. La combinación de estas dos tendencias, es nociva para el crecimiento espiritual del creyente; pero los que se han enseñoreado de los creyentes con la excusa de estar cuidándolos de doctrinas malas, están asegurando sus empresas con el poco conocimiento de los hermanos. En el país de los ciegos el tuerto es rey. La llamada iglesia protestante ha seguido los pasos de su madre, que viene por dos mil años de domingo en domingo, hablando de pasajes en los llamados evangelios. Lamentable.

Saludos,

Leal
 
Re: Cuando en la iglesia ya no se aprende nada

Al describir el carácter de los hombres en los postreros días, Pablo incluye también a las mujeres, y entre muchas cosas señala una peculiaridad que ya había empezado a mostrarse en su tiempo: “…siempre están aprendiendo, pero nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad” (2Ti 3:7).
Del contexto surge que en aquella lejana época la dificultad radicaba tanto en la propia condición de los receptores de la enseñanza como en los que la impartían.
Casi dos milenios después, el problema persiste, y continúa llamándonos la atención, pues no es lógico y natural que la enseñanza no genere el aprendizaje.
En todos los institutos dedicados a la instrucción, los alumnos progresan en sus estudios, asimilando gradualmente las lecciones impartidas por sus maestros.
No me hubiera yo ahora percatado de esta situación que afecta a las iglesias de cualquier denominación, si una señora, con pocos meses de convertida, no me hubiera manifestado su decepción tras asistir a algunas clases y predicaciones en la iglesia.
En su primer amor al Señor, se había entregado a la lectura de la Biblia y unos pocos libros cristianos de contenido elemental. Discipulada por una vecina espiritualmente madura, asimiló y absorbió con avidez la instrucción que diariamente recibía.
Al comenzar a asistir a la clase de señoras en la Escuela Dominical y escuchar los primeros sermones en la iglesia, tenía una gran expectativa en cuanto a su oportunidad de aprender más del Señor y su Palabra.
Para su sorpresa, clase tras clase, sermón tras sermón, comprobó que los expositores parecían no conocer más de lo que ella había acabado de aprender. Tras leer los pasajes bíblicos, no exponían el texto sino que repetían los trillados y consabidos conceptos de siempre. Fuese cual fuese el texto bíblico de apoyo, lo que decían siempre resultaba ser lo mismo. Aunque nada hay de malo sino todo de bueno en los “rudimentos de la doctrina de Cristo”, de entre todos ellos los maestros y predicadores se limitaban a un pobre repertorio de los “primeros rudimentos de las palabras de Dios” (He 6:1; 5:12).
No puedo negar que al menos como oyente, yo mismo me había adaptado al sistema, de modo que quedaba satisfecho con que al menos no aflorase algún error reprensible.
Ante los reclamos de una neófita, fui llevado a examinar la situación.
Recordé entonces, como desde muy joven me llamaba la atención los movimientos de cabeza de los hermanos, de arriba abajo, asintiendo a lo que los predicadores decían. Hice memoria también, que lo que ellos aprobaban no eran nuevos desafíos o aplicaciones oportunas de la Palabra de Dios a nuestra presente situación, sino declaraciones sencillas bien conocidas de todos.
Luego reparé, que se admitía algo distinto oyendo a un ministro extranjero de paso entre nosotros; en cambio, si un predicador local presentaba una exposición original, que se salía de lo que se estaba habituado, se ponía en entredicho su mensaje, arriesgando a que no volviera más a hablar. Y esto, no porque hubiese estado mal, sino porque no se sabía si había estado bien.
Es así que ministros no idóneos e incompetentes, pero revestidos de autoridad oficial, resguardaban su limitado conocimiento promoviendo a otros tan incapaces como ellos, al tiempo que marginaban a cuantos evidenciaban dones como expositores de las Escrituras.
Era como un tácito acuerdo de recitar siempre el alfabeto de la A a la Zeta o de la Zeta a la A, pero a nunca unir las letras de modo que pudieran expresarse pensamientos extraños o ideas peligrosas: una censura jamás declarada como tal, pero impuesta siempre que alguno se salió de la raya.
Es extraño: nos resultaría inconcebible que un profesor universitario creyera estar enseñando efectivamente a sus alumnos repitiéndoles las lecciones básicas de la gramática y aritmética aprendidas al comienzo de la primaria.
Pero no nos da vergüenza exposiciones de maestros y predicadores sobre Jn 3:16 y Salmo 23 hechas a sus congregaciones de creyentes, sin aportar nada a la explanación del texto. Anécdotas, ilustraciones y testimonios personales pueden llegar a entretener al auditorio, pero es evidente que con ello no se está instruyendo en la Palabra.
No sé si a este respecto estaremos o no bajo un juicio de Dios, pero se me hace patente no solamente la carencia de maestros que puedan enseñar lo que van aprendiendo, sino que tampoco existen ya auditorios capaces de aprender una enseñanza efectiva que se les pudiera dar.
Acepto que la iglesia del amable forista que lee estas líneas constituya una excepción a lo que en mi país parece ser la regla, pero cualquier experiencia u opinión al respecto podrá contribuir a esclarecer esta situación.
Mis anticipadas gracias.
Ricardo.

mi opinion es que heredamos de roma la tirania de la palabra

se supone que todo el que acepta a Jesus a sido sellado con el Espiritu Santo

pero esto no importa , solo el pastor o cura habla , solo el jefe espiritual

invoca el nombre de Dios

y todos los demas como corderos dice amen

y el domingo proximo vuelven a sentarse en su silla para el mismo show

paz a ti
 
Re: Cuando en la iglesia ya no se aprende nada

Sean bienaventurados a los que de verdad buscan a Dios.
 
Re: Cuando en la iglesia ya no se aprende nada

Al describir el carácter de los hombres en los postreros días, Pablo incluye también a las mujeres, y entre muchas cosas señala una peculiaridad que ya había empezado a mostrarse en su tiempo: “…siempre están aprendiendo, pero nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad” (2Ti 3:7).
Del contexto surge que en aquella lejana época la dificultad radicaba tanto en la propia condición de los receptores de la enseñanza como en los que la impartían.
Casi dos milenios después, el problema persiste, y continúa llamándonos la atención, pues no es lógico y natural que la enseñanza no genere el aprendizaje.
En todos los institutos dedicados a la instrucción, los alumnos progresan en sus estudios, asimilando gradualmente las lecciones impartidas por sus maestros.
No me hubiera yo ahora percatado de esta situación que afecta a las iglesias de cualquier denominación, si una señora, con pocos meses de convertida, no me hubiera manifestado su decepción tras asistir a algunas clases y predicaciones en la iglesia.
En su primer amor al Señor, se había entregado a la lectura de la Biblia y unos pocos libros cristianos de contenido elemental. Discipulada por una vecina espiritualmente madura, asimiló y absorbió con avidez la instrucción que diariamente recibía.
Al comenzar a asistir a la clase de señoras en la Escuela Dominical y escuchar los primeros sermones en la iglesia, tenía una gran expectativa en cuanto a su oportunidad de aprender más del Señor y su Palabra.
Para su sorpresa, clase tras clase, sermón tras sermón, comprobó que los expositores parecían no conocer más de lo que ella había acabado de aprender. Tras leer los pasajes bíblicos, no exponían el texto sino que repetían los trillados y consabidos conceptos de siempre. Fuese cual fuese el texto bíblico de apoyo, lo que decían siempre resultaba ser lo mismo. Aunque nada hay de malo sino todo de bueno en los “rudimentos de la doctrina de Cristo”, de entre todos ellos los maestros y predicadores se limitaban a un pobre repertorio de los “primeros rudimentos de las palabras de Dios” (He 6:1; 5:12).
No puedo negar que al menos como oyente, yo mismo me había adaptado al sistema, de modo que quedaba satisfecho con que al menos no aflorase algún error reprensible.
Ante los reclamos de una neófita, fui llevado a examinar la situación.
Recordé entonces, como desde muy joven me llamaba la atención los movimientos de cabeza de los hermanos, de arriba abajo, asintiendo a lo que los predicadores decían. Hice memoria también, que lo que ellos aprobaban no eran nuevos desafíos o aplicaciones oportunas de la Palabra de Dios a nuestra presente situación, sino declaraciones sencillas bien conocidas de todos.
Luego reparé, que se admitía algo distinto oyendo a un ministro extranjero de paso entre nosotros; en cambio, si un predicador local presentaba una exposición original, que se salía de lo que se estaba habituado, se ponía en entredicho su mensaje, arriesgando a que no volviera más a hablar. Y esto, no porque hubiese estado mal, sino porque no se sabía si había estado bien.
Es así que ministros no idóneos e incompetentes, pero revestidos de autoridad oficial, resguardaban su limitado conocimiento promoviendo a otros tan incapaces como ellos, al tiempo que marginaban a cuantos evidenciaban dones como expositores de las Escrituras.
Era como un tácito acuerdo de recitar siempre el alfabeto de la A a la Zeta o de la Zeta a la A, pero a nunca unir las letras de modo que pudieran expresarse pensamientos extraños o ideas peligrosas: una censura jamás declarada como tal, pero impuesta siempre que alguno se salió de la raya.
Es extraño: nos resultaría inconcebible que un profesor universitario creyera estar enseñando efectivamente a sus alumnos repitiéndoles las lecciones básicas de la gramática y aritmética aprendidas al comienzo de la primaria.
Pero no nos da vergüenza exposiciones de maestros y predicadores sobre Jn 3:16 y Salmo 23 hechas a sus congregaciones de creyentes, sin aportar nada a la explanación del texto. Anécdotas, ilustraciones y testimonios personales pueden llegar a entretener al auditorio, pero es evidente que con ello no se está instruyendo en la Palabra.
No sé si a este respecto estaremos o no bajo un juicio de Dios, pero se me hace patente no solamente la carencia de maestros que puedan enseñar lo que van aprendiendo, sino que tampoco existen ya auditorios capaces de aprender una enseñanza efectiva que se les pudiera dar.
Acepto que la iglesia del amable forista que lee estas líneas constituya una excepción a lo que en mi país parece ser la regla, pero cualquier experiencia u opinión al respecto podrá contribuir a esclarecer esta situación.
Mis anticipadas gracias.
Ricardo.
Estimado Ricardo,

Muy buena tu exposición estoy 100% de acuerdo, este es uno de los motivos por los que deje de asistir hace 1 año a las denominaciones guiadas por hombres, pues sentía que estaba en una especie de circulo vicioso y lo peor es que por lo general siempre te miran como que estas en la leche espiritual y los lideres o pastores están siempre en la cumbre de la sabiduría, pues entiendo que existen niveles espirituales de sabiduría pero muchas denominaciones reducen a sus ovejas a la leche y no al alimento sólido, tal vez para mantener su falsa autoridad en base a la ignorancia de muchos.-

estimado Dagoberto, también estoy muy de acuerdo con tu aporte.

que la PAZ del Padre del Cielo esté con ustedes
 
Re: Cuando en la iglesia ya no se aprende nada

Hola a todos... no sé si coincido plenamente en que en la iglesia ya no se aprende nada. Leí el post con el que abrió este thread y me parece de alguna manera bueno que la gente tenga bien definido lo básico de lo básico en la educación cristiana.

También creo que un nuevo cristiano que está viviendo el primer amor quiere saberlo todo, conocerlo todo, vivirlo todo, y tal vez un cristiano con más tiempo de serlo es probable que ya no esté viviendo del todo ese primer amor... ¿Qué hacer?

Me parece muy bueno que se siga predicando la sana doctrina, así sin garigoleos ni adornos de ningún tipo. Personalmente me chocan los chistes desde el púlpito, o las citas de los mails .pps que hablan "bonito", o peor cuando se trata de aplicar la neurolingüística en los mensajes. Claro, estas cosas se están filtrando de una manera casi imperceptible. Como a todos les da risa la ocurrencia o la anécdota o el comentario que se refuerza si ya antes lo hemos leido por e-mail y es "confirmado" en el sermón.

Como cristianos deberíamos escudriñar las Escrituras. Pedir la guía del Espíritu Santo y también si oímos alguna enseñanza "extraña" en un sermón pues comentarlo o bien con el predicador o con los ancianos/copastores/directiva etc. También es nuestra responsabilidad estar pendientes de la sana doctrina.

Y también deberíamos imitar a estos nuevos cristianos en su primer amor. Si nosotros ya lo vivimos pues sería bueno volver a entusiasmarnos por la Palabra pura. No estoy en contra de seguir enseñando la palabra Básica, los rudimentos, la leche espiritual. A medida que lo sepamos estoy segura que seremos capaces de entender cosas más "profundas".

Y no deberíamos atenernos a lo que dice una sola persona, sino buscar qué dice la Palabra de Dios al respecto.

Saludos hermanos y algo que me da mucha esperanza cuando veo estas infiltraciones tan subliminales es que "las puertas del Hades no prevalecerán sobre ella".

Que Dios les bendiga abundantemente
 
Para ir haciendo diente

Para ir haciendo diente

Acabo de bajar los mensajes de ustedes, y fiel a mi costumbre, los leeré atentamente para luego comentar algunos de sus aportes.
Aprovecho para agregar algunas reflexiones fresquitas de esta mañana:

Introduje el tema con el testimonio de una recién convertida, porque está claro que cualquier hermano maduro y experimentado en la Palabra de Dios, necesariamente escuchará lecciones y mensajes que no le aportarán primicia alguna. Con todo, el Espíritu de Dios podrá siempre guiar su pensamiento de un texto a otro; de una a otra verdad; de modo que relacionará una idea con otra hasta descubrir aspectos hasta entonces ignorados. Pero para ello tendrá que estar bien atento, sin menospreciar el mensaje por trillado que parezca. Claro, para este ejercicio es necesario estar espiritualmente ejercitado y bien entrenado en la Palabra de Dios.
Es más que obvio que nadie podrá enseñar lo que ignora sino lo que sabe. Pero es muy cierto que muchos se han especializado en aprender para enseñar, pues en el Seminario o Instituto Bíblico en que estudiaron sus profesores estaban aplicados a sacar de ellos maestros, pastores y predicadores. Así, las distintas materias que debían estudiar -muchas veces memorizando más que entendiendo-, no suscitaban al momento interés ni entusiasmo alguno, sino que el esfuerzo iba encaminado a aprobarlas, hasta finalmente obtener un título que les habilitara para ejercer el ministerio como si fuera cualquier otra profesión secular. No extrañará, entonces, que se sufriera algún descuido con aquel dicho del Señor Jesús: “Si sabéis estas cosas, bienaventurados sois si las hacéis” (Jn 13:17). Por supuesto que no podrá exigirse al estudiante una vivencia de cada conocimiento que va adquiriendo, pues la multitud y la propia índole de ellos no siempre logrará que experimente lo que aprende. Sin embargo, de mantenerse latente tal expectativa, y de bullir en su corazón lo que va siendo grabado en el disco duro de su cerebro, la asimilación será más efectiva. Cuando las nociones captadas por la mente de un individuo pasan a formar parte de sus hechos, entonces poseen ya una energía vital capaz de aprovechar también a los demás.

Cordiales saludos a todos y que el Señor les bendiga.
Ricardo.
 
Re: Cuando en la iglesia ya no se aprende nada

¿ Qué hacer cuando en la iglesia ya no se aprende nada ?


La Bíblia Amplificada nos da una excelente respuesta:



2 Timoteo 2:15:

(AMP) Study and be eager and do your utmost to present yourself to God approved (tested by trial), a workman who has no cause to be ashamed, correctly analyzing and accurately dividing [rightly handling and skillfully teaching] the Word of Truth.


Traducción:


Estudia y sed deseoso y has lo posible para presentarte a Dios aprobado, (probado por prueba), un obrero que no tiene de qué avergonzarse, correctamente analizando y con precisión trazando [correctamente manejando y hábilmente enseñando] la Palabra de Verdad.



Luis Alberto42
 
Re: Cuando en la iglesia ya no se aprende nada

Al describir el carácter de los hombres en los postreros días, Pablo incluye también a las mujeres, y entre muchas cosas señala una peculiaridad que ya había empezado a mostrarse en su tiempo: “…siempre están aprendiendo, pero nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad” (2Ti 3:7).
Del contexto surge que en aquella lejana época la dificultad radicaba tanto en la propia condición de los receptores de la enseñanza como en los que la impartían.
Casi dos milenios después, el problema persiste, y continúa llamándonos la atención, pues no es lógico y natural que la enseñanza no genere el aprendizaje.
En todos los institutos dedicados a la instrucción, los alumnos progresan en sus estudios, asimilando gradualmente las lecciones impartidas por sus maestros.
No me hubiera yo ahora percatado de esta situación que afecta a las iglesias de cualquier denominación, si una señora, con pocos meses de convertida, no me hubiera manifestado su decepción tras asistir a algunas clases y predicaciones en la iglesia.
En su primer amor al Señor, se había entregado a la lectura de la Biblia y unos pocos libros cristianos de contenido elemental. Discipulada por una vecina espiritualmente madura, asimiló y absorbió con avidez la instrucción que diariamente recibía.
Al comenzar a asistir a la clase de señoras en la Escuela Dominical y escuchar los primeros sermones en la iglesia, tenía una gran expectativa en cuanto a su oportunidad de aprender más del Señor y su Palabra.
Para su sorpresa, clase tras clase, sermón tras sermón, comprobó que los expositores parecían no conocer más de lo que ella había acabado de aprender. Tras leer los pasajes bíblicos, no exponían el texto sino que repetían los trillados y consabidos conceptos de siempre. Fuese cual fuese el texto bíblico de apoyo, lo que decían siempre resultaba ser lo mismo. Aunque nada hay de malo sino todo de bueno en los “rudimentos de la doctrina de Cristo”, de entre todos ellos los maestros y predicadores se limitaban a un pobre repertorio de los “primeros rudimentos de las palabras de Dios” (He 6:1; 5:12).
No puedo negar que al menos como oyente, yo mismo me había adaptado al sistema, de modo que quedaba satisfecho con que al menos no aflorase algún error reprensible.
Ante los reclamos de una neófita, fui llevado a examinar la situación.
Recordé entonces, como desde muy joven me llamaba la atención los movimientos de cabeza de los hermanos, de arriba abajo, asintiendo a lo que los predicadores decían. Hice memoria también, que lo que ellos aprobaban no eran nuevos desafíos o aplicaciones oportunas de la Palabra de Dios a nuestra presente situación, sino declaraciones sencillas bien conocidas de todos.
Luego reparé, que se admitía algo distinto oyendo a un ministro extranjero de paso entre nosotros; en cambio, si un predicador local presentaba una exposición original, que se salía de lo que se estaba habituado, se ponía en entredicho su mensaje, arriesgando a que no volviera más a hablar. Y esto, no porque hubiese estado mal, sino porque no se sabía si había estado bien.
Es así que ministros no idóneos e incompetentes, pero revestidos de autoridad oficial, resguardaban su limitado conocimiento promoviendo a otros tan incapaces como ellos, al tiempo que marginaban a cuantos evidenciaban dones como expositores de las Escrituras.
Era como un tácito acuerdo de recitar siempre el alfabeto de la A a la Zeta o de la Zeta a la A, pero a nunca unir las letras de modo que pudieran expresarse pensamientos extraños o ideas peligrosas: una censura jamás declarada como tal, pero impuesta siempre que alguno se salió de la raya.
Es extraño: nos resultaría inconcebible que un profesor universitario creyera estar enseñando efectivamente a sus alumnos repitiéndoles las lecciones básicas de la gramática y aritmética aprendidas al comienzo de la primaria.
Pero no nos da vergüenza exposiciones de maestros y predicadores sobre Jn 3:16 y Salmo 23 hechas a sus congregaciones de creyentes, sin aportar nada a la explanación del texto. Anécdotas, ilustraciones y testimonios personales pueden llegar a entretener al auditorio, pero es evidente que con ello no se está instruyendo en la Palabra.
No sé si a este respecto estaremos o no bajo un juicio de Dios, pero se me hace patente no solamente la carencia de maestros que puedan enseñar lo que van aprendiendo, sino que tampoco existen ya auditorios capaces de aprender una enseñanza efectiva que se les pudiera dar.
Acepto que la iglesia del amable forista que lee estas líneas constituya una excepción a lo que en mi país parece ser la regla, pero cualquier experiencia u opinión al respecto podrá contribuir a esclarecer esta situación.
Mis anticipadas gracias.
Ricardo.

hola que tal ricardo, aqui con mi aporte, normalmente leo en el foro la tendencia de los participantes a ser librepensadores alejados de la iglesia, no que yo quiera decir con esto que no podamos pensar y elejir por nuestra propia cuenta, sino al contrario que esto esta mas que bien, lo que si no veo bien es el deseo de alejarse de la iglesia, ya he escrito en otros temas lo que se pierde al hacer esto, las promesas de Dios para cuando dos o mas estan reunidos en su nombre o se ponen de acuerdo en algo son impresionantes: ahi estare en medio de ellos y lo que me pidan les sera hecho, entre otras muchas promesas que Dios hace a su iglesia.
Cuando asisto a la iglesia cada culto puedo apreciar por lo menos un 10% de gente nueva que nunca ha sabido lo que es conocer personalmente a Dios.
De esto me doy cuenta porque les piden que se levanten de su asiento para darles una bienvenida y orar por ellos.
Como podras darte cuenta en un culto general no se puede hablar de temas de mucha profundidad de doctrina ya que el auditorio esta mezclado de todo tipo de gente; sin embargo la palabra de Dios nunca deberia de ser aburrida o repetitiva o pasar por obsoleta o ineficaz para nosotros, hay versiculos que quizas hayas leido cantidad de veces pero en cierto dia al volver a leerlo Dios le da un sentido especial que significa mucho para lo que nosotros estemos pasando en ese momento de nuestras vidas; es cuando la palabra de Dios pasa de ser un (logos) a ser una (rhema) palabra viva para nosotros; si te das cuenta los apostoles siempre hablaban sobre lo mismo, Pablo lo resume asi: esta es la palabra de fe que predicamos que si confesares con tu boca y creyeres en tu corazon que Jesús es el señor y que dios le levanto de entre los muertos seras salvo, pq con el corazon se cree para justicia y con la boca se confiesa para salvación; de hecho esto es lo que Jesús nos encomendo que le predicasemos a la gente y que asi mismo les hicieramos discipulos (el evangelio) las buenas nuevas de que Jesús murio por nosotros para que todo aquel que creyera en el pueda alcanzar salvación delante de Dios.
No estoy de acuerdo contigo en que los que enañaba la palabra (aposroles entre otros) tuvieran algun problema de condiones para poder impartirla.
Si te interesa aprender sobre temas mas profundos hay maneras de hacerlo pero no creo conveniente perderse de las bendiciones que ya te mencione dejando de congregarte.
Citas a Pablo en los versiculos que utilizaste; el mismo nos recomendo nunca dejar de congregarnos en otra de sus cartas.
Bndiciones para todos.
 
Re: Cuando en la iglesia ya no se aprende nada

Hola Ricardo, que interesante tema propones.

Ciertamente, se ha llegado a un punto en que la enseñanza en la Iglesia de Cristo se limita a lo que ocurra en un salón con bancas donde sólo un "pastor" habla y toda la congregación calla. Exactamente igual a lo que sucede en un salón de Clases de educación primaria.

Y esa acción se repite domingo tras domingo, año tras año.

Pareciera un salón de clases Eterno! Una Clase Eterna donde no se aprende en realidad.

Hace falta no enseñanza, sino VIDA de Iglesia, pues la Iglesia no es un salón de clases...La iglesia es LA VIDA misma en perseverando en el amor en Cristo y su palabra.

Sólo hasta que no entremos a la Vida de Iglesia, podremos tener una completa comunión en Cristo, lo cual otorgará los dones del espiritú para continuar la edificación y el perfeccionamiento del cuerpo de Cristo, Nunca antes!

¿Entonces porque seguir pensando que los maestros, evangelistas y profetas en realidad tienen los dones que dicen tener para adjudicarse tales titulos como si fueran grados honorificos o escolásticos? ¿porque pensar que ellos "nos dan cobertura" para no caer en el error doctrinal? ¿por qué entonces asintir en todo lo que nos digan, como si fuesen infalibes?

Pues ni tienen dones, ni sus titulos son grados ni tienen cobertura!

Hasta no experimentar la Vida en Iglesia, en completa comunión con los hermanos y con Cristo!. Pues Dios levanta por medio de los dones a sus siervos a realizar su tarea o funcion que quiera Él que hagamos!

Pero para eso debemos conocerlo!! vivir en Cristo y estar EN Cristo, en Comunión!

Saludos en Cristo.
 
Dagoberto, Leal, Manuel, Danny y Gilvis:

Dagoberto, Leal, Manuel, Danny y Gilvis:

Mi estimado Dagoberto:
Agradezco mucho tu aporte. Con un realismo inobjetable describes bien la época laodiceana que nos toca vivir.
Leyéndote, me doy cuenta que nosotros, los cristianos evangélicos, nos permitimos el lujo de la autocrítica, cosa que nunca encontrarás en sistema sectario alguno, sean Adventistas, Testigos de “Jehová” o Mormones, y muy difícilmente entre católicos.
Aunque todos tenemos la Biblia, algunos caminamos a su luz, y otros lamentablemente reptan a su sombra.
Siendo que varios epígrafes están abiertos a la discusión de distintos aspectos de las nuevas doctrinas, prácticas y demás modalidades que afectan a los hermanos por todas partes, en este que abrí quiero concretarme al asunto de la carencia de una enseñanza auténtica en las iglesias (generalmente hablando y admitiendo siempre las excepciones).
El sistema prevaleciente ha logrado cierta uniformidad de estilo entre todas las denominaciones, producto probablemente de libros, cursos, seminarios y talleres llevados a cabo por organizaciones no denominacionales que pretenden ayudar al ministerio pastoral y contribuir así al iglecrecimiento.
Asistiendo a las así llamadas “reuniones de estudio bíblico”, más y más me convenzo de que no lo son. Los expositores, bien provistos de sus notas, introducen su tema y desarrollan luego sus propios pensamientos pidiendo a los participantes que lean los versículos seleccionados en apoyo de su planteo.
Siempre entendí que una reunión de estudio bíblico comenzaba abriendo la Biblia para que Dios nos hablara a través de su Palabra. Yendo versículo por versículo, frase tras frase; es tremendo todo lo que de Dios se puede aprender con el concurso de todos los hermanos que pueden aportar algo al estudio.
Es cierto que además del estudio sistemático de los libros de la Biblia, los pueden haber también temáticos; pero habrá que ser muy cuidadosos y estar muy atentos para que el bosquejo o las notas no le hagan decir a la Biblia lo que el expositor quiere que diga. En todos los casos, nos interesa conocer lo que Dios opina sobre cualquier asunto, y no los hombres que pretenden interpretar sus pensamientos.
El Señor te bendiga.
Ricardo

Hermano Leal:
Con tu comentario –aunque pudiera fastidiar a algunos-, haces honor a tu nombre, pues trasmites con fidelidad la situación de deterioro en que las iglesias han caído.
Dios te bendiga.
Ricardo.

Hermano Manuel96:
Tu opinión está avalada por la historia. Los Reformadores llevaron a cabo en su tiempo una obra de restauración maravillosa. Pero sus discípulos se durmieron en los laureles y no siguieron ajustando a la Escritura todo lo que todavía quedaba por ajustar.
El Señor sea contigo.
Ricardo.

Apreciado DannyR:
Has dado en el clavo. Los mismos que desde el púlpito promueven la Biblia y su estudio, exhortando a su lectura y meditación, se cuidan muy bien de que nadie se vaya a tomar a pecho su arenga. De aparecer algún entusiasta, ya controlarán al exaltado para que no se lo tome demasiado en serio. Hay pastores que tiemblan de solo pensar que sus ovejas puedan despreciar la ración de pasto seco que les tiran cada domingo, por hurgar en sus propias Biblias nutriéndose del manjar sólido.
Mientras las mantengan dependientes de su púlpito, no arriesgarán su confort.
Permanezca en ti Su paz.
Ricardo.

Apreciada hermana Gilvis:
Es tal como tú dices.
“…todo escriba docto…saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas” (Mt 13:52).
En las iglesias habría que tener siempre suficiente leche fresca para alimentar a los recién nacidos en Cristo como una bien surtida parrillada para los más maduros.
El Señor sea contigo.
Ricardo.
 
Re: Cuando en la iglesia ya no se aprende nada

Estimados foristas que siguen este epigrafe,

Haciendo un analisis de todo lo que ha sido mi aprendizaje en las cosas de Dios en el transcurso de mi vida, he notado que uno va creciendo en sabiduria a medida que se viven diversas experiencias cada día, y al recordar las cosas pasadas te das cuenta que has madurado en la Fé y en el conocimiento, creo que muchos estaremos de acuerdo con esto.

hace mucho tiempo cuando asistía a las misas Católicas no encontraba espiritualidad y gozo en mi espiritú al escuchar al sacerdote, basicamente asistía por "costumbre religiosa" y asi como entraba salía del templo sin mayor o menor conocimiento de la palabra, muchos sabemos lo aburridas que fueron y que son las misas católicas, amén de nuevos grupos de sacerdotes jovenes que están surgiendo hoy día que buscan a un Dios vivo y real apartandose de los catolicos tradicionalistas y conservadores... el punto es que despues de muchos años comencé asistir a una Iglesia evangelica donde al principio pensé que era lo máximo pero con los meses comencé a ver que todo se volvía repetitivo, las predicaciones eran ya una retórica que se vuelve aburrida, pues solo le agregan musica de fondo ó misticismo a la predica para hacerla diferente, sin embargo no niego que aprendí cosas buenas de la palabra a pesar de muchas cosas malas.

Luego de 1 año invitaron a un pastor de otra Iglesia local y este hombre dió una palabra totalmente distinta a la retorica dominical al que estaba acostumbrandome, entonces me decidí junto con mi esposa asistir a la Iglesia de dicho pastor que invitaron ya que quedamos impactados de su predicación, los primeros meses fueron un deleite pero poco a poco se fué apagando la chispa al ver tantos errores doctrinales y antibiblicas, y no fué sino hasta los 2 siguientes años que decidimos no asistir más a ninguna denominación religiosa, a pesar de que siempre pensamos en estos 2 años que debiamos apartar siempre lo malo y tomar lo bueno de las Iglesias.

Hoy día me doy cuenta que aprendí muchas cosas de cada Iglesia en su momento pero que lamentablemente cada una se vuelve retorica en sus enseñanzas donde cada pastor encasilla a los creyentes de acuerdo a su propios criterios e intereses personales. Tal vez alguno dirá que pretendo haber alcanzado un mayor conocimiento que algún pastor o lider pero debo decir sin temor a equivocarme, que despues de 1 año de no asistir a alguna denominación religiosa Dios me ha enseñado muchisimas cosas espirituales y siento que avanzo en fé y en conocimiento...Amén! de este apreciado foro y sus muy buenos foristas en donde se debate con mucho conocimiento y me ha ayudado a entender muchas cosas sobre la palabra.

slds y que la PAZ del PADRE esté con todos.-
 
Re: Cuando en la iglesia ya no se aprende nada

la verdad es que este tema a mi me golpeo por años

siempre crei en la historia que necesitaba a un hombre de Dios que me diera el conocimiento de la palabra de Dios

y asi fui saltando de iglesia en iglesia , de denominacion en denominacion

recuerdo que hasta visite al cristo de miami, jose luis de miranda

pero un buen dia sentado en la sala de mi casa mire la biblia y me dije

Dios mio cuantos años pasaron para que tu completaras tu libro , cuando muertos , cuando sufrimiento para que nosotros hoy tuvieramos tu palabra en nuestro hogar

y aun asi muy pocoS la estudiaN

entonces recorde el pasaje de maria y marta

donde marta hacia la comida del Maestro pero maria se sento en los pies a escucharlo

y Jesus dijo: maria escogio lo mejor y nadie se lo quitara

desde aquel dia no busque ni mas iglesias ni mas maestros

me sente cada dia en la mesa con papel y lapiz para que el Espiritu me hablara por medio de la palabra , sin intermediarios , sin intereses de dinero que mueven a la mayoria de denominaciones que tenemos hoy

DIOS ME HABLA A MI TAMBIEN
 
Respuestas a los mensajes:

Respuestas a los mensajes:

Luis Alberto: gracias por tu traducción de 2Ti 2:15 en la Versión Amplificada, pues confirma lo que venimos diciendo.

Evangelion: me alegra que pensemos lo mismo.
1 - La doctrina de la cobertura lleva unas pocas décadas de inventarse y apenas sirve para mantener la hegemonía jerárquica de quienes afectando espiritualidad, humildad y subordinación, sólo aspiran a tener a muchos bajo su sujeción al bajo costo de ponerse ellos bajo la cobertura de uno solo. Tal práctica no procede del Nuevo Testamento y la doctrina de los apóstoles, sino más bien de Ignacio de Loyola y sus jesuitas.
2- La vida de iglesia es una realidad espiritual y práctica en cualquier expresión local del cuerpo de Cristo. Sin embargo, el movimiento exclusivista conocido como El Recobro, la hizo un dogma siempre invocado y nunca practicado. Tengamos siempre cuidado de no profesar una forma carente de contenido.

Eduardogallardo: agradezco tus comentarios pues dan lugar a hacer algunas precisiones:
1- La autocrítica que nos permitimos hacer algunos cristianos evangélicos no lleva por fin desalentar a los hermanos al grado de que se salgan de su congregación, sino por el contrario, una vez entendidos dónde están y cuales son los problemas que afectan a las iglesias -como disuasivos a la permanencia de los que están y al ingreso de los que vienen-, al platicar de estas cosas con los hermanos ancianos y/o responsables en la iglesia, puedan corregirse a tiempo para bien de todos. Ahora, si por ser tan franco, luego de estas pláticas te excomulgan o expulsan de la iglesia ¡no es tu culpa!
2- Una cosa es una reunión de predicación del evangelio a los inconversos, y otra una reunión típica para la edificación de toda la iglesia reunida en un mismo lugar, como se describe en la segunda mitad de 1Co 14. La costumbre ha hecho que invitemos a los vecinos a concurrir al local de reunión para que escuchen el Evangelio, pero el método del Señor y sus apóstoles era el de ir adonde los necesitados pecadores estaban. Hemos invertido el “id” por el “venid”. Ciertamente que es más seguro, cómodo y bonito para el misionero o pastor predicarle a los incrédulos parapetado tras su púlpito, que hacerlo en las plazas o esquinas más concurridas, o visitando de casa en casa. Pero el Señor nos envió a ellos, no al revés.
3 – Si te fijas bien en mi segundo párrafo seguramente dejarás de estar en desacuerdo conmigo. No me refiero a dificultades
en la enseñanza que impartían los verdaderos apóstoles de Cristo, sino como surge del contexto a 2Ti 3:7, a los falsos maestros que aparentando piedad (v.5) son sin embargo réprobos en cuanto a la fe (v.8), “engañando y siendo engañados” (v.13). En contraste, está el verdadero aprendizaje que Timoteo había recibido de Pablo (vs.14-17).
4- El sentido (en el griego) de Hebreos 10:25 nada tiene que ver con la asistencia a la iglesia (como suele creerse), sino en el reunirse los hermanos ellos mismos. De una congregación que vive según el verso anterior, nadie se aparta: “Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras” (v.24). Hay quienes se creen formalmente congregados porque domingo tras domingo cumplen el siguiente rito: llegan casi puntualmente mientras se está cantando el primer himno (así se ahorran los saludos a la entrada), ocupan su lugar en el banco desde donde cantan, siguen las oraciones y lecturas bíblicas, escuchan el mensaje, ofrendan y se van saludando apenas a los que le cierran el paso. Y así hasta el próximo domingo. Aunque físicamente presentes en aquel mismo sitio y horario, no están de ningún modo congregados según la instrucción de Pablo. No se dan tiempo y lugar para el mutuo “exhortándonos” que pasa desapercibido al citarse el versículo.
Al compartir estas realidades con otros, es cierto que podemos arriesgar algún disgusto; pero también en la gracia de Dios puede ser una oportunidad para cambios positivos.
Que el Señor bendiga a todos.
Ricardo.
 
Re: Cuando en la iglesia ya no se aprende nada

Excelente epígrafe y de altura.

Difiero un poco del sentido "didáctico" que se le ha dado a las palabras de pablo.

Me refiero a querer entender respecto a las mujeres que
"...siempre están aprendiendo, pero nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad” (2Ti 3:7).

No creo que se trate de un porblema de mala enseñanza en si, pues la Palabra es inagotable, nunca se acaba de tal manera que cada día hay más y más enseñanza.

Finalmente "el conocimiento de la Verdad" es conocer la verdad y La Verdad se llama Jesúcristo, Él es l aVerdad.

Esto es, al parecer alguien les enseña quizas religión a estas mujeres pero no pueden a través de ella conocer al Señor Jesucristo, por alguna razón...como el catecismo, algo asi.

Escuhé el comentario referente a que las páginas de la Biblia nos recuerdan las hojas de una cebolla, lees una hoja y debajo hay otra nueva y otra y otra sin agotarse nunca, sino cada día más fresca.

En este sentido la Biblia nunca se acaba a diferencia de un libro cualquiera que cuando llegas a la palabra "Fin" es que realmente es el fin, no hay nada más que leer. tan-tán, se acabó, no más.

Quizas las palabras de Pablo se refieran a:

Problema del receptor: Mujeres cautivas de sus propios pecados pero sin renunciar a ellos, si entregar su vida a la Verdad sino solo por tener comezón de "oír", sin "oir con fe ni para fe.

Problemas del emisor: falsos "maestros", mal preparados y con intenciones distinas a las de la enseñanza como para ir y entrar a las casas de esas mujeres.

Continuamos SDQ.

Saludos
 
Re: Cuando en la iglesia ya no se aprende nada

Saludos en Cristo Ricardo

Buen tema, aunque creo que nos incomodara a nosotros mismos, asi que demonos a encontrar ese mal que aqueja nuestras congragaciones.

Ricardo>>>
Del contexto surge que en aquella lejana época la dificultad radicaba tanto en la propia condición de los receptores de la enseñanza como en los que la impartían.

Israel>>>
Claro! Se necesita tanto Cristo para hablar como para oir, yo creo que todo depende de estar en Cristo, si el que expone lo esta, tendra que dar aunque los oyentes no lo esten, si el oyente esta en Cristo algo aprendera, aunque el que expone no haya dicho nada.

Este asunto lo destapo una neofita segun dices, pero dentro de todo hay algo de lo que no hemos platicado, Pablo les dice “debiendo ser ya maestros” cuanto tiempo estimamos que haya pasado para cuando Pablo les dice esto? 1, 3 o 5 a~os? La relidad es que muchos de los alumnos de hoy en las Iglesias ya sobrepasaron el tiempo necesario y ahora debiendo de estar ense~ando, no terminan de aprender, eso haria hasta dificil las ense~anzas de Jesus mismo, si no hay docilidad en el oido y obediencia, la palabra de Dios se convertira en renglon tras renglon, linea sobre linea… hasta caer de espaldas y ser apresados. Asi ni el que expone tendra que decir, ni el oyente que aprender.

No toda la culpa es de los que exponen(y esto sin justificar su mana mohoso, ni el fuego extra~o de sus buenos deseos) hay un tiempo de la vida si el oyente y el que expone no lo detectan, los dos saldran reprobados delante del Se~or, claro que el que expone se expone por estar al frente, es entonces que se comete otro abuso, el que esta al frente es uno y varios los oyentes, si se trata de echarse la culpa serian varios contra uno, tambien para recibir se necesitan oidos para oir.

No estoy justificando todas las estupideces que se les puedan ocurrir a los maestros, sentar a un viejo cristiano delante de alguien que expone no exime al oyente de tener oidos para oir, ejemplo si yo me siento a escuchar a alguien, no espero nada de el sino que pregunto; Que me vas a ense~ar Se~or? Si el predicador esta completamente fuera de centro, de seguro Dios me va a hablar y fuerte, “asi te vas a ver en tanto te apartes de mi presencia”

A decir verdad no creo que todo lo que sale de nuestra boca tiene el respaldo del Espiritu(es aqui que entra el misterio del Cuerpo de Cristo) y no es cuestion de humildad sino de simple honestidad pues aun Pablo dijo "esto lo digo yo", y hay otros momentos donde por falta de revelacion solo daras tu opinion(en fin no es pecado). Cuando yo oigo a algun predicador presumido que anticipa "fuego de Dios" en su hablar, activo mi sistema de defensa porque de seguro la va a regar

Yo tengo una pregunta, como es que hemos sobrevivido nosotros con tan “buen juicio” entre tantos maestros tan superficiales? O verdaderamente estan tan elevadas las ense~anzas en nuestras Iglesias?

Pd. No estoy de lado de los malos predicadores, ni de los exigentes oidores, ni soy el abogado de diablo, solo trato de encontrar el mal delante o detras del pulpito.

Bendiciones hermanos

La paz de Dios
 
Re: Cuando en la iglesia ya no se aprende nada

Ricardo:


Muy interesante tema!


Permíteme aportar lo siguiente, porque creo que está en contexto con el tema:

Viene a mi mente la parábola de las diez vígenes. Todas ellas son parte de la iglesia que espera al esposo, más cinco de ellas son prudentes, y cinco insensatas.

-PRUDENTES = gr. Frónimos (φρόνιμος ) «sensatas, prudentes, inteligentes, obedientes, pacientes, entendidas.»

-INSENSATAS = gr. Morós (μωρός ) «insensatas, fatuas, arrogantes, cabeza duras, necias, impacientes, presumidas.» gr. Musterión (μύω )”, religiosas, misteriosas, místicas.»


De entrada, creo que podemos comprender muchas cosas si tomamos en cuenta estos significados, pues nos damos una mejor idea de lo que hacen cada una de estas vírgenes.

El Señor nos muestra esa polaridad significativa. Por un lado tenemos que:
Mat 25:3 «Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite;»


Sabemos que el aceite es un símbolo Bíblico de la presencia del Espíritu Santo.

Dice aquí que tomaron sus lámparas, pero no aceite. De manera que entendemos que ellas pensaron que sus lámparas podían alumbrar sin aceite, lo cual resulta totalmente absurdo. Nunca podremos ser hacedores sin el aceite. Sin el aceite solo seremos oidores, pero nunca hacedores.


Son tan arrogantes, tan necias, tan presumidas, que se creyeron que podían alumbrarse con luz propia, sin el aceite. Y por otra parte, también son tan religiosas que creen que están en lo cierto. Que todo cuanto hacen es lo correcto, es la única verdad.


La iglesia local en Laodicea, bien podría ejemplificar a estas vírgenes insensatas, por eso el Señor les reclama solemnemente y les dice:
Apo 3:15 «Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente!
Apo 3:16 Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.
Apo 3:17 Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo.
Apo 3:18 Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas.
Apo 3:19 Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete.
Apo 3:20 He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.»



Que tremendo es ver que a quienes el Señor les dice: «Si alguno oye mi voz y me deja entrar», no solo es a los incrédulos del mundo (como normalmente creemos), sino es a aquellos que estaban seguros que el Señor estaba con ellos, adentro de su iglesia, y que todo lo que hacían era para agradar a Dios.


Creen que sus lámparas pueden alumbrar por sí mismas, y que no tienen necesidad del aceite. ¡Se han hecho religiosas, se han hecho tibias! ¿Es que esto difiere a muchas Laodiceas, hoy en día?




Por su parte:
Mat 25:4 «mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas.»

Aquí hay algo bien interesante. Notemos que habla de “vasijas y lámparas”. Aquí no solo dice lámparas, como en el caso de las insensatas.


Las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, es decir, ellas son vasijas de barro, y se llenaron del aceite, se llenaron de la presencia del Espíritu Santo de Dios. Y también lo hicieron con sus lámparas.

En otras palabras, al estar llenas del aceite (sus vasijas, sus vidas), ¡ellas podían alumbrar! Fuimos llamados a ser la luz del mundo, y esto NO puede ser de otra manera. La única luz que puede brillar es la luz de Jesús en nuestras vidas, es la presencia de su Espíritu en nuestras vidas, no podemos alumbrar con luz propia.


Y a diferencia de las insensatas, que creían que por sí mismas podían alumbrar con sus propias lámparas, SIN aceite (notemos que NO dice que llenaron sus vasijas, como lo hicieron las prudentes), ¿podemos comprender?



Ahora, aquí encuentro algo bien interesante.....
Y el Señor sigue diciendo:
Mat 25:5 «Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron.»

Uno de los atributos de la prudencia, es la paciencia. Y a diferencia de las insensatas, las prudentes son pacientes. “Aquí está la paciencia y la fe de los santos”, nos dice el Señor a sus vírgenes prudentes.


Sin embargo, a veces no entendemos que a la luz de estas palabras del Señor, aún nuestra paciencia va a ser probada, y ambas, tanto las insensatas como las prudentes, se durmieron al ver que el esposo tardaba. Es decir, no solo las insensatas lo hicieron.


Cuando la noche está avanzada llega un momento en que el sueño es tan pesado que es casi imposible permanecer despierto. Todo esto nos habla de fatiga, de cansancio, de desánimo. Pareciera que ya no hay llenura, ni conocimiento, sino solo hay pereza y sueño.


Pareciera que el esposo ya tardo demasiado, y que nunca llegaría. Y este es justo el tiempo cuando los burlones preguntarán: “¿Dónde está la promesa de su Venida?” (2ª. P. 3:3-4). Es el tiempo en que los falsos maestros van a introducir sus herejías destructoras y sus doctrinas de demonios, a las cuales las insensatas religiosas van a creer ciegamente.

Por eso hablamos de paciencia.....”aquí está la paciencia y la fe de las prudentes.”(los santos).


Pero el Señor nos da luz al respecto, y nos dice que en el momento antes de su llegada, y que será justo a la media noche, escucharemos un “clamor” que nos despertará.


CLAMOR = gr. Kraugé (κραυγή ), «clamor, voces, avisos, preparación, notificación, señales.»


Creo que bien podemos asociar este “clamor”, al pasaje que nos dice que cuando el Señor venga por su novia, escucharemos la “trompeta de Dios” (1ª. Ts. 4:16; Apo. 10:7), y Él juntará a sus escogidos de los cuatro ángulos de la tierra.





Sigamos con Mat 25:8 «Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan.
Mat 25:9 Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas.»



Aquí también encuentro varios puntos bien interesantes:
Ante el clamor que anuncia la venida del esposo, las insensatas se dan cuenta que su aceite no era tan bueno como ellas pensaban, y piden a las prudentes que les den de su aceite, al ver que sus lámparas se apagan.


Se acostumbraron a buscar en otras partes, y por eso piden. Nunca entendieron que el aceite no se puede “comprar” ni dar a nadie más, es para uno mismo, es para llenar la vasija propia.

Nunca entendieron que la enseñanza NO proviene de los "maestros", sino del maestro, la Verdad en persona. Y por eso tarde que temprano agotaron su "fuente de sabiduría," y se volvieron a sus cuentos y fábulas de hombres, como dice Pablo.


Las prudentes les dicen que vayan a los vendedores de aceite, a comprar. Finalmente siempre “compraron” aceite en forma insensata, ¿recordamos los significados de esta palabra “Morós”? Nunca valoraron ni cuidaron su aceite.



El aceite escasea en esta hora, y esto nos habla de los pocos que hallan la puerta angosta. La hora undécima es una hora muy peligrosa, se debe cuidar el aceite. Debemos permitir que sea La Verdad en persona quien nos enseñe.


Los que tienen aceite lo cuidan con celo, no pueden arriesgarse a perderlo también.

De hecho, las insensatas, lejos de arrepentirse de su actitud, siguieron en la misma y fueron a comprar aceite.

Mat 25:10 «Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta.»


Como hemos dicho, estamos en la hora undécima, la hora antes de la media noche. Y las vírgenes insensatas andan buscando comprar aceite con los vendedores de aceite barato.



Todo esto está ligado con la hora de Apostasía que habla la Biblia (2ª. Ts. 2:3). La hora onceava es la hora de Apostasía que precede a la segunda venida de Cristo. Esa iglesia apóstata ecuménica crece a pasos agigantados, haciéndose pasar como Dios y buscando “sentarse” en el templo de Dios (la iglesia).


Cuando las insensatas se den cuenta, será demasiado tarde. La puerta se ha cerrado y se han quedado afuera.


Mat 25:11 «Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos!

Mat 25:12 Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco.»55)



Esto está en contexto con estas palabras del Señor:
Mat 7:22 «Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?

Mat 7:23 Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.»


Llama la atención que estas vírgenes insensatas eran bien religiosas y activistas. Podríamos decir que eran muy "cristianas". Vemos que siempre andaban ocupadas “profetizando”, echando fuera demonios de todo mundo, y haciendo milagros por todas partes. Y creían que lo hacían en el nombre del Señor.




Muchos no quisieron entender, aún cuando el Señor se los dijo claramente:

Luc 10:17 «Volvieron los setenta con gozo, diciendo: Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu nombre.
Luc 10:18 Y les dijo: Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo.
Luc 10:19 He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará.
Luc 10:20 Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos.»



Las insensatas son parte de las “mujercillas” que siempre andan aprendiendo y aprendiendo, pero que por más que “aprenden” no pueden llegar al conocimiento de la Verdad (2ª. Ti. 3:7). La pregunta obvia es, ¿entonces que tanto aprenden?, ¿a comprar aceite?


El amor de estas vírgenes insensatas se enfriará, pues su fe será probada también, y al ya no encontrar aceite que satisfaga su necesidad compulsiva de “comprar”, llegará el momento que nada las llene, que terrible momento.




DTB.
 
Re: Cuando en la iglesia ya no se aprende nada

Cuando en la iglesia ya no se aprende nada...es hora que te conviertas en un líder...en un trabajador...un diacono..un maestro...un ujier...un apostol...un sacerdote...