ACERCA DE MARÍA Y LA REDENCIÓN
El papel que desempeña María en la redención se reduce a ser el receptáculo de carne y hueso donde se gestó el cuerpo de carne y hueso de Jesús, ese cuerpo que murió en la cruz y resucitó como una Nueva Creación. Asímismo es lógico pensar que también alimentó y procuró, en calidad de progenitor, el bienestar terrenal de Jesús hasta su emancipación económica, como ocurre en toda familia humana.
Las pruebas
1) La familia de Cristo
En los evangelios se recoje el episodio en que Cristo despreció a su familia natural en público, pues ante el requerimiento de su madre María y hermanos naturales de verle, se negó a ello dejando claro que su “madre” y “hermanos” eran aquellos que oían la voluntad de Dios y la hacían (Mt 12:48, Mt 3:33).
2) Jesús y su madre.
En ninguna parte de la Escritura encontramos a Jesús llamando “madre” a María. Las pocas veces que se ve a ambos juntos, Él se dirige a ella como “mujer”.
3) Jesús es un Ser Eterno
Jesús es uno con la Deidad (Juan 1:1), y en calidad de Hijo en la Deidad no tiene padre ni madre (Hebreos 7:1 y ss). El Hijo de Dios, un Ser Eterno que antes de Abraham ya existía (Juan 8:58), por definición no tiene madre ni padre.
4) María no es una excepción.
Son numerosos los textos al respecto de que “no hay justo ni uno”, “todos están destituidos de la gloria de Dios”, etc. Si María no necesitara de la redención, se habría hecho mención de su excepción, citándose en alguna ocasión en los textos sagrados.
5) María es sierva, plenamente sierva.
“He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra.” No “Co-redentora”, no “Reina”, sino sierva. Y donde hay servidumbre, se reconoce la existencia de un Señor, al cual se sirve .
6) María como sujeto pasivo.
El hecho de que Dios engendrarse su cuerpo físico en una matriz humana para entrar en nuestro ámbito natural como hombre no cambia el hecho de que Dios no tiene madre, padre, genealogía, principio ni fin, sino que lo confirma: el hecho científico de que una mujer virgen se quede embarazada implica que la paciente no tiene parte ni suerte en lo engendrado. Su matriz experimentó un milagro cuyo designio y realización se lleva a cabo en ella, pero fuera de su alcance y poder. Prueba de ello es que el Espíritu Santo fue el que cubrió a María (Lucas 1:35), no María la que hizo posible el milagro. Ella dio su consentimiento al milagro, pero no participó de un modo activo en él, sino como sujeto pasivo... “hágase conforme a lo que tú quieres”, no lo que yo quiero o deseo (Lucas 1:38).
Dios no tiene madre ni padre, pero si decide “encarnarse” necesitará de una matriz para que el cuerpo físico tome forma. María es, en este sentido, plenamente madre de Jesús. Así se indica en los evangelios con toda la naturalidad del mundo.
7) María gestadora de un cuerpo corruptible.
Los evangelios nombran y hablan de María como madre de Jesús en calidad de gestadora terrenal para la carcasa terrenal de Jesús, un cuerpo físico sujeto a las mismas pasiones, dolor, enfermedades y corrupción que nuestros cuerpos terrenales. Prueba de ello, que efectivamente Jesús murió en una cruz romana por asfixia, se dolía y sangraba.
8) Dios no se originó en María.
El origen de Dios no se conoce. Ni siquiera el cuerpo en el que Dios se encarnó se originó en María, sino que Dios originó ese cuerpo en un óvulo de María, y las leyes de la naturaleza que Dios creó y estableció siguieron su curso ("yo te he engendrado hoy", Salmos 2:7) .
9) ¿Qué sucede con el espíritu/alma de Cristo?
Del mismo modo que el espíritu/alma, como creen y explican los teólogos católicos, entra en el ser humano en un momento dado de la concepción, y es un elemento "divino" (que proviene del cielo, y no de la mera unión entre un óvulo y un espermatozoide), debemos traspolar esa idea a Jesús. El espermatozoide "divino" que preñó a María del cuerpo de Jesús, es plenamente discernible y separable del "alma" de Jesús, ya que Jesús era plenamente hombre. Es decir, que el espíritu/alma de Jesús no lo procuró María, sino (como en todo hombre) Dios; y más aún siendo, como era, Dios.
10) La conclusión
¿Es María “madre de Dios”, sin más explicación?
Rotundamente, no. Dicho así linda, de hecho, con la frontera de la blasfemia.
María es la mujer en cuyo seno se gestó el cuerpo del Salvador: aquello que el Espíritu Santo define como "la madre del Señor", en un lenguaje propio del hombre y entendible para nuestra razón. María dio a luz al cuerpo terrenal en el que Dios decidió encarnarse y, no menos importante, Jesús resucitó como una Nueva Creación. Su cuerpo terrenal tal y como lo conocieron en vida, dejó de existir. De esa muerte, surgió un Cuerpo “nuevo”, glorificado, que, al contrario de lo que sucedía con el anterior, podía y puede trasladarse entre las dos dimensiones espiritual y terrenal.
María fue la madre que dio a luz al cuerpo de carne y hueso del Salvador y, como está escrito “...si conocimos a Cristo según la carne, ya no lo conocemos así. De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” (2 Cor 5:16 y ss)
Y a esto nos unimos.
Ibero, 2006