Usted lee las escrituras, pero no puede discernir.Esto que dices, no es para todos, no puede uno aprender por si mismo y menos por su propio esfuerzo.
Quién no acepta plenamente a Dios, no recibe éste conocimiento, esa forma de discernir, y digo bien cuando digo "recibe".
Buscad primero el reino de Dios y lo demás, os será añadido, no solo el pan y el vestido para el cuerpo, sino también, el conocimiento y el discernimiento para nuestras almas.
O no te dice nada, "a los suyos vino y no lo recibieron" y no fue porque no dio pruebas más que suficientes de quién era.
O no os dice nada, sino creéis en mi Creed en mis obras, porque ningún otro puede hacerlas.
Solo los que guardan los mandamientos de Dios y tienen la fe de Jesús, son guiados y salvos.
Y yo te digo: que ésto anterior, y 'Yo y el Padre uno somos" es lo mismo.
Tenemos los mandamientos de Dios, a nuestro disposición, pero qué es la fe de Jesús?
El que lea, entienda.
Saludos y bendiciones.
Jesús mencionó una cualidad esencial para entender la Biblia:
el discernimiento (lea Mateo 24:15).
¿Qué es el discernimiento?
Es la capacidad de ver cómo se relacionan las ideas entre sí
y la diferencia que hay entre ellas.
También implica ver más allá de lo que es obvio.
Y, tal como Jesús dijo, el discernimiento
nos ayudará a ver que ciertos sucesos cumplen profecías bíblicas.
Además, esta cualidad es indispensable para sacarle el máximo provecho
a todo lo que leemos en la Biblia.
Jehová es quien les da discernimiento a sus siervos.
Por eso debemos orarle y pedirle que nos ayude a desarrollar esta cualidad (Prov. 2:6).
Pero debemos hacer más que solo orar.
Debemos analizar sin prisa lo que leemos
y fijarnos en cómo se relaciona con lo que ya sabemos.
Los fariseos leían la Palabra de Dios con una mala actitud.
Jesús dejó eso claro cuando les preguntó
si no habían leído lo que decían las Escrituras (Mat. 12:1-7).
Estos hombres leían la Palabra de Dios, pero esta no influía en ellos.
¿Por qué? Porque eran orgullosos
y la leían solo para criticar a otros.
Su mala actitud impidió que entendieran
el verdadero significado de lo que leían (Mat. 23:23; Juan 5:39, 40).