Durante el conflicto, el gobierno chileno utilizó una retórica pro-argentina, señalando su embajador en Buenos Aires, Sergio Onofre Jarpa Reyes, que “la Argentina puede estar tranquila porque Chile le sigue guardando las espaldas”. (60) No obstante, los hechos demuestran que el régimen de Pinochet estuvo más cerca de Londres que de Buenos Aires. Cuando a fines de abril de 1982 la Argentina solicitó en la OEA la aplicación del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca contra el gobierno de Gran Bretaña, presentando a éste como gobierno “agresor”, Chile no respaldó la posición argentina. Asimismo, el 19 de mayo, tuvo lugar en territorio chileno la caída del Sea King, un helicóptero británico. A pesar de los reclamos del canciller chileno René Rojas Galdames al embajador inglés John Moore Heath por esta ruptura de la neutralidad chilena, la presencia de este helicóptero generó sospechas en los militares argentinos. (61) Finalmente, Chile se abstuvo en la resolución del 29 de mayo, que dejaba a los países de la región la posibilidad de ayudar a la Argentina durante la guerra. (62) Esta abstención encubrió la ayuda que el régimen chileno ofreció a las autoridades de Londres durante el conflicto por Malvinas. Los militares chilenos no sólo aportaron respaldo en términos de inteligencia, sino que también realizaron desplazamientos terrestres y navales con el fin de distraer a los militares argentinos. (63)
NOTAS
60. Expresiones del embajador chileno en Buenos Aires, Sergio Onofre Jarpa Reyes, citadas en Rogelio García Lupo, Paraguay de Stroessner, Buenos Aires, Zeta, 1989., p. 75.
61. En los medios militares argentinos predominó la impresión de que el helicóptero Sea King no cayó por accidente, sino que fue deliberadamente incendiado tras dejar en tierra un comando que se dirigía al aeropuerto de Río Grande, en territorio de Tierra del Fuego. Detalles sobre el episodio de la caída del Sea King en R. García Lupo, op. cit., pp. 67-68 y 75-76.
62. Esta resolución del 29 de mayo fue aprobada por diecisiete países, mientras que Chile, Colombia, Estados Unidos y Trinidad -Tobago se abstuvieron. Ver al respecto “TIAR: 17 naciones dieron su firme respaldo a la causa de nuestro país”, La Nueva Provincia, Bahía Blanca, 30 de mayo de 1982, pp. 1 y 13. Sobre posición chilena durante la guerra de Malvinas consultar también B. Passarelli, op. cit., p. 226.
63. El apoyo de inteligencia de los militares chilenos a los británicos durante la guerra de Malvinas fue confirmado tanto por declaraciones del general retirado Jeremy Moore, comandante de las fuerzas terrestres británicas durante la guerra, quien el 20 de octubre de 1998 sostuvo que los chilenos “nos daban información y señales de advertencia” y que “desde el sur de Chile, desde las altas montañas, se espiaba el movimiento de las bases argentinas, por ejemplo con radares, y se nos informaba sobre la salida de los aviones.”. Asimismo, de acuerdo con una investigación realizada por el ex diputado conservador inglés, Rupert Allason, en su libro La guerra secreta por las Malvinas reproducido en un editorial del diario argentino Clarín, Pinochet autorizó que aviones Canberra de reconocimiento aerofotográfico y Hércules equipados para inteligencia electrónica de la Real Fuerza Aérea Británica operaran desde la localidad chilena de Punta Arenas con insignias chilenas y tripulaciones británicas. Estos aviones realizaron un “barrido” electrónico y fotográfico de las bases aéreas argentinas desde donde se lanzaron los ataques contra la flota británica. A su vez, los radares chilenos vigilaron los aeródromos argentinos y las estaciones de comunicaciones trasandinas siguieron e incluso interfirieron los intercambios radiales argentinos. Ver al respecto los editoriales “El respaldo de Pinochet a Londres durante la guerra de las Malvinas. Cómo fue el apoyo chileno”, por Luis Garasino, y “Una mecha que encendió Thatcher”, Clarín, 23 de octubre de 1998, p. 6. Por su parte, Rogelio García Lupo sostiene que el puerto chileno de Punta Arenas fue utilizado por los británicos como centro de comunicaciones con las islas Malvinas. R. García Lupo, op. cit., p. 170. Otro interesante testimonio respecto de la ayuda chilena a Gran Bretaña durante la guerra de las Malvinas fue el ofrecido por la senadora Evelyn Mattei, del partido derechista chileno Unión Independiente. Evelyn Mattei es hija del ex comandante en jefe de la Fuerza Aérea, Fernando Mattei, y envió una carta al diario británico The Sunday Times en el que revela la ayuda de las autoridades de Santiago a Londres durante el conflicto entre la Argentina y Gran Bretaña. Ver al respecto “Detalles de la ayuda de Chile a Londres en Malvinas”, Clarín, 1º de diciembre de 1998, p. 32.
Carlos Escudé y Andrés Cisneros (Dir.), Historia de las Relaciones Exteriores Argentinas