Que tal Eidher, un saludo.
El Señor Jesucristo al Encarnarse no se despojó de Su Deidad (Divinidad) ni de ninguno de Sus atributos divinos, sino de Su forma de Dios, es decir, se despojó de la gloria que le pertenece como Dios.
Vemos esto en Su pasar por la tierra en que no exigía que se le adorase (los que lo hicieron, lo hicieron de manera voluntaria), no buscaba Su propia gloria (esperaba la gloria del Padre), sino que sirvió a Su Padre y a los hombres.
Fíjate que Filipenses 2:7 no dice que tomó forma de hombre, sino "forma de siervo". De manera que "forma de Dios" y "forma de siervo" no son referencias a naturalezas (aunque éstas están implícitas en ambas frases) sino a posiciones.
Cito al comentario de Jamieson-Fausset-Brown sobre Filipenses 2:6-7:
"Tradúzcase: “El cual subsistiendo (o existiendo, eso es, originalmente: el griego no es el sencillo verbo substantivo, ser) en la forma de Dios (no se entiende la divina esencia, sino las eternas características “automanifestantes” de Dios, la forma que irradia de su gloriosa esencia). La naturaleza divina tenía en sí infinita HERMOSURA, aun cuando ninguna criatura la contemplase: aquella hermosura era “la forma de Dios”: así como “la forma de siervo” (v. 7), que con ella se contrasta, presupone la existencia de su naturaleza humana, así “la forma de Dios” presupone su naturaleza divina [Bengel]...nunca se despojó de la plenitud de su divinidad ni de su “ser igual a Dios”; sino entre su ser “en la FORMA (es decir, en su gloriosa “automanifestación” externa) de Dios”, y su “tomar la forma de siervo”, haciendo lo cual se deshizo en gran medida de su precedente “forma”, o de su externa gloria “automanifestante” como Dios...El “ser igual a Dios” no es lo mismo que “existir en forma de Dios”; esto último expresa las características externas, la majestad y hermosura de la deidad, de las que se despojó para asumir “la forma de siervo”...“tomando la forma de siervo, siendo hecho semejante a los hombres”. Las dos frases expresan en lo que consiste este “anonadarse a sí”, a saber: “tomando la forma de siervo” (nota, Heb_10:5; cf. Exo_21:5-6 y Psa_40:6, que prueba que fué en el tiempo cuando asumió un cuerpo, cuando “tomó la forma de siervo”), y a fin de explicar cómo “tomó la forma de siervo”, se agrega: “siendo hecho en la semejanza de los hombres”. Su sujeción a la ley (Luk_2:21; Gal_4:4) y a sus padres (Luk_2:51), su humilde condición de carpintero y el ser reputado hijo de carpintero (Mat_13:55; Mar_6:3), su entrega por el precio de un esclavo (Exo_21:32), y su muerte servil para aliviarnos de la esclavitud y muerte, y principalmente, su dependencia servil de Dios como hombre, mientras su divinidad no se manifestaba exteriormente (Isa_49:3, Isa_49:7), todo indica marcas de su “forma como siervo”. Esto prueba: (1) Estaba en la forma de siervo tan pronto fué hecho hombre. (2) Estaba en “la forma de Dios” antes que estuviera “en la forma de siervo.” (3) Subsistió tan verdaderamente en la naturaleza divina como en la forma de siervo, o como en la naturaleza de hombre. Porque estuvo tanto “en la forma de Dios” como en “la forma de siervo”; y estuvo en la forma de Dios de tal manera como para “ser igual a Dios”. Por lo tanto, no podría haber sido otro sino Dios; porque Dios dice: “¿A quién me asemejáis, y me igualáis (Isa_46:5)?” [El Obispo Pearson]. Su despojamiento de sí presupone su previa plenitud de la divinidad (Joh_1:14; Col_1:19; Col_2:9). De ella siempre permaneció lleno; sin embargo, se comportó como si estuviera “anonadado” (“vacío”)."
Dios te guarde...