«Por lo cual Dios los entregó
a afectos vergonzosos;
pues aun sus mujeres mudaron
el natural uso en el uso que es contra naturaleza;
y del mismo modo también los machos,
dejando el uso natural de las hembras,
se encendieron en sus concupiscencias
los unos con los otros,
cometiendo cosas nefandas
machos con machos,
y recibiendo en sí mismos
la recompensa que provino de su error.
[…]
Que habiendo entendido la justicia De Dios,
no entendieron que los que hacen tales cosas
son dignos de muerte;
no sólo los que las hacen,
más aun los que consienten
a los que las hacen.»
Romanos 1:26-27, 32 JBS