Gracias a Dios no soy romano... Solo puertorriqueño.
Juramento de la Sociedad de Jesus (Jesuítas)
Yo, ahora en la presencia de Dios omnipotente, de la Bendita Virgen María, del Bendito San Juan Bautista, de los santos apóstoles Pedro y Pablo y de todos los santos de la milicia celestial y a la voz de mi Santo Padre espiritual superior general de la Sociedad de Jesús, fundada por San Ignacio de Loyola, bajo el pontificado del Papa, y de la Bendita Madre de Dios y de Jesucristo, declaro y juro que su santidad el Papa es el vicario de Cristo, Único, y Verdadero jefe de la iglesia Católica Romana Universal en todo el mundo y que en virtud de las llaves dadas a su santidad por mi Salvador Jesucristo para atar y desatar, el tiene el poder de responder a reyes, príncipes, estados, repúblicas, gobiernos, reos de herejía los cuales pueden ser impunemente destruidos. Por esto con toda mi fuerza defenderé esta doctrina, el poder y el derecho de Su santidad el Papa contra todo los
usurpadores de cualquier herejía o autoridad protestante, quien fuere junto a todos sus adherentes que pudieran también usurpar oponiéndose a la santa iglesia Católica de Roma. Repudio y desconozco, desde ahora en adelante cualquier alianza con cualquier rey, príncipe de estado, hereje, protestante o liberal. Rechazo obedecer a cualquier ley, magistrados u oficiales. Declaro además que las doctrinas de las iglesias llamadas "Protestantes" están condenadas y condenados juntamente todos aquellos cuya doctrina no abandonen. Declaro que ayudare y aconsejare a todos los agentes de su santidad el Papa en cualquier lugar que se hallen haciendo lo mejor para extirpar las iglesias protestantes sus potencias tanto legales o de cualquier naturaleza, prometo y declaro que yo no tendré opinión, voluntad propia, como un cuerpo muerto, obedeciendo así sin dilación alguna cualquier orden que pueda recibir de la sede del Papa y Jesucristo. Declaro además que haré siempre que se me presente la oportunidad una guerra sin cuartel secreta y abiertamente contra todos aquellos herejes protestantes de la manera y forma que se me indique desapareciendo de la faz de la tierra, para esto no tendré en cuenta edad, sexo, ni condición alguna. Ahorcare, quemare, consumiré, sepultare, aniquilándoles. Y cuando esto no pueda hacerse, entonces usare en secreto la copa de los venenos. Así como se nos indique obrar por cualquier agente del Papa enviado o delegado en la Orden de la Sociedad de Jesús. Y para confirmar lo que antecede, dedico la vida y expongo mi alma. Y con el estilete que yo ahora recibo, escribo mi nombre con la pluma de este puñal mojado con mi propia sangre como sello en testimonio de lo que he declarado. Prometo que daré mi voto siempre a favor de la Compañía de Jesús. Todo yo juro y declaro así sostenerlo y cumplirlo por la Bendita Trinidad y por este escrito que hoy recibo.1