Re: ¿Cómo se reconoce un cristiano?
La Biblia dice que lo que salva no es que uno se sienta cristiano, sino hacer la voluntad del Padre de Jesús. Aunque uno diga que lo es, si no hace la voluntad del Padre de Jesús, Jesús lo apartará como un hacedor de maldad. Entonces, lo lógico es que un cristiano es el que obedeciendo lo que dice Cristo, hace la voluntad del Padre. ¿Y quién es el Padre para ustedes?
Mat 7:21 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
Mat 7:22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?
Mat 7:23 Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.(D)
!Muy de acuerdo!
A esto agregaré, que los más ofendidos por las palabras de Jesús, eran aquellos que se creían justos, por creer que le servían a Dios, que lo conocían, y que eran más inmaculados que los demás. Me refiero a los sacerdotes, escribas, doctores de la ley y los fariceos.
En este tiempo, muchos dicen conocerle, muchos hablan de él, muchos le predican. Pero cuando se les cita la palabra ante cualquier duda hacia ella, se sienten juzgados, ofendidos y golpeados.
Yo lo que se es que aunque la palabra esté adornada de flores y perfume, herirá al que tenga que herir, pues es como espada de dos filos. Y aunque sea dada con rudeza, sanará las heridas dejadas por el desconociemiento de Dios en aquellos que así lo necesiten.
Uno de los más grandes errores que cometemos la mayoría de nosotros, es escuchar las palabras de los que nos predican, aunque lo que nos prediquen sea palabra de Dios y no de ellos. En pocas palabras, no toman la palabra de Dios porque viene de este o de aquel hombre.
Dios siempre usará a otros hombres para hacernos llegar sus palabras:
"Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse; porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios. Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas. Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace."
No es tan importante la apariencia del que predica, ni la forma de hacerlo, sino el uso de la palabra de Dios al predicar. Mientras sea la palabra de Dios y mientras aceptemos que la es y la aceptemos, esta cumplirá su propósito en nosotros y aunque duela, pues como espada hiere, al final, nos sanará de nuestras transgreciones y nos hará vivir.
Jesús tambien fue muy duro con los que no querían recibir su palabra como palabra de Dios.
La palabra es muy clara al decir:
"...todo aquel que no ame al Señor Jesucristo, sea anatema..."
A estos que son anatema, podemos tenerles misericordia con temor, pero debemos aborrecer hasta la ropa contaminada por su carne. Ellos no solo no aceptarán la palabra de Dios, sino que nunca nos aceptarán a nosotros, pues, aunque nos muestren amor, realmente no lo conocen ni saben identificarlo.
Los hijos de Dios sabemos quienes son tambien hijos de Dios, de igaul forma sabemos por el Espíritu, quienes no lo son. Los que no tienen discernimiento para distinguir entre unos y otros, no tiene al Espíritu Santo morando en él.
Dios les bendice!
Greivin.