Les pego un artículo de Robert Roberts sobre el tema, si bien es un poquito extenso traé textos muy apropiados y sabiamente armonizados por el autor.
Los testimonios citados dicen que todo procede del Padre. Pero, ¿dónde está el Padre? ¿No implica su nombre que él es la Fuente? Y siendo la Fuente, ¿no es él el Centro de la creación? A algunos les choca la sugerencia de que la Deidad tenga una existencia localizada en el espacio. ¿Por qué les choca? Las Escrituras enseñan expresamente la existencia localizada de la Deidad.
A continuación presentamos la evidencia. Pablo dice en 1 Timoteo 6:16 que Dios habita "en luz inaccesible." Aquí vemos una localización de la persona del Creador. Si Dios estuviese sobre la tierra en el mismo sentido en que él mora en luz inaccesible, ¿qué habría querido decir Pablo al indicar que el hombre no tiene acceso al lugar donde está? Si Dios mora en luz inaccesible, él debe tener allí una existencia, que no está manifestada en esta esfera mundana. Esto está comprobado por las palabras de Salomón:
"Dios está en el cielo, y tú sobre la tierra; por tanto, sean pocas tus palabras." (Eclesiastés 5:2)
Jesús expresa la misma noción en la oración que enseñó a sus discípulos:
"Padre nuestro que estás en los cielos." (Mateo 6:9)
Lo mismo enseña David, en Salmos 102:19, 20:
"Porque miró desde lo alto de su santuario; Jehová miró desde los cielos a la tierra, para oir el gemido de los presos."
Y también en Salmos 115:16:
"Los cielos son los cielos de Jehová; y ha dado la tierra a los hijos de los hombres."
En la oración con la cual dedicó el templo a Dios (registrado en 1 Reyes 8), Salomón hizo frecuente uso de la siguiente expresión:
"Tú oirás en los cielos, en el lugar de tu morada."
Es imposible equivocar el tenor de estos testimonios: claramente significan que el Padre de todos es una persona que existe en el centro de los cielos, ya que no existe en ninguna otra parte. Mediante su Espíritu cuya difusión llena la inmensidad, él está presente en todas partes en el sentido de controlar, conocer y estar consciente de la creación hasta en sus más recónditos confines; pero en su propia persona, toda gloriosa, más allá de lo que el poder humano puede concebir, él mora en el cielo.
Considere la evidencia de la ascensión de nuestro Señor, después de su resurrección. Lucas 24:51 dice:
"Se separó de ellos, y fue llevado arriba al cielo."
Y Marcos 16:19 reitera la declaración:
"Fue recibido arriba en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios."
Estas declaraciones sólo se pueden entender de acuerdo al principio de que la Deidad tiene una existencia personal manifestada en "el cielo." Qué parte de los amplios cielos puede ocupar este honroso lugar, no podemos ni necesitamos saber.
Hay grande e invencible repugnancia ante este evidentemente bíblico, razonable, y hermoso enfoque del asunto. Es una práctica frecuente, incluso donde se abrigan ideas serias acerca de Dios, concebirlo como un principio o energía en difusión universal, sin núcleo corpóreo, sin habitación local, "sin cuerpo ni partes." No hay fundamento para esta tendencia popular, excepto el que supuestamente da la filosofía, pero la filosofía es una pobre guía en este asunto. Después de todo, la filosofía es sólo pensamiento humano. Poca importancia puede tener en un asunto manifiestamente fuera del alcance humano. La pregunta es, ¿qué se ha revelado? No necesitamos preocuparnos si lo que se ha revelado contradice los conceptos filosóficos del asunto. Los conceptos filosóficos tienen tanta probabilidad de ser erróneos como de estar en lo cierto.
Pablo advierte a los creyentes en contra del peligro de que sean engañados por la filosofía (Colosenses 2:8). Filosofía o no, las Escrituras citadas enseñan claramente que el Padre es una persona, en quien se unen todas las fuerzas del universo.
Hay otra evidencia en los sucesos del monte Sinaí. Allí Moisés tuvo comunicación con la Deidad. No diremos que el Ser con quien tuvo comunicación fue en realidad el Eterno, porque es evidente, de acuerdo con las enseñanzas de Pablo y Esteban, que fue una manifestación angélica (Hechos 7:38, 53; Hebreos 2:2); y porque Juan declara que a Dios nadie le vio jamás (Juan 1:18).
Sin embargo, se afirma que para Moisés era una apariencia de Jehová (Números 12:8). Por lo tanto, fue una manifestación de la Deidad; y siendo así, ilustró la realidad de la Deidad, porque la Deidad debe ser más alta, más grande, y más real que sus manifestaciones subordinadas. El testimonio es el siguiente:
"Entonces Jehová dijo a Moisés: He aquí, yo vengo a ti en una nube espesa, para que el pueblo oiga mientras yo hablo contigo, y también para que te crean para siempre.... Y estén preparados para el día tercero, porque al tercer día Jehová descenderá a ojos de todo el pueblo sobre el monte de Sinaí.... Aconteció que al tercer día, cuando vino la mañana, vinieron truenos y relámpagos, y espesa nube sobre el monte, y sonido de bocina muy fuerte; y se estremeció todo el pueblo que estaba en el campamento. Y Moisés sacó del campamento al pueblo para recibir a Dios; y se detuvieron al pie del monte. Todo el monte Sinaí humeaba, porque Jehová había descendido sobre él en el fuego; y el humo subía como el humo de un horno, y todo el monte se estremecía en gran manera.... Y habló Dios todas estas palabras [los diez mandamientos].... Todo el pueblo observaba el estruendo y los relámpagos, y el sonido de la bocina, y el monte que humeaba; y viéndolo el pueblo, temblaron y se pusieron lejos. Y dijeron a Moisés: Habla tú con nosotros, y nosotros oiremos; pero no hable Dios con nosotros, para que no muramos.... Entonces el pueblo estuvo a lo lejos, y Moisés se acercó a la oscuridad en la cual estaba Dios. Y Jehová dijo a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: Vosotros habéis visto que he hablado desde el cielo con vosotros." (Exodo 19:9, 11, 16-18; 20:1, 18-22)
Además sobre este tema tenemos lo siguiente en Exodo 24:1, 2, 9-12, 15-18:
"Dijo Jehová a Moisés: Sube ante Jehová, tú, y Aarón, Nadab, y Abiú, y setenta de los ancianos de Israel; y os inclinaréis desde lejos. Pero Moisés solo se acercará a Jehová; y ellos no se acerquen, ni suba el pueblo con él.... Y subieron Moisés y Aarón, Nadab y Abiú, y setenta de los ancianos de Israel; y vieron al Dios de Israel; y había debajo de sus pies como un embaldosado de zafiro, semejante al cielo cuando está sereno. Mas no extendió su mano sobre los príncipes de los hijos de Israel; y vieron a Dios, y comieron y bebieron. Entonces Jehová dijo a Moisés: Sube a mí al monte, y espera allá, y te daré tablas de piedra, y la ley, y mandamientos que he escrito para enseñarles.... Entonces Moisés subió al monte...y la nube lo cubrió por seis días; y al séptimo día llamó a Moisés de en medio de la nube. Y la apariencia de la gloria de Jehová era como un fuego abrasador en la cumbre del monte, a los ojos de los hijos de Israel. Y entró Moisés en medio de la nube, y subió al monte; y estuvo Moisés en el monte cuarenta días y cuarenta noches."
Toda alusión subsiguiente a estos acontecimientos está fundada en la idea de que están relacionados con una persona y una presencia reales. Así leemos en Números 12:8:
"Cara a cara hablaré con él [con Moisés], y claramente, y no por figuras; y verá la apariencia de Jehová."
También Exodo 33:11:
"Y hablaba Jehová a Moisés cara a cara, como habla cualquiera a su compañero."
Y en Deuteronomio 34
"Y nunca más se levantó profeta en Israel como Moisés, a quien haya conocido Jehová cara a cara."
Entonces, aunque la manifestación constatada en estos casos fue una manifestación a través de la mediación angélica, no obstante nos habla de un Ser más alto y más real que esa manifestación. Ella ayuda a la mente a formar algún concepto (aunque necesariamente superficial e inadecuado) de Aquel que "hace a los vientos sus mensajeros, y a las flamas de fuego sus ministros" (Salmo 104:4), que es "luz, y no hay ningunas tinieblas en él" (1 Juan 1:5); "El que habita la eternidad" (Isaías 57:15); el que es un "fuego consumidor" (Hebreos 12:29); al cual nadie ha visto ni puede ver (por causa de nuestra imperfección y debilidad naturales); "el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible" (1 Timoteo 6:16); el que es muy limpio de ojos para ver la iniquidad de los hijos de los hombres (Habacuc 1:13); el Dios eterno, el Señor Creador de los confines de la tierra, que no desfallece, ni se fatiga, y no hay quien alcance su entendimiento (Isaías 40:28).
"¿Quién midió las aguas con el hueco de su mano y los cielos con su palmo, con tres dedos juntó el polvo de la tierra, y pesó los montes con balanza y con pesas los collados? ¿Quién enseñó al Espíritu de Jehová, o le aconsejó enseñándole? ¿A quién pidió consejo para ser avisado? ¿Quién le enseñó el camino del juicio, o le enseñó ciencia, o le mostró la senda de la prudencia?" (Isaías 40:12-14)
"He aquí, Dios es grande, y nosotros no le conocemos, ni se puede seguir la huella de sus años." (Job 36:26)
"Porque sus ojos están sobre los caminos del hombre, y ve todos sus pasos." (Job 34:21)
El testimonio que está delante de nosotros es que Dios es la única existencia inderivada y autosuficiente del universo.