El Dios del calvinismo no desea salvar a toda la humanidad, y el Cristo del calvinismo no tuvo intención alguna en morir por los pecados de todos en la Cruz. En este punto, llegamos a nuestra última objeción a este sistema de religión, que el joven Calvino aprendió de Agustín y continúo desarrollando y lo heredo a millones de personas que lo siguen hasta el día de hoy. Esta doctrina es repugnante a los incrédulos, porque contradice la conciencia y el sentido de obligación y justicia que Dios ha implantado en cada uno de nosotros. Sin embargo, un pastor calvinista insiste, "sugerir que Jesucristo vino realmente a salvar a todos los hombres es 'universalismo'... una herejía abiertamente promovida por las iglesias ecuménicas".[7] Por el contrario, el universalismo enseña que todos los hombres al final serán salvos, y no que la salvación es ofrecida a todos.
Un editor calvinista en Inglaterra me escribió con fervor diciendo, "la verdad es que Dios no quiere salvar a todos los hombres. Si fuese así él lo hubiera hecho... [¿Por qué los "moderados" no admiten esto?]. Si Dios quiso salvar a todos los hombres, ¿por qué le impidió a Pablo predicar el evangelio en ciertas áreas? "[8] Este argumento tiene sentido solamente para un calvinista, que la salvación no es algo que el hombre recibe por fe en su corazón, sino que es impuesta contrario a su voluntad natural, y no puede ser resistido. Por tanto, se requiere de la gracia Irresistible.
¿Y qué tiene que ver el hecho de que Dios impidió a Pablo predicar en ciertos lugares? Podrían haber muchas razones para re-direccionar a Pablo. Ciertamente él no podía predicar en todas partes al mismo tiempo. Otra vez los calvinistas razonando en círculos.
Pedro le preguntó a Cristo, "Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete". Cristo entonces contó la historia del siervo que, por no perdonar a su consiervo, fue "entregado... a los verdugos". En la aplicación dijo, "Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas." (Mateo 18:21 – 35).
Seguramente si nuestro Padre celestial espera que nosotros perdonemos a los que pecan contra nosotros, cuánto más podemos estar seguros de que Él está dispuesto a perdonar a todos los que pecan contra Él. Así es como la Biblia retrata a Dios — infinito en amor, gracia y misericordia, dispuesto a perdonar a todos los que le invocan. El Calvinismo lo tergiversa como un Dios que sólo ama y perdona a un número limitado de los pecadores
Un editor calvinista en Inglaterra me escribió con fervor diciendo, "la verdad es que Dios no quiere salvar a todos los hombres. Si fuese así él lo hubiera hecho... [¿Por qué los "moderados" no admiten esto?]. Si Dios quiso salvar a todos los hombres, ¿por qué le impidió a Pablo predicar el evangelio en ciertas áreas? "[8] Este argumento tiene sentido solamente para un calvinista, que la salvación no es algo que el hombre recibe por fe en su corazón, sino que es impuesta contrario a su voluntad natural, y no puede ser resistido. Por tanto, se requiere de la gracia Irresistible.
¿Y qué tiene que ver el hecho de que Dios impidió a Pablo predicar en ciertos lugares? Podrían haber muchas razones para re-direccionar a Pablo. Ciertamente él no podía predicar en todas partes al mismo tiempo. Otra vez los calvinistas razonando en círculos.
Pedro le preguntó a Cristo, "Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete". Cristo entonces contó la historia del siervo que, por no perdonar a su consiervo, fue "entregado... a los verdugos". En la aplicación dijo, "Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas." (Mateo 18:21 – 35).
Seguramente si nuestro Padre celestial espera que nosotros perdonemos a los que pecan contra nosotros, cuánto más podemos estar seguros de que Él está dispuesto a perdonar a todos los que pecan contra Él. Así es como la Biblia retrata a Dios — infinito en amor, gracia y misericordia, dispuesto a perdonar a todos los que le invocan. El Calvinismo lo tergiversa como un Dios que sólo ama y perdona a un número limitado de los pecadores