Por fin hemos llegado al un día lejano siglo XXI. Durante mucho tiempo parecía una época inalcanzable, propia de historias de ciencia ficción. Incluso hubo una memorable película en la que, en esta época, se situaban ciuda-des en la luna y estaciones orbitales. Nos referimos a la famosa película de Stanley Kubrik, 2001 una odisea del espacio. Pero llegado este año vemos que los vaticinios no se han cumplido. Sí es cierto que la ciencia y la tecnolo-gía han avanzado de forma sorprendente, y que el hombre tiene mucho más conocimiento que hace unos años. Pero, ¿significa esto que el hombre tiene también más sensibilidad? ¿Acaso la raza humana se ha vuelto más razona-ble? ¿El conocimiento acumulado sirve para que el hombre sea cada día mejor? A la vista está que no es así.
Podrán haber grandes progresos de todo tipo. Podremos tener más comodidades en nuestros hogares y más facilidades en nuestro trabajo. Tendremos una salud mejor, gracias a los avances de la medicina. Pero la verdad es que, en realidad, la raza humana no ha evolucionado nada en lo espiritual. Al contrario, cada día se descuida más este aspecto, volviéndose más y más materialista, hasta el punto de que cada uno es, o cree ser lo que es, en función de lo que tiene.
Las Escrituras nos advierten con claridad que esta situación no va a cambiar. El Predicador en el libro de Eclesiastés ya escribía: "¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol" (Ec. 1:9). Y esto refleja perfectamente la condición del hombre. Los mismos errores se cometen en diferentes épocas. El corazón del hombre no cambia, sigue inclinado al mal y completamente alejado de Dios.
Pero gracias a Dios porque hay una solución a este problema, y esta solución está en Cristo. Los que hemos sido salvos por medio de El, hemos sido liberados de la tiranía del pecado, y podemos vivir con la confianza puesta en nuestro Señor y Salvador, esperando el día en que le veremos cara a cara en su glorioso reino. En esta esperanza queremos desearos a todos un
FELIZ AÑO NUEVO, FELIZ SIGLO XXI Y FELIZ TERCER MILENIO :SALTOAZUL:
¡ Maranatha!
F.C.(Revista Maranatha)
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¡¡¡FELICIDAD PARA TODOS, CON CRISTO EN EL :corazón:!!! (Sin Él, no hay verdadera felicidad)
Maripaz
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Para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios(1ª Cor. 2:5)
Podrán haber grandes progresos de todo tipo. Podremos tener más comodidades en nuestros hogares y más facilidades en nuestro trabajo. Tendremos una salud mejor, gracias a los avances de la medicina. Pero la verdad es que, en realidad, la raza humana no ha evolucionado nada en lo espiritual. Al contrario, cada día se descuida más este aspecto, volviéndose más y más materialista, hasta el punto de que cada uno es, o cree ser lo que es, en función de lo que tiene.
Las Escrituras nos advierten con claridad que esta situación no va a cambiar. El Predicador en el libro de Eclesiastés ya escribía: "¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol" (Ec. 1:9). Y esto refleja perfectamente la condición del hombre. Los mismos errores se cometen en diferentes épocas. El corazón del hombre no cambia, sigue inclinado al mal y completamente alejado de Dios.
Pero gracias a Dios porque hay una solución a este problema, y esta solución está en Cristo. Los que hemos sido salvos por medio de El, hemos sido liberados de la tiranía del pecado, y podemos vivir con la confianza puesta en nuestro Señor y Salvador, esperando el día en que le veremos cara a cara en su glorioso reino. En esta esperanza queremos desearos a todos un
FELIZ AÑO NUEVO, FELIZ SIGLO XXI Y FELIZ TERCER MILENIO :SALTOAZUL:
¡ Maranatha!
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¡¡¡FELICIDAD PARA TODOS, CON CRISTO EN EL :corazón:!!! (Sin Él, no hay verdadera felicidad)
Maripaz
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Para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios(1ª Cor. 2:5)