El Mesías, y "en el nombre de"
César Vidal
Estrechamente relacionado con el "mar-kyrios" aplicado a Jesús como título de divinidad, se encuentra el término "Nombre". Este tuvo una importancia trascendental en el judeo-cristianismo palestino. Se empleaba en la fórmula bautismal (Hch 2, 38; 10, 48); se utilizaba para realizar curaciones (Hch 3, 6 y 16; 4, 30; Sant 5, 14); se conectaba con la única manera de salvación y perdón de los pecados (Hch 4, 10-12; 10, 43); se usaba, quizá, como medio intercesor en la oración (Hch 4, 30) y aparece incluso como título sustitutivo de Jesús (Hch 5, 41). En resumen era el nombre más elevado pronunciado bajo el cielo (Hch 4, 11-12; Flp 2, 10-1), un nombre blasfemado por los enemigos de Dios (Sant 2, 7) pero al que los verdaderos discípulos debían ser fieles frente a cualquier ataque (Ap 2, 3 y 13; Hch 5, 41, etc).
EL MESÍAS Y “EN EL NOMBRE DE”
Tanto el judeo-cristianismo extrapalestino (Heb 1, 4; 1 Pe 4, 14; I Jn 2, 12; 3, 23; 5, 13, etc) como el paulino (Rom 10, 13; 1 Cor 1, 2; 5, 4; Flp 2, 9-10; etc) conocían esta teología del Nombre pero no añadieron nada sustancial a la misma y, por otro lado, no estaba aquella destinada a tener larga vida en el cristianismo posterior. Hay que hacer lógica excepción aquí del uso de este título en el gnosticismo posterior (Evangelio de Felipe 12 y 19; Evangelio de la Verdad 38, 6-41, 3; etc) y en el judeo-cristianismo extrapalestino del s. II como el representado por el Pastor de Hermas y I Clemente.
OPOSICIÓN AL USO DE “EN EL NOMBRE DE JESÚS”
Sin embargo, en el judeo-cristianismo palestino y en el medio judío hostil al mismo sí que revistió una enorme importancia y buena prueba de ello es que la conexión de Jesús con el término "Nombre" fue pronto atacada por las autoridades judías (Hch 4, 17-8; 5, 20) posiblemente conscientes de lo que podía ocultarse tras la misma. El Talmud nos ha transmitido noticias de cómo el enfrentamiento con el uso del "Nombre" de Jesús se mantuvo desde el s. I hasta, posiblemente, el s.IV y de cómo las autoridades rabínicas consideraban especialmente nocivo el aceptar ser curado en virtud del mismo (Tos, Jul, 2, 22-3; TalPal Shab 14d; TalPal Av. Zar. 40 d y 41a; Av. Zar. 27b.; Midrash Qohelet R. 1, 8 y 10, 5) siendo preferible vivir sólo una hora a aceptar tal eventualidad
SIGNIFICADO DE “EN EL NOMBRE DE”
Ahora bien, ¿qué implicaba exactamente el título de "Nombre"? En el Antiguo Testamento, el nombre ("shem") era una circunlocución para referirse al mismo Dios (Dt 12, 11 y 21; 14, 23 ss; 16, 2 y 11; 26, 2; Ne 1, 9; Sal 74, 7; Is 18, 7; Je 3, 17; 7, 10-14 y 30). En Filón, el "Nombre" es una de las denominaciones del "logos" (De Conf. Ling. 146). Finalmente, en el judaísmo aparecía - y el uso se ha perpetuado hasta el día de hoy - como una circunlocución de Yahveh, palabra que se omitía por respeto. Venía a ser así un equivalente de "kyrios" o "mar" con las connotaciones de divinidad que ya hemos visto al estudiar ese título.
No tenemos razones para pensar que entre los judeo-cristianos la expresión haya tenido otro contenido. Jesús era denominado "Señor" - dándose con un contenido divino del término en un medio judeo-cristiano palestino - e igualmente se le aplicaba "el Nombre sobre todo nombre" (Hch 4, 11-12; Flp 2, 10-11) - ¿y qué otro nombre podía ser ése que el del Señor Yahveh? - al que se conectó lógicamente con el título de "Señor" y del que se creía y afirmaba que operaba salvación y sanidad . Pero esa afirmación de la preexistencia y divinidad de Jesús no se iba a limitar a los títulos de "Señor" y "Nombre" (junto con la interpretación joánica de "Hijo de Dios"), sino que se manifestaría en otro nacido igualmente en el seno del judaísmo al que nos referiremos en próximas entregas.
César Vidal Manzanares es un conocido escritor, historiador y teólogo.
© C. Vidal, 2003, España.