Para una mejor comprensión de la importancia y autenticidad que la Iglesia desde siempre le otorgó a la Eucaristía,
como la máxima presencia real de Cristo en medio de su Pueblo,
como el Sacrificio del Cuerpo y la Sangre de Cristo,
como actualización del Unico Sacrificio de la Cruz,
y como Verdadero Pan de Vida Eterna ,
les presento estos importantes Testimonios de los Santos Padres de la Iglesia (que me acercó un amado hermano), que muestran explícitamente la antiquísima Fé Eucarística de la Unica Iglesia de Cristo.
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Citas Eucarísticas de los Padres
(entre paréntesis los años)
San Prudencio (348-405)
Catemerinón 61
Tú eres nuestra comida y nuestro pan, tú la eterna dulzura; no puede sentir hambre quien recibe tu alimento; no llena el vacío del vientre, pero se llena de vida.
Apoteosis 355
Se amansaron los getas y la cruel fiereza de los gelonos, que ávidamente mezcla en sus copas la sangre con la leche, ya bebe el licor precioso de la sangre de Cristo Peristefanon
Se ha divulgado que ésta es la costumbre y ésta es la ordenación de vuestros sacrificios, que es la táctica de vuestra sociedad: que beban los sacerdotes en vasos de oro.
Dicen que la sagrada sangre humea en copas de plata y que las antorchas de cera están fijas encandelabros de oro durante vuestros nocturnos sacrificios.
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Timoteo de Alejandría, archidiácono (400)
Ya también avisaba que, si pudiera ser, los monjes comulgasen todos los días los misterios de Cristo, no sea que el que se aleja de ellos se aparte también de Dios; pero el que los recibe más frecuentemente se ve que recibe más frecuentemente al mismo Salvador, porque el mismo Salvador así lo dice:
El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él.
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San Gaudencio de Brescia (410)
11. Así pues, en esta verdad en la que estamos, uno murió por muchos; y el mismo en todas las iglesias, en el misterio del pan y del vino, INMOLADO, fortifica; creído, vivifica; consagrado, santifica a los consagrantes.
Esta es la carne del cordero; ésta, la sangre.
13. Y así, el mismo Creador y Señor de las naturalezas, que produce de la tierra pan, también del pan (porque puede y prometió) hace su propio cuerpo.
Y el que del agua hizo vino, del vino hizo también su sangre.
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San Teófilo de Alejandría (412)
Homilía sobre la Mística Cena
47 ...Ahí tienes las delicias de este variado convite; está dispuesto el dador de grandes dones; presentes ya los dones divinos; puesta la mística mesa; mezclada la vivificadora copa.
El Rey de la gloria envía a buscar, recibe el Hijo de Dios, el Verbo de Dios encarnado exhorta, la Sabiduría subsistente de Dios Padre, que se edificó para sí un templo no hecho demanos, reparte su cuerpo como pan y da a beber su vivificadora sagre como vino.
¡Oh tremendo misterio! ¡Oh economía insondable! ¿Oh condescendencia incomprensible! ¡Oh bondad insondable!
El Hacedor se da a gozar a la obra de sus manos, la misma vida se da a comer y beber a los mortales.
59 Pues, ¿dónde están ahora esos negadores de Dios, esos lobos solitarios?
Vestidos con falso ropaje de piedad, debilitan el vigor de la misma piedad; esos mismos, seudocristianos que niegan, por causa de la encarnación, la consustancialidad de Cristo con el Padre omnipotente.
Que nos digan si pueden, esos charlatanes, los más absurdos de todos, ¿de quién es el cuerpo con que se alimentan las ovejas de la Iglesia; en qué fuente se rehacen los hijos de la verdad?
Pues, efectivamente, si es el cuerpo de Dios el que es distribuido y no un puro hombre ni un ángel, según ellos dicen, un servidor de los seres incorpóreos.
Y si es la sangre de Dios la que se bebe, Cristo no es, por tanto, solamente Dios, uno de la adorable Trinidad, sino el Verbo de Dios hecho hombre.
Y si el cuerpo de Cristo es comida y la sangre de Cristo es bebida, y si Cristo, según ellos, es puro hombre,
¿cómo se predica a los que se acercan a la sagrada mesa que Él les conducirá a la Vida Eterna?
¿Cómo está él dividido aquí y en todas partes, sin que disminuya por eso?
Pues un puro cuerpo de ninguna manera infunde vida a los que participan de él.
¿Acaso no nos llaman falsos testigos de Dios, en la misma presencia de Dios que ama la verdad, a los que predicamos públicamente la verdad y enseñamos los misterios que Dios nos confió?
Pero séanos propicia la Divina Gracia a los que en esta fiesta Santísima conmemoramos los Sagrados Misterios.
Así pues, recibamos el cuerpo de la que es por sí misma Vida, la cual por nosotros habitó en nuestro cuerpo, como dice Juan: Porque la Vida se hizo manifiesta (1 Jn 1,2); y en otro lugar: El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros (Jn 1,14), el cual es Cristo, Hijo deDios vivo, uno de la Santísima Trinidad.
Bebamos de su Sangre Santísima en remisión de todos nuestros pecados y participemos de la imortalidad que está en Él, creyendo que Él es, a la vez, sacerdote y víctima, oferente y oblación; el mismo que acepta el sacrifico y que es ofrecido, no dividiendo en dos su persona divina e indivisible ni la unidad inconfundible de la Trinidad, digna del máximo honor, al cual sea la gloria y la adoración con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos.
Así sea.
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Espero que les hayan gustado, y que todos puedan creer en lo que la Iglesia creyó siempre.
Juan Manuel
en los
S
J
&
I
M
como la máxima presencia real de Cristo en medio de su Pueblo,
como el Sacrificio del Cuerpo y la Sangre de Cristo,
como actualización del Unico Sacrificio de la Cruz,
y como Verdadero Pan de Vida Eterna ,
les presento estos importantes Testimonios de los Santos Padres de la Iglesia (que me acercó un amado hermano), que muestran explícitamente la antiquísima Fé Eucarística de la Unica Iglesia de Cristo.
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Citas Eucarísticas de los Padres
(entre paréntesis los años)
San Prudencio (348-405)
Catemerinón 61
Tú eres nuestra comida y nuestro pan, tú la eterna dulzura; no puede sentir hambre quien recibe tu alimento; no llena el vacío del vientre, pero se llena de vida.
Apoteosis 355
Se amansaron los getas y la cruel fiereza de los gelonos, que ávidamente mezcla en sus copas la sangre con la leche, ya bebe el licor precioso de la sangre de Cristo Peristefanon
Se ha divulgado que ésta es la costumbre y ésta es la ordenación de vuestros sacrificios, que es la táctica de vuestra sociedad: que beban los sacerdotes en vasos de oro.
Dicen que la sagrada sangre humea en copas de plata y que las antorchas de cera están fijas encandelabros de oro durante vuestros nocturnos sacrificios.
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Timoteo de Alejandría, archidiácono (400)
Ya también avisaba que, si pudiera ser, los monjes comulgasen todos los días los misterios de Cristo, no sea que el que se aleja de ellos se aparte también de Dios; pero el que los recibe más frecuentemente se ve que recibe más frecuentemente al mismo Salvador, porque el mismo Salvador así lo dice:
El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él.
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San Gaudencio de Brescia (410)
11. Así pues, en esta verdad en la que estamos, uno murió por muchos; y el mismo en todas las iglesias, en el misterio del pan y del vino, INMOLADO, fortifica; creído, vivifica; consagrado, santifica a los consagrantes.
Esta es la carne del cordero; ésta, la sangre.
13. Y así, el mismo Creador y Señor de las naturalezas, que produce de la tierra pan, también del pan (porque puede y prometió) hace su propio cuerpo.
Y el que del agua hizo vino, del vino hizo también su sangre.
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San Teófilo de Alejandría (412)
Homilía sobre la Mística Cena
47 ...Ahí tienes las delicias de este variado convite; está dispuesto el dador de grandes dones; presentes ya los dones divinos; puesta la mística mesa; mezclada la vivificadora copa.
El Rey de la gloria envía a buscar, recibe el Hijo de Dios, el Verbo de Dios encarnado exhorta, la Sabiduría subsistente de Dios Padre, que se edificó para sí un templo no hecho demanos, reparte su cuerpo como pan y da a beber su vivificadora sagre como vino.
¡Oh tremendo misterio! ¡Oh economía insondable! ¿Oh condescendencia incomprensible! ¡Oh bondad insondable!
El Hacedor se da a gozar a la obra de sus manos, la misma vida se da a comer y beber a los mortales.
59 Pues, ¿dónde están ahora esos negadores de Dios, esos lobos solitarios?
Vestidos con falso ropaje de piedad, debilitan el vigor de la misma piedad; esos mismos, seudocristianos que niegan, por causa de la encarnación, la consustancialidad de Cristo con el Padre omnipotente.
Que nos digan si pueden, esos charlatanes, los más absurdos de todos, ¿de quién es el cuerpo con que se alimentan las ovejas de la Iglesia; en qué fuente se rehacen los hijos de la verdad?
Pues, efectivamente, si es el cuerpo de Dios el que es distribuido y no un puro hombre ni un ángel, según ellos dicen, un servidor de los seres incorpóreos.
Y si es la sangre de Dios la que se bebe, Cristo no es, por tanto, solamente Dios, uno de la adorable Trinidad, sino el Verbo de Dios hecho hombre.
Y si el cuerpo de Cristo es comida y la sangre de Cristo es bebida, y si Cristo, según ellos, es puro hombre,
¿cómo se predica a los que se acercan a la sagrada mesa que Él les conducirá a la Vida Eterna?
¿Cómo está él dividido aquí y en todas partes, sin que disminuya por eso?
Pues un puro cuerpo de ninguna manera infunde vida a los que participan de él.
¿Acaso no nos llaman falsos testigos de Dios, en la misma presencia de Dios que ama la verdad, a los que predicamos públicamente la verdad y enseñamos los misterios que Dios nos confió?
Pero séanos propicia la Divina Gracia a los que en esta fiesta Santísima conmemoramos los Sagrados Misterios.
Así pues, recibamos el cuerpo de la que es por sí misma Vida, la cual por nosotros habitó en nuestro cuerpo, como dice Juan: Porque la Vida se hizo manifiesta (1 Jn 1,2); y en otro lugar: El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros (Jn 1,14), el cual es Cristo, Hijo deDios vivo, uno de la Santísima Trinidad.
Bebamos de su Sangre Santísima en remisión de todos nuestros pecados y participemos de la imortalidad que está en Él, creyendo que Él es, a la vez, sacerdote y víctima, oferente y oblación; el mismo que acepta el sacrifico y que es ofrecido, no dividiendo en dos su persona divina e indivisible ni la unidad inconfundible de la Trinidad, digna del máximo honor, al cual sea la gloria y la adoración con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos.
Así sea.
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Espero que les hayan gustado, y que todos puedan creer en lo que la Iglesia creyó siempre.
Juan Manuel
en los
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