Así es, en las Escrituras no faltan ejemplos de personas favorecidas por Dios, no a causa de su conocimiento doctrinal, sino por tener un corazón inclinado a Dios, lo que se traduce en fe. Y esto ocurre en todo el mundo donde la mayoría de las personas que buscan a Dios tienen poca o ninguna idea de cuestiones doctrinales:Gracias por tu comentario!
Quisiera resaltar algo: la fe del centurión que Jesús elogió más grande que ninguna que hubiera hallado en Israel.
¿EN QUÉ CONSISTÍA LA FE DEL CENTURIÓN QUE TANTO ELOGIÓ JESÚS?
¿Sabía el Centurión interpretar correctamente Isaías 53? ¿O acaso había leído u oído alguna vez Isaías o alguno de los profetas?
¿Entendía el Centurión que en el Principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios y el Verbo era Dios?
¿Que creía exactamente el Centurión de Jesús: que era engendrado, creado, Unigénito, Primogénito de la Creación? ¿Creía que su naturaleza divina estaba separada, unida, o mezclada con la humana? ¿Creía que había nacido por obra del Espíritu Santo? ¿Sabía siquiera lo que es el Espíritu Santo? ¿Comprendía que así como por Adán entró el pecado al mundo, por Jesús entraría la redención al mundo?
La fe de este centurión era simple y poderosa: consistía en confiar absolutamente en que Jesús, con una sola orden, podría sanar a su criado. Su fe era en el poder sanador de Cristo. No en doctrinas específicas sobre Cristo.
Y esta fe, mis amigos, fue considerada por Jesús más grande que todas las que había hallado en Israel.
5 Al entrar Jesús en Cafarnaúm, un capitán romano se le acercó para hacerle un ruego. 6 Le dijo:
—Señor, mi criado está en casa enfermo, paralizado y sufriendo terribles dolores.
7 Jesús le respondió:
—Iré a sanarlo.
8 El capitán contestó:
—Señor, yo no merezco que entres en mi casa; solamente da la orden, y mi criado quedará sano. 9 Porque yo mismo estoy bajo órdenes superiores, y a la vez tengo soldados bajo mi mando. Cuando le digo a uno de ellos que vaya, va; cuando le digo a otro que venga, viene; y cuando mando a mi criado que haga algo, lo hace.
10 Jesús se quedó admirado al oír esto, y dijo a los que le seguían:
—Les aseguro que no he encontrado a nadie en Israel con tanta fe como este hombre. 11 Y les digo que muchos vendrán de oriente y de occidente, y se sentarán a comer con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los cielos, 12 pero los que deberían estar en el reino, serán echados a la oscuridad de afuera. Entonces vendrán el llanto y la desesperación.
13 Luego Jesús dijo al capitán:
—Vete a tu casa, y que se haga tal como has creído.
En ese mismo momento el criado quedó sano.
“Pues el Señor está atento a lo que ocurre en todo el mundo, para dar fuerza a los que confían sinceramente en él” (2 Crónicas 16:9)
Tenemos a la mujer cananea de Mateo 15:21-28, cuya fe prevaleció a la negativa inicial de Jesús a curar a su hija. Esta mujer extranjera no se enredó con consideraciones religiosas, como cuando Jesús le dijo: “No he sido enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel”, sencillamente imploró humildemente la ayuda para su hija; lo que finalmente hizo exclamar a Jesús: “Oh mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas”
En cuanto a las cuestiones doctrinales que mencionas, en el día del juicio no se preguntará a nadie si ha creído o no en la Trinidad, sino sólo se considerarán sus obras, si se ha practicado lo bueno o lo malo (Juan 5:25-29; Apocalipsis 20:11-15)