A que denominación perteneces?

Pero es que es algo indiscutible a nivel de Escritura, hay numerosos trabajos al respecto, Miguel Saralegui desarrolla una teoría política que tiene cierto sentido, sin embargo como toda especulación lo suyo sería hacer un ejercicio de síntesis y no entrar en polarizaciones.

"Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno." (Mateo 10:28)

Aquí entran en juego todas las complejas dinámicas del Evangelio en torno al dichoso infierno, muy propio de Mateo, el alma ¿inmortal?, y el cuerpo que de hecho es mortal.

El problema es que hemos de dar sentido a la Resurrección y nuestra propia fe en ser resucitados. En el caso católico se anuncia que será de la carne, algo en lo que yo desde luego no creo, no al menos en la carne humana, y ahí si está el concepto de cuerpo glorioso o espiritual de San Pablo.

Evidentemente en juego está perder nuestra esencia o alma, si es que creemos en la mortalidad o final del alma definida como contenedor inmaterial de lo que somos como individuación. Nuestra esencia ha de pervivir en algún sitio, y la opción de que espiritualmente trascendamos en Dios puede tener sentido y lógica, pero ¿cómo preserva Dios nuestro ser y entidad?

Entra entonces en juego la trascendencia sin alteridad, nos fundimos en Dios y santas pascuas, y eso es como decir que no tenemos valor individual para Dios, algo que sabemos con certeza que no es así, aunque en mi interioridad presienta que si podemos voluntariamente "fundirnos" en plan Buda. Así que Dios tiene que tener algún recurso para preservar nuestro alma, ante eso podríamos llegar a una síntesis de que cuerpo y alma mueren, pero se preserva la identidad del ser en el espacio-tiempo hasta el juicio, que a efectos prácticos viene ser parecido a una "anestesia general", cuando uno es operado bajo anestesia general todo parece un cerrar y abrir de ojos, el tiempo no existe.

Algo similar puede ser la muerte, un instante en el que ya en nuestro espacio-tiempo se ha consumado todo y "resucitamos" para ese famoso juicio de salvación o condenación. Ante esto yo soy muy liberal en pensamiento, si Dios cree en nuestras posibilidades, y estando convencido como estoy de que tiene que haber infinitos mundos habitables, la reencarnación me parece factible para seguir purificando el alma. Reitero, ¿es inmortal el alma?, en puridad no, pero está claro que nuestra entidad no desaparece, y eso en cierto modo es como afirmar la inmortalidad de nuestro ser alma en sentido metafísico.
"Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno." (Mateo 10:28)

Los que pueden matar el cuerpo, quitarte la vida en este mundo, son los humanos, tus semejantes. El que puede destruir el alma es Dios, es decir, resucitarte para condenación y aniquilación.

Entiendo tu punto y la influencia que la mayoría del cristianismo tiene con respecto al tema de la inmortalidad del alma. El problema es que la concepción judeocristiana de alma no tiene nada que ver con la griega. Alma es "Ser viviente". En la biblia no encontrarás nunca las palabras "alma inmortal" refiriéndose a las personas. Solo uno tiene alma inmortal.

¿Qué sentido tendría la segunda venida de Cristo y la resurrección si una parte de nosotros ya está en una dimensión disfrutando de los "anticipos" de lo que será el paraíso, que la biblia dice claramente que será la Nueva Jerusalén, en la tierra? ¿Para qué iba "despertar" Jesús a Lázaro si ya estaba en el cielo? ¿Por qué Lázaro al volver no habló nada del Reino de los Cielos? Es algo muy importante, y no comentó nada.

Si lees detenidamente toda la biblia y buscas el significado de lo que es alma, espíritu, Seol y Hades, la inmortalidad del alma se cae.

Toda la fe cristiana está puesta en la resurrección, ese es el énfasis de toda la biblia. Resucitaremos en cuerpos gloriosos, estos cuerpos -esto es una suposición mía- serán como los de Adán, cuerpos incorruptibles.

En lo referente a dónde se puede guardar toda la información de nuestra vida, es una pregunta muy lógica, y mucha gente se la hace. Dios es omnisciente, ¿no va a Dios a resucitarnos con nuestros pensamientos, y nuestros recuerdos de nuestra vida en la tierra? Por supuesto que puede. El espíritu "aliento de vida" vuelve a Dios que lo dio, y nuestros recuerdos perecen con nosotros hasta la resurrección.
 
Pero es que es algo indiscutible a nivel de Escritura, hay numerosos trabajos al respecto, Miguel Saralegui desarrolla una teoría política que tiene cierto sentido, sin embargo como toda especulación lo suyo sería hacer un ejercicio de síntesis y no entrar en polarizaciones.

"Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno." (Mateo 10:28)

Aquí entran en juego todas las complejas dinámicas del Evangelio en torno al dichoso infierno, muy propio de Mateo, el alma ¿inmortal?, y el cuerpo que de hecho es mortal.

El problema es que hemos de dar sentido a la Resurrección y nuestra propia fe en ser resucitados. En el caso católico se anuncia que será de la carne, algo en lo que yo desde luego no creo, no al menos en la carne humana, y ahí si está el concepto de cuerpo glorioso o espiritual de San Pablo.

Evidentemente en juego está perder nuestra esencia o alma, si es que creemos en la mortalidad o final del alma definida como contenedor inmaterial de lo que somos como individuación. Nuestra esencia ha de pervivir en algún sitio, y la opción de que espiritualmente trascendamos en Dios puede tener sentido y lógica, pero ¿cómo preserva Dios nuestro ser y entidad?

Entra entonces en juego la trascendencia sin alteridad, nos fundimos en Dios y santas pascuas, y eso es como decir que no tenemos valor individual para Dios, algo que sabemos con certeza que no es así, aunque en mi interioridad presienta que si podemos voluntariamente "fundirnos" en plan Buda. Así que Dios tiene que tener algún recurso para preservar nuestro alma, ante eso podríamos llegar a una síntesis de que cuerpo y alma mueren, pero se preserva la identidad del ser en el espacio-tiempo hasta el juicio, que a efectos prácticos viene ser parecido a una "anestesia general", cuando uno es operado bajo anestesia general todo parece un cerrar y abrir de ojos, el tiempo no existe.

Algo similar puede ser la muerte, un instante en el que ya en nuestro espacio-tiempo se ha consumado todo y "resucitamos" para ese famoso juicio de salvación o condenación. Ante esto yo soy muy liberal en pensamiento, si Dios cree en nuestras posibilidades, y estando convencido como estoy de que tiene que haber infinitos mundos habitables, la reencarnación me parece factible para seguir purificando el alma. Reitero, ¿es inmortal el alma?, en puridad no, pero está claro que nuestra entidad no desaparece, y eso en cierto modo es como afirmar la inmortalidad de nuestro ser alma en sentido metafísico.
Voy a añadir más información sobre este versículo:

"Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno." (Mateo 10:28)

Habla de destruir el alma (alma como he comentado es "ser vivo, ser viviente" se refiere a una totalidad. El cuerpo es una parte, que fue creada del polvo. Dios dio espíritu, es decir; "aliento de vida". Po lo tanto; Espíritu + Cuerpo = Alma (un ser vivo completo) porque el cuerpo sin la fuerza vital que sopló Dios, no tendría vida.

Alma también se suele traducir como vida, o incluso como persona. Por lo tanto, el versículo habla de matar el cuerpo, cosa que como te decía en el otro post, puede suceder en esta vida con nuestro cuerpo corruptible, ya sea por accidente o por asesinato (hablo de muertes prematuras y no muertes por vejez). Pero el alma, es decir; la totalidad de nuestro ser solo la puede erradicar Dios. Pero si vemos que alma en la biblia no tiene la acepción que tradicionalmente los occidentales pensamos debido a la influencia platónica, no podemos pensar que se trata de una entidad inmaterial consciente que sobrevive a la muerte física.

El significado hebreo de néfesh: en el Antiguo Testamento, el término néfesh se utiliza de una manera concreta para referirse a la garganta, por su relación con la respiración, y el comer (el esófago). En Isaías 5:14 la palabra néfesh se traduce como “boca”, pero en realidad significa “garganta” (vea también Salmos 107:9, versión Nueva Reina-Valera 2000, donde “el sediento” es literalmente “el de garganta seca”). La garganta también es el instrumento para respirar (Jer. 15:9). El uso de este vocablo para referirse a la garganta deriva del hecho de que néfesh expresa la idea de vida y deseo, en este caso de comida y agua. La otra acepción de “alma” parece derivarse de este uso más concreto.

La persona como un ser que desea: la necesidad del “alma” de agua, comida y aliento se extiende para incluir deseos y emociones en general. En la Biblia, el “alma” designa a toda la persona, como caracterizada por deseos, anhelos e incluso antojos. Esto subraya la idea de que el hombre es un ser emocional. Proverbios declara: “El apetito del obrero lo impulsa a trabajar” (nefesh, ‘deseos’, ‘necesidad’) (Prov. 16:26, NRV 2000), es decir, lo motiva a trabajar. El salmista ora: “No me entregues a la voluntad [literalmente: No me entregues al nefesh (‘deseo’, ‘voluntad’)] de mis enemigos” (Sal. 27:12). Jesús dijo: “Mi alma está abrumada de tristeza”, es decir, como un ser emocional, estoy poseído por la tristeza (Mar. 14:34, NRV 2000).

La persona como un ser viviente: la necesidad de aire o aliento permite utilizar el término “alma” en el sentido de “vida”. Encontramos algunas frases como “arriesgué mi vida (nefesh)” (Jue. 12:3; Fil. 2:30); “los que buscan mi vida” o intentan asesinarme (Salmos 35:4; Mat. 2:20); “esta noche vienen a pedirte tu vida” (psijé) (Luc. 12:20).

“Alma” no designa una parte de la naturaleza humana independiente del cuerpo, sino la totalidad de la persona como un ser viviente (Gén. 2:7). De hecho, “alma” es otra manera de decir “persona” o “ser viviente”. El Señor dijo: “El alma (nefesh, ‘persona’) que pecare, esa morirá” (Eze. 18:4). El “alma”, como un ser humano, es fundamentalmente un ser, un individuo que, de hecho, puede morir. “Alma” en el Antiguo Testamento se refiere no solo a una persona viviente (Gén. 2:7), sino también a una persona muerta (Núm. 5:2; Lev. 21:11).

El uso gramatical de “alma”: dado que “alma” se utiliza para referirse a la persona como un ser, el término viene a ser usado como un pronombre para designar a una persona. Abram le pidió a Saraí que dijera que ella era su hermana para que “viva mi alma” (Gén. 12:13). La manera hebrea de decir “Te ruego que me dejes vivir” (1 Rey. 20:32) es “Te ruego que viva mi alma”.

La palabra “alma” no es la mejor traducción de los términos griego y hebreo. En la Biblia, el “alma” no es inmortal y no puede existir independientemente del cuerpo físico. Desde el punto de vista de la antropología bíblica (el estudio de la naturaleza humana), el término “alma” expresa dos grandes ideas. Primero, los seres humanos son por naturaleza criaturas con deseos y anhelos. Segundo, los humanos son seres vivientes que buscan fervientemente la vida, pero son incapaces de adquirir o preservar la vida por sí mismos.

“Alma” se refiere a todo persona que necesita de Dios, quien es el único que puede preservar al ser humano o extinguirlo para siempre (Mat. 10:28). Por lo tanto, néfesh/psijé se refiere a la totalidad de la persona como centro de vida, emociones, sentimientos y anhelos que pueden realizarse totalmente solo en unión con Dios.


 
Ante esto yo soy muy liberal en pensamiento, si Dios cree en nuestras posibilidades, y estando convencido como estoy de que tiene que haber infinitos mundos habitables, la reencarnación me parece factible para seguir purificando el alma. Reitero, ¿es inmortal el alma?, en puridad no, pero está claro que nuestra entidad no desaparece, y eso en cierto modo es como afirmar la inmortalidad de nuestro ser alma en sentido metafísico.
Dejando a un lado las escrituras y el cristianismo a mí me atrae mucho más la idea de tengamos una parte inmaterial consciente que trasciende a la muerte y que prepara su siguiente vida para evolución espiritual.
 
Dios, quien es el único que puede preservar al ser humano o extinguirlo para siempre
Yo creo que Dios nunca extinguirá un ser en el sentido de inteligencia consciente, tengo el absoluto convencimiento de que hemos malinterpretado a Dios desde que empezaron las revelaciones, y me baso en que la revelación progresiva va llevando siempre a un amor cada vez más absoluto e incondicional.

Pero eso hay que compaginarlo con la Justicia. Tiene razón cualquiera que afirme que si no hay castigo, al final poco importaría lo que hiciéramos en vida, cosa que yo no creo. Eso del "castigo" tiene fácil solución, y se deja entrever muy bien en el Evangelio, especialmente el de Juan.

Si no damos frutos caemos en las afueras de la Vida, porque somos estériles. En realidad estamos muertos y no somos salvables por Dios que SIEMPRE quiere salvarnos, es algo reiterado en la Biblia. Por eso el "fuego eterno" de amor purificador en ese caso nos consume, porque no tendremos nada que salvar. Y en el evangelio de Juan se dice claro aquello de que no viene a juzgarnos, sino a salvarnos, porque nos juzgarán sus palabras. Esto es como decir que nos juzgaremos nosotros mismos bajo ese "fuego".

Lo que queda meridianamente claro es que hay un "fuego eterno", se nos juzga en las afueras (lugar impuro sin localización precisa), después hay una discusión eterna sobre el castigo, yo no creo en el tormento eterno, Dios no puede ser así, y si lo es no sería como se nos ha revelado: Amor, ergo volvemos al Dios no puede ser así.

Así que yo abogo por la teoría de la extinción del alma, que es ese árbol seco irrecuperable, el fuego hace su trabajo, si hubiera algo puro no se vería afectado y pasaría al Reino de los Cielos, poco o mucho, pero algo de nosotros entrará, pero nuestras sombras de egoísmo, causantes de dolor, pecado, etc. serán extinguidas, de ahí que cuanto más nos carguemos de bienes temporales y pecados, más complejo será purificarnos, debe ser muy tormentoso imagino, como cuando te tienen que extirpar algo que te daña, y desconozco si hay un nivel de pecado que ya haga inviable la Gracia divina, pero ya tiene que ser muy gordo.

A veces llevado al extremo, siempre he pensado que Hitler es un ejemplo adecuado, ¿Hitler habría sido Hitler sin el silencioso consentimiento de la mayoría de los alemanes?

Por eso juzgar a Hitler en exclusiva es un error, hay mucho más y eso es lo que Dios si representa muy bien, el desfile por aquel "fuego purificador" debió ser tremendo, de hecho aún no se ha producido. Regreso a lo que afirmas, y que es más congruente que decir que Hitler ya está condenado y nuestros seres queridos bondadosos andan felices por el Reino de los cielos. Creo que aún no ha habido juicio, pero también resulta complejo entonces lo de la "transfiguración", ¿en qué plano se manifiestan los muertos? ¿se les puede traer a nuestro plano a decir algo?

No sé, todo asunto de fe es complejo, yo soy muy racionalista y siempre veo desafíos en la Escritura, no me lo trago literalmente como hacen muchos. Y además soy persona de fe experimental, porque he vivido lo inefable en mis propias carnes.