A que comparare esta generacion. Mi generacion. Tu generacion

Juanka

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20 Julio 2002
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¿A QUÉ COMPARARÉ ESTA GENERACIÓN?
ELISEO APABLAZA F.

La historia de la iglesia tiene una dirección clara y sostenida desde un principio y hasta un fin, que revela un plan definido por parte de Dios.
A cada generación le corresponde desempeñar su propio papel en ese plan. Si miramos la Biblia y la historia de la iglesia, podemos comprobar que ha habido generaciones fieles, en las cuales el propósito de Dios ha avanzado, y también generaciones infieles, en las cuales ha habido pérdida.
¿Qué tipo de generación somos nosotros? Por la acumulación de revelación de las generaciones anteriores, y por la cercanía de la venida del Señor, somos una generación privilegiada. Pero ¿estamos haciendo lo que Dios espera de nosotros

***

"Vinieron los fariseos y los saduceos para tentarle, y le pidieron que les mostrase señal del cielo. Mas él respondiendo les dijo: Cuando anochece decís: Buen tiempo; porque el cielo tiene arreboles. Y por la mañana: Hoy habrá tempestad; porque tiene arreboles el cielo nublado. ¡Hipócritas! que sabéis distinguir el aspecto del cielo, ¡mas las señales de los tiempos no podéis! La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no les será dada, sino la señal del profeta Jonás. Y dejándolos, se fue." (Mat.16:1-4)

"De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas. De cierto os digo que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán." (Mat.24:32-25)

Una historia lineal

Si observamos la historia de la iglesia, nos damos cuenta de que es una historia lineal y no cíclica.

Cíclico es aquello que da vueltas sobre un mismo punto. Implica ir volviendo atrás, como Israel en el desierto. Israel en el desierto fue pastoreado, no para que avanzara, sino para que sus cuerpos fueran consumidos allí, por causa de su incredulidad. El propósito original de Dios, en cambio, no contempla círculos, sino una dirección clara y sostenida desde un principio y hasta un fin.

Los historiadores reconocen en la historia de las civilizaciones humanas ciertos ciclos, con períodos de nacimiento, auge y decadencia. Para ellos, la historia es cíclica, porque la humanidad, en su desvarío, da vueltas en círculos. Ella no tiene tierra prometida, ni cielo. Ella caerá en el desierto. Ella no conoce a Dios ni ve su propósito.

Pero no es así en la historia de la fe.

El propósito de Dios abarca desde la eternidad pasada y hasta la eternidad futura, teniendo un hilo conductor, una clara dirección que avanza ininterrumpida-mente hacia el logro de un propósito que nosotros bien conocemos: que Jesucristo tenga en todo la preeminencia. Este es el centro y la meta de la historia. Como dice en Colosenses 3:11, que Cristo sea el todo en todos. Cristo, su exaltación y su gloria, es el centro de toda la atención de Dios y es el centro y fin de la historia.

Cronológicamente, el centro es la cruz de Cristo, hacia la cual confluyen las miradas de la fe de los creyentes de todas las épocas, muy bien tipificadas en aquellos que miraron la serpiente de metal en el desierto (Núm.21:9 y Jn.3:14-15). La meta, por su parte, es que Jesucristo, en la consumación de los siglos, "tenga en todo la preeminencia", para que El sea el todo en todos, porque "todo fue creado por medio de Él y para Él" (Col.1:16,18;3:11).

¿Es Cristo nuestro todo? ¿Es Cristo hoy "el todo en todos"? Si no es así, el pro-pósito de Dios aún no se ha cumplido, y es necesario que siga avanzando y que nosotros colaboremos con él.

Porque llegará el día en que todo expresará su gloria, porque El es el Dechado de hermosura, el más hermoso de los hijos de los hombres, porque es en El en quien el Padre tiene complacencia, en quien halla contentamiento. Porque el Señor Jesús es el heredero de todo, es el resplandor de la gloria del Padre, es la imagen misma de su sustancia. A nadie más el Padre concedió la gloria de representarle, de mostrarle perfecto en santidad, y humilde hasta el anonadamiento. A El le dio un Nombre que es sobre todo nombre, a El le sentó a su diestra en las alturas, mientras pone a sus enemigos por estrado de sus pies. Ante el Señor Jesús se doblará toda rodilla y toda lengua confesará su señorío.

Los estudiosos de la Biblia coinciden en delimitar unos grandes períodos en la historia de la fe: desde Adán hasta Cristo, aproximadamente unos cuatro mil años; desde Cristo hasta su Segunda Venida, aproximadamente unos dos mil años; y luego, el reinado de Cristo sobre la tierra, mil años. Esto suma unos siete mil años, que es la duración de una semana, con seis días para trabajar y uno para descansar, teniendo en cuenta que para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. (2ª Ped. 3:8).

No estamos diciendo con esto que la presente era deberá concluir el año dos mil. Dios siempre se guarda el derecho de determinar los tiempos y las sazones, los cuales dependen de su sola potestad (Hch.1:6-7). Nadie de nosotros se atrevería jamás a predecir fechas o acontecimientos que sólo está en la mano de Dios determinar. Sin embargo, hacemos bien en estar atentos a las señales de los tiempos y a la palabra de Dios, que es como una antorcha que alumbra en lugar oscuro.

Este período de aproximadamente dos mil años que llevamos desde la venida del Señor Jesús, se conoce con el nombre de período de la gracia o de la iglesia, y su historia se halla resumida en los capítulos 2 y 3 de Apocalipsis. Allí están las siete iglesias de Asia, que tipifican períodos específicos de la historia de la iglesia, como nosotros muy bien sabemos.

Sin embargo, en esta ocasión no vamos a hablar de esos grandes períodos, sino que vamos a poner nuestra mirada, si el Señor nos lo permite, en unos períodos más pequeños del desarrollo del propósito de Dios y de la historia de la fe. Estos períodos son las generaciones.

Las generaciones

"De cierto de cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca", dijo el Señor Jesucristo. Y si nosotros miramos con atención en las Escrituras, vamos a encontrar la importancia que tienen las generaciones en el propósito de Dios.

¿Qué es una generación? Una generación está constituida por un grupo de hombres y mujeres que coinciden en el tiempo y que, por lo tanto, comparten experiencias comunes.

En las Escrituras hallamos muchos ejemplos de generaciones.

Una de ellas es la generación de Moisés, que salió de Egipto y que no llegó a la Tierra Prometida. Una generación perdida. Una generación contumaz y rebelde que cayó en el desierto. Todos los que tenían veinte años o más al salir de Egipto quedaron postrados, excepto Josué y Caleb. Otro ejemplo es la generación del Señor Jesucristo, a la cual El increpa duramente por mala y adúltera. O la de Pablo, que llenó todo el mundo conocido de la época con el evangelio de Cristo, generación que contempló la gloria primera de la iglesia y también el comienzo de la apostasía.

Cada generación tiene una misión. Para cada generación hay un propósito según la economía de Dios, y ese propósito específico es ayudar a que el propósito eterno, el gran propósito de Dios, avance en el tramo que corresponde hasta su consecución final. Cada generación tiene el propósito específico de recuperar algún aspecto de la revelación de Dios, para que al fin de los tiempos, en la consumación de todas las cosas, la iglesia esté en condiciones de participar en forma decisiva en los eventos que habrán de venir.

Desde Lutero hasta nuestros días, este proceso de recuperación no ha cesado.

Había mucho que recuperar, porque la caída anterior fue muy grande. Después de Pablo, y hasta el siglo XVI, el propósito, la luz, y la revelación de Dios se volvieron difusos. Pero con Lutero, Dios comenzó a recuperar lo que a Pablo le había revelado en forma cabal. A Lutero le mostró algunos aspectos, y luego a otros posteriormente en forma sucesiva hasta el momento presente, en que nosotros tenemos un gran caudal de revelación, en que vemos por la gracia de Dios y por el Espíritu Santo, cómo el propósito de Dios para este tiempo final se está armando ante nuestros ojos, como un gran puzzle. Nosotros vivimos en días en que este proceso de recuperación de la revelación de Dios está llegando a su fin, porque la Venida del Señor está a las puertas.

Dios está tan decido a llevar adelante este propósito, que nada ni nadie le detendrá. No hay ninguna fuerza en el universo, ni de ángel ni de demonio que lo pueda impedir. Si en su fatuidad algún hijo de Dios, por grande que sea, es quitado de la carrera, con todo, el Señor seguirá avanzando sin él. Si alguno llegara a decir: "Sin mí, el propósito de Dios se estancará, y el río de Dios dejará de fluir", tendríamos que recordare las palabras inspiradas: "El hombre nacido de mujer, corto de días y hastiado de sinsabores, sale como una flor y es cortado, y huye como la sombra y no permanece" (Job 14:1-2). "Su gloria es como la flor de la hierba, la hierba se seca y la flor se cae" (1ª Ped.1:24). "¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria?" (Salmo 8:4). Así que, hermano, aun sin ti y sin mí, el propósito de Dios avanza y seguirá avanzando igual en su desarrollo. La corriente del Espíritu no dejará de fluir.

Por eso, nosotros no podemos vivir nuestros días de acuerdo a la revelación que tuvo Lutero, o Wesley, o Spurgeon, o Darby, o Watchman Nee, porque de ellos hasta acá la corriente ha seguido avanzando. Nosotros tomamos, por cierto, su herencia de fe, pero seguimos adelante. Desde el contexto en el que vivimos, tenemos que mirar las señales de los tiempos y, socorridos por el Espíritu Santo, ver de qué manera nosotros podemos colaborar para el cumplimiento del propósito de Dios.

Quien no esté atento a este fluir de Dios puede estar empeñado en una obra que no sirve a Dios y entonces tal obra no resistirá la prueba del fuego (1ª Cor.3:13-15). Si alguien se queda en el "discurso" de Lutero, por ejemplo, entonces corre el riesgo –y de hecho así ocurre– de estar realizando una obra que no colabora con el propósito de Dios.

La responsabilidad de cada generación es inmensa. Esto por dos razones: primero, porque una generación no puede repetir lo que hizo la anterior. Si así fuera, bastaría con tomar la experiencia de la generación anterior y replicarla. Sin embargo, no es así de superficial, antes bien implica poner el oído muy atento para saber qué es lo que Dios tiene que decirle a esa generación en particular, cuál es la visión para ese tiempo particular. En segundo lugar, es una gran responsabilidad porque no todas las generaciones que han existido desde Lutero hasta hoy han colaborado con el desarrollo del propósito de Dios. Hay generaciones de fe y hay generaciones de incredulidad.

Observamos en la historia grandes cambios en el paso de una generación a otra.

Veamos, primeramente, lo que nos muestra la Biblia al respecto, y luego tomaremos un ejemplo de la historia.

Después de Josué

"Y el pueblo había servido a Jehová todo el tiempo de Josué, y todo el tiempo de los ancianos que sobrevivieron a Josué, los cuales habían visto las grandes obras de Jehová, que él había hecho por Israel. Pero murió Josué hijo de Nun, siervo de Jehová, siendo de ciento diez años ... Y toda aquella generación también fue reunida a sus padres. Y se levantó después de ellos otra generación que no conocía a Jehová, ni la obra que él había hecho por Israel. Después los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de Jehová, y sirvieron a los baales. Dejaron a Jehová el Dios de sus padres, que los había sacado de la tierra de Egipto, y se fueron tras otros dioses, los dioses de los pueblos que estaban en sus alrededores, a los cuales adoraron; y provocaron a ira a Jehová. Y dejaron a Jehová, y adoraron a Baal y a Astarot." (Juec.2:7-8, 10-13).

Aquí vemos que la generación de Josué –por causa de que todos conocían los caminos de Dios y habían contemplado sus obras– fue fiel hasta el último día. Sin embargo, murió esa generación y vino otra que no conocía a Dios ni sus obras y que, por tanto, no supo interpretar la voluntad de Dios para su tiempo. Y así fue como Israel se adentró en un camino oscuro, zigzagueante y ambiguo. ¡Qué terrible es no conocer a Dios! Es ignorar lo que Dios quiere, y desconocer las señales de los tiempos.

Los que siguieron a Josué cayeron en una tremenda apostasía. Después de haber tenido al Dios verdadero, que no se puede representar en imágenes, se volvieron a los ídolos, la abominación más grande. De una cima de espiritualidad cayeron en la más vil idolatría.

¿De qué sirvió la experiencia de Josué y de todos aquellos que compartieron su caminar de fe? No sirvió de nada, porque esa nueva generación no conocía a Dios.

Después de David

Las Escrituras dicen que David "habiendo servido a su propia generación según la voluntad de Dios, durmió, y fue reunido con sus padres" (Hch.13:36). El sirvió a su generación y partió. El condujo al pueblo en las batallas de Dios, Y Dios manifestó mucha gloria en los tiempos de David, gloria que también compartió Salomón. Después de Salomón vino Roboam, su hijo, que no conocía a Dios, y entonces el reino se dividió y comenzó otra vez la apostasía. Se levantaron otros altares en distintos puntos del país y el pueblo se corrompió. Se levantó un nuevo sacerdocio que no era de la descendencia de Aarón, y el propósito de Dios se desvirtuó.

Después de Lutero

Iremos a la historia para ver qué pasó con la generación que siguió a Lutero. Al ver el camino que ellos siguieron, uno se da cuenta que ninguno tuvo la fe de Lutero. Ellos conservaron de Lutero sus escritos, sus discursos y sus libros, pero al Dios de Lutero no conocieron. Y se quedaron con lo único que podían heredar: una doctrina que se fosilizó en sus manos. Vinieron pugnas, porque todos querían heredar el principado; todos querían tener la última palabra en la interpretación de los escritos de Lutero. Ya no les interesaba conocer la voluntad de Dios para ellos, sino más bien empezaron a desmenuzar sus escritos: "Esto es lo que quiso decir Lutero", o bien: "Esto no quiso decir Lutero". ¡Como cayeron ellos de las fuentes de aguas vivas a las cisternas rotas que no tienen agua! Porque todo lo que es de la carne, aun de la del mejor hombre, son cisternas rotas de las cuales no puede fluir el agua de vida.

Dios está limitado por la vida de los hombres

Así pues, cada generación que no conoce a Dios no puede colaborar con su propósito, aunque haya vivido a continuación de una que sí conoció a Dios y que sirvió a Dios.

En las generaciones de distorsión el propósito de Dios sufre un menoscabo y tendrá Dios que esperar a que venga otra generación de hombres que sí estén dispuestos a colaborar con él para que su propósito pueda avanzar.

Ahora bien, ¿por qué la gloria de Dios se suele perder de una generación a otra tan rápidamente? ¿Acaso Dios no es poderoso para hacer que esa gloria perdure? Lo que sucede es que Dios actúa sobre la tierra limitado por el hombre, y, en lo que respecta a las generaciones, por la duración de la vida de los hombres. ¿Cuántos años vive un hombre? A lo más 70 u 80 años. Pero la vida útil del hombre no pasa de unos cuarenta o cincuenta años. Así que Dios está limitado por los años de la vida de los hombres y por los años de vida de una generación. La vida de fe que alcanza una generación no sigue las leyes de la herencia natural. No existe tal cosa como la transmisión de la fe de una generación a otra como si fuera algo biológico. Cada generación debe tener su propia fe, y hallar su propio camino. Cada persona debe experimentar un encuentro personal con Dios y cada generación debe recibir una visión del propósito de Dios para ella. A cada generación que quiere colaborar con Dios tiene que abrírsele los cielos y sus ojos tienen que ser limpiados de todo velo para poder ver qué es lo que Dios quiere.

Si el testimonio de una generación fructífera no es recibido por hombres de fe en la generación siguiente, entonces se desvirtúa y no sirve de nada. ¿A qué puede llegar? ¿En qué se transformó la revelación de Pablo en la generación siguiente? ¿En qué se transformó la fe de Lutero en la generación siguiente? La fe cae en las obras, la gracia en ley, y el río de Dios se transforma en un estanque. Todo se vuelve un molde vacío, un odre sin vino, una sombra sin sustancia, una mera tradición humana. Cosas todas que no le sirven a Dios.

¿Qué clase de generación somos?

Ahora bien, el asunto principal al cual queremos llegar es: ¿Que hay de nosotros? ¿Qué tipo de generación somos nosotros?

Hay generaciones y generaciones. Así como hay generaciones de restauración, en que algún acento del propósito o de la revelación de Jesucristo es mostrado, también hay otras generaciones de deterioro. Una generación de restauración es aquella que tiene visión. Una generación de deterioro es aquella que no tiene visión. Una generación de restauración es aquella que conoce a Dios de verdad. Una generación de deterioro es aquella que conoce a Dios sólo de oídas.

Nosotros, los que vivimos en las postrimerías del siglo XX, y aun más, en las postrimerías de este milenio, ¿somos una generación que conoce al Señor, que conoce sus caminos y ha visto sus obras, o somos una generación contumaz y rebelde como la que el salmista describe en el salmo 68:8, "una generación que no dispuso su corazón, ni fue fiel para con Dios su Espíritu"? ¿Somos acaso una generación como la que se menciona en Isaías 57:4-5, una generación mentirosa que se enfervoriza con los ídolos debajo de todo árbol frondoso?

¿Somos tal vez, una generación indiferente ante la flauta y la endecha, como dijo el Señor: "Mas ¿a qué compararé esta generación? Es semejante a los muchachos que se sientan en las plazas, y dan voces a sus compañeros diciendo: os tocamos flauta, y no bailasteis; os endechamos, y no lamentasteis. Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dice: Demonio tiene. Viene el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dice: He aquí un hombre comilón y bebedor de vino, amigo de publicanos y pecadores."? Una generación indiferente al canto de la flauta y al lamento. Que ni se alegra con uno ni se entristece con el otro. Una generación indiferente que no se inmuta ante nada, cuyos sentidos están adormecidos y no se conmovería aunque alguno se levantase de los muertos para hablarle de parte de Dios.

Una generación tal fue la del Señor Jesús, tan depravada que no supo ver la gloria que se escondía tras el velo de ese Hombre Galileo. Vieron sólo al hijo del carpintero. Porque los ojos inmundos y perversos no pueden ver más allá del primer aspecto que ofrecen las cosas. Una generación mala y adúltera era la del Señor Jesús, que pedía señales y milagros, "pero señal no le será dada –dijo el Señor– sino la señal del profeta Jonás". ¿Quién pudo ver esa señal? Estaba velada para ellos. Ellos podían mirar las cosas externas, el aspecto del cielo –cuando iba a llover o cuando iba a hacer calor–, pero las señales de los tiempos, esto es, al Cristo que estaba delante de sus ojos, no lo pudieron reconocer.

La palabra griega que se traduce como "señal" puede ser también traducida como "signo". Y un signo es aquella cosa aparentemente insignificante (una figura, una línea), que tiene detrás, como escondido, otro significado. Así es aquí. La generación mala y adúltera podía ver las cosas como "aspecto" (como algo externo) pero no como "signo" o "señal" (con un significado espiritual). Y cuando el Señor les mostró la señal del profeta Jonás, es decir, su muerte, su permanencia en el interior de la tierra y su resurrección, ellos no la pudieron ver. Ellos sabían distinguir el aspecto del cielo, pero no las señales de los tiempos.

Pero repitamos la pregunta: ¿Qué tipo de generación somos nosotros?

No podemos adoptar una postura determinista y decir: "Oh, nosotros estuvimos en tal posición y ahora miren cómo estamos" ¡Eso sería fatalismo! Ni podemos decir tampoco: "Si invitáramos a los más grandes predicadores, si nos apegáramos a las más ortodoxas doctrinas, entonces podremos llegar a ser una generación que colabore con Dios" ¡Eso sería incredulidad!

No nos preguntemos: ¿qué generación estamos destinados a ser? (Como si fuésemos un juguete en manos de un destino inexorable), sino más bien, ¿qué generación estamos dispuestos a ser?

Porque nosotros seremos la generación que estemos dispuestos a ser. Delante de nosotros tenemos dos caminos: el vivir para Dios o el vivir para nosotros. Vivir para Dios es vida en abundancia, es servir al propósito de Dios para esta generación. Vivir para nosotros significaría quedar solos, marchitos, significaría la más grande frustración. Significaría también la más grande pérdida para Dios, quien ha invertido en nosotros tanto tiempo y paciencia.

Si fracasamos hoy, a nadie podremos echarle la culpa. No podremos culpar a quienes nos precedieron, por habernos dado un mal ejemplo. ¡No!. Porque nosotros mismos conocemos a Dios y somos responsables de lo que habremos de ser. El gran problema, la gran causa de nuestro fracaso somos nosotros mismos. El principal enemigo de la obra de Dios es mi propio corazón no arrepentido, es el emperador que tiene su trono en mi corazón. Este es mi propio Papa –decía Lutero–, el "yo". No pensemos que hubo circunstancias más favorables en el pasado para un servicio a Dios. No dependemos de las circunstancias, porque "a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien" (Rom.8:28). Y "tiempo y ocasión acontecen a todos" (Ecl.9:11b). No es mi circunstancia la que necesita un cambio, sino yo. Tenemos que despojar al "yo" de su trono, desconocer sus derechos, hacer violencia al tirano que todo lo reclama para sí. Esta es una obra que ni Dios ni nadie harán por mí.

Desde el monte

Les invito a que subamos, por un momento, al monte. Como Moisés al monte Nebo, desde el cual podía mirar toda la Tierra Prometida.

Volvamos la mirada, primero, hacia atrás en la historia de la iglesia, y luego miraremos hacia adelante, hacia el futuro, y nos daremos cuenta de que estamos en la posición más expectante que jamás los hijos de Dios tuvieron en el pasado.

Porque somos, probablemente, la última generación. Estamos en la consu-mación de los siglos, y la higuera –que es Israel– ya muestra sus ramas tiernas, y sus hojas ya están brotando. ¿No ha asombrado al mundo Israel desde 1948 hasta hoy? ¿Cómo hizo Israel en la Guerra de los Seis Días para tener en su mano a ejércitos más poderosos que el suyo? ¿Cómo hizo Israel para hacer florecer el desierto? ¿Cómo hace Israel para tener en jaque al mundo entero? ¡Oh, hermanos, la higuera está floreciendo! Y la generación que es testigo de estas cosas será la última, antes de la Venida del Señor Jesucristo. "Cuando veáis estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas. De cierto de cierto os digo que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán."

Una mirada retrospectiva

Estamos sobre el monte. Miremos hacia atrás.

¡Qué experiencia acumulada, qué abundancia de revelación, cuántas lecciones, cuántos errores, cuántos énfasis desmesurados, cuánta distorsión! Pero también, ¡cuánta recuperación ha ido teniendo el testimonio de Dios en el último tiempo! Por experiencia acumulada y por la cercanía de la Venida del Señor, nuestra posición es única y privilegiada. Como ninguna generación anterior, tenemos el odre adecuado y tenemos también el vino.

Cuando uno mira hacia atrás, ve tiempos de distorsión, períodos grandes en que los hijos de Dios tuvieron el odre sin el vino o tuvieron el vino sin el odre. Ambas cosas tremendamente lamentables.

Desde Lutero y hasta comienzos de este siglo, se puso el mayor énfasis en el odre. Es decir, en la doctrina acerca de Cristo y de la iglesia. Calvino escribió "Las Instituciones de la Religión Cristiana" para construir todo un modelo de iglesia y de culto. Prácticamente toda la teología protestante de hoy tiene su raíz en ese libro. Sin embargo, de acuerdo a Apocalipsis 3 en lo referente a la iglesia de Sardis, nosotros sabemos que aquello tiene el nombre de que vive, pero está muerto. Sabemos que aquello no fue perfecto, porque puso el acento en la forma, en la estructura que debía tener la iglesia, dejando de lado lo relacionado con la vida de la iglesia.

A fines del siglo XIX y principios del XX, se comienza a revertir esta situación. En Gales y también en Estados Unidos, se inicia un movimiento del Espíritu Santo tan grande y glorioso, que nosotros no podemos desconocer. Pueblos enteros fueron llenos del Espíritu Santo. Ocurrieron cosas espectaculares. Pero el paso del tiempo nos dice que aquel odre no era el adecuado. Ni la iglesia reformada de Calvino ni el pentecostalismo son el odre adecuado para contener el vino de Dios, porque es un odre construido con remiendos, que va y viene de avivamiento en avivamiento, con altos y bajos. Y si no es así, ¿cómo es que se vacía tan luego? El vino se ha derrochado, la bendición ha durado poco tiempo. ¿Y qué vemos hoy? Vemos que está el odre, pero no el vino. Podemos decir que, salvo contadas excepciones, queda la postura externa, las manifestaciones exteriores, pero sin la realidad de Cristo. De modo que el odre del protestantismo –cualquiera sea su forma específica– no es el adecuado para contener el nuevo vino de Dios.

Hay algunos que piensan que el odre para contener el vino de Dios son los grandes hombres que han existido en la historia de la iglesia, los gigantes espirituales. Entonces la atención se pone en los reformadores y líderes, cuyos nombres identifican a diversas corrientes de doctrina y práctica en la cristiandad. Wesley, Simpson, Spurgeon, Moody, Finney. Ellos llenaban grandes recintos, predicaban a multitudes. Pero murieron, y tras ellos quedó sólo una caricatura de lo glorioso que sostuvieron en sus días.

Como ninguna generación anterior, tenemos el odre adecuado para contener el vino nuevo de Dios. Porque "nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo rompe los odres, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar, y lo uno y lo otro se conservan juntamente" (Mt.9:17). De nada sirve tener el odre vacío, como tampoco el vino nuevo en odres viejos. Hemos de tener odres nuevos y vino nuevo para que ambos se conserven juntamente. ¡Y los tenemos! ¡Gracias a Dios!

¿Cuál es el odre que está destinado a contener hoy el Espíritu Santo, la revelación, el propósito, las riquezas espirituales? El estado de la cristiandad hoy es lamentable. Hay iglesias que parecen clubes sociales, cuyas sesiones son tan disputadas, que uno puede legítimamente preguntarse: ¿Cómo puede estar el Espíritu Santo allí? Creemos firmemente que sólo la iglesia (no la iglesia apóstata, babilónica, democrática ni autocrática), la iglesia en su expresión local, restaurada según el diseño de Dios, revelada a Pablo y a los santos apóstoles y profetas por el Espíritu; creemos que es la iglesia la única que puede contener eficazmente el nuevo vino de Dios, esto es, el Espíritu Santo, la revelación de Cristo, el propósito eterno de Dios, y que puede servir a ese propósito. Es la iglesia expresada como un cuerpo santo y no las grandes corrientes de avivamiento. Es la iglesia y no las grandes corrientes doctrinales. Es la iglesia y no los grandes líderes. Es la iglesia local la llamada a hacer la obra de Dios, a resistir al Hades y a vencer las batallas de Dios.

El poder de un hombre es muy limitado. Está demasiado expuesto a caer, y de hecho hemos visto –y seguimos viendo, lamentablemente– que muchos siervos caen porque no conocieron la vida corporativa de la iglesia, no supieron o no quisieron vivir en sujeción al cuerpo. Por eso el Hades los zarandeó y finalmente los derribó, para escándalo de creyentes e incrédulos y para afrenta al testimonio de Dios.

Tal como ellos, seguirán cayendo tristemente los que no quieren aprender la lección e insisten en ir por ese camino. Esto es muy serio. Este es un llamado de alerta. Es una clarinada para los amados hijos de Dios que hoy quieren servir, y que, por la misericordia de Dios, conocen a Cristo y su iglesia.

Tenemos que apartar los ojos de aquellas estrellas fugaces que encandilan por un tiempo y desaparecen. Tenemos que volvernos a la vida de la iglesia local, a su gloria íntima y a su sencillez. Por eso decimos: No a las modas evangelísticas. No a los showmen religiosos. No a los expertos en marketing revivalista, que deslumbran a los incautos. Todo ministerio, quienquiera sea que lo ejerza, sólo tiene sentido si contribuye a que la iglesia sea edificada, confirmada, y sea aclarada en su visión. Así que, preguntémonos: ¿Contribuye el ministerio tal o cual a perfeccionar a los santos para la obra del ministerio? ¿Ayuda a promover la unidad de la fe en los hijos de Dios? ¿Trae un nuevo acento de la gloria de Cristo? ¿O, por el contrario, hace que sus seguidores se deslumbren, se envanezcan y se aparten, que lo critiquen todo, y que finalmente tropiecen? Muchos de los seguidores de estos grandes líderes no tienen una fe propia, no tienen una revelación personal, porque si así fuera no estarían siguiendo a un hombre. Estarían bautizados en la iglesia, sencilla, pero profunda-mente espiritual.

Como la iglesia universal ‘atemporal’ y ‘atópica’, (no sujeta al tiempo y al espacio), no la podemos ver, es la iglesia local con su diversidad de dones y ministerios la llamada a contener y a expresar la gloria de su Señor, aquí y ahora. La iglesia así manifestada es la que pone freno a la carne, al individualismo y resiste las puertas del Hades. Es la iglesia en su expresión local la que puede recibir y utilizar eficazmente el gran caudal de revelación que viene del pasado. Por eso decimos: No al individualismo; sí a la vida del cuerpo. No a los hombres que se levantan como teniendo señorío. No a los que se alzan adoptando ínfulas de estrella. No a los hombres que tienen toda una maquinaria comercial y publicitaria detrás de ellos. La iglesia no está llamada a aparecer en las primeras planas de los periódicos. No está llamada a llenar estadios. No está llamada a imitar al mundo. Su único fin, su único norte es agradar a su Señor, que la lavó de los pecados con su sangre. No hay misión más alta y sublime que rendirse ante el Señor y vivir sólo para El.

Concluyendo esta mirada retrospectiva, podemos decir que estamos en una inmejorable posición y oportunidad para servir a Dios. Conocemos a Cristo y conocemos la iglesia. Tenemos ilimitadas posibilidades de aprendizaje y de servicio. Todo el caudal de revelación que nos viene del pasado puede ser nuestro por el Espíritu. Pero si, en cambio, nuestro corazón es obstinado y vanaglorioso sólo percibiremos los moldes, los métodos y los sistemas, y no recibiremos la abundancia de vida que viene de atrás.

Una mirada prospectiva

Ahora bien, volvamos la mirada hacia adelante. ¿Qué vislumbramos? ¿Qué va a suceder pronto?

En breve se producirá el rapto de la iglesia, es decir, de aquellos que se han preparado con sus lámparas encendidas y con aceite en sus vasijas. En breve se producirá la desaparición de muchos sobre la tierra y la resurrección de los que durmieron en el Señor, para reunirse con Él en el aire. Más adelante, vemos la derrota definitiva de Satanás a manos de los santos de Dios, los cuales le vencerán por medio de la sangre del Cordero, por la palabra de su testimonio y por haber menospreciado sus vidas hasta la muerte. Vemos a Satanás caer del cielo por la acción de Miguel y los ángeles de Dios, y de los hombres y mujeres de fe que han prevalecido en sus días y que han sostenido el testimonio de Dios.

¿Qué avizoramos aún más allá? Vemos el juicio y caída de Babilonia, la grande, la madre de las rameras y de las abominaciones de la tierra, la que se embriagó con la sangre de los santos y de los mártires de Jesús. Vemos anticipadamente el gozo de los santos, a los cuales se dirá: "Alégrate sobre ella, cielo, y vosotros, santos, apóstoles y profetas, porque Dios os ha hecho justicia en ella" (Ap.18:20). ¿Esperas tú el juicio y caída de Babilonia? ¿Lo anhelas? Mira la Babilonia, cómo se corrompe, cómo ha distorsionado la sana doctrina, cómo ha derramado la sangre de los santos impunemente, porque se ha unido al poder político y nadie ha podido resistirla. Desde hace siglos los santos de Dios están esperando el día de la caída de la gran ramera, y nosotros, hermanos, estamos a las puertas de ver aquello. Vemos anticipadamente las alabanzas en el cielo por los juicios que se van a ejecutar sobre ella, porque esas alabanzas anuncian las bodas del Cordero. Tanto tiempo hace que la esposa está preparándose. Tanto sufrimiento. Tantas persecuciones. Tanto dolor. ¡Por fin habrán llegado las bodas del Cordero! "Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero" (Ap.19:9). ¡Por fin, por fin, por fin las bodas del Cordero!, porque su amada se habrá preparado y se habrá vestido de lino fino, que son las acciones justas de los santos.

¿No te conmueve, hermano? ¿No te seduce la esperanza de ver y tomar parte en estas cosas? Bienaventurados los que son llamados a las bodas del Cordero, porque la esposa estará preparada.

Más allá de eso vemos el reino milenial del Señor Jesucristo. El reinará, pero no solo. El va a compartir su reino con los que le amaron, los que le siguieron, los que menospreciaron sus vidas. Ojalá nosotros seamos tenidos por dignos de participar en ese reino.

Luego vemos más allá el cielo y la tierra nuevos, la nueva Jerusalén que desciende del cielo, y la eternidad futura, regida por el trono de Dios y el Cordero, y sus siervos viendo permanentemente su rostro, iluminados por la gloria magnífica del Señor por los siglos de los siglos. ¡Oh, qué privilegio nos ha sido concedido! Porque, ¿quiénes somos nosotros para ser tenidos por dignos de ver anticipadamente todas estas cosas, y esperarlas? Es que el Espíritu nos anhela celosamente y nos recuerda estas cosas, que a veces se tienden a olvidar, enfrascados en los problemas de cada día. Delante de nosotros vemos un panorama que sólo se puede ver desde el monte. Es bueno subir al monte, porque desde aquí vemos hacia atrás y hacia adelante, y vemos la Tierra Prometida y las batallas que hemos de ganar.

Hay que hacer los preparativos

Todo lo que hemos visto y vivido hasta ahora es nada menos que una preparación para todas las cosas que hemos señalado. Dios está buscando gente con la cual realizar todas estas cosas gloriosas, y con las cuales reinar. Dios nos está sometiendo a un fuerte entrenamiento para hacernos partícipes de estos eventos. El entrenamiento es a veces duro, y muchos han sido reprobados. Lo primero que se ha de aprender es a negarse a sí mismo. Porque cuando uno se ama a sí mismo, fracasa. No puede ser aprobado por Dios. Los que han sido reprobados han demostrado que no estaban aptos para el reino.

Pensemos en la preparación de un príncipe que está destinado a un trono terrenal. Tiene los mejores maestros, es sometido a las más ricas experiencias, su preparación es rigurosa, porque un rey no puede fallar. ¿Puede ser menos la preparación nuestra, la que el Espíritu Santo realiza cada día? ¿Qué está haciendo el Espíritu Santo, sino producir en nosotros un carácter de príncipes y gobernantes, el carácter del Rey de reyes para el tiempo que viene? Estos largos años de sufrimientos y de preparación no han sido en vano. ¿Acaso la amorosa disciplina que se ejerce en la iglesia no persigue este mismo fin? ¿No es una preparación atenta de Dios para que podamos participar de su gloria mañana?

Para Dios y su propósito eterno, somos sólo una generación más. Si fracasamos, será nuestro fracaso, no el de Dios. Si fracasamos, Él todavía tiene más opciones, tal vez otra generación, u otros hombres entre los cuales puede hallar lo que busca. En cambio, para nosotros este es un asunto de vida o muerte. Tenemos una sola vida. Porque "está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio" (Heb.9:27). En nuestra fragilidad y pequeñez, nos corresponde un solo tramo en esta gran posta de Dios. Para Dios, es este tan sólo un tramo (aunque bien puede ser el último), pero para nosotros es toda nuestra carrera. Así que, ¡adelante, cristianos, este es vuestro día! ¡Mientras alentéis vida, este es el día de vuestra carrera!

Hermanos, queda poco, muy poco. No hay tiempo que perder.

No se decaigan las manos, no se enfríe el amor. No se nuble la mirada. La noche está avanzada, se acerca el día. Estamos concluyendo ya la cuarta vigilia de la noche. La travesía se torna a veces fatigosa, el viento nos es contrario. El agua amenaza con anegarnos. Pero, ¡mira!, el Señor se acerca, y nos dice: "No temáis, yo soy" (Mr.6:46-51).

La última media hora es decisiva. En una carrera de cien metros los últimos dos o tres son los más importantes. Ahí se definen los primeros lugares. ¿Nos seguiremos aferrando a nuestros fetiches? ¿A bagatelas? ¿A excusas sin sentido? ¿Esperaremos a líderes carismáticos, altamente dotados, para que nos señalen el camino y nos digan cómo servir a Dios? Hermanos, tenemos el odre y tenemos también el vino; hemos visto al Señor, conocemos la iglesia, estamos en la verdad. Dios está por nosotros, el Espíritu Santo está en el corazón, la espada del Espíritu está en nuestra mano, tenemos la armadura de Dios. La batalla está ganada. El enemigo está derrotado. Cristo está en el trono. Los ángeles le alaban, la iglesia le bendice y se postra ante Él. Nuestros ojos le ven. ¡Aleluya!

Mirad los campos, están blancos para la siega. Hay tierras que conquistar aún. Hay ídolos que derribar. Hay hombres y mujeres que arrebatar del infierno. La iglesia aún tiene que ser edificada.

¿Seguiremos lamentando derrotas pasadas? ¿O pensando que Dios nos ha desechado? La mujer de Manoa le dijo a su marido: "Si el Señor nos hubiera querido desechar, no nos hubiera mostrado todas estas cosas ni ahora nos estaría hablando esto" (Juec.13:22-23). No nos habría mostrado su gloria. No nos estaría diciendo que tiene un propósito con el cual nosotros podemos colaborar. Porque Dios no se ríe de sus hijos. No nos alienta para dejarnos luego tendidos en el camino.

Hermano, ¿estás haciendo los preparativos para entrar en este servicio? ¿O para mejorarlo, si es que ya lo estás realizando? ¿Estás disponiendo tu corazón y tu vida entera para el Señor? Este es el día de hacer una decisión definitiva. Este es el día de establecer un nuevo orden en las prioridades de tu vida. El Señor derribe en nosotros todas las cosas que se oponen a su gloria. Que no haya talentos escondidos, porque ¿qué excusa podría valer delante del Señor en aquel día? ¿Cuántas veces soñaste con servir a Dios? ¿Con vivir para Dios? Sin embargo, los hechos se sucedieron y las circunstancias te desanimaron. Pero este es el día para encender el corazón y para disponer las cosas.

Tenemos que hacer preparativos. Limpiémonos de todas las cosas que se oponen a Cristo, para que Él pueda expresar, a través de nosotros, su gloria, y para que a través de nosotros se avance un poco más en la culminación de su propósito eterno, en lo que respecta a esta generación.

Somos, tal vez, la última generación.

Que el Señor nos abra los ojos para tomar conciencia de lo que esto significa. Amén.

(Este mensaje fue compartido originalmente a la iglesia en Temuco, Chile, en el mes de mayo de 1997. Su objetivo era suplir una necesidad específica de esa iglesia en aquel momento; sin embargo, poco después se publicó en forma de folleto que circuló en otras iglesias en Chile. Hoy ponemos este mensaje a disposición de todos quienes aman al Señor Jesucristo, con la esperanza de que el Señor se sirva usarlo para su gloria)
 
Hola Juanka, bienvenido


Excelentes los mensajes de Eliseo y de los maestros de su congregación, cada vez que puedo acudo a la web de Aguas vivas http://www.geocities.com/aguasvivas2000/ o escucho sus mensajes a través de esta web http://radio.iglesia.net/ en Radio bajo demanda-Descarga predicaciones.


¡¡¡ Una bendición escuchar a estos maestros que el Señor tiene en Su Iglesia !!!


Nada de Teología :no: , es pura vivencia del cristianismo.


La teología solo es teoría, pero si no se anda el camino cristiano, nos quedamos a las puertas del santuario, pudiendo entrar en la Presencia de Dios por medio de Jesucristo, el Agua de Vida.



Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado. (Juan 7:37-39)
 
¡GENERACIÓN DE VÍBORAS!

¡GENERACIÓN DE VÍBORAS!

Originalmente enviado por: Juanka
¿A QUÉ COMPARARÉ ESTA GENERACIÓN?
ELISEO APABLAZA F.

¿Cuál es el odre que está destinado a contener hoy el Espíritu Santo, la revelación, el propósito, las riquezas espirituales? El estado de la cristiandad hoy es lamentable. Hay iglesias que parecen clubes sociales, cuyas sesiones son tan disputadas, que uno puede legítimamente preguntarse: ¿Cómo puede estar el Espíritu Santo allí? Creemos firmemente que sólo la iglesia (no la iglesia apóstata, babilónica, democrática ni autocrática), la iglesia en su expresión local, restaurada según el diseño de Dios, revelada a Pablo y a los santos apóstoles y profetas por el Espíritu; creemos que es la iglesia la única que puede contener eficazmente el nuevo vino de Dios, esto es, el Espíritu Santo, la revelación de Cristo, el propósito eterno de Dios, y que puede servir a ese propósito. Es la iglesia expresada como un cuerpo santo y no las grandes corrientes de avivamiento. Es la iglesia y no las grandes corrientes doctrinales. Es la iglesia y no los grandes líderes. Es la iglesia local la llamada a hacer la obra de Dios, a resistir al Hades y a vencer las batallas de Dios.

¿QUÉ TIPO DE GENERACIÓN SOMOS NOSOTROS?
Y perseverando unánimes cada día en el templo,
y partiendo el pan en las casas,
comían juntos con alegría y con sencillez de corazón,
alabando a Dios,
y teniendo gracia con todo el pueblo.
Y EL SEÑOR AÑADÍA cada día a la IGLESIA
los que HABÍAN DE SER SALVOS
”.
Hechos 2:46-47

Y la multitud de los que habían creído
era de un corazón y un alma;
y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía,
sino que tenían todas las cosas en común
".
Hechos 4:32

¡JUGOSO MENSAJE, HERMANO JUANKA¡ ¡NUESTRO SEÑOR TE BENDIGA!

¡BIENVENIDO A ESTE SITIO!

En un primer vistazo, estoy bastante impresionado por la clarividencia del hermano Eliseo. ¡Tan escasa en nuestros días! ¡Muchas gracias por compartir su mensaje! Lo imprimiré y lo leeré con mayor atención.

En el Señor espero que tu participación aquí sea de gran edificación para Su Iglesia.

Recibe, por favor, un abrazo en Cristo Jesús.

Caleb Joshua
 
.“Y perseverando unánimes cada día en el templo,
y partiendo el pan en las casas,
comían juntos con alegría y con sencillez de corazón,
alabando a Dios,
y teniendo gracia con todo el pueblo.
Y EL SEÑOR AÑADÍA cada día a la IGLESIA
los que HABÍAN DE SER SALVOS”.
Hechos 2:46-47

“Y la multitud de los que habían creído
era de un corazón y un alma;
y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía,
sino que tenían todas las cosas en común".
Hechos 4:32




Estimado Joshua, NO HAY OTRA OPCIÓN


¡¡ Hemos de volver a las raices, al modelo bíblico de iglesia, así como Moisés siguió el modelo que vió en el monte para hacer el tabernáculo, nosotros hemos de fijarnos en el modelo que encontramos en la Palabra de la Iglesia que estaba viva y se reproducía, porque había Vida en ella !!




Perseverar

Unánimes

Cada día

En el templo (que no quiere decir la iglesia, sino allí donde están los religiosos de nuestro tiempo)

Partir el pan en las casas

Comer juntos

Alegría

Sencillez de corazón

Alabando a Dios

Teniendo gracia con todo el pueblo

Ser de un corazon y un alma

No tener nada propio



:corazon:


Y entonces, solo entonces............



Y EL SEÑOR AÑADÍRÁ cada día a la IGLESIA los que HAN DE SER SALVOS”.
 
GENERACION DE CONQUISTA

GENERACION DE CONQUISTA

El Espiritu a dicho a las naciones que somos la generación de conquista. Hay un despertar en los cristianos de todo el mundo hacia la conquista.
Los jovenes ya no se conforman con lo que se acostumbra en las congregaciones. Queremos salir y conquistar el mundo. No nos importan las denominaciones, no nos gustan las divisiones, nos estamos uniendo en todo el planeta todos los Cristianos, para llevar el evangelio a toda criatura.

Esta generación busca antes que nada, una relación mas estrecha con Dios, con Su presencia habitando entre nosotros siempre. Detestamos y aborrecemos el pecado y tratamos de vivir en Santidad.

Esta generación es una generación radical y que no se detiene ante nada, podemos caer mil veces, pero Dios nos levanta siempre. Estamos consientes de que esto es una guerra y no nos atemoriza patearle la cara a satanas.

Somos la generación de valientes que han despertado, somos los hombres de guerra que peleamos con el poder del Rey de Reyes y Señor de señores; Jesucristo.

Auro
 
Originalmente enviado por: Maripaz





Estimado Joshua, NO HAY OTRA OPCIÓN


¡¡ Hemos de volver a las raices, al modelo bíblico de iglesia, así como Moisés siguió el modelo que vió en el monte para hacer el tabernáculo, nosotros hemos de fijarnos en el modelo que encontramos en la Palabra de la Iglesia que estaba viva y se reproducía, porque había Vida en ella !!




Perseverar

Unánimes

Cada día

En el templo (que no quiere decir la iglesia, sino allí donde están los religiosos de nuestro tiempo)

Partir el pan en las casas

Comer juntos

Alegría

Sencillez de corazón

Alabando a Dios

Teniendo gracia con todo el pueblo

Ser de un corazon y un alma

No tener nada propio



:corazon:


Y entonces, solo entonces............



Y EL SEÑOR AÑADÍRÁ cada día a la IGLESIA los que HAN DE SER SALVOS”.

¿¿¿¿¿¿Entonces sólo entonces???????

¿¿¿¿¿Pero te crees de verdad que depende de nosotros que el Señor añada a su Iglesia los que tienen que ser salvos????????

¿¿¿¿¿Esta es la receta fantástica para que el cristianismo sea una fe viva?????

Ay Maripaz…
 
Originalmente enviado por: Jonathan Navarro


¿¿¿¿¿¿Entonces sólo entonces???????

¿¿¿¿¿Pero te crees de verdad que depende de nosotros que el Señor añada a su Iglesia los que tienen que ser salvos????????

¿¿¿¿¿Esta es la receta fantástica para que el cristianismo sea una fe viva?????

Ay Maripaz…




No, Jonathan...te has especializado en llevarme la contraria :)



Depende de si en esa congregación hay vida, de si en esa congregación se sigue y obedece al Señor.

Depende DE QUE SEAMOS CAPACES DE ENTENDER QUE NO SE HACE EN NUESTRAS FUERZAS, SINO CON EL PODER DE DIOS.

Depende de que en cada congregación se ejerzan TODOS los dones que el Señor da a Su Iglesia.


La receta, está en el NT, y allí se convertían de miles en miles.


¿Por qué no es así hoy?


LA IGLESIA NO TIENE PODER, PUES HA DEJADO A CRISTO FUERA si prefieres engañarte, YO NO LO HARE, e intentaré poner remedio.


Mucha teología, cursos, seminarios, reuniones de avivamiento, de oración unida, conciertos, campamentos, retiros..............PERO POCA VIDA EN EL ESPIRITU.


Pero en fin, parece que ni tan siquiera lo veis. Seguid en vuestras reuniones, llenas de estudios bíblicos, pero vacias de Vida; como bien se ha dicho, Cristo está en cada uno de nosotros, y allí donde dos o tres estén congregados en Su Nombre, NO EN UNA MISA PROTESTANTE DE 11. Si no ves la diferencia, lo lamento por tí :(
 
Originalmente enviado por: Maripaz

No, Jonathan...te has especializado en llevarme la contraria :)


Maripaz ya sabes que hace tiempo que no coincidimos en eclesiología ;)

Pero sabes que no es personal, ni mujeril, sólo apologética.

Mañana seguimos.

:cool:
 
Originalmente enviado por: Jonathan Navarro


Maripaz ya sabes que hace tiempo que no coincidimos en eclesiología ;)

Pero sabes que no es personal, ni mujeril, sólo apologética.

Mañana seguimos.

:cool:




Eso espero, pues parece totalmente lo contrario.
 
Originalmente enviado por: Maripaz
Eso espero, pues parece totalmente lo contrario.

Pues quítatelo de la cabeza, sólo me preocupa que cada vez más en este foro, leo aportaciones y perdoname que lo diga, demasiado en consonancia con las ideas de Gene Edwards.

Yo personalmente lo encuentro peligroso, y teniendo este fantástico foro para poder refutar esas influencias…

Y claro, tu eres la que más aportas, es normal que al decir más cosas que nadie, encuentre más cosas en las que diferir.

Así que cuando se agote el tema y empices a darle a los católicos :D ya no tendremos de que discutir…:(

DTB
 
Pues quítatelo de la cabeza, sólo me preocupa que cada vez más en este foro, leo aportaciones y perdoname que lo diga, demasiado en consonancia con las ideas de Gene Edwards






¿Como por ejemplo?...........



¿Qué ideas están en consonancia con lo que dice Gene Edwards?



¿Sería posible una lista, definiendo , con claridad, la idea de Gene Edwards, la cita del libro en que lo dice, y como lo refutarías tu con la Palabra en la mano?
 
Así que cuando se agote el tema y empices a darle a los católicos ya no tendremos de que discutir…



o quizá sea bueno discutir sobre ello y nos rebatas esas "supuestas" ideas de Gene Edwards, que al parecer, tanto te molestan, pues te tocan el orgullo denominacional de miembro recalcitrante de Asambleas de hermanos.


Curioso, que por ahí, hay gente que relaciona a Gene Edwards con las Asambleas de hermanos, y no entiendo el motivo, ya que J.N. Darby, fue MUCHO MAS RADICAL que Gene, solo que sus sucesores, lo torcieron todo. :(


Te recuerdo, para que medites, que tanto Jesús como Sus discípulos, fueron personas radicales que no se amoldaron a la religiosidad del momento, y buscaron obedecer a Dios, POR ENCIMA DE TODO, y fueron perseguidos, criticados y vituperados ¿conoces muchos "denominacionalistas" que sean conocidos por vivir en una contante lucha contra la religiosidad?
 
Así que cuando se agote el tema y empices a darle a los católicos ya no tendremos de que discutir…


Pues sería interesante que te pasaras por epígrafes en que los no creyentes hacen preguntas, o en los que se habla de vida cristiana, o en Amistad cristiana, o en Sectas, o en Profecía......

En fin, no todo es hablar sobre Gene Edwards, pero si, de como vivían su cristianismo los primeros discípulos, y analizaramos cual era la clave de su "poder" evangelizador y de como trabajaban para el Reino, en lugar de para el sistema religioso decadente. :(
 
Maripaz dice:
o quizá sea bueno discutir sobre ello y nos rebatas esas "supuestas" ideas de Gene Edwards, que al parecer, tanto te molestan, pues te tocan el orgullo denominacional de miembro recalcitrante de Asambleas de hermanos.

Maripaz eres decepcionante.

Pues sería interesante que te pasaras por epígrafes en que los no creyentes hacen preguntas, o en los que se habla de vida cristiana, o en Amistad cristiana, o en Sectas, o en Profecía......

No sé ni para que te doy explicaciones, pero aquí la tienes:
Aporto donde y cuando me da la gana
 
Y por cierto ya que pides tantas citas, ¿cuantas veces me has dejado colgado (como ahora) desviando el tema hacia donde te da la gana sin ser capaz de refutar los argumentos BIBLICOS que te expongo?
 
Originalmente enviado por: Jonathan Navarro



Maripaz eres decepcionante.



No sé ni para que te doy explicaciones, pero aquí la tienes:
Aporto donde y cuando me da la gana [/B]






Si claro, ya me imagino que soy decepcionante, porque digo las cosas como son. Nunca me ha gustado "dorar la pildora" ni ser hipócrita.


Pues si hijo, aporta donde te de la gana (bonita respuesta de un cristiano a otro), que normalmente suele ser en aquellos epígrafes en que te rompo los esquemas y entras como una tromba de agua. :D
 
Originalmente enviado por: Jonathan Navarro
Y por cierto ya que pides tantas citas, ¿cuantas veces me has dejado colgado (como ahora) desviando el tema hacia donde te da la gana sin ser capaz de refutar los argumentos BIBLICOS que te expongo?


O sea, que no tienes citas y no sabes que decir ;)


Yo te pregunté:

En fin, no todo es hablar sobre Gene Edwards, pero si, de como vivían su cristianismo los primeros discípulos, y analizaramos cual era la clave de su "poder" evangelizador y de como trabajaban para el Reino, en lugar de para el sistema religioso decadente.


¿Hablamos de como vivían los primeros discípulos , si o no?


¿Podrías subir los epígrafes donde te dejé colgado? Supongo que tendrás decenas de ellos, ante tanta queja. :D
 
Originalmente enviado por: Maripaz
O sea, que no tienes citas y no sabes que decir ;)

Siempre he pensado que no te hacían falta tantas citas.

¿O estás disimulando?