Originamente enviado por José Luis Cárdenas<STRONG>
ESTIMADO JETONIUS:
1. Los discípulos recibieron el encargo de dar en evangelio (buenas nuevas) de la resurrección de Jesucristo. Hechos 1:8.
2. Hasta que llegó Pablo no se predicó Evangelio, ya que él fue quien recibió la revelación del mismo. Gálatas 1:11-12.
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Estimado José Luis:
Con respecto a lo primero, me gustaría saber qué piensa que estuvieron haciendo los Apóstoles y el resto de los discípulos entre el tiempo en que Jesús ascendió a los cielos y el momento en que Pablo comenzó a predicar, si no fue predicar el Evangelio.
Con respecto a lo segundo, es desde luego correcto que Pablo recibió el Evangelio por revelación. Lo que es una suposición por completo gratuita es que este Evangelio fuese diferente del predicado por el resto de los Apóstoles.
Pablo declaró enfáticamente que el Evangelio (siempre en singular y con artículo determinante:
no hay más que uno) es tanto para judíos como para gentiles: Romanos 1:16-17; 1 Corintios 1:17-25.
No hay un Evangelio para cada grupo étnico (¡Gálatas 1:6-9!) , ya que por la sangre de la pared divisoria entre Israel y las naciones fue derribada: Efesios 2:11-22. En este mismo contexto, Pablo menciona como fundamento de este único Evangelio a
los profetas y los apóstoles, con Jesucristo mismo como piedra angular.
Por si quedaran dudas, basta comparar la predicación de Pedro en Pentecostés (Hechos 2:22-36) con el resumen que da Pablo en 1 Corintios 15:1-4, 10-11 (negritas añadidas)
Ahora os hago saber, hermanos, el evangelio que os prediqué, el cual también recibisteis, en el cual también estáis firmes,
Por el cual también sois salvos, si retenéis la palabra que os prediqué, a no ser que hayáis creído en vano.
Porque yo os entregué en primer lugar lo mismo que recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras ...
Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia para conmigo no resultó vana; antes bien he trabajado mucho más que todos ellos, aunque no yo, sino la gracia de Dios en mí.
Sin embargo, haya sido yo o ellos, así predicamos y así creísteis.
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3. La Iglesia de Jerusalén se convirtió en la celosa guardiana de la ley Mosaica bajo la dirección de los apóstoles. Hechos 21:20.
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He aquí el texto:
Hechos 21:17-26
Cuando llegamos a Jerusalén, los hermanos nos recibieron con regocijo.
Y al día siguiente Pablo fue con nosotros a ver a Jacobo, y todos los ancianos estaban presentes.
Y después de saludarlos, comenzó a referirles una por una las cosas que Dios había hecho entre los gentiles mediante su ministerio.
Y ellos, cuando lo oyeron, glorificaban a Dios y le dijeron: Hermano, ya ves cuántos miles hay entre los judíos que han creído, y todos son celosos de la ley;
y se les ha contado acerca de ti, que enseñas a todos los judíos entre los gentiles que se aparten de Moisés, diciéndoles que no circunciden a sus hijos ni observen las tradiciones.
Entonces, ¿qué es lo que se debe hacer? Porque sin duda la multitud se reunirá pues oirán que has venido.
Por tanto, haz esto que te decimos: Tenemos cuatro hombres que han hecho un voto;
tómalos y purifícate junto con ellos, y paga sus gastos para que se rasuren la cabeza; y todos sabrán que no hay nada cierto en lo que se les ha dicho acerca de ti, sino que tú también vives ordenadamente, acatando la ley.
Pero en cuanto a los gentiles que han creído, nosotros les hemos escrito, habiendo decidido que deben abstenerse de lo sacrificado a los ídolos, de sangre, de lo estrangulado y de fornicación.
Entonces Pablo tomó consigo a los hombres, y al día siguiente, purificándose junto con ellos, fue al templo, notificando de la terminación de los días de purificación, hasta que el sacrificio se ofreciera por cada uno de ellos.
En este pasaje hay que notar, ante todo, que no hay trazas de la presencia de Pedro, Juan u otro Apóstol en este encuentro. Están en cambio Jacobo y los ancianos de la iglesia de Jerusalén.
En segundo lugar, cabe subrayar que los de Jerusalén
glorificaban a Dios por la obra que el Señor estaba haciendo entre los gentiles por medio de Pablo. No hay aquí trazas de ninguna confrontación o conflicto sobre diferentes evangelios.
En tercer lugar los hermanos le recuerdan a Pablo, en coincidencia con lo que se relata en los primeros capítulos de Hechos, miles de judíos de Jerusalén habían creído. Estas personas continuaban con sus costumbres judías, lo cual nada tenía de malo siempre y cuando no las tomasen como un requisito para la salvación. Ya que muchos de estos discípulos cristianos provenían de entre los fariseos (y quizá de los esenios) no es de extrañarse que fuesen celosos de la Ley.
En cuarto lugar, Jacobo y los ancianos advierten a Pablo sobre
calumnias que se levantan en su contra, a saber, que él «apartaba de Moisés» a los judíos que aceptaban el Evangelio.
Dado que Pablo había circuncidado a Timoteo por consideración a los judíos de Listra e Iconio (Hechos 16:1-3), y poco después había él mismo hecho un voto (Hechos 18:18), es claro que esta acusación era injusta. De todos modos, para evitar suspicacias, se le recomienda que cumpla con ritos de purificación, a lo cual Pablo no puso obstáculo alguno. Esto debe entenderse a la luz de lo que el Apóstol declaró en 1 Corintios 9:19-23
1 Corintios 9:19-23
Porque aunque soy libre de todos, de todos me he hecho esclavo para ganar a mayor número.
A los judíos me hice como judío, para ganar a los judíos; a los que están bajo la ley, como bajo la ley (aunque yo no estoy bajo la ley) para ganar a los que están bajo la ley;
a los que están sin ley, como sin ley (aunque no estoy sin la ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo) para ganar a los que están sin ley.
A los débiles me hice débil, para ganar a los débiles; a todos me he hecho todo, para que por todos los medios salve a algunos.
Y todo lo hago por amor del evangelio, para ser partícipe de él.
Por lo demás, los discípulos de Jerusalén, que habían admitido que el llamado a los gentiles era conforme a las palabras de los profetas, no pretendían imponer sobre los no judíos la Ley de Moisés. Las habladurías en Jerusalén concernían exclusivamente a la actitud de Pablo en cuanto a los creyentes judíos en la diáspora. En cuanto a los gentiles, solamente habían impuesto algunas restricciones muy razonables y necesarias para conservar la paz y evitar escándalos en congregaciones mixtas, con creyentes procedentes del judaísmo y de la gentilidad.
Es obvio que Pablo mismo concordaba con que estas restricciones eran prudentes no por razones legalistas sino por caridad hacia los que llamaba los «débiles en la fe», es decir, a quienes sus conciencias no les permitían aún vivir la plena libertad en Cristo:
Romanos 14:1-23 y 1 Corintios 8:13, que concluye: “Por consiguiente, si la comida hace que mi hermano tropiece, no comeré carne jamás, para no hacer tropezar a mi hermano”.
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4. Pedro fue una de las personas que obligó a los gentiles que se convertían a circuncidarse. Gálatas 2:14; 6:12.
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Por cierto que estos textos no dicen que Pedro quisiera obligar a nadie a circuncidarse. Es una mera suposición y una muy improbable, dada la participación de este Apóstol en el llamado Concilio de Jerusalén (Hechos 15: 1-29), donde nada se dijo de obligar a los gentiles a circuncidarse. Además, también estuvieron allí y participaron, sin objetar lo resuelto,
Pablo y Bernabé, tanto que incluso sirvieron de mensajeros para comunicar las decisiones unánimes allí alcanzadas.
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5. La carta de Santiago y 1 de Pedro fueron escritas para los judíos. Santiago 1:1 1 Pedro 1:1.
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La epístola de Jacobo (Santiago) fue con toda probabilidad dirigida primariamente a judíos, pero judíos
cristianos, como lo indica 2:1, “Hermanos míos, no tengáis vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo con
una actitud de favoritismo”, y también al hablar de la “ley de la libertad” (2:12).
La primera carta de Pedro, en cambio, fue dirigida “a
los elegidos, extranjeros de
la dispersión del Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia, según la preciencia de Dios Padre...”. Las regiones que se mencionan tenían congregaciones donde había cristianos procedentes del judaísmo y de la gentilidad, aunque eran estos últimos los que predominaban.
La expresión “extranjeros” (
parepidêmos) no se refiere judíos de la diáspora, sino a la actitud de los creyentes en su vida terrenal, como lo muestra 2:11-12. El término sólo se emplea aquí y en Hebreos 11:13, donde se refiere a los “héroes de la fe” cuyo ejemplo son llamados a imitar los cristianos.
Pedro caracteriza a sus destinatarios como creyentes en Dios por medio de Jesucristo (1:21), nacidos de nuevo por la simiente incorruptible de la palabra de Dios (1:23-25), que reciben los títulos de Israel aunque antes no eran pueblo de Dios (2:9-10).
Les escribe para reconfortarlos en el sufrimiento, que es pasajero: “Y después de que hayáis sufrido un poco de tiempo, el Dios de toda gracia, que os llamó a su gloria eterna en Cristo, Él mismo os perfeccionará, afirmará, fortalecerá y establecerá”.
Y remata su carta como sigue: “Saludaos unos a otros con un beso de amor. La paz sea a
todos vosotros que estáis en Cristo” (5:14; negritas añadidas).
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6. No se predica un mismo evangelio en el siglo I porque el evangelio de Jerusalén está basado en la observancia de la Ley, el evangelio predicado por Pablo enseña que la ley ya fue abolida para que el sacrificio de Jesucristo pudiera tener vigencia. Hebreos 7:12.
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Tome usted toda las predicaciones apostólicas de los primeros capítulos de Hechos, que llevaron a la conversión de miles de judíos (Hechos 2:22-39; 3:11-26; 4:8-12; 5: 29-32), y dígame dónde está la obligación de observar la Ley en declaraciones como estas:
Y Pedro les dijo: Arrepentíos y se bautizados cada unos de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo.
Y por la fe en su nombre, es el nombre de Jesús lo que ha fortalecido a este hombre a quien veis y conocéis; y la fe que viene por medio de Él, le ha dado esta perfecta sanidad en presencia de todos vosotros.
Este Jesús es la piedra desechada por vosotros los constructores, pero que ha venido a ser la piedra angular. Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre dado a los hombres, en el cual podamos ser salvos.
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De nuevo, no se les
prohibió a los judíos que aceptaron el Evangelio el renunciar a sus tradiciones y observancias, como tampoco ninguno de los Apóstoles
exigió a los gentiles el cumplir con tales cosas.
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7. Las columnas de Jerusalén no le agregaron nada al evangelio Paulino, porque ellos no lo conocían, por lo tanto Pablo tuvo que exponérselo en privado. Gálatas 2:2.
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Que no le agregaron nada, lo dice Pablo. ¿Pero quién le dijo que no lo conocían? Esto es una tergiversación por completo inaceptable de lo que Pablo realmente dice (negritas añadidas):
Gálatas 2:1
Entonces, después de catorce años, subí otra vez a Jerusalén con Bernabé, llevando también a Tito.
Subí por causa de una revelación y les presenté el evangelio que predico entre los gentiles, pero lo hice en privado a los que tenían alta reputación, para cerciorarme de que no corría ni había corrido en vano.
Pero ni aun Tito, que estaba conmigo, fue obligado a circuncidarse, aunque era griego.
Y esto fue por causa de los falsos hermanos introducidos secretamente, que se habían infiltrado para espiar la libertad que tenemos en Cristo Jesús, a fin de someternos a esclavitud,
a los cuales ni por un momento cedimos, para no someternos, a fin de que la verdad del evangelio permanezca con vosotros.
Y de aquellos que tenían reputación de ser algo (lo que eran, nada me importa; Dios no hace acepción de personas), pues bien, los que tenían reputación, nada me enseñaron.
Pablo dice con todas las letras que la motivación de exponer privadamente el contenido de su predicación fue
cerciorarse de no haber corrido en vano. En otras palabras, él concurrió para comparar su predicación con la de los hermanos de Jerusalén como norma de referencia. Tal como el Señor lo había dispesto, evidentemente hubo
coincidencia total entre la proclamación apostólica jerosolimitana y la paulina, razón por la cual no fue preciso agregar nada. Ahora bien, Pablo recalca que ni siquiera se le exigió que Tito se circuncidase, lo cual muestra que la observancia de la Ley no era obligatoria para todos los convertidos (a pesar de los judaizantes que menciona de pasada). Finalmente, al decir que “nada le enseñaron”
queda de hecho excluida toda exigencia legal, pues de lo contrario le hubiesen debido enseñar todos los agregados que según la extraña tesis suya exigían los cristianos de Jerusalén.
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8. Que iba Pedro a enseñarle a Pablo si ni siquiera entendía algunas de las enseñanzas Paulinas? 2 Pedro 3:16.
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¡Vamos, hombre, deje de imaginar cosas! He aquí el texto (2 Pedro 3:15-16):
Considerad la paciencia de nuestro Señor como salvación, tal como os escribió también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le fue dada.
Asimismo en todas sus cartas habla en ellas de esto; en las cuales hay algunas cosas difíciles de entender, que los ignorantes e inestables tuercen –como también tuercen el resto de las Escrituras – para su propia perdición.
Notamos de inmediato:
1. Que Pedro, lejos de disentir con Pablo, lo llama “su amado hermano”
2. Que refiere a sus corresponsales a las cartas de Pablo a quien destaca por su sabiduría
3. Que si bien dice dice que en las cartas paulinas hay cosas difíciles de entender –y habría que ser muy ignorante, muy arrogante, o ambas cosas, para negar esto- , en modo alguno insinúa que
él mismo no las entendiese.
4. Que para poder afirmar que los ignorantes e inestables torcían las enseñanzas de Pablo, seguramente tenía que comprenderlas, y muy bien, él mismo.
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9. Cuando Pablo habla de un solo evangelio simplemente está descalificando el evangelio de circuncisión. Gálatas 1:8
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Si con esto se refiere a la predicación del resto de los Apóstoles, Pablo hubiese sido en extremo hipócrita y falsario al admitir un
kerygma y una división del trabajo que eran para él inaceptables. Como lo indica el texto de la carta, la declaración de Pablo iba contra ciertos judaizantes que trastornaban las Iglesias de Galacia.
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10. La diestra en señal de compañerismo fue simplemente una continuación beso traidor de Judas. ¿Por qué la Iglesia de Jerusalén no abogó por Pablo cuando fue apresado por los judíos? ¿Hechos 21?
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Es decir que para usted los hermanos de Jerusalén no sólo eran judaizantes sino además traidores... Sin embargo, Pablo no insinúa esto en lo más mínimo; todo lo contrario.
En cuanto a que la Iglesia abogase por Pablo, lo mismo se aplicaría a los arrestos de Pedro y Juan (Hechos 4:1-22; 5:25-42), la lapidación de Esteban (Hechos 7: 54-60) o el apresamiento y ejecución de Jacobo de Zebedeo y nueva prisión de Pedro (Hechos 12:1-19).
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11. Según Hechos 21:20. ¿Quiénes estaban justificándose por la ley? Pablo dice de esa personas que se han desligado de Cristo. Gálatas 5:4.
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Hechos 21:20 no dice que nadie se estuviese queriendo
justificar por la Ley. Simplemente dice que estos cristianos judíos eran celosos por la Ley. Por tanto, no se les aplica Gálatas 5:4 más que al mismísimo Pablo que les hizo caso.
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12. Cuando Pablo habla del mandato del amor no está citando la ley. Está hablando del UNICO MANDATO UNIVERSAL para todos los tiempos y personas ya que es la base de la ley moral de Dios.
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¡¡¡Notable!!! Es decir que según usted Pablo no está citando Levítico 19:18 (al igual que lo hacen Mateo 5:43; 19:19; 22:39; Marcos 12:31; Lucas 10:27 y Santiago 2:8).
Entonces dígame, ¿qué opina de Romanos 13:8-10? ¿También un “mandato universal”, etc?
No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama a su prójimo, ha cumplido la ley.
Porque esto: NO COMETERAS ADULTERIO, NO MATARAS, NO HURTARAS, NO CODICIARAS , y cualquier otro mandamiento, en estas palabras se resume: AMARAS A TU PROJIMO COMO A TI MISMO .
El amor no hace mal al prójimo; por tanto, el amor es el cumplimiento de la ley.
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13. Pedro de hecho fue un hipócrita porque no tuvo las agallas para cumplir la misión encomendada por el Maestro, ni siquiera luego de mostrársele tres veces en visión que ya la ley ya había finalizado. Hechos 10:15-16.
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Tan «hipócrita» que de inmediato obedeció al Espíritu y se fue a lo de Cornelio, predicó el Evangelio y bautizó a todo aquel grupo sobre el cual cayó el Espíritu Santo, quedándose luego con ellos por varios días (Hechos 10:19-48).
Tan «hipócrita» que luego defendió valientemente su proceder ante los crsitianos judíos, con tanto éxito que éstos glorificaron a Dios (Hechos 11:1-18).
Tan «hipócrita» que en contra del sector fariseo judaizante defendió que no se exigiese a los creyentes gentiles la observancia de la Ley, añadiendo (Hechos 15:11):
Creemos más bien que somos salvos por la gracia del Señor Jesús, de la misma manera que ellos lo son
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14. La reprimenda de Pablo a Pedro en Galacia es por la incoherencia Petrina. Pedro en Jerusalén guardaba la ley, y en Antioquía la dejó atrás ya que estaba en territorio gentil, hasta que llegaron los emisarios de Santiago, entonces por temor quiso mostrarles que seguía guardando la ley ritual mosaica no comiendo con los gentiles. Gálatas 2:11.13.
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Fíjese que en esto estoy de acuerdo: Pedro procedió mal en esta ocasión, a diferencia de lo actuado luego de la conversión de Cornelio y en el Concilio de Jerusalén.
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15. La Iglesia de Jerusalén bajo el liderazgo de Santiago trató de imponer restricciones alimenticias a la Iglesia gentil. Hechos 15:19-20.
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Las recomendaciones a los discípulos provenientes de la gentilidad fueron suscriptas por todos los presentes, Pablo y Bernabé incluidos, ya que fueron certificadas por el Espíritu Santo. En parte estas recomendaciones se dirigían a evitar escandalizar a los cristianos provenientes del judaísmo (como enseñó Pablo en 1 Corintios y Romanos).
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16. Estimado Jetonius si la Iglesia hubiese seguido la lista de libros escogida por Marción en el siglo II, no tendríamos este caos teológico.
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Es decir que se inclina usted por el Evangelio de Lucas y las cartas paulinas, ambos «corregidos» al gusto de Marción, en lugar del canon reconocido por la vasta mayoría de las Iglesias cristianas.
Por mi parte, doy gracias a Dios de que la Iglesia primitiva haya comprendido las implicancias de la horrible mutilación propuesta por el mencionado heresiarca.
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Si la Iglesia hubiese seguido la lista de libros que eran aceptados por la mayoría de las Iglesias en el siglo IV, tampoco habría este caos teológico. Historia Eclesiástica. Eusebio de Cesarea. Libro III Capítulo 25.
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Ah, pero esta lista era mucho más larga que la de Marción, y no suponía correcciones en los textos:
Los cuatro Evangelios canónicos
Los Hechos
Las cartas de Pablo
La primera carta de Juan
La primera carta de Pedro
A lo cual debe añadirse el Apocalipsis de Juan, y probablemente
Santiago,
Judas,
2 Pedro y
2 y 3 Juan ya que Eusebio indica que, aunque aún discutidos, son libros conocidos de la gran mayoría y muchos los admiten.
¡Allí tenemos virtualmente el canon tal como hoy se lo conoce!
Y aún cuando no se admitiesen los libros que algunos discuten, nadie contendía, según Eusebio, por los tres Evangelios que Marción dejó fuera, ni por Hechos, ni por 1 Pedro ni 1 Juan.
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¿Conoce Ud. quien definió la lista de libros del Nuevo Testamento?
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Yo sí, ¿y usted?
Además de los autores cristianos primitivos, mis fuentes principales al respecto son:
The Bible in the Church de Brooke F. Westcott
The Canon of the New Testament de Bruce M. Metzger
The Canon of the Scriptures de F.F. Bruce
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Un pequeño paralelo entre el evangelio de incircuncisión y de circuncisión:
EVANGELIO DE INCIRCUNCISIÓN
Pecado Juzgado. Hebreos 9:26
EVANGELIO DE CIRCUNCISIÓN
Pecado vigente. 1 Juan 1:8-9
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Por favor, lea Hebreos 3:5- 4:14; 6:1-12; 10:19-39 ; 11:13-16; 12:1-29 y después me cuenta.
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EVANGELIO DE INCIRCUNCISIÓN
Satanás derrotado. Hebreos 2:14
EVANGELIO DE CIRCUNCISIÓN
Satanás victorioso. 1 Pedro 5:8.
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¿¿¿Victorioso cuando
puede ser resistido por cualquier creyente firme en la fe y a continuación viene la promesa de que Dios habrá de
perfeccionar, afirmar, fortalecer y establecer a los discípulos???
En ese caso habrá que redefinir lo que se entiende por «victoria».
De paso, puede leer lo escrito por el «judaizante» Juan en 1 Juan 2:12-14 (dos veces «habéis vencido al maligno»).
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EVANGELIO DE INCIRCUNCISIÓN
Justificación por fe. Romanos 3:28.
EVANGELIO DE CIRCUNCISIÓN
Justificación por obras. Santiago 2:24.
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No hay oposición en lo que dicen Pablo y Santiago, porque ambos están tratando con problemas diferentes.
Pablo está hablando de la base de nuestra justificación ante Dios, es decir de cómo somos declarados justos ante Él; y esto no puede hacerse sino por la fe en Jesucristo, jamás por las obras de la Ley mosaica (es lo mismo que enseña Pedro en Hechos 4:12).
Sin embargo, según enseña Pablo, somos salvados
por fe y
para buenas obras (Efesios 2:8-9). Las buenas obras son efecto y evidencia de una fe viva.
Precisamente este es el punto de Santiago. Nótese que en ningún momento habla de las obras de la Ley. Lo que sí dice, y debiera tomarse muy en serio, es que una «fe» que no produce las obras de la fe no es tal, sino que es algo muerto e incapaz de salvar. La fe es verdadera es activa, y se manifiesta en
hechos (obras) antes que en sentimientos o palabras.
Si no lo ha leído, le recomiendo el comentario de Evis L. Carballosa,
Santiago: una fe en acción (Grand Rapids: Portavoz, 1986).
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EVANGELIO DE INCIRCUNCISIÓN
Perfección por la fe. Hebreos 10:14
EVANGELIO DE CIRCUNCISIÓN
Perfección por obras. Santiago 1:4.
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En la Epístola a los Hebreos, unos versículos más abajo del que cita, dice el autor:
Mantegamos firmes la profesión de nuestra esperanza sin vacilar, porque fiel es el que prometió;
Y consideremos cómo estimularnos unos a otros al amor y a las buenas obras, no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos unos a otros , y mucho más al ver que el día se acerca.
(Hebreos 10:23-25; negritas añadidas)
Por su parte, Santiago 1:4 habla de la paciencia “que ha de tener su perfecto resultado, para que seáis perfectos y completos, sin que
os falte nada”.
Esta recomendación es en esencia la misma de Hebreos 12:1-2 de correr la carrera puestos los ojos en Jesús” y coincide con lo dicho por Pablo sobre “proseguir hacia la meta de nuestro supremo llamamiento en Cristo Jesús”. Es insensato pretender oponer entre sí enseñanzas apostólicas que son complementarias y consistentes.
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EVANGELIO DE INCIRCUNCISIÓN
Llama a la madurez. Hebreos 6:13-14.
EVANGELIO DE CIRCUNCISIÓN
Deja al creyente inmaduro. 1 Pedro 2:2
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Por cierto que Hebreos 6:13-14 es un llamado a la madurez. Ahora bien, no sé de dónde habrá sacado que Pedro pretendía que los creyentes permaneciesen inmaduros, ya que si bien también habla de niños y leche, lo hace con el expreso propósito de que sus destinatarios
crezcan para salvación.
Poco antes el Apóstol había escrito:
Por tanto, ceñid vuestro entendimiento para la acción; sed sobrios, poned vuestra esperanza completamente en la gracia que se os traerá en la revelación de Jesucristo.
(1 Pedro 1:13; negritas añadidas).
Los llama también a ser santos en la manera de vivir (1:14-16), a andar como
libres pero no usar la libertad como pretexto (2:16), a soportar todo con paciencia y esperanza, lo cual no es posible sino para un creyente maduro.
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EVANGELIO DE INCIRCUNCISIÓN
Ley mosaica abolida. Hebreos 7:12
Ley mosaica vigente. Santiago 2:8-9
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¡Qué casualidad que este texto que cita como evidencia de la supuesta vigencia de la ley mosaica en su imaginario «evangelio de la incircuncisión» es
citado asimismo por el Apóstol Pablo no una sino dos veces, en Gálatas 5:14 y en Romanos 13: 8-10!
Por lo demás, como sabrá fue el Apóstol Pablo quien exhortó a su discípulo Timoteo como sigue:
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2 Timoteo 3:14-17 (negritas añadidas)
Tú, sin embargo, persiste en las cosas que has aprendido y de las cuales te convenciste, sabiendo de quiénes las has aprendido;
y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden dar la sabiduría que lleva a la salvación mediante la fe en Cristo Jesús.
Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia,
a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, equipado para toda buena obra.
Como verá, aquí Pablo recomienda el estudio de las Escrituras, es decir del Antiguo Testamento, a fin de
perfeccionar al hombre de Dios (lo cual supone que aún no es perfecto).
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En fin mi querido Jetonius, yo también defendí por muchos años la tradición Católica de la unidad apostólica del primer siglo, pero la evidencia interna es contundente.
Siga hacia adelante en madurez espiritual.
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La «contundencia» de su «evidencia» deja muchísimo que desear.
Sinceramente, sus ideas aquí expuestas me han traído profunda desazón y entristecen mi alma.
Siendo usted un hombre inteligente y preparado, me pregunto quién lo habrá fascinado de esta manera para abandonar la fe dada una vez a los santos en lugar de contender por ella.
A pesar de todo, bendiciones en Cristo,
Jetonius
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