¿A dónde vamos cuando morimos?
Interesante pregunta, la Vida después de la Muerte.
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La humanidad, desde tiempos que se pierden con el eco de la antigüedad, intuye que sus vidas continúan después de la muerte. La búsqueda de la fuente de la eterna juventud es parte de esa intuición o conocimiento (¿?). La creencia en la reencarnación es una de las tantas "esperanzas" que acompañan al hombre. Civilizaciones enterraron a su muertos junto con sus familiares, bienes e incluso alimentos, bajo la convicción de que los difuntos habrían de recorrer un largo viaje hasta llegar a ese lugar donde vivirían eternamente. Los persas, por ejemplo, creían en un lugar especial, perfecto en toda la extensión de la palabra, maravilloso, lleno de paz y de armonía, al que llamaban el “paraíso”. Algunas creencias religiosas ubican ese paradisíaco lugar en el ‘cielo’, unas ubicando ese ‘cielo’ en una dimensión ‘espiritual’ en el orden de lo etéreo, y otras sin poder definir ese "cielo" ni su lugar.
De manera paralela, también existe esa otra creencia popular que especula sobre un lugar opuesto en toda su exponencia al tal “paraíso”, al cual llaman el “infierno”, según la mentalidad helénica sustentada en su mitología. Considerando o no estas creencias, la muerte continúa con su cruel misión.
¿Qué de cierto tienen esas enseñanzas? ¿Existen esos lugares? Y si en verdad existen, ¿está ese “paraíso” en el “cielo”? Pero, ¿dónde está ese "cielo"? Y en cuanto al tal “infierno”, ¿existe? Y si existe, ¿dónde queda”?
¿Dónde conseguir una información fidedigna? Entre los libros considerados sagrados está la compilación de libros escritos en arameo, en hebreo y en griego, llamados la "Biblia", según la lengua griega.
A lo largo de los tiempos, muchas personas de diferentes denominaciones, sustentadas en el “cristianismo”, se han basado en las Sagradas Escrituras para exponer sus convicciones personales o congregacionales, que en términos generales, aún para muchos eruditos bíblicos y líderes denominacionales religiosos de línea “cristiana”, los textos sagrados no les han sido del todo de orientación o de guía y que a cambio le han dado el sentido a las Escrituras según su parecer, influenciando a los neófitos o desprevenidos creyentes, desatendiendo así las explicaciones del mismo Yeshúa (Jesus), asimismo las advertencias magnas tanto del apóstol Pedro como la del apóstol Santiago.
Al respecto Pedro escribió: “… entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2 P.1.20-21), y Santiago advirtió: “Hermanos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación” (San. 3.1).
Al amparo de la recomendación consignada en la carta del apóstol israelita Pablo a los Tesalonicenses (1 Tes.5.21), examinemos en su contexto esas doctrinas, siempre a la luz de las Sagradas Escrituras. Resaltemos las siguientes inquietudes:
¿Existe el “paraíso”?
Si existe, ¿dónde queda?
¿En el ‘cielo’?
¿Van al ‘cielo’ los muertos?
¿A cuál ‘cielo’ van los muertos?
Ese ‘cielo’, ¿es el mismo lugar idílico llamado el “paraíso”?
Si así es, ¿van allí todos los muertos sin excepción?
Los muertos, justos e injustos, ¿tendrán conciencia de que están allí, en el “cielo” o en el “paraíso”, según sea el caso? ¿O lo ignorarán?
Los muertos, si van al ‘cielo’, al ‘seno’ del Creador, ¿tendrán “memoria” de Dios?
A quienes creen en esa ‘doctrina’, ¿qué les significa ‘regresar a Dios’?
Y, por otra parte, ¿existe también el ‘infierno’? Si existe, ¿dónde queda?
¿Sólo van allí los muertos injustos? ¿Tendrán conciencia de que están allí? ¿O lo ignorarán? ¿Tendrán “memoria”?
Una sola persona nos podría aportar la luz precisa, se llama Yeshúa, mejor conocido como Jesús, El "Mesías de Israel", el “Cristo” según la perspectiva griega. El se responsabilizó diciendo que era “el camino, y la verdad, y la vida” (Jn.14.6).
A la luz de los testimonios de su vida terrestre, sigamos su pasos.....
¿Existe el “paraíso”?
Yeshua (Jesús) trató ese tema con el malhechor que estaba crucificado a su lado. Según la traducción "Entonces Yeshua le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso". (Lc. 23:43).
¡Sorprendente, es el mismo Yeshua (Jesús) quien se refirió a ese lugar!, al cual -con toda seguridad- no mencionó según la perspectiva persa, el ‘paraíso’, sino conforme a la creencia, mentalidad y costumbre israelita. Yeshua (Jesús) a su compañero de suplicio le dijo ‘Be gan Edén’ (‘En el jardín del Edén’).
Entonces es evidente que existe ese lugar, traducido como el ‘paraíso’, pero ¿dónde queda ese “jardín del Edén”?
Con base en que Yeshua le aseguró al malhechor arrepentido que ese día estarían en el ‘jardín del Edén’, resalta otra inquietud: Yeshua, evidentemente murió.
Se presupone que al morir fue al ‘jardín del Edén’, y que consigo llevó al malhechor arrepentido.
Por otra parte, siendo que el ‘jardín del Edén’, existe, a juzgar por la promesa de Yeshua, entonces, ¿van todos los muertos a ese lugar? Parece que no, porque Yeshua le hizo esa promesa solamente al malhechor “arrepentido”. Si esa promesa le fue asegurada solamente al malhechor arrepentido, ¿adónde fue el otro malhechor al morir?
A título de especulación, se podría decir que para el otro malhechor las palabras dirían: ‘De cierto de cierto os digo que tu hoy no estarás conmigo en el en el jardín del Edén’.
Yeshúa (Jesús) utilizando la via de explicación más efectiva, las parábolas, explicó el destino inmedianto de los muertos, antes de darse la resurreccion de todos, de justos como de injustos.
Esta explicacion la dio a conocer mediante la parabola del rico y del pobre llamado Lazaro (Lc.16.19-31).
Shalom
Efgi