“Venga tu reino.
Hágase tu voluntad,
como en el cielo,
así también en la tierra”.
MATEO 6:10
Hágase Tu voluntad
Dios conoce de antemano lo que será mejor para servir a Sus misericordiosos designios. Él ordena todas las cosas según el consejo de Su voluntad y tal consejo nunca se equivoca. Consintamos, pues, con adoración que esto es así sin desear modificación alguna. Esa voluntad puede costarnos muchísimo aunque ésta nunca se permita atravesar nuestras voluntades. Dejemos que nuestras mentes se sometan totalmente a la MENTE DE DIOS. Esa voluntad puede traernos pesar, enfermedad y pérdida, pero aprendamos a decir que “Él es Jehová; que haga lo que mejor le parezca” (1 Samuel 3:18). No sólo debemos rendirnos ante la DIVINA VOLUNTAD sino consentir en ésta, así como regocijarnos en las tribulaciones que ésta ordena. Ésta es una posición bien alta, pero debemos proponernos alcanzarla. Aquél que nos enseñó esta oración la usó Él mismo en el sentido más ilimitado. Cuando el sudor ensangrentado resbaló por Su cara y todo miedo y temblor de hombre se hicieron sobre Él, Él no cuestionó el decreto del Padre sino que inclinó Su cabeza y clamó: “Mas no se haga lo que Yo quiero, sino lo que quieres Tú”.
Si la oración no hubiera sido prescrita por nuestro Señor Jesús, pudiéramos pensar que ésta es demasiado ATREVIDA. ¿Es posible en esta tierra que una mera gota de un balde pudiera tocar el GRAN OCÉANO DE VIDA Y LUZ de allá arriba y no perderse en éste? ¿Puede esta gota permanecer en la tierra y aún estar hecha como del cielo? ¿Acaso puede la SANTIDAD morar en esta tierra —sujeta a vanidad, envilecida con el pecado y surcada con la tristeza— como lo hace en los cielos? Nuestro DIVINO INSTRUCTOR no nos enseñaría a que oráramos por imposibilidades. Él pone tales peticiones en nuestras bocas en la medida en que éstas puedan ser oídas y respondidas. Aunque sea una oración gigantesca, ésta tiene el tono de lo infinito alrededor de sí. ¿Acaso puede la tierra sintonizarse con las armonías del cielo? ¡Sí, sin duda alguna! Esto puede y debe ser así porque Aquél que nos enseñó esta oración no se burló de nosotros con vanas palabras. Ésta es una oración valerosa que sólo una Fe nacida del cielo puede pronunciar. Aunque ésta no es hija del atrevimiento, precisamente por atrevimiento nunca le extraña que la VOLUNTAD DEL SEÑOR se ejecute perfectamente.
Allá arriba nadie juega con las cosas sagradas: Se cumple con Sus mandamientos, escuchando la voz de Su palabra. ¡Que la VOLUNTAD DE DIOS sea no sólo predicada y cantada abajo sino que realmente sea hecha aquí como lo es en los cielos! ¡Amen!
Padre, cualquiera sea lo que Tu voluntad pudiera costarme en este instante, en este día de hoy, en el transcurso de mi pequeñita vida; esto será muchísimo menos que lo que ésta le costó a Tu Hijo. ¡Que se cumpla tu voluntad! ¡Amen!
Amado, amada, que me escuchas: Si este mensaje (traducido a la lengua castellana y proveniente de un inspirado hermano en Cristo Jesús que ahora mora con el Señor) te ha sido de edificación y deseas leer otros de la misma cosecha, te ruego entonces que abras los vínculos siguientes:
* 01 ORACIÓN, divino tesoro - ¡LLAMA A LA PUERTA!
* 02 ORACIÓN, divino tesoro - ¡NO TE PREOCUPES!
* 03 ORACIÓN, divino tesoro – ADOPCIÓN: EL ESPÍRITU y EL GRITO
* 04 ORACIÓN, divino tesoro – ORACIÓN EFICAZ
* 05 ORACIÓN, divino tesoro – ORANDO EN EL ESPÍRITU
* 06 ORACIÓN, divino tesoro – ORACIÓN VERDADERA, ¡VERDADERO PODER!
* 07 ORACIÓN, divino tesoro – INCESANTE ORACIÓN
Hágase tu voluntad,
como en el cielo,
así también en la tierra”.
MATEO 6:10
Hágase Tu voluntad
Dios conoce de antemano lo que será mejor para servir a Sus misericordiosos designios. Él ordena todas las cosas según el consejo de Su voluntad y tal consejo nunca se equivoca. Consintamos, pues, con adoración que esto es así sin desear modificación alguna. Esa voluntad puede costarnos muchísimo aunque ésta nunca se permita atravesar nuestras voluntades. Dejemos que nuestras mentes se sometan totalmente a la MENTE DE DIOS. Esa voluntad puede traernos pesar, enfermedad y pérdida, pero aprendamos a decir que “Él es Jehová; que haga lo que mejor le parezca” (1 Samuel 3:18). No sólo debemos rendirnos ante la DIVINA VOLUNTAD sino consentir en ésta, así como regocijarnos en las tribulaciones que ésta ordena. Ésta es una posición bien alta, pero debemos proponernos alcanzarla. Aquél que nos enseñó esta oración la usó Él mismo en el sentido más ilimitado. Cuando el sudor ensangrentado resbaló por Su cara y todo miedo y temblor de hombre se hicieron sobre Él, Él no cuestionó el decreto del Padre sino que inclinó Su cabeza y clamó: “Mas no se haga lo que Yo quiero, sino lo que quieres Tú”.
Si la oración no hubiera sido prescrita por nuestro Señor Jesús, pudiéramos pensar que ésta es demasiado ATREVIDA. ¿Es posible en esta tierra que una mera gota de un balde pudiera tocar el GRAN OCÉANO DE VIDA Y LUZ de allá arriba y no perderse en éste? ¿Puede esta gota permanecer en la tierra y aún estar hecha como del cielo? ¿Acaso puede la SANTIDAD morar en esta tierra —sujeta a vanidad, envilecida con el pecado y surcada con la tristeza— como lo hace en los cielos? Nuestro DIVINO INSTRUCTOR no nos enseñaría a que oráramos por imposibilidades. Él pone tales peticiones en nuestras bocas en la medida en que éstas puedan ser oídas y respondidas. Aunque sea una oración gigantesca, ésta tiene el tono de lo infinito alrededor de sí. ¿Acaso puede la tierra sintonizarse con las armonías del cielo? ¡Sí, sin duda alguna! Esto puede y debe ser así porque Aquél que nos enseñó esta oración no se burló de nosotros con vanas palabras. Ésta es una oración valerosa que sólo una Fe nacida del cielo puede pronunciar. Aunque ésta no es hija del atrevimiento, precisamente por atrevimiento nunca le extraña que la VOLUNTAD DEL SEÑOR se ejecute perfectamente.
Allá arriba nadie juega con las cosas sagradas: Se cumple con Sus mandamientos, escuchando la voz de Su palabra. ¡Que la VOLUNTAD DE DIOS sea no sólo predicada y cantada abajo sino que realmente sea hecha aquí como lo es en los cielos! ¡Amen!
Padre, cualquiera sea lo que Tu voluntad pudiera costarme en este instante, en este día de hoy, en el transcurso de mi pequeñita vida; esto será muchísimo menos que lo que ésta le costó a Tu Hijo. ¡Que se cumpla tu voluntad! ¡Amen!
Amado, amada, que me escuchas: Si este mensaje (traducido a la lengua castellana y proveniente de un inspirado hermano en Cristo Jesús que ahora mora con el Señor) te ha sido de edificación y deseas leer otros de la misma cosecha, te ruego entonces que abras los vínculos siguientes:
* 01 ORACIÓN, divino tesoro - ¡LLAMA A LA PUERTA!
* 02 ORACIÓN, divino tesoro - ¡NO TE PREOCUPES!
* 03 ORACIÓN, divino tesoro – ADOPCIÓN: EL ESPÍRITU y EL GRITO
* 04 ORACIÓN, divino tesoro – ORACIÓN EFICAZ
* 05 ORACIÓN, divino tesoro – ORANDO EN EL ESPÍRITU
* 06 ORACIÓN, divino tesoro – ORACIÓN VERDADERA, ¡VERDADERO PODER!
* 07 ORACIÓN, divino tesoro – INCESANTE ORACIÓN