Hay personas que deberìan aplicarse a sì mismos lo que escriben; pues suelen achacar lo que hacen èllos, y otros como èllos, a los demàs.
Por ej., el querer comparar a los Testigos cristianos de Jehovà con la Iglesia Catòlica romana es como querer comparar la luz con la oscuridad, la verdad con la mentira, el Dios vivo con objetos "sagrados" (ìdolos) sin vida, fabricados por manos humanas (Hechos 17:16,24-31; 2ªCorintios 6:14-18).
Asì pues, la Iglesia catòlica romana tendrìan que hacer muchos cambios, primero, tendrìan que reconocer su terrible pasado de derramamiento de sangre inocente en guerras promovidas, en muchos casos, por la alta jerarquìa eclesiàstica, tendrìan que reconocer la corrupciòn espiritual y moral que les han caracterizado desde que se formaron hace màs de 1600 años, cuando se unieron Iglesia y Estado, en los siglos IV/V; en definitiva, tendrìan que dar un giro de 180 grados y hacer muchos cambios para amoldarse a la Palabra de Dios, muchos màs cambios que ha tenido que hacer la "Watchtower" (representante legal de los Testigos cristianos de Jehovà), a travès de los años, desde que Russel, hace màs de 100 años, asociado entonces con los adventistas, empezase a estudiar e investigar la Biblia, cuando aùn no sabìa muchas de las enseñanzas halladas en las Santas Escrituras, las cuales son ùtiles, ademàs de para enseñar, para corregir, para rectificar, en caso necesario, para disciplinar en justicia, y para que el hombre de Dios estè completamente equipado para toda buena obra (2ªTimoteo 3:15-17). Y èso es lo que han hecho la "Watchtower", han rectificado, en aquèllo en que estaban equivocados, para adaptarse a la Biblia, de forma que hoy dìa, tienen sus enseñanzas en conformidad con las principales enseñanzas de la Biblia; como por ej., cuando no hacen el servicio militar, ni se asocian, con fines polìticos o militares, con ninguna organizaciòn u organismo de ningùn paìs (Mateo 22:37-40; Juan 17:14-19; 18:36).
Y si las Santas Escrituras han llegado hasta nosotros, no es porque alguna persona en concreto se lo haya propuesto, sino que es Dios mismo quien se propuso que su Palabra llegase hasta nosotros, tal y como Èl quiso, independientemente de si usò a los judìos, a finales del siglo primero cuando ya no eran su pueblo, para recopilar el "Antiguo Testamento", o de si usò a los llamados cristianos, influeciados ya por la apostasìa, en el siglo IV, para recopilar el "Nuevo Testamento", aunque los cristianos del segundo y tercer siglo ya solìan usar esos escritos inspirados por Dios. Y una de las mayores garantìas que tenemos hoy dìa de que la Biblia es Palabra inspirada de Dios, es su armonìa y coherencia desde Gènesis hasta Apocalipsis, sin contradicciones, especialmente en las principales enseñanzas de la Biblia. Por tanto, si algùn libro, doctrina o tradicciòn, contradice las principales enseñanzas de la Biblia, NO procede de Dios, ya que Èl no se puede contradecir (Marcos 7:7,8,13). Asì que, a pesar de que hace algùn tiempo, la mayor parte del clero catòlico romano, intentò ocultar las enseñanzas y Leyes de las Santas Escrituras, no obstante, a su debido tiempo, Dios sacò a la luz lo que estaba escondido, pues, como dijo Jesucristo, no hay nada oculto que no salga a la luz, ya sea bueno o malo (Lucas 8:17). Asì pues, para Dios vaya la gloria de que podamos hoy dìa conocer su Palabra, sus Leyes, su sabidurìa y sus propòsitos para la humanidad (1ªCorintios 10:31).