Re: Adventistas y El Juicio Investigador 1844
Aunque la Biblia nunca enseña un Juicio Investigador como lo describe la Sra. White, sí describe un juicio antes del advenimiento. El primer ángel de Apocalipsis 14 anuncia que la hora de su juicio es venida (Apoc. 14: 6). En el cielo, un Juez se sienta y los libros se abren (Dan. 7:10) y tiene lugar un juicio. ¿Cuál es el propósito de este juicio? La Biblia es muy específica:
Pero se sentará el Juez, y le quitarán su dominio [el poder del cuerno pequeño] para que sea destruído y arruinado hasta el fin. Dan. 7:26.
Los impíos son pesados en la balanza del tribunal del cielo y son encontrados faltos. El propósito del juicio es mostrar que los impíos han llenado la copa de la ira de Dios, y que Dios está justificado al traer el castigo sobre ellos, quitándoles su dominio y dándoselo a los santos (Dan. 7:27). El castigo de los impíos está claramente indicado en el mensaje del tercer ángel:
Él también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su ira, y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y del Cordero. Apoc. 14: 10.
La verdad es que no hay nada ni en Daniel 7 ni en Apocalipsis 14 que describa un Juicio Investigador de los justos. El único juicio que se describe en estos pasajes es el juicio de Dios sobre los impíos. Éste es el propósito del juicio antes del advenimiento. El tribunal celestial encuentra que los impíos no son aptos para gobernar la tierra, y su reino les es quitado y son atormentados con fuego y azufre.
La Verdad del Evangelio
Jesús, como nuestro sustituto, fue juzgado en nuestro lugar en la cruz. Él pagó el precio de todos los pecados en todos los tiempos. Su justicia ha sido acreditada a nuestra cuenta. La buena nueva del juicio es que todos los que creen y confían en la vida, la muerte, y la resurrección de Cristo pueden decir con seguridad: "¡He sido absuelto!" Ya hemos sido juzgados en Cristo. Los que rechazan el evangelio, se juzgan a sí mismos indignos de la vida eterna. Los que aceptan el evangelio han pasado de muerte a vida y no vendrán a condenación. (Juan 5: 24).
Aunque la Biblia nunca enseña un Juicio Investigador como lo describe la Sra. White, sí describe un juicio antes del advenimiento. El primer ángel de Apocalipsis 14 anuncia que la hora de su juicio es venida (Apoc. 14: 6). En el cielo, un Juez se sienta y los libros se abren (Dan. 7:10) y tiene lugar un juicio. ¿Cuál es el propósito de este juicio? La Biblia es muy específica:
Pero se sentará el Juez, y le quitarán su dominio [el poder del cuerno pequeño] para que sea destruído y arruinado hasta el fin. Dan. 7:26.
Los impíos son pesados en la balanza del tribunal del cielo y son encontrados faltos. El propósito del juicio es mostrar que los impíos han llenado la copa de la ira de Dios, y que Dios está justificado al traer el castigo sobre ellos, quitándoles su dominio y dándoselo a los santos (Dan. 7:27). El castigo de los impíos está claramente indicado en el mensaje del tercer ángel:
Él también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su ira, y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y del Cordero. Apoc. 14: 10.
La verdad es que no hay nada ni en Daniel 7 ni en Apocalipsis 14 que describa un Juicio Investigador de los justos. El único juicio que se describe en estos pasajes es el juicio de Dios sobre los impíos. Éste es el propósito del juicio antes del advenimiento. El tribunal celestial encuentra que los impíos no son aptos para gobernar la tierra, y su reino les es quitado y son atormentados con fuego y azufre.
La Verdad del Evangelio
Jesús, como nuestro sustituto, fue juzgado en nuestro lugar en la cruz. Él pagó el precio de todos los pecados en todos los tiempos. Su justicia ha sido acreditada a nuestra cuenta. La buena nueva del juicio es que todos los que creen y confían en la vida, la muerte, y la resurrección de Cristo pueden decir con seguridad: "¡He sido absuelto!" Ya hemos sido juzgados en Cristo. Los que rechazan el evangelio, se juzgan a sí mismos indignos de la vida eterna. Los que aceptan el evangelio han pasado de muerte a vida y no vendrán a condenación. (Juan 5: 24).