Re: Adventistas y El Juicio Investigador 1844
La Doctrina Adventista del Juicio Investigador
(1era. Parte)
Por: Dr. Mario Veloso
Introducción
En nuestro desarrollo de este tema necesitamos seguir un esquema muy claro, pues la menor confusión podría conducimos a oscurecer la totalidad de lo que queremos presentar, lo cual podría arrastramos a algunos de los tantos errores que suelen someterse al tratar un tema como éste.
Por lo tanto, esta introducción tiene dos partes bien definidas: la primera se ocupa de darnos cuatro datos previos, indispensables para el desarrollo del tema, y la segunda nos ofrece el bosquejo del mismo, luego de plantear el problema sobre el cual queremos trabajar en esta exposición.
Datos previos indispensables
No se puede desarrollar el tema sin que, primero, definamos lo que entendemos por "juicio investigador", luego indiquemos la necesidad de conocerlo, después su importancia y por último la fecha cuando se realiza.
1. Definición. La definición que damos a continuación la extraemos de la SDA Enciclopedia: "Es un término adventista para la fase preliminar del gran juicio final, por el cual Dios intervendrá en los asuntos humanos para terminar con el reinado del pecado e inaugurar el eterno reino de justicia de Cristo".
Esta definición no quedaría completa si no decimos en qué consiste y cuál es el propósito del juicio investigador. "Consiste en un examen de los registros de la vida de los que alguna vez han profesado aceptar la salvación en Cristo y que por lo tanto sus nombres han sido inscriptos en el 'libro de la vida del Cordero'".
Su propósito es verificar si éstos están en condiciones de ser ciudadanos del eterno reino de Dios.
2. La necesidad de conocer el juicio investigador. Esta necesidad está claramente expresada en el siguiente párrafo: "El pueblo de Dios debería comprender claramente el asunto del Santuario y del juicio investigador. Todos necesitan conocer por sí mismos el ministerio y la obra de su gran Sumo Sacerdote. De otro modo, les será imposible ejercitar la fe tan esencial en nuestros tiempos, o desempeñar el puesto al que Dios los llama".
Las dos primeras declaraciones del párrafo citado no son más que dos formas de decir lo mismo. Destacamos la fuerza enfática de los verbos utilizados: "debería" y "necesitan". Es un deber y una necesidad conocer el juicio investigador o el ministerio y la obra de nuestro gran Sumo Sacerdote. Es una necesidad y un deber porque este conocimiento es uno de los pilares fundamentales de la vida del cristiano verdadero. Uno está vinculado a su relación personal con Dios: la capacidad de ejercer fe en él cuando todo parece oponerse a la fe; y el otro está vinculado a su relación con el prójimo ya que "el puesto al cual Dios nos llama" estará siempre relacionado con, la salvación de nuestros prójimos por ser éste el supremo interés de Dios sobre la tierra.
El ser mismo del cristiano es un ser de fe y de acción que se fundamenta en Dios. La acción es acción evangélica de proclamación, contenido vivo del Evangelio: Cristo Jesús. Todo lo que un cristiano es depende de su relación por la fe con Cristo y con la misión dada por Cristo. Si tanto la fe como el cumplimiento de la misión son afectados por el conocimiento del juicio investigador, este conocimiento ciertamente se convierte en una necesidad y un deber cristiano en esta hora de crisis en la que nos toca vivir.
3. Importancia del juicio investigador. Sólo un breve párrafo de El Conflicto de los Siglos nos aclarará la tremenda importancia de esta parte de la obra de Cristo: "La intercesión de Cristo por el hombre en el santuario celestial es tan esencial para el plan de la salvación como lo fue su muerte en la cruz".
El resto del párrafo dice lo siguiente: "Con su muerte dio principio a aquella obra para cuya conclusión ascendió al cielo después de su resurrección. Por la fe debemos entrar velo adentro, 'donde entró por nosotros como precursor Jesús' (Hebreos 6: 20). Allí se refleja la luz de la cruz del Calvario; y allí podemos obtener una comprensión más clara de los misterios de la redención. La salvación del hombre se cumple a un precio infinito para el cielo; el sacrificio hecho corresponde a las más amplias exigencias de la ley de Dios quebrantada. Jesús abrió el camino que lleva al trono del Padre, y por su mediación pueden ser presentados ante Dios los deseos sinceros de todos los que a él se allegan con fe".
4. Fecha del juicio Investigador. No nos corresponde aquí analizar todos los detalles en cuanto a la fecha del juicio investigador, sino simplemente declarar que se realiza en el tiempo que media entre 1844 y la segunda venida de Cristo.
Problemas a estudiar y bosquejos de su desarrollo
El propósito de nuestro estudio es simplemente determinar la obra que Cristo está cumpliendo en el juicio investigador, a quiénes y cómo les afecta. Para lograr este objetivo analizaremos primero los servicios del Santuario y el juicio investigador, luego la obra de Cristo desde su ascensión y daremos finalmente una síntesis de lo que la Iglesia Adventista cree acerca del juicio investigador.
LOS SERVICIOS DEL SANTUARIO Y EL JUICIO INVESTIGADOR
La doctrina del juicio investigador está relacionada con la doctrina del Santuario, por lo tanto no podemos estudiar el juicio investigador sin considerar primero el ministerio del Santuario.
En el ministerio del Santuario había dos servicios y tres clases de ofrendas relacionadas con ellos. Uno era el servicio diario. Se realizaba en el atrio y en el Lugar Santo cada día del año (Hebreos 9:6). Se presentaban los sacrificios de la mañana y de la tarde -el continuo- y los sacrificios que los pecadores presentaban como ofrenda por sus pecados individuales. El segundo era el servicio anual, realizado en el Lugar Santísimo una vez al año (Hebreos 9:7), cuando se presentaban ofrendas de sacrificios especiales. Este recibía el nombre de día de la expiación.
Los sacrificios
Era la actividad más importante que se realizaba en el Santuario. Fueron el "elemento dominante de la religión hebrea" desde "los tiempos más antiguos hasta la destrucción del segundo templo en el año 70 DC".
1. El continuo (Tamid) sacrificio. Este sacrificio consistía en un animal (cordero) que se ofrecía entero junto con una ofrenda de cereal y una libación (Cf. Éxodo 29:38-42; Levítico 6:13; 24:3, 4, 8; Números 28:3, 6; 1 Reyes 18: 29-36; 2 Reyes 25:29, 30; 2 Crónicas 2:3; 24:14; Esdras 3:5; 9: 4; Ezequiel 39:14; 46:13-15). Su nombre en hebreo, Tamid, significa continuidad, perpetuidad; es decir que debía ser hecho continuamente. Por lo tanto, cada día del año, en la mañana y en la tarde, se ofrecían estos sacrificios que eran para beneficio de todo el pueblo. Así se proveía expiación para todos. Dondequiera que un israelita viviera, podía levantar su corazón a Dios, dirigir su rostro a Jerusalén, confesar sus pecados y apoderarse de la gratuita provisión de esta expiación (1 Reyes 8:37, 39, 44, 45, 48, 49).
2. Ofrendas individuales. Los individuos también ofrecían sus propios sacrificios a medida que la oportunidad lo hacía posible. Estos eran una expresión de su gratitud, de su fe y de su aceptación de la provisión divina hecha para salvarlos del pecado. No todas las ofrendas de esta clase eran sacrificios de animales (las primicias, por ejemplo), pero sí lo eran las ofrendas expiatorias -pues "sin derramamiento de sangre no se hace remisión" (Hebreos 9:22)como la ofrenda por el pecado y la ofrenda por la culpa (Éxodo 29:10, 19; Levítico 1:4; 3:2, 8, 13; 4:4, 24, 29, 33; 16:21; 24:14; Números 27:18; Levítico 5:16, 19; 7:1-7, 14; Números 5:7, 8; 6: 12;18:9; 2 Reyes 12: 17; Esdras 10: 19).
3. Ofrendas especiales del día de la expiación. Este día, llamado en hebreo lom Cafarim, significa día de protección, día de expiación, día de refugio. La expiación es, entonces, "refugio por medio de representación". Un refugio siempre implica la existencia de un peligro: en este caso el peligro era ser "cortado de su pueblo" (Levítico 23:19). El refugio provisto no era un lugar dónde protegerse sino un sustituto, un representante: el sacrificio ofrecido. Tres eran las ceremonias principales del ritual del día de la expiación: En primer lugar estaban los sacrificios que el sumo sacerdote ofrecía por sí mismo y por su casa. En segundo lugar se ofrecía el sacrificio más importante de toda la ceremonia, es decir, el macho cabrío para Jehová, que proveía la sangre expiatoria o purificadora. Y en tercer lugar venía la ceremonia sobre el macho cabrío para Azazel, cuya sangre no era derramada pues había solamente una sangre expiatoria, la del macho cabrío para Jehová. Los ritos de este día, el único día de ayuno prescripto en la ley mosaica, están registrados en Levítico 16, completado por los relatos de Levítico 23: 26-32 y Números 29: 7-11.
Registro de los pecados
¿Cómo se producía la contaminación del pecado? Un estudio cuidadoso de todo el sistema de sacrificios del Santuario muestra claramente que había un registro de pecados. Este registro se producía por transferencia: el pecado se transfería del pecador culpable a la víctima que era sacrificada, luego al sacerdote que comía la carne y por último al altar y al Santuario donde la sangre era derramada y asperjada.
En Jeremías 17: 1 se lee: "El pecado de Judá escrito está... en los cuernos de sus altares". En Levítico 10:17, reprendiendo a Eleazar e ltamar por no haber comido la carne del sacrificio, Moisés dice: "¿Por qué no comisteis la expiación en lugar santo? Pues es muy santa y la dio él a vosotros para llevar la iniquidad de la congregación para que sean reconciliados delante de Jehová". (La cursiva es nuestra.) También en Levítico 4:17 leemos: "Mojará el sacerdote su dedo en la misma sangre y rociará siete veces delante de Jehová hacia el velo". "Con esta ceremonia y en un sentido simbólico, el pecado era trasladado al Santuario por medio de la sangre".
La obra del sacrificio diario era una obra de reconciliación en favor del hombre pecador. Su pecado era perdonado. El transgresor era librado de su iniquidad pero quedaba un sangriento registro del pecado en el Santuario. En este sentido el sacrificio diario cumplía una función doble: era un sustituto que obtenía el perdón para el pecador y un medio para registrar el pecado en el Santuario. El perdón del pecado no elimina la obra del juicio final, sino que garantiza la liberación del pecador, por cuanto el registro de ese pecado se ha hecho por la sangre del sustituto que, por el acto del sacrificio, se ha transformado en el auténtico poseedor de la culpa.
En el Santuario celestial, el "verdadero tabernáculo" (Hebreos 8:2), del cual el Santuario terrenal era sólo una "figura y sombra" (Hebreos 8:5), también se guardan registros de la conducta de los hombres. Tanto Daniel como Juan -en sus descripciones del juicio- nos hablan de una escena en la que "los libros fueron abiertos" (Daniel 7:10; Apocalipsis 20:12). Estos libros no son códigos de leyes, sino registros de conducta.
La Sagrada Escritura nos habla de dos libros, o clases de libros: el libro de la vida (Éxodo 32:32; Salmo 69: 28; Éxodo 32:33; Lucas 10:20; Filipenses 4:3; Hebreos 12:13; Apocalipsis 3:5; 20:12, 15) y el libro de memorias (Malaquías 3:16, 17). En el libro de la vida se registran "los nombres de todos los que entraron alguna vez en el servicio de Dios". En el libro de memorias, las obras buenas y también las malas. Sobre el registro de buenas obras, Elena G. de White dice: "Quedan consignadas las buenas obras de los 'que temen a Jehová'... En el libro de memoria de Dios, todo acto de justicia está inmortalizado. Toda tentación resistida, todo pecado vencido, toda palabra de tierna compasión, están fielmente consignados, y apuntados también todo acto de sacrificio, todo padecimiento y todo pesar sufridos por causa de Cristo". 10 Acerca del registro de las obras malas afirma: "Los pecados que no hayan inspirado arrepentimiento y que no hayan sido abandonados, no serán perdonados ni borrados de los libros de memoria, sino que permanecerán como testimonio contra el pecador en el día de Dios"." Hay varios textos bíblicos que aluden a un registro de los pecados de los hombres. (Véanse, por ejemplo, Eclesiastés 12:14; Mateo 12:36, 37; 1 Corintios 4: 5; Isaías 65: 6, 7).
Queda claro, entonces, que el servicio diario expiaba el pecado y lo registraba en el Tabernáculo hasta el día de la expiación, cuando se limpiaba todo el pecado acumulado allí durante todo el año.
Limpieza de los registros
"Con el traslado de los pecados de Israel al Santuario, los lugares santos quedaban manchados, y se hacía necesaria una obra especial para quitar de allí los pecados". Dios había ordenado que se hiciera limpieza de cada una de las partes del sagrado Santuario, lo mismo que del altar. "Lo limpiará, y lo santificará de las inmundicias de los hijos de Israel" (Levítico 16:19; 16).
El objetivo de la ceremonia principal del día de la expiación era limpiar los registros del pecado de Israel que se habían acumulado durante todo el año. Para ello, el sumo sacerdote entraba al Lugar Santísimo con la sangre del macho cabrío de Jehová. Sin embargo, no era únicamente limpieza y juicio lo que se hacía en el Santuario durante el día de la expiación, pues el sacrificio continuo no cesaba en este día, con lo cual se indicaba que la salvación del pecador por medio de la administración del perdón continuaba.
La sangre del macho cabrío de Jehová era para beneficio del pueblo (Hebreos 7:27; Levítico 16:30, 33) y para expiación "por todos los pecados de Israel" (Levítico 16:34). Esa misma sangre limpiaba el Lugar Santísimo, el Lugar Santo, el altar y todo el Tabernáculo.
Cuando la expiación por el pueblo y la limpieza del Santuario se habían realizado, y cuando todos los que querían ser reconciliados ya habían sido reconciliados, entonces, y sólo entonces, entraba en escena el macho cabrío para Azazel (Levítico 16:20). El sumo sacerdote colocaba sobre él los pecados acumulados en el Santuario y luego, por mano de un hombre, el macho cabrío era enviado al desierto para que muriera (Levítico 16: 21, 22). Este macho cabrío no era sacrificado, pues no era él la expiación por el pecado, sino que era condenado a una muerte de hambre y sed en el desierto.
El macho cabrío para Azazel era símbolo de Satanás. Por esto no podía ser sacrificado por el pecado siendo que solamente Cristo es la propiciación por nuestros pecados" (1 Juan 2:2; 4:10).
Cristo es Sumo Sacerdote en el Santuario celestial (Hebreos 8:1, 2). Allí administra los méritos de su sacrificio a los pecadores arrepentidos (Hebreos 9:12-15). El Santuario celestial también necesita ser purificado como lo era el Santuario terrenal, figura de aquél. Hebreos 9:23 dice que "las cosas celestiales mismas" serían purificadas "con mejores sacrificios". Daniel profetizó diciendo: "El Santuario será purificado" (Daniel 8:14). El registro del pecado que Dios tiene en el cielo parece ser lo que da impureza al Santuario celestial.
Dado que el día de la expiación del Santuario terrenal era un servicio de limpieza de los registros del pecado de todo el año y de todo el pueblo de Dios, el día de la expiación final o juicio investigador tiene que estar relacionado con una obra semejante. Con esta conclusión estamos listos para entrar a nuestro siguiente punto.
LA OBRA DE CRISTO DESDE SU ASCENSIÓN
La obra de Cristo desde su ascensión comprende dos actividades que corresponden a dos períodos definidos: el primero va desde su ascensión hasta 1844 y el segundo, desde 1844 hasta su segunda venida en gloria. La idea de dos actividades distintas en la obra de Cristo desde su ascensión queda claramente expresada en el siguiente párrafo:
"Después de su ascensión, nuestro Salvador iba a principiar su obra como Sumo Sacerdote... Como el ministerio de Cristo iba a consistir en dos grandes divisiones, ocupando cada una su período de tiempo y teniendo un sitio distinto en el Santuario celestial, asimismo el culto simbólico consistía en el servicio diario y el anual, y a cada uno de ellos se dedicaba una sección del Tabernáculo".
http://www.mensajesdeesperanza.net/Santuario/JuicoInvetig..html